Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Preguntas y Respuestas

Miscelánea

¿Qué se siente cuando se es aprobado por Dios y cómo se sabe?

 
Versión: 07-06-13

 

 

Carlos Aracil Orts

1. Introducción*

Estimada hermana, me alegra su consulta, y me gusta que se dirija a mí por mi nombre. Siempre es agradable que nos llamen con nuestro nombre, pues suena muy bien a nuestros oídos.

"Buenos días Carlos: permítame decirle Carlos. Soy una mujer espiritual y algunas veces hasta muy religiosa, pero nunca me he podido sentir satisfecha de mi relación con Dios. […] Dígame por favor que siente uno cuando es aprobado por Dios y cómo lo sabe. Quiero confiar en Dios y aumentar mi fe, pero necesito que esto sea real porque no quiero vivir más una vida en la que hay un vacío el cual yo sé que es  de Dios y sólo él lo puede llenar y lo demás de la vida será por añadidura. Gracias por su respuesta y atención".

Además, le agradezco que me haya escrito, y la confianza que me demuestra al consultarme. Y también doy gracias a Dios por haberme dado el gran privilegio de poder ayudar a muchos de sus hijos que sinceramente le buscan. Esta es mi misión, y la de todo verdadero discípulo de Cristo, la de encauzar las almas a la paz con Dios; pues así lo declara el gran apóstol Pablo: “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; (19) que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.  (20)  Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.  (21)  Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:18-21). Pero mejor, lea estos mismos textos en un contexto más amplio para entenderlos bien. Si algo no entiende bien, con toda libertad pregúnteme.

2 Corintios 5:14-21: Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;  (15)  y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.  (16)  De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.  (17)  De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.  (18)  Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;  (19)  que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.  (20)  Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.  (21)  Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

2. “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación” (2 Corintios 5:19).

Apreciada hermana, Dios le ama (Juan 3:16; Romanos 5:8), y no hay pecado por grave que sea que Dios no quiera perdonar por medio de Su Hijo, excepto el pecado o blasfemia contra el Espíritu Santo (Marcos 3:29). Y este pecado imperdonable no es otra cosa que el endurecimiento total de la conciencia, el rechazo total del Espíritu Santo.

Juan 3:16-21: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.  (17)  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.  (18)  El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.  (19)  Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.  (20)  Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.  (21)  Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Romanos 5:6-11: Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.  (7)  Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.  (8)  Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.  (9)  Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.  (10)  Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.  (11)  Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

Medite en todos estos textos, pero especialmente en el registrado en 2ª Corintios 5:21, que he subrayado arriba, y relaciónelo con los de Juan 3:16-21 y Romanos 5:6-11. Ahí tenemos el corazón del Evangelio. En el mismo, el apóstol Pablo nos dice que Dios “hizo pecado [a Cristo], para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” [Cristo]. Eso quiere decir simplemente que Cristo carga sobre sí mismo los pecados de todos nosotros y asume la penalidad de nuestro pecado, que es la muerte. Cuando esto lo aceptamos por fe, Él nos reviste de su justicia, con lo cual somos salvos, agradables y aceptos a Dios.

De esa manera, Dios puede perdonar todos nuestros pecados pasados y futuros, porque Cristo toma nuestro lugar y recibe la muerte que nos hubiera correspondido por nuestros pecados, y la ley se cumple en Cristo, que muere por el pecador (Romanos 6:23). Así, Él es justo pero al mismo tiempo misericordioso (Salmo 11:5-7; 33:4-5; 85: 10-11). A eso se le llama “justificación” y nos da derecho a la vida eterna, porque nos libera de todo pecado, y “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.  (2)  Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1-2). 

Y esto de forma gratuita, es decir, nada se nos pide a cambio, es un don de la gracia de Dios, que se nos concede solo por confiar y creer en lo que Él promete. El único medio y condición para ello es la fe: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24; Efesios 2:8-9). 

Romanos 6:22-23: Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.  (23)  Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Efesios 2:8-9: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;  (9)  no por obras, para que nadie se gloríe.

3. ¿Qué se siente cuando uno es aprobado por Dios y cómo se sabe?

Lo primero no es el sentimiento sino el pensamiento, la convicción profunda de que Dios nos ha perdonado por medio del sacrificio de Su Hijo.

En su escrito usted se refiere mucho a los sentimientos, pero eso no es tan importante. Cuando usted no dude de las promesas de Dios sentirá la paz en su corazón (Romanos 5:1).

Romanos 5:1: Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;

Romanos 1:16-17: Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. (17) Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

Dios nos pide una sola cosa: fe en Él y en sus promesas de salvación por medio de Su Hijo (Juan 3:16; Hebreos 1:1,2; etc.). Dios nos amó primero (1ª Juan 4:19); Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

[…] pero nunca me he podido sentir satisfecha de mi relación con Dios. Estuve vinculada con los testigos de Jehová, pero me retiré a voluntad porque realmente no sentía que podía representar el nombre de Dios porque pequé.
[…] yo de verdad necesito su ayuda para poder tener una verdadera relación con Dios en la que me pueda sentir aprobada por él, yo sé que usted puede ser un intermediario pues al conocer algo de su vida me da confianza para acudir a usted. Dígame por favor que siente uno cuando es aprobado por Dios y cómo lo sabe. Quiero confiar en Dios y aumentar mi fe, pero necesito que esto sea real porque no quiero vivir más una vida en la que hay un vacío el cual yo sé que es  de Dios y sólo él lo puede llenar y lo demás de la vida será por añadidura.

Para que usted se “sienta” aprobada por Dios debe hacer una sola cosa. ¿Se acuerda usted del carcelero de Filipos, que custodiaba a San Pablo y Silas, los cuales fueron soltados de sus cadenas milagrosamente, y que pudiendo huir de la cárcel no lo hicieron? Lea la historia en Hechos 16:11-40. Pues bien el carcelero preguntó “¿qué debo hacer para ser salvo?” Y la respuesta no pudo ser más sencilla: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:30-34).

Hechos 16:30-34: y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?  (31)  Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.  (32)  Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.  (33)  Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos.  (34)  Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.

Creer en el Señor Jesucristo significa que usted reconoce que ha pecado, que es pecadora, que se arrepiente de ser así, pero que desea cambiar; y es consciente que no puede hacer nada en absoluto para remediar esa situación, excepto creer a Dios, para que, por medio de Jesús, no solo le sean perdonados todos los pecados, sino que, además, le sea dada una nueva naturaleza para que si usted quiere, mientras permanezca unida a Cristo, no peque más (Juan 15; 1ª Juan 1:5-10; 2:1-4). A esto se le llama la “regeneración” (Tito 3:5-7) o “el nuevo nacimiento” “de agua y del Espíritu”, del que habló Cristo a Nicodemo, sin el cual nadie puede entrar en el Reino de Dios (Juan 3:5).

Juan 3:5-6: Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.  (6)  Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,[a] espíritu es.

Tito 3:4-8:  Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,  (5)  nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,  (6)  el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,  (7)  para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.  (8)  Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.

Usted, querida hermana, quizá se pregunte muchas cosas, pero no se preocupe, poco a poco el Espíritu Santo la irá llevando a toda la verdad. Pero ¿qué medio utiliza el Espíritu Santo para ello? Solamente la Palabra de Dios (Juan 5:39; 17:17; 2 Timoteo 3:14-17; Santiago 1:18; 1 Pedro 1:22-25).

Juan 5:39: Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;

Juan 17:17: Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

2 Timoteo 3:14-17: Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido;  (15)  y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.  (16)  Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,  (17)  a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

Santiago 1:18: El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

1 Pedro 1:22-25: Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;  (23)  siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.  (24)  Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae;  (25)  Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.

No me gustaría abrumarla con muchos textos, pero la fe viene solo por la Palabra de Dios, y esa fe fuerte, inquebrantable, en que Dios no miente y que, por tanto, sus promesas son ciertas y se cumplen absolutamente (Hebreos 6:13-20) es lo único que da la seguridad en la salvación, y nos hace experimentar la paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1). Por favor, lea reflexivamente los siguientes textos:

Romanos 10:8-17:  Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:  (9)  que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.  (10)  Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.  (11)  Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.  (12)  Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;  (13)  porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.  (14)  ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?  (15)  ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!  (16)  Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?  (17)  Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

4. Conclusión

Finalmente, usted me pregunta:

“Dígame por favor que siente uno cuando es aprobado por Dios y cómo lo sabe”.

Sencillamente, me siento en paz con Dios y con mis semejantes, y experimento en mi vida los frutos del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-25), como todo cristiano que se toma en serio la Palabra de Dios y la obedece.  La salvación es un hecho indudable en mi vida, pues Dios me ha “librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”. (Colosenses 1:13-14; Efesios 1:11-14). Pues, “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,  (12)  a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.  (13)  En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,  (14)  que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria” (Efesios 1:11-14)

Los cristianos somos movidos, principalmente, por principios. Nuestro fundamento es la fe en Jesús como nuestro Salvador, el que ha entregado Su vida por nosotros, pagando nuestra deuda con su sangre en la cruz. A partir de ahí, debemos ser guiados por el Espíritu Santo, y dar los frutos del Espíritu, como declara el apóstol Pablo a los Gálatas:

Gálatas 5:22-25: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  (23)  mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.  (24)  Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.  (25)  Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.

Para los cristianos el amor no solo es un sentimiento sino un principio de vida, que debe regular todas nuestras relaciones con nuestros semejantes y con Dios. Los cristianos, obtenemos una paz con Dios de forma permanente, cuando por la fe en Cristo aceptamos la salvación –perdón de todos nuestros pecados–, es decir, somos justificados o declarados justos ante Dios, no por nuestras buenas obras sino solo por la fe (Efesios 2:8,9). Lea y medite, por favor en los siguientes textos.

Romanos 4:22-25: por lo cual también su fe [la de nuestro padre Abraham, y con él, la de cada creyente] le fue contada por justicia.  (23)  Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada,  (24)  sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro,  (25)  el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Romanos 5:1-6: Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;  (2)  por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.  (3)  Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;  (4)  y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;  (5)  y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.  (6)  Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.

Una religión como la de los testigos de Jehová, que no solo ha manipulado y falseado la Biblia sino que ha tergiversado su verdadera interpretación, no puede dar nunca la paz con Dios y con nuestros semejantes, porque no presenta el verdadero Evangelio de la Gracia de Dios, el único Evangelio que da la seguridad de la salvación en Cristo.

La religión de los testigos de Jehová acumula errores garrafales, como, por ejemplo, el entender que Dios, cuando prohibió comer la carne de los animales con su sangre (Lev, prohibió también las transfusiones de sangre humana entre seres humanos.

Génesis 9:2-4: El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.  (3)  Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo.  (4)  Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.

Levítico 19:26: No comeréis cosa alguna con sangre. No seréis agoreros, ni adivinos.

Levítico 3:17: Estatuto perpetuo será por vuestras edades, dondequiera que habitéis, que ninguna grosura ni ninguna sangre comeréis.

En este texto, además, se prohíbe la grasa de la carne, lo que es una profilaxis magnifica para evitar el exceso de colesterol en sangre.

Levítico 7:26-27: Además, ninguna sangre comeréis en ningún lugar en donde habitéis, ni de aves ni de bestias.  (27)  Cualquiera persona que comiere de alguna sangre, la tal persona será cortada de entre su pueblo.

Levítico 17:10-11: Si cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo. (11)  Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.

Notemos que aquí además del motivo de respeto por estar “la vida de la carne en la sangre” se añade otra importante razón de naturaleza ritual, porque la sangre se usaba para hacer “expiación de la persona” (Levítico 17:10-16).

Levítico 17:10-16: (12)  Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre. (13) Y cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, que cazare animal o ave que sea de comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra.  (14)  Porque la vida de toda carne es su sangre; por tanto, he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la comiere será cortado.  (15) Y cualquier persona, así de los naturales como de los extranjeros, que comiere animal mortecino o despedazado por fiera, lavará sus vestidos y a sí misma se lavará con agua, y será inmunda hasta la noche; entonces será limpia.  (16)  Y si no los lavare, ni lavare su cuerpo, llevará su iniquidad.

En los textos anteriores se vuelve a insistir en la misma prohibición de comer la sangre indicando la misma razón que en otros pasajes citados más arriba. Pero además se dan indicaciones para los animales o aves cazadas, e instrucciones para corregir la impureza ritual, cuando se comiere “animal mortecino o despedazado por fiera”.

Deuteronomio 12:15-27: Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición que Jehová tu Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la de gacela o de ciervo.  (16)  Solamente que sangre no comeréis; sobre la tierra la derramaréis como agua.  […](21)  Si estuviere lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios escogiere para poner allí su nombre, podrás matar de tus vacas y de tus ovejas que Jehová te hubiere dado, como te he mandado yo, y comerás en tus puertas según todo lo que deseares. […] (23) Solamente que te mantengas firme en no comer sangre; porque la sangre es la vida, y no comerás la vida juntamente con su carne.  (24)  No la comerás; en tierra la derramarás como agua.  (25)  No comerás de ella, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, cuando hicieres lo recto ante los ojos de Jehová.  (26)  Pero las cosas que hubieres consagrado, y tus votos, las tomarás, y vendrás con ellas al lugar que Jehová hubiere escogido; (27)  y ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar de Jehová tu Dios; y la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar de Jehová tu Dios, y podrás comer la carne.

Hechos 15:28-29 (RV-1960): que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

Hechos 15:29 (BL95): que no coman carne sacrificada a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales sin desangrar y que se abstengan de relaciones sexuales prohibidas. Observen estas normas dejándose guiar por el Espíritu Santo. Adiós.

Si la misma Palabra de Dios afirma que la sangre es vida, ¿cómo se puede equiparar el dar vida mediante una transfusión de sangre con el comer la sangre de animales? No tiene nada que ver, y es un absurdo tremendo.

Para ampliar sobre este tema puede leer: ¿Qué significa abstenerse de sangre y de ahogado?”

Sin embargo, siendo este error importante, es poca cosa, si lo comparamos con errores doctrinales esenciales, que no vamos a enumerar aquí, por no ser el momento ni el espacio adecuado para ello. Solo citaremos, que como todas las religiones equivocadas consideran que la salvación es una cuestión de fe y obras. La religión de los testigos de Jehová requiere obligatoriamente a sus fieles que vayan de casa en casa para que enseñen las creencias de esta religión, no ya que prediquen “la palabra de Dios”, que sería muy loable. Por tanto, según ellos la salvación provista por el sacrifico de Cristo no es suficiente sino que le añaden las buenas obras, lo que hace imperfecto e insuficiente la muerte de Cristo por el pecador.

Oigamos y obedezcamos solo a la Palabra de Dios y no lo que predican las religiones. Nótese lo que nos dicen Jesús y el apóstol Pablo:

Mateo 6:32: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Mateo 11:28-30: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.  (29)  Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;  (30)  porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Romanos 5:1-11: Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;  (2)  por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.  (3)  Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;  (4)  y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;  (5)  y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.  (6)  Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.  (7)  Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.  (8)  Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.  (9)  Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.  (10)  Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.  (11)  Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

Esperando haberle podido ser de alguna ayuda, quedo a su disposición para lo que pueda servirle.

 

Afectuosamente en Cristo.

 

 

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com

 

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com

 


Referencias bibliográficas

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

Abreviaturas frecuentemente empleadas:

AT = Antiguo Testamento

NT = Nuevo Testamento

 

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