Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts
Segunda parte

Evolución o Biblia, un dilema a resolver por el cristiano

 

Versión 31-10-08
 

Carlos Aracil Orts

 
 
Introducción1

Este estudio es mi segunda aportación al debate “Evolución versus Biblia”, que fue iniciado con la publicación en esta web del artículo de Don Javier Moreno titulado “Evolución “versus” Biblia, una disyuntiva equivocada”.

En la primera parte –“Descubriendo el verdadero rostro del evolucionismo”– abordé la problemática de la teoría de la evolución desde un punto de vista científico creacionista, incidiendo en las incongruencias y lagunas de la misma, al tiempo que preveníamos que, su amplia difusión e influencia en nuestra sociedad, podía socavar los cimientos de la fe cristiana de muchos jóvenes y adultos.

En esta segunda parte  –“ Evolución o Biblia, un dilema a resolver por el cristiano”– presentaremos los problemas que surgen cuando se intenta conciliar el pensamiento evolucionista con las claras enseñanzas de la Biblia, por cuanto ésta describe la creación por Dios de los vegetales, animales y el hombre de forma separada, y sostiene que la decadencia y muerte de los seres humanos es consecuencia de la caída de la primera pareja en el pecado, por desobedecer el mandamiento de Dios. Lo que se opone frontalmente con la hipótesis del evolucionismo, como ya hemos comprobado en la primera parte.

El presente artículo pretende demostrar que no es posible tal conciliación, y que la única opción, coherente para los cristianos, es aceptar la validez y veracidad de la Biblia en cuestiones de fe, y que por tanto, no debemos temer ni avergonzarnos que nos tachen de ingenuos e ignorantes, porque “...el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel cree;...” (Romanos 1:16,17).

¿La teoría de la evolución, tal como lo plantean los científicos, socava realmente los fundamentos de la fe cristiana?

A partir del auge, tremenda extensión e influencia, que ha ejercido la teoría de la evolución o el pensamiento evolucionista en todos los órdenes de nuestro mundo, surgen entre los cristianos dos formas distintas de enfrentarse al problema del origen y desarrollo de la vida. Por un lado, los que tratan por todos los medios de aunar o reconciliar los postulados de la ciencia con los de la Biblia, y por otro, los que aceptan sencillamente la veracidad y  literalidad del relato del libro del Génesis, porque consideran que es incompatible creer que el hombre desciende del simio, y al mismo tiempo creer en la veracidad de la palabra de Dios que dice expresamente que el hombre fue formado directamente por Él, a su imagen y semejanza, sin mediación de ningún tipo de evolución.

Desde este momento es importante que nos hagamos algunas preguntas y que intentemos responderlas:

¿Deberían los cristianos tratar de adaptar sus creencias bíblicas a los dictados de la ciencia, a fin de no contradecirla, aun cuando eso suponga negar la veracidad de la Biblia y dar más crédito a los postulados de la ciencia?

¿Es coherente que los cristianos crean que la Biblia es verdad sólo en tanto y en cuanto no esté en contradicción con el pensamiento evolucionista científico?

Puesto que la Biblia es el fundamento de la fe de los cristianos ¿Es coherente que los cristianos acepten el planteamiento del evolucionismo científico, aun cuando éste contradiga frontalmente a la Biblia?

¿Es lícito y conveniente que los cristianos renuncien a sus doctrinas y creencias que provienen de la revelación bíblica, simplemente porque estén en flagrante contradicción con el pensamiento evolucionista científico, y entonces, traten de buscar puntos de encuentro con la ciencia aun cuando eso se haga en detrimento de la verdad revelada?

¿Es Dios quien necesita de la evolución para crear o por el contrario es la ciencia o los científicos los que, al descartar la existencia de Dios, no tienen más remedio que recurrir a una teoría que es no sólo increíble sino también indemostrable?

Creemos sinceramente que este evolucionismo ataca y socava los fundamentos de la fe cristiana, porque es un ataque frontal a la veracidad de la Biblia, y, en especial, al libro del Génesis, que afirma, como todos sabemos, que Dios creó separadamente a los vegetales, animales y al hombre. Por desgracia, mucha gente ha creído más lo que dicen los científicos que lo que declara la Biblia, implicando para esas personas una indudable y consecuente pérdida total o parcial de su fe cristiana.

Ya hemos visto lo que afirma la evolución, ahora, pues, veamos lo que clara, concisa y directamente declara la Biblia:

La vida y su diversidad provienen del poder creador de Dios no del ciego, azaroso e impotente evolucionismo.

Génesis 1:20-30

Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. (21) Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. (22) Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. (23) Y fue la tarde y la mañana el día quinto."

En la Biblia “género” o “especie” no tienen el significado científico sino el sentido de  “clase”, como tipos que comprenden varias categorías. Aparte de Génesis 1, esta frase de “según su especie” aparece en varias ocasiones en Génesis 6 y 7; Levítico 11; y Deuteronomio 14. Por tanto, “según su especie” no se refiere a especies en el sentido de que puedan reproducirse entre sí, sino a la variedad o diversidad de seres vivos creados por Dios.

 (24) Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. (25) E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. (26) Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. (27) Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. (28) Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que  se mueven sobre la tierra. (29) Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. (30)  Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.”

¿Por qué Dios no pudo crear los vegetales, los animales y el hombre por separado y utilizar el día de veinticuatro horas que es una unidad de tiempo que Él mismo ha creado como idónea o adecuada para este planeta?

¿Qué razones existen para qué toda la Biblia sea inspirada por Dios excepto el libro del Génesis, salvo los argumentos que nos pueda dar la ciencia?

¿Cómo podremos sostener, mantener y defender nuestra fe cristiana si negamos la veracidad del relato del libro del Génesis y en su lugar aceptamos la teoría de la evolución?

¿Tenemos argumentos o bases para seguir creyendo en el resto de la Biblia y en que Jesús vino a salvarnos del pecado y de la muerte, o por el contrario, al no disponer de los cimientos, se desmorona todo el edificio de la fe?

Los voluntariosos esfuerzos que han hecho los cristianos, ya en el ámbito personal, o en el colectivo, mediante poderosas organizaciones como la iglesia Católica o evangélica, para intentar conciliar la evolución con la Biblia, no han dado como resultado, por lo general, rechazar la filosofía evolucionista, sino que por el contrario, lo que han conseguido es poner en entredicho la literalidad y por tanto veracidad del relato del libro del Génesis.

Esta conciliación o armonización de las hipótesis evolucionistas con la Biblia, en los últimos dos siglos, se ha realizado, dando todo el crédito a la ciencia, e introduciendo dudas en la inspiración divina de algunos libros del Antiguo Testamento. A pesar que, en los primeros siglos de la era cristiana, las iglesias cristianas estuvieron de acuerdo en la formación del canon bíblico completo, del AT y NT, más tarde “la alta crítica” ha tratado incesantemente de demostrar la no-veracidad y, por tanto, la no-inspiración de muchas partes de la misma.

Los críticos, que a veces no se atreven a afirmar claramente que la Biblia miente, o que muchos de sus relatos no son históricos, o que se contradice y por tanto no se puede creer que viene de Dios, intentan disfrazar sus opiniones incrédulas, al pretender que ciertas partes de la Biblia no deben entenderse literalmente. Para ello, unas veces, introducen dudas en cuanto a la autenticidad del texto, argumentando que no se conocen los autores, o que se trata de párrafos añadidos deliberadamente con intereses particulares.

Otras veces, simplemente, no son capaces de admitir la intervención de Dios en los asuntos terrenales, y tratan de explicar por medios naturales, lo que no puede ser más que una acción sobrenatural. En la Biblia, empezando por el Génesis y terminando en el Apocalipsis hay multitud de acciones milagrosas a las que no hay que buscarles la causa natural que las ha producido. Como por ejemplo, la creación separada de las diversas especies, vegetales, animales y al hombre, a lo que se opone frontalmente el evolucionismo. La explicación es mucho más simple, Dios no precisa del proceso evolutivo para crear sino que Él trajo a la existencia todo lo que quiso mediante la expresión de su voluntad: le bastó dar las órdenes y al instante se cumplía su deseo. Sin embargo, para creer eso hay que ejercer la fe que no tienen esos grandes pensadores críticos. La Biblia fue inspirada por Dios para que pudiese ser fuente de salvación y bendición para todo el mundo, incluyendo a las personas más sencillas y rudimentarias, que por supuesto, no poseen ninguna erudición, y tampoco necesitan saber si determinado texto es espurio o verdadero.

No existe posibilidad de entendimiento entre el concepto evolucionista y el creacionista. El primero parte de la existencia de una vida imperfecta en la que todos los organismos que la conforman, ya sean vegetales o animales, tienen una existencia limitada, porque después de un periodo de tiempo no muy largo, ineludiblemente llegan al envejecimiento, la decadencia y  la muerte. Mientras que el segundo, parte de organismos y seres totalmente acabados y diferenciados, creados directamente por Dios en toda su plenitud y perfección.

De todos los organismos creados por Dios, el hombre, ocupa en su creación, el lugar más elevado, y por ser hecho a imagen y semejanza del Creador (Génesis 1:26), tiene la máxima perfección. La primera pareja podía haber vivido eternamente en el Paraíso, si no hubiera pecado, simplemente obedeciendo la orden de Dios (Génesis 2:17). Como consecuencia de este pecado se extendió la muerte a toda la humanidad (Romanos 5:12; 1ª Corintios 15: 21)

Romanos 5: 12

“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”

Por eso fue necesario que Dios por medio de Cristo viniera a este mundo a rescatar a la humanidad perdida en Adán (Marcos 10:45; 1ª Corintios 15: 21,22).

1ª Corintios 15: 21, 22

“Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. (22) porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.”  

Por tanto, si el evolucionismo es cierto, la muerte existió desde el mismo origen de la vida, y no se introduce a la humanidad como consecuencia del pecado de Adán. El hombre no es hecho por Dios a su imagen, sino que desciende de los primates, el pecado nunca ha existido, y el hombre, aunque siempre tendrá una vida limitada y corta, evoluciona hacia algún tipo de perfección, aunque no aspire a una moralidad alta ni mucho menos a la santidad (1ª Corintios 1:2; Hebreos 12:14), a través de la supervivencia del más apto. En ese caso, el libro del Génesis, el gran apóstol Pablo y el mismo Jesucristo no cuentan más que patrañas. El Sacrificio de la muerte de Jesús sería absurdo y sin sentido. La muerte siempre existiría. La resurrección sería un cuento de hadas.

Por eso, estoy seguro, que aceptar la teoría de la evolución socava el fundamento de nuestra fe cristiana. Si Jesucristo confirmó que el Antiguo Testamento, tal y como nos ha llegado hasta nuestros días, es la Palabra de Dios, ¿Por qué hoy día se pone en entredicho al AT y se sugieren razones de que algunas partes del mismo pudieron ser de confección netamente humana, sin ninguna inspiración divina?

Las Sagradas Escrituras de Jesús fueron el Antiguo Testamento.

Lo importante para el creyente consiste, no en tratar que sus creencias coincidan con las ideas científicas, sino en no dudar de la veracidad de la Biblia. El fundamento de la fe cristiana no se sustenta en los postulados de la ciencia sino en todo el contenido de la Biblia. Si Jesucristo se basó en el AT para sus enseñanzas, lo respaldó citándolo en todo momento y testificó que era la Verdad no dudando en ningún momento que todo él contenía la auténtica Palabra de Dios (Juan 17:17) ¿Quién es el hombre para juzgar qué partes de la Biblia son verdaderas y cuáles son falsas? (Apocalipsis 22: 18,19).

La “alta crítica”, desde su comienzo ha tratado de poner en entredicho el AT, aseverando que el mismo contiene partes que son sólo cosecha de hombres, añadidas por ellos sin inspiración de Dios, y por tanto, no tienen ningún crédito. Niegan la veracidad e historicidad de los acontecimientos que el libro del Génesis relata, como son la creación separada de los vegetales, animales y el hombre, el paraíso terrenal, la caída en el pecado, el diluvio universal, el que Noé construyese un arca (como un trasatlántico), la torre de Babel, etc. Pero no termina aquí su incredulidad, sigue con el libro del Éxodo, poniendo en duda, las plagas que Dios envió sobre Egipto, el paso milagroso del pueblo de Israel por el mar Rojo, y un largo etc. que para no ser exhaustivos no continuaremos enumerando.

Todo ello se debe a que todos esos eruditos se dejan influenciar por la ciencia que no admite lo sobrenatural y divino, y les falta fe en el poder de Dios, y en que Él haya sido capaz de salvaguardar Su palabra de toda contaminación humana. ¿Qué han conseguido con ello? Que mucha gente crea que la Biblia cuenta mentiras. Jesús miente, los apóstoles de Jesús mienten. La Biblia es un cuento.
 
Sin embargo, no debemos olvidar que Jesús, sus discípulos, y en general toda la iglesia cristiana primitiva no tenía otras Sagradas Escrituras que las que conocemos hoy como el Antiguo Testamento (AT). ¿Estaban equivocados, Jesús y sus apóstoles, cuando las citaban para apoyar sus admoniciones o argumentos?

¿Afirma, acaso, San Pablo que sólo parte del AT es inspirado o que los capítulos 1 al 10 de Génesis no fueron inspirados por el Espíritu Santo?

El gran apóstol Pablo corrobora la existencia histórica de Adán y Eva

1ª Timoteo 2:13, 14

“13 Porque Adán fue formado primero, después Eva; 14 y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.”

Cuando Pablo afirma, en el verso anterior, que Adán fue formado primero y que Eva fue engañada, ¿Se está refiriendo a dos personajes que nunca existieron, y a un hecho, la caída o la transgresión que es puro invento del escritor? (Ver además: Rom. 5:14; 1 Cor. 15:22; 15:45)

¿Miente el Espíritu Santo? ¿Nos miente Dios? Veamos que dice San Pablo, refiriéndose a las únicas Escrituras que entonces tenían, es decir el AT:

2ª Timoteo 3:16-17

“16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Como se puede constatar, Toda la Escritura es inspirada por Dios, no sólo una parte sino TODA. No parece razonable pensar que Dios nos mienta. Veamos también lo que dice el gran apóstol Pedro:

2ª Pedro 1:19-21

“19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Si el testimonio de estos dos grandes gigantes de la fe, que conocieron personalmente a Jesús,no fuera bastante, tenemos también el testimonio que el propio Jesús da de la Escrituras del AT. Veámoslo:

-Cristo las aprobó apelando a ellas: Mateo 4:4; Marcos 12:10; Juan 7:42.
-Cristo enseñó por medio de las Escrituras: Juan 24:27.
- Las Escrituras entregadas y confiadas a los judíos: Lucas 16:31; Romanos 3:2; 9:4
- Cumplidas por Cristo: Mateo 5:17; Lucas 24:27: Juan 19:24.
- Se las llama la palabra o la Palabra de Dios: Sant. 1:21-23; 1 P. 2:2; Luc. 11:28; Heb. 4:12
-Son también la palabra de Cristo o la palabra de verdad o las Santas Escrituras: Col. 3:16; Sant. 1:18; Rom. 1:2; 2 Tim 3:15.
- Etc., etc.

Cada uno es muy libre de creer lo que quiera, pero yo prefiero ser coherente con lo que enseña la Biblia. Mi fe no está basada en lo que dicen los hombres sino lo que ha revelado Dios por medio de su Santo Espíritu.

Con respecto a la negación de la existencia del diluvio universal y de otros relatos del libro del Génesis, me limitaré a citar a Jesús. Él no dudó jamás de que existiera. ¿Era, acaso, el Hijo de Dios un ingenuo e ignorante? En fin, cada uno es  libre de decidir: esto sí es verdad y esto no lo es, pero eso no es coherente:

Jesús aceptó como una realidad histórica la existencia del Diluvio

Mateo 24:36-39 (Palabras de Jesús)

(Ver también Lc. 3:36;17:26,27; 1 P. 3:20; 2 P. 2:5; Heb. 11:7.)

“36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.”

¿Qué más necesitamos para creer que el AT es también Palabra de Dios?¿No es suficiente el testimonio de Jesús? El hombre de Dios, el creyente se basa en la fe en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado.

¿Creemos más a lo que dicen los hombres que a lo que nos dice Dios por medio de su Palabra? ¿Por qué dudar de la veracidad de las palabras de Jesús?

Si así lo hacemos, ¿Por qué no dudar también de sus milagros, o de su resurrección?, o ¿Por qué no creer, como muchos creen, de que fue sólo un profeta, un buen hombre, pero que no es la encarnación de Dios?

Hebreos: 11:6-7:

“6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. 7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.

Testimonio de Jesús de la existencia de Sodoma y Gomorra

Mateo 10:15 (Palabras de Jesús) (Ver también Mat. 11:23,24; Mr. 6:11; Lc. 10:12; 17:29); De Pablo: Rom. 9:29: De Pedro: 2 P. 2:6; De Judas: Judas 7.

Mateo 10:15 (Palabras de Jesús)

“15 De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.”

Si sólo hemos de creer lo que esté respaldado por la ciencia, o aquello de lo que hay pruebas materiales de su existencia, entonces, no se necesitaría la fe.

Relato del libro del Génesis comparado con la teoría de la evolución

 Cuando se sugiere que el libro del Génesis puede contener partes que son sólo fruto de la imaginación de sus autores, obra puramente de hechura humana, se está afirmando que se trata de un apaño humano que subrepticiamente se ha introducido a fin de contaminar la verdad revelada. Lo que ha ocurrido es que se ha considerado mucho más convincente la teoría que sostienen los evolucionistas que lo que la Biblia afirma, pues aquella se basa solamente en causas naturales más asequibles de creer por el ser humano. Sin embargo, la Biblia explica la sucesión de ciertos eventos por la acción sobrenatural de Dios,  a lo que sólo se puede acceder mediante la fe.

¿Qué pretende el relato del Génesis? ¿Es preferible creer en la teoría de la evolución en lugar de creer que el Génesis es literal?

Al respecto, deberíamos preguntarnos ¿Qué dignifica más al ser humano, ser imagen y semejanza de Dios, el Creador, o serlo de un primate?  Si Dios existe ¿Por qué no creer que es el Creador de todo? ¿Son el azar y la necesidad más poderosos que Dios?

El capítulo uno de Génesis describe de forma ordenada y completa el origen de todo lo creado. Nos enseña que Dios es anterior a todo y el Creador de toda la materia y de los seres vivos. El cielo y la tierra representan todo el universo. El capítulo dos de Génesis se limita a describir de forma más detallada y especifica pormenores de la creación ya efectuada en el capítulo uno. Ambos capítulos se complementan y en absoluto se contraponen.

¿Creemos en un Dios todopoderoso que es capaz de crearlo todo mediante su palabra? ¿Está Dios limitado por las leyes de la naturaleza que Él mismo ha creado?  ¿Hay algo imposible para Dios, excepto el hacer el mal, porque esto último es contrario a su naturaleza?

Si creemos que la Biblia fue inspirada por Dios ¿Por qué damos más fiabilidad a lo que nos dice la ciencia? La ciencia no puede aceptar la acción de un Creador que partió de la nada para hacer todo lo que deseaba su voluntad. Además, la ciencia debe circunscribirse a aquello que puede manejar de forma empírica, y demostrar en sus experimentos de laboratorio. Lo que hace la ciencia con respecto al origen del universo y de la vida son simplemente hipótesis racionales para tratar de explicar lo que existe, pero son sólo eso, es decir, nada más que hipótesis indemostrables.

Cuando  Génesis 1:1 dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”, ¿Es literal o figurado? Si no es literal ¿Debemos entender, entonces, que todo ha llegado a su existencia por azar y por necesidad, sin que haya detrás una voluntad creadora que lo diseñe y lo planifique todo con infinita sabiduría?

¿Es literal o simbólico cuando el capítulo uno del libro de Génesis, declara que Dios crea dando simplemente una orden: hágase o haya o sea? ¿Es incapaz Dios de crear así?

¿Está nuestra creencia condicionada por el hecho de que los científicos la consideren pueril, y nos da vergüenza que los demás se burlen de nuestra creencia?

¿Qué pretendió Dios al inspirar al autor del Génesis que escribiera lo que escribió? ¿Quiso darnos, acaso, una explicación científica? ¿Es un libro de ciencia el Génesis?

Está claro que Dios no pretende explicarnos cómo hizo el universo, sino sólo que Él lo creó, que es Creador de todo. Esto está sencillamente expresado en Génesis 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”. Con ello se diferencia entre Dios y la naturaleza, que muchas corrientes filosóficas confunden, como es el caso del panteísmo.  La naturaleza no tiene inteligencia ni poder en sí misma. Este texto nos dice claramente que Dios creó todo lo que existe, es decir, el universo, los cielos y la tierra, en un momento dado. Pero no nos dice cuándo ni cómo, porque lo importante es saber que Él es el Creador.

El siguiente verso describe el planeta tierra ya formado y todavía inadecuado para la vida. Lo que puede indicar que hubo una creación en dos fases: una, primigenia, de la materia sin vida, y otra posterior en la que Dios crea todas las condiciones necesarias que serán idóneas para los tipos de vida que a continuación va a crear.

El relato de la creación, pues, tiene un valor pedagógico y no científico. Dios pudo haber elegido crearlo todo de una vez con una sola orden, sin embargo, configuró su creación en el tiempo y en el espacio para adaptarse a la medida del ser humano. Para ello, empezó por crear el día y la noche, estableciendo la unidad de tiempo y el ritmo más adecuados para todos los seres vivientes que tenía planeado crear.

Dios decidió realizar la obra de la creación de nuestro mundo en seis días para enseñarnos con su ejemplo, como debería contabilizarse el tiempo y cual serían los periodos de trabajo y de descanso que se ajustarían mejor a la naturaleza del hombre. Cómo ya dije, Dios pudo crearlo todo en un solo instante, pero se limitó a dar una orden cada veinticuatro horas hasta culminar con la creación del hombre en el sexto día, para enseñarnos con su ejemplo, cómo debíamos comportarnos.

El porqué decidió Dios crear la vida y sus condiciones en ese orden en que aparecen en el relato del Génesis es algo que pertenece a la mente de Dios, y no necesitamos poder explicarlo para poder creer que fue así. A partir de ahí, podemos hacer elucubraciones razonables, que no contradigan la clara enseñanza bíblica, postulando que, en el cuarto día, lo que hizo Dios es configurar o acondicionar el Sol, la Luna y las estrellas, que ya las había creado en el principio, a fin que fueran idóneos para la vida del planeta Tierra (Génesis 1:14-19). La idea pedagógica fundamental, que nos quiere transmitir los textos de que todo es obra de Dios, no varía sino que subsiste.  En cualquier caso, los creyentes debemos ser humildes y aceptar que Dios nos ha revelado todo lo necesario para nuestra salvación, y por tanto, nunca debemos pretender saber más de lo revelado (Deut. 29:29).

Mucha gente no cree que Dios pudo optar realizar la creación que concierne a este planeta en el que vivimos en seis días literales, pero ello, seguramente, tenía el propósito pedagógico que indicábamos arriba.
 
¿Por qué creer que Dios necesita de la evolución y de periodos de millones de años como dicen los científicos que son necesarios para que las cosas se formen por sí solas?

En el texto y contexto bíblico no hay nada que apoye la idea de que no se trate de días literales, pues el texto es tremendamente diáfano, sin dejar lugar a dudas, “...y fue la tarde y la mañana un día”. Está perfectamente claro que son las partes de que se compone el día: la tarde se refiere a la noche, y el día a la mañana; las cuales quedaron definidas, cuando Dios decidió crear este ciclo de tiempo descrito en los versos de Génesis 1:2-5, que determinaría para siempre sus periodos de descanso y de trabajo.

Conclusión

Estamos abiertos a todo el conocimiento científico, a todo los avances de la ciencia y a todas las ramas del saber humano. No somos retrógrados. Respetamos y admiramos tanto a los científicos como a la misma ciencia. Comprendemos que, quizá sea imposible para la ciencia, aceptar la acción de un Creador que partió de la nada para hacer todo lo que deseaba su voluntad, porque esa no es su misión. Sin embargo, la ciencia se circunscribe a aquello que puede manejar de forma empírica, y demostrar en sus experimentos de laboratorio, aunque también es parte de su tarea elaborar hipótesis que irá con el tiempo confirmando o descartando. Lo que hace la ciencia con respecto al origen del universo y de la vida son simplemente hipótesis racionales para tratar de explicar lo que existe, pero ninguna otra cosa, es decir, nada más que hipótesis indemostrables.

En cambio, la Biblia nos ofrece palabras de vida eterna  (Juan 6:68; Tito 1:2; Hebreos 6:17-19). Cuando las hipótesis científicas estén en contradicción clara con la Biblia, y no puedan reconciliarse de ninguna forma, en cuestiones de fe, la Biblia, para el creyente, tiene la última palabra. La ciencia nunca logrará vencer a la muerte, a lo sumo alargará un poco la vida, y de hecho también ha mejorado la calidad de la misma y lo seguirá haciendo, hasta cierto punto. Sin embargo, la Biblia afirma que Jesús ya ha ganado la victoria sobre la muerte (1ª Corintios 15:54-57; Apocalipsis 21:4). Los creyentes nos aferramos a la inmutabilidad de la promesa de Dios.

Tito 1:2

“En la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos,...”

Hebreos 6: 17-19

“Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; 18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. 19 La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, 20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.”

Entender literalmente la Biblia no es fanatismo ni ignorancia, significa identificarse con Cristo, que la citaba en todo momento, y obedecer sus mandamientos: Amar a Dios y al prójimo. El amor es el cumplimiento de la ley y los profetas –o sea todo el AT- (Rom. 13:10; Mc. 12:28-34). Ante una duda de interpretación de una doctrina siempre debemos elegir el camino del amor. Evitar todo lo que pueda herir a otra persona. Ninguna idea está por encima de eso.

Creo que todos estamos de acuerdo que Dios no ha dictado palabra por palabra a los profetas y santos hombres que escribieron la misma. Pero ellos recibieron en su mente de forma vívida, el mensaje que contiene la voluntad de Dios para la humanidad, ya sea porque oyeron Su voz, la de un ángel, o mediante visiones o sueños, y lo trataron de expresar, lógicamente, con sus palabras y con su estilo. El Espíritu Santo se encarga de que transcriban fielmente lo que el Autor, o sea Dios quiere transmitir.

Hebreos 1:1-3:

“1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,”

¿Cómo conozco a Dios y su voluntad?

En primer lugar, con respecto a la existencia de Dios, hay muchos argumentos que no creo necesario entrar aquí, porque la razón me dice que el Universo y toda la vida que contiene no se han generado a sí mismo, sino que necesariamente tiene que existir alguien que lo haya planeado y creado. Además la Biblia, me da a conocer como es Dios, y que Él interviene en su creación para rescatar lo que se había perdido (Lucas 19:10; 9:56; 15:4-6; Juan 3:15,16).

En segundo lugar, únicamente, por medio de la Biblia conozco cómo es Dios y que quiere de mí. Por ésta sé no sólo que Dios existe, sino que se ha manifestado al mundo por medio de su Hijo Jesucristo. Dios no sólo ha creado todo lo que hay en el universo, sino también que lo sustenta. Él ha intervenido en el mundo para extirpar el mal y el pecado, mediante la vida, muerte y resurrección de Cristo. Él vino para salvar y restaurar a la humanidad, y reconciliarla consigo mismo (2ª Corintios 5:19). La victoria de Cristo sobre la muerte es nuestra victoria, y por medio de Él, Dios prepara un pueblo santo (1ª Pedro 2:9; 1:15.16) para rescatarlo cuando venga en gloria (1ª Tesa. 4:13-18).

¿Cuál es la voluntad de Dios?

“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”(Juan 17:17; Por favor, lea también: 1ª Corintios 1:2; Hebreos 12:14; Juan 1:17; Juan 8:32). La voluntad de Dios es nuestra santificación para que podamos entrar en Su reino.

¿Qué es la verdad?

Jesús es la verdad (Juan 14:6). La Biblia es la verdad. El evangelio eterno es la verdad. Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.” (Juan 6:50, 51; ver además Juan 6:35; 6:47,48, 53-56;63; 7:37-39).

1ª Tesalonicenses 2:13 (Ver también 2ª Timoteo 3:15-17; Tito 2:11-3:8; Hebreos 11:6; 1ª Pedro 1:22-25; 2ª Pedro 1:19-21)

“13 Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.”

¿Qué es el evangelio?

No es mucho lo que hay que creer, ni muy difícil, ni irracional. ¿Es imposible para Dios que resucitase a Jesús?, ¿Es difícil creer que Jesús murió por nuestros pecados? En mi opinión, no es difícil, sólo que es necesario reconocer que somos pecadores, y que sólo Jesús es el remedio para nuestro mal. Pablo nos describe así lo que fundamentalmente es el evangelio:

1ª Corintios 15:1-9

“1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. 9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.”

¿Qué debemos hacer?

Sólo creer que Jesús murió por nosotros y obedecer su Palabra. Eso es lo que significa comer su carne y beber su sangre: “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.” (Juan 6:53). Significa identificarse plenamente con Cristo y su obra. Creer que hemos muerto al pecado y resucitado con Cristo a una vida nueva (2 Cor. 5:17; Col. 3:1-4; 10, 12-15; Juan 6:29).

¿Cómo podemos lograr la fe?

Sólo por medio de la Biblia: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17; ver también: Col 1:9-14; 20-23).

¿Hay poder en la Palabra de Dios?

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo  aquel que cree;... (17) Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:16, 17; ver también Santiago 1:21,22).

La clave del cristianismo está en la fe. Una fe viva que se perfecciona por la obediencia a la Palabra. Tanto la fe como el crecimiento en Cristo vienen por estudiar la Palabra, creyendo que es la verdad, y como consecuencia seguir ese camino, para que nuestra conducta y obras estén en armonía con lo que profesamos creer, sabiendo que nadie es perfecto, sino sólo Cristo, y cuando permanecemos unidos a Él como el sarmiento al tronco de la vid (Juan 15:1-6), obtendremos la victoria sobre nuestra propia naturaleza pecaminosa. Así lo ratifica San Pablo en varios textos:

Efesios 1:13

“13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.”

 

 
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1 Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia. Las negrillas,  cursivas y subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.


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