Preguntas y Respuestas
Las profecías de Daniel
Capítulo IV
4. Una perspectiva del libro de Daniel
Versión: 11-06- 2021
Carlos Aracil Orts
4. Una perspectiva del libro de Daniel*
Como vimos anteriormente, Daniel y sus tres compañeros, Ananías, Misael y Azarías, “de los hijos de Judá” (Dn. 1:6), fueron deportados cuando el rey Nabucodonosor ordenó a “Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos” (Dn. 1:3,4).
Una vez que estos primeros rehenes llegaron a Babilonia, la primera prueba a la que se enfrentó Daniel fue la de mantenerse fiel a sus principios alimentarios, y especialmente a las leyes sobre animales limpios e inmundos, que regulaban los animales que les estaban permitidos y prohibidos comer, respectivamente (véase Lv. 11:1-47); y este enfrentamiento se debió a que la primera exigencia del rey fue que tenían que comer lo mismo que él: “Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey” (Dn. 1:5).
“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse” (Dn 1:8).
No obstante, Daniel fue más allá de lo que exigía la ley de los animales puros e impuros, y, quizá, para evitar confusiones, y que le metieran “gato por liebre” –aunque esto es un dicho, pues ambos animales estaban prohibidos en la citada ley–, decidió hacerse vegano –lo que actualmente empieza a estar muy de moda–, y por eso él rogó al jefe de los eunucos: “Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber (13) Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas” (Dn. 1:12-13). Melsar, el encargado puesto por el jefe de los eunucos, “se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres” (Dn. 1:16). “Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. […] (17) A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños” (Dn. 1:15,17).
La Biblia no nos dice que edades tenían Daniel y sus compañeros; sino que eran “muchachos” que servirían al rey Nabucodonosor en su palacio; y para ello deberían ser “criados” durante “tres años” (Dn. 1:5), es decir, educados, conveniente para esa función. “Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen [es decir, los tres años], el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. (19) Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. (20) En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino. (21) Y continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro. A continuación transcribo el comentario de este último texto (Dn. 1:21) extraído de la Biblia Dios Habla Hoy (Notas) (DHHn):
El primer año del reinado de Ciro: es decir, el año 538 a.C. (cf. Esd 1.1). Esto no quiere decir que Daniel ya hubiera muerto en esa época, puesto que en el tercer año de Ciro todavía estaba en plena actividad (Dn 10.1). El texto da a entender, más bien, que él aún se hallaba en la corte real de Babilonia cuando este imperio pasó a manos de los persas. Véase Is 41.2 n. (22)
Puesto que Daniel era un muchacho cuando fue deportado, probablemente tendría, en ese momento, unos diecisiete años o como máximo veinte años, y con los tres años de preparación que recibió en Babilonia, para poder ejercer en las labores del palacio del rey, se convertiría en un joven responsable de unos veinte a veintitrés años. En su libro, se nos dice que estuvo en Babilonia, asumiendo puestos de gran responsabilidad, no solo durante todo el tiempo que reinó Nabucodonosor (605 a 562 a.C.), sino también con sus sucesores, pues la última visión que Daniel relata ocurrió: “En el año tercero de Ciro rey de Persia [c. 536 a.C.] fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión” (Dn. 10:1).
Daniel, suponiendo que tuviera unos 18 años cuando fue deportado a Babilonia, habría alcanzado la edad de 87 años en el año tercero de Ciro (536 a.C.), después de haber vivido en Babilonia durante unos 69 años. Atención a esta fecha pues Dios había predicho a Su pueblo que sería liberado del cautiverio babilonio cuando se cumplieran setenta años desde su inicio, que vimos fue en el año 605 a.C.
Daniel consiguió ganarse la total confianza del rey de Babilonia, cuando pudo adivinar el sueño que tuvo Nabucodonosor acerca de una gran estatua, y, a continuación, revelarle su interpretación, superando, de esta manera, a todos los astrólogos, magos y adivinos a los que el rey había consultado para que le adivinasen el sueño y su interpretación: “¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación? (27) Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. (28) Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días” (Dn. 2:26-28).
Después que Daniel le revelara la profecía más abarcante de la Biblia, – porque se extiende desde su época, “el segundo año del reinado de Nabucodonosor” (604/603 a.C.) (Dn. 2:1) hasta el fin del mundo–, “Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofreciesen presentes e incienso. (47) El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio. (48) Entonces el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia” (Dn. 2:46-48).
El final del capítulo cuatro del libro de Daniel termina con una alabanza y humilde reconocimiento de Nabucodonosor a Dios: “Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia” (Dn. 4:37).
Con el texto citado arriba termina la historia de Nabucodonosor, narrada por Daniel; ya no hay más presencia de aquél en el resto de su libro, pues, en el capítulo cinco, repentinamente, aparece en acción el rey Belsasar, haciendo “un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino. (2) Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas” (Dn. 5:1-2).
Esta noche fue dramática para algunos habitantes de Babilonia, especialmente para el rey Belsasar, porque Dios intervino para juzgar a este rey y a su Imperio, porque “alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. (5) En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía. (6) Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra. (7) El rey gritó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un collar de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en el reino.” (Dn. 5:4-7).
Daniel 5:8-12: Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni mostrar al rey su interpretación. (9) Entonces el rey Belsasar se turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban perplejos. (10) La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo: Rey, vive para siempre; no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro. (11) En tu reino hay un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre, oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos, (12) por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación.
Lo que sigue es interesantísimo porque vemos cómo Dios actúa, nuevamente, por medio de Daniel, para comunicar al rey, el significado misterioso de la escritura que fue trazada sobrenaturalmente sobre la pared: “MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. (26) Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. (27) TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. (28) PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas. (29) Entonces mandó Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y proclamar que él era el tercer señor del reino” (Dn. 5:25-29).
En este capítulo cinco, de solo treinta y un versículos, se nos describe el final del reinado de Belsasar y de su imperio, y se nos muestra la corrupción moral y decadencia de ambos: “La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos. (31) Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años” (Dn. 5:30-31).
Puesto que creemos que la Biblia nos proporciona hechos y datos históricos, es muy necesario, en lo posible, conseguir que sean compatibles, con los históricos que nos pueden ser facilitados por distintas fuentes solventes.
En lo que respecta al rey Nabucodonosor y hechos o acontecimientos relevantes narrados en el libro de Daniel de la Biblia, parece que no ha habido dificultad en ubicar y confirmar y situarlos en el tiempo, conforme a los datos ratificados y corroborados por la historia.
Necesitamos ahora saber lo que la historia ha averiguado con certeza sobre Nabucodonosor rey de Babilonia y, particularmente sobre los que le sucedieron cuando él murió en el año 562 a.C., que fueron Belsasar y Darío el Medo, según nos narra la Biblia; a fin de comprobar los datos históricos y ver si se pueden hacer compatibles, o que concuerden, con el relato bíblico.
Imperio Babilónico | Historia Universal (mihistoriauniversal.com)
“El último de sus reyes [de Babilonia] fue Nabónido, que gobernó entre los años 556 a.C. y 539 a.C. Era un personaje misterioso; un anciano erudito que parecía más interesado en la religión que en resolver los problemas de Babilonia. En torno a 550 a.C., de improviso, Nabónido se marchó a vivir a Taima, un oasis del desierto Arábigo. Permaneció allí durante diez años, dejando a su hijo mayor, Belshazzar, a cargo de Babilonia. En 539 a.C. los persas invadieron Babilonia y en las batallas que hubo tanto Nabónido como Belshazzar resultaron muertos. Babilonia fue conquistada y convertida en una provincia del Imperio persa.” (23)
Nabónido, el último rey de Babilonia (nationalgeographic.com.es)
“Nabónido sin duda adquirió con el tiempo una posición destacada en el palacio real. Y, de este modo, cuando ya era un hombre de edad avanzada –como se deduce del hecho de que tenía un hijo ya mayor, al que nombraría regente al conquistar el trono–, intervino directamente en la crisis política que se abrió en Babilonia a partir de la muerte de Nabucodonosor II, en el año 562 a.C. Los seis años siguientes fueron para Babilonia un período convulso, en el que se sucedieron hasta tres reyes, dos de los cuales fueron asesinados. El último acto de la crisis se inició con el ascenso al trono en 556 a.C. de Labashi-Marduk, hijo del rey Neriglisar. Seguramente el nuevo monarca era aún un niño, por lo que nada pudo hacer frente a una conspiración de palacio que apenas dos meses después lo derrocó y acabó con su vida. Según el historiador Beroso, «la debilidad del rey se hizo aparente de muchas maneras» y fueron sus «amigos» quienes lo asesinaron.
REY A SU PESAR
Tras la muerte de Labashi-Marduk, Nabónido fue aclamado como nuevo soberano, quizá sin que él mismo lo buscara. Al menos eso declara en la crónica que encargó en su decimotercer año de reinado: «En mi mente no estaba la idea de ser rey». Sin duda, Nabónido debió de formar parte de la conjura, pero no parece que fuera el líder. Tal vez lo aupó al trono su propio hijo, Belshazzar (conocido también como Baltasar). Así se explicaría que justo después de la proclamación de su padre, Belshazzar ascendiera a un lugar preeminente en la corte y se convirtiera en regente del reino durante el largo período de tiempo en que Nabónido estuvo ausente de la capital.” (24)
Como vimos arriba, en la Biblia solo aparece Belsasar como el rey que sucede a Nabucodonosor, aunque las crónicas históricas solo se refieren a Nabonido o Nabónido (556-539 a.C.) como su sucesor, también explican “que justo después de la proclamación de su padre [Nabónido], [su hijo] Belshazzar ascendiera a un lugar preeminente en la corte y se convirtiera en regente del reino durante el largo período de tiempo en que Nabónido estuvo ausente de la capital” (25). Es decir, los historiadores reconocen que Belsasar desempeñaba el cargo de regente, por las circunstancias citadas.
Sin embargo, Daniel, por la gracia de Dios, no se vio afectado negativamente por estos cambios de reyes, pues él, después que murió Belsasar la misma noche en que se produjo la invasión de Babilonia por Darío el Medo, supo ganarse la confianza del nuevo dirigente, pues no tardó mucho en ser nombrado gobernador de una gran parte de Babilonia, y Darío el Medo, incluso “pensó en ponerlo sobre todo el reino” (Dn. 6:1-4). Veámoslo:
Daniel 6:1-4: Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. (2) Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado. (3) Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino. (4) Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.
La Biblia llama rey a Darío el Medo, porque es el que conquista Babilonia, y está al frente de la misma como gobernador general, pero pudo haber estado en corregencia con Ciro II el Grande (550 a.C. a 530 a.C.), con anterioridad, como se intentará probar más abajo. Aunque realmente el rey que reconoce la historia como el que conquistó, primeramente a los medos, y finalmente a Babilonia en el año 539 a.C., es Ciro II.
Como vimos en los versículos citados antes, la predilección de Darío por Daniel provocó enseguida la envidia de “los gobernadores y sátrapas [que] buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino” (Dn. 6:4). Para ello una representación de los mismos se dirigió a Darío el Medo para promover una excusa con la que pudieran deshacerse de Daniel o que al menos, perdiera su confianza, y que aquél le destituyera de su cargo: “Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones” (Dn. 6:7)
Darío no pudo resistirse y firmó el decreto, y “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. (11) Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. (12) Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada” (Dn. 1:10-12). Esta historia no puede ser más emocionante y alentadora, porque demostró una vez más la integridad de Daniel y su total fidelidad y confianza en Dios. Por eso no puedo resistirme transcribirla a continuación hasta el desenlace de la misma.
Daniel 6:13-28: Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición. (14) Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle. (15) Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado. (16) Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. (17) Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase. (18) Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño. (19) El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. (20) Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? (21) Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. (22) Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. (23) Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios. (24) Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos. (25) Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. (26) De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. (27) El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones. (28) Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.
Aunque en Daniel 1:21 se afirma que “continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro”, realmente su vida no termina en ese año, pues aún seguía viviendo en el año tercero de Ciro: “En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión” (Daniel 10:1).
Los setenta años de cautividad de los judíos en Babilonia predichos por el profeta Jeremías.
“Por lo general, se ha considerado que los 70 años de cautiverio comenzaron con la primera deportación de judíos a Babilonia, realizada por Nabucodonosor, y que terminaron cuando regresó a Palestina un gran número de exiliados presididos por Zorobabel, autorizados por un decreto dado en el primer año del reinado de Ciro. Muchas veces se ha fijado este período del año 606 a.C. al 536 a.C. Puesto que un antiguo año lunar no puede coincidir con un año del calendario juliano a.C., que comienza en enero, es más exacto expresar los años con números dobles, tales como 606/05 a.C., etc. Por lo tanto, se expresa con mayor precisión este período de 70 años si se dice que según el calendario civil judío abarcó desde 606/05 hasta 537/36 a.C.” (26) (CBA, t.3, p.93)
Repatriación de los judíos
“En el destierro, el pueblo de Yahvé volvió a su Dios. Se dio cuenta de que los profetas le habían advertido a tiempo, y deseó reparar sus yerros. Ezequiel, profeta y sacerdote, reorganizó la nación israelita en Babilonia, y mantuvo viva la esperanza en la reconstrucción. Reelaboró la ley y aumentó el rigorismo.” (27)
El decreto que realiza la voluntad de Dios de que su pueblo fuese liberado de la cautividad babilónica, después de esos 70 años de exilio, y fuera posible su regreso a su tierra, fue dado, en cumplimiento de la citada profecía de Jeremías 25:11-12, por Ciro rey de Persia. Esto queda claro y fielmente registrado en el capítulo uno del libro de Esdras. Aunque se recomienda leer todo el libro, aquí transcribiremos sólo unos pocos versículos.
Esdras 1:1-4: En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: (2) Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. (3) Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. (4) Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.
0. Índice de las profecías de Daniel *
1. Introducción a las profecías de Daniel
2. Calendario hebreo en la Biblia para computar los años y los meses
3. Contexto histórico durante el destierro del pueblo de Dios.
4. Una perspectiva del libro de Daniel
5. Un resumen de las principales profecías de Daniel
6. Prólogo de la Profecía de las setenta semanas
7. La Profecía de las setenta semanas
8. Conclusión al libro de las profecías de Daniel
Quedo a disposición del lector para lo que pueda servirle.
Afectuosamente en Cristo
Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com
Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com
Referencias bibliográficas
*Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.
Abreviaturas frecuentemente empleadas:
AT = Antiguo Testamento
NT = Nuevo Testamento
AP = Antiguo Pacto
NP = Nuevo Pacto
Las abreviaturas de los libros de la Biblia corresponden con las empleadas en la versión de la Biblia de Reina-Valera, 1960 (RV, 1960)
pp, pc, pú referidas a un versículo bíblico representan "parte primera, central o última del mismo ".
Abreviaturas empleadas para diversas traducciones de la Biblia:
NBJ: Nueva Biblia de Jerusalén, 1998.
BTX: Biblia Textual
DHHe (D): versión Dios habla hoy con Deuterocanónicos
Jünemann: Sagrada Biblia-Versión de la LXX al español por Guillermo Jüneman
N-C: Sagrada Biblia- Nacar Colunga-1994
JER 2001: *Biblia de Jerusalén, 3ª Edición 2001
BLA95, BL95: Biblia Latinoamericana, 1995
LBLA: La Biblia de las Américas
BNP: La Biblia de Nuestro Pueblo
NVI 1999: Nueva Versión Internacional 1999
LPD: El Libro del Pueblo de Dios, Levoratti y Trusso
SB-MN: . La Santa Biblia-Martín Nieto
SRV2004: Spanish Reina Valera 2004
Bibliografía citada
(1) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 105. Publicaciones Interamericanas, 1984
(2) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 113. Publicaciones Interamericanas, 1984
(3) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 139. Publicaciones Interamericanas, 1984
(4) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 139-140. Publicaciones Interamericanas, 1984
(5) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 140. Publicaciones Interamericanas, 1984
(6) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 140. Publicaciones Interamericanas, 1984
(7) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 141-142. Publicaciones Interamericanas, 1984
(8) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 164-165. Publicaciones Interamericanas, 1984
(9) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 105-106. Publicaciones Interamericanas, 1984
(10) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 103-108. Publicaciones Interamericanas, 1984
(11) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, Pág. 88. Publicaciones Interamericanas, 1984
(12) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, Pág. 89. Publicaciones Interamericanas, 1984
(13) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, Pág. 89. Publicaciones Interamericanas, 1984
(14) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, Pág. 86. Publicaciones Interamericanas, 1984
(15) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, Pág. 89-90. Publicaciones Interamericanas, 1984
(16) Cid, Carlos y Riu, Manuel. “Historia de las Religiones”. Pág. 309
(17) Cid, Carlos y Riu, Manuel. “Historia de las Religiones”. Pág. 309
(18) Cid, Carlos y Riu, Manuel. “Historia de las Religiones”. Pág. 311
(19) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, pág. 163-164. Publicaciones Interamericanas, 1984
(20) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, pág. 93. Publicaciones Interamericanas, 1984
(21) Cid, Carlos y Riu, Manuel. “Historia de las Religiones”. Pág. 312
(22) La Biblia Dios Habla Hoy (Notas) (DHHn) al texto del libro de Daniel (1:21)
(23) Imperio Babilónico (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/imperio-babilonico
(24) Nabonido, el último rey de Babilonia. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/nabonido-ultimo-rey-babilonia_8189
(25) Ibid.
(26) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, pág. 93. Publicaciones Interamericanas, 1984
(27) Cid, Carlos y Riu, Manuel. “Historia de las Religiones”. Pág. 314
(28) Aracil Orts, Carlos. https://amistadencristo.com: ¿Es el Arcángel Miguel el que detiene al Anticristo?, El dragón, la bestia, los reinos mundiales y el Reino de Dios
(29) Imperio Babilónico (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/imperio-babilonico
(30) Ibid.
(31) Nabonido, el último rey de Babilonia. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/nabonido-ultimo-rey-babilonia_8189
(32) Imperio Babilónico (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/imperio-babilonico
(33) Nabonido, el último rey de Babilonia. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/nabonido-ultimo-rey-babilonia_8189
(34) Imperio Babilónico (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/imperio-babilonico
(35) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 4, pág. 842. Publicaciones Interamericanas, 1984
(36) Ibid.
(37) Ibid. Pág. 843
(38) Ibid. Pág. 844
(39) Anderson Steven. Darío el medo: una solución a su identidad | TruthOnlyBible
(40) Alejandro Magno - Wikipedia, la enciclopedia libre
(41) Antíoco IV Epífanes - EcuRed
(42) Ibid.
(43) Biblia de Jerusalén (NBJ, 1998), pág. 609. Editorial Desclée Brouwer, S.A., 1998, Bilbao.
(44) Ibid. pág. 658
(45) Aracil Orts, Carlos. https://amistadencristo.com: La profecía de los 2.300 días-años y el juicio investigador
(46) Imperio Babilónico (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/imperio-babilonico
(47) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 4, págs. 878-879. Publicaciones Interamericanas, 1984
(48) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 4, págs. 879. Publicaciones Interamericanas, 1984
(49) Ivorra, Carlos. Profesor de la Universidad de Valencia. https://www.uv.es/ivorra/index.html: El año cero no existe (uv.es)
(50) Ibid.
(51) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 4, págs. 879. Publicaciones Interamericanas, 1984
(52) Felipe del Rey, Pedro de, 2000: Jesús de Nazaret (Un Personaje histórico), pág. 69. Ediciones Garfisus, S.L. Sector Oficios,23; 28760 Tres Cantos (Madrid)
(53) Ivorra, Carlos. Profesor de la Universidad de Valencia.
(54) Ivorra, Carlos, Profesor de la Universidad de Valencia. https://www.uv.es/ivorra/Historia/Imperio_Romano/SigloIg.htm 50 - 70 (uv.es))
(55) Ibid.
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