Preguntas y Respuestas
Sobre la Biblia
¿Contiene muchos misterios la Biblia?
Carlos Aracil Orts
Introducción
Estoy de acuerdo contigo que la Biblia contiene no tantos misterios como expresas, sino mucha enseñanza de Dios, de su buena voluntad para con los seres humanos, de su Plan de salvación, y de su Hijo Jesucristo por quien se crearon todas las cosas y del que procede toda salvación, “...porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11). Lo que hace falta, como bien dices es profundizar más y más en la Palabra de Dios con espíritu de oración y fe, con humildad, pidiendo que el Espíritu Santo nos dé discernimiento para entender todo lo que necesitamos saber para nuestra salvación y santificación de nuestra vida.
La Biblia no es un libro común
La Biblia no es un libro común que sólo proporciona conocimiento, y que puede desvelar y de hecho descubre, el “misterio de la iniquidad” (2ª Tesalonicenses 2:7) y el “misterio de la piedad” (1ª Timoteo 3:16). Aún siendo todo esto muy importante, pues nos hace andar en luz en lugar de las tinieblas de los incrédulos, lo esencial es que, día a día, nos cambia nuestra manera de ser, haciéndonos mejores personas, con un “corazón de carne”, capaz de amar más a nuestros semejantes, a los que vemos, y a Dios al que no vemos, pero en el cual creemos firmemente, y nos hace caminar hacia la santificación, “...y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” (Hebreos 12:14).
El evangelio es poder de Dios para salvación
El evangelio es poder de Dios para salvación (Romanos 1:16), el cual cuando creemos sinceramente en él y lo obedecemos, nos transforma a semejanza de nuestro amado salvador Jesús. ¿Dónde está, pues, la clave para que nuestras vidas den el fruto esperado por Dios? Es sencillo. La Palabra de Dios nos santifica cuando la leemos, entendemos y obedecemos de corazón todo lo que dice, teniendo en cuenta que lo que afecta y vincula a los cristianos es todo el Nuevo Testamento.
Querido hermano, lo importante es que, tanto tú como el servidor tuyo que escribe, estemos seguros que seamos hijos de Dios porque hayamos nacido de nuevo como Cristo dijo a Nicodemo que era necesario que naciésemos de nuevo del agua y del espíritu (Juan 3:5) para que pudiéramos entrar en el reino de Dios. No obstante, podemos hablar del Hades y de la parábola del “rico y Lázaro” del evangelio de Lucas 16:19-31, donde nuestro Señor Jesús relata aquella hermosa prosopopeya, es decir, ese lenguaje figurado que pone palabras o acciones a seres inanimados o que, en su condición actual, no son capaces de producir por ellos mismos, y cuyo fin, en ese caso figurado que Jesús narra, tiene como objeto demostrarnos, que la fe en el evangelio no viene por ver grandes señales milagrosas como puede ser el que un muerto se levante y vuelva a vivir y cuente su experiencia a otros. “...La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).
El Seol del Antiguo Testamento es equivalente al Hades del Nuevo Testamento
En mi modesta opinión, y según lo que he comprendido al estudiar la Biblia, el Seol en el Antiguo Testamento es lo mismo que lo que se denomina Hades en el Nuevo Testamento, y ambos se refieren a lo mismo: el lugar de los muertos, es, decir la sepultura.
Cuando la Biblia habla de la muerte siempre se refiere como a un sueño, o sea que los escritores bíblicos, casi siempre dicen “durmió” para expresar que “murió”. Aunque existen multitud de casos en se relata la muerte como un sueño, sólo pondré uno ejemplo que se encuentra en Hechos 13:36: “Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción.” (Véase también Hechos 2:27 que se refiere a Jesús que no se dejaría su alma en el Hades ni vería corrupción, porque Jesús resucitó al tercer día. Este verso es el mismo que aparece en Salmos 16:10 que dice: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.”
Conclusión
Comparando Hechos 2:27 y Salmos 16:10, comprobamos, en primer lugar que lo que se llama Seol en el Antiguo Testamento, en el Nuevo se le denomina Hades, luego, concluimos que se trata del mismo lugar. En segundo término vemos que se trata de un lugar en el que se produce corrupción, entiendo que es la corrupción del cuerpo físico, lo único que queda de la persona cuando muere.
Por otro parte, 1ª Timoteo 6:16 dice que Dios es el único que tiene inmortalidad, y Hechos 2:34 “Porque David no subió a los cielos”. Si David no está en los cielos y sigue en el Seol o Hades, y este es un lugar donde existe la corrupción, no puedo deducir otra cosa que después de morir, el ser humano duerme en el sepulcro, es decir, no hay ninguna vida consciente en él, ni en el cuerpo porque está corrompido ni en el espíritu que es la energía o hálito de vida que sólo puede residir en el cuerpo físico, mientras permanece vivo, pues si el cuerpo muere la energía vital abandona el cuerpo y vuelve a Dios que la dio (Eclesiastés 12:7; ver también Eclesiastés 3:19-22; 9:5,6,10, etc.).
De otro modo, ¿Cómo podríamos concebir a un Dios de amor que tuviera por la eternidad a los espíritus de los muertos con vida consciente siendo atormentados de día y de noche como se narra en la parábola o prosopopeya del rico y Lázaro de Lucas 16:19e.a? Nada tendría sentido, pues la Biblia no habla de la existencia de una vida eterna del espíritu del hombre, sino de la resurrección de los salvos con un cuerpo glorioso a la semejanza del cuerpo de Jesús resucitado, y para los malvados o impíos les espera después de la muerte, la resurrección de condenación (Juan 5:29), y luego la muerte segunda (Apocalipsis 20 12-15; 21:8).
Jesús afirmó claramente en varios textos del evangelio de San Juan que la vida eterna se obtiene como consecuencia de creer en Él y obedecerle, Ejemplos: Juan 3:36: “36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” (Véase también: Juan 6:40,47; Capítulo 11:1-44, especialmente 11:25,26.).
Por tanto, estimado hermano, no dejemos de investigar, y de estudiar diariamente la Palabra de Dios con oración porque ello es necesario para que alcancemos la santificación y demos los frutos de santificación que Dios ha preparado de antemano para nosotros (Efesios 2:10). Jesús dijo en Juan 17:17 que la Palabra nos santifica: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.”, y en Juan 5: 39 afirma: “39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.”
Te alabo de corazón que sigas profundizando en la Biblia, y te animo a que todo lo que leas de fuera de la Biblia, me permito aconsejarte, lo pases siempre a través del filtro que es la Palabra de Dios, mi propio escrito compáralo con ella para ver si se ajusta a la verdad. Hagamos como los creyentes de Berea “que recibieron la palabra con toda solicitud escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.”( Hechos 17:10,11), pero una vez comprobada la veracidad y entendida la Palabra, creámosla y obedezcámosla. Nada es verdad mientras no se pruebe con la Biblia. Su Palabra es la verdad. Jesús es la Verdad y la vida.
Quedo a tu disposición, deseándote que El Señor de la Vida te dé muchas bendiciones.
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