Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Preguntas y Respuestas

Miscelánea

Debate interreligioso 1: Revelación vs. Tradición

 
Versión: 01-01- 2012

 

Carlos Aracil Orts

1. Introducción*

Estimado Andrés, me complace que hayas leído mi artículo Por qué no soy católico, y que el mismo te motivara proponerme que comencemos un diálogo "interreligioso", como lo llamas tú. Primero de todo, decirte que aprecio tu apertura de mente para tratar el asunto de nuestra respectiva fe cristiana, de forma abierta, sin encerrarse en los postulados y doctrinas católicos, definidos, como dogmas de fe, por el Papa y demás jerarquía católica, que por definición son irrenunciables para todo católico que se precie de serlo. Veo que te defines como un católico “progresista”.

A la vista de tu correo del pasado 27-12-2011, efectivamente, he podido comprobar que eres realmente “progresista”, por lo menos, en la forma de entender, creer y practicar las doctrinas católicas sobre la transustanciación, el sacramento de la confesión o penitencia, el sistema sacerdotal de organización jerárquico, la infalibilidad papal, la doctrina del Purgatorio, la concesión y venta de indulgencias para el perdón de los pecados, las oraciones y misas por los difuntos, la concepción inmaculada de María, el culto a María, la ascensión o asunción de María al cielo, la virgen María corredentora y mediadora entre los hombres y Cristo, María, virgen antes del parto, en el parto, y después del parto, etc.

Sin embargo, lo que tú calificas de “progresismo” es definido por la alta jerarquía y magisterio católico como completa herejía. Lo que demuestra tu valentía e independencia de criterio que no se somete a los dictados de la cúspide jerárquica, en este caso, el Papa, sino que analiza y decide racionalmente y de forma madura lo que debe creer y no creer.

No obstante, tú sigues aceptando como válidas las tres fuentes de la fe católica, que son las Sagradas Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, y no la sola Biblia como hacemos nosotros, los evangélicos. Por lo que debo preguntarte ¿en qué te basas para descartar ciertas doctrinas e interpretar otras de manera distinta al Magisterio de la Iglesia? Lo entendería si la razón que me dieses fuera que aquellas doctrinas citadas no se ajustan al espíritu de la Palabra de Dios. Pero, para que eso ocurriera sería necesario que consideraras que la Tradición y el Magisterio deben ser sometidos a la Santa Biblia, y no a la inversa, como ocurre en la Iglesia católica.

Por eso, el primer problema importante que nos separará, a la ahora de aunar criterios de interpretación, será precisamente que vosotros los católicos, aceptáis aquellas tres fuentes en pie de igualdad para sostener y apoyar vuestras creencias de fe. Mientras que los evangélicos solo admitimos, como autoridad de fe, la Palabra de Dios. Veamos el primer punto  que abordas en tu correo:

El primer punto que quiero tocar es aquello que tu llamas "doctrinas no bíblicas". Al respecto quisiera recordarte que los católicos creemos en la Biblia porque la Tradición (así, con mayúscula) de la iglesia nos dijo que esta es palabra de Dios. Lo asombroso es que otras religiones pongan su fe en la Biblia y desconozcan o no reconozcan esa Tradición. Es como que algo no funciona, no?. Por ello, los católicos aceptamos tener dos canales de Palabra de Dios, tan importantes uno como el otro. Es decir, no somos la religión de un libro "solamente". (Andrés)

2. ¿Debe someterse la Biblia al Magisterio y Tradición católicos?

Querido Andrés, poner la Tradición en pie de igualdad con la Biblia, es considerar que aquella tiene la misma, o quizá más autoridad que ésta. ¿Qué ocurre cuando las doctrinas apoyadas por la Tradición contradicen la Palabra de Dios? ¿Puede la Verdad ser una cosa y a la vez, la opuesta? Además, la historia de la cristiandad ha probado que la Tradición ha sido una vía ancha y peligrosa de aceptación e introducción de muchas doctrinas no respaldadas por los libros canónicos de la Biblia; como, por ejemplo, las citadas al principio de este artículo. Dichas doctrinas provienen de la Tradición y el Magisterio, que las ampara y respalda, y no se intenta juzgarlas a la luz de la Palabra de Dios para comprobar su veracidad y armonía con la misma, pues para la Iglesia Católica, la Biblia no tiene autoridad sobre las otras dos fuentes.

El argumento que tanto enfatizas de que “los católicos creemos en la Biblia porque la Tradición (así, con mayúscula) de la iglesia nos dijo que esta es palabra de Dios”, no prueba que la Tradición deba ser considerada igual o superior a la Palabra hasta el extremo de que añada doctrinas que nunca fueron reveladas por Dios. La Tradición, si entendemos por ella, el discernimiento e interpretación de la Biblia que hicieron los llamados “Padres de la Iglesia” de los primeros siglos, a lo sumo, se debe limitar a identificar lo que es Palabra de Dios de lo que no es más que literatura ordinaria, o simples escritos apócrifos, sin relación alguna con los escritos de los evangelistas y apóstoles de Jesús. Pero de ninguna manera es admisible que se añadan doctrinas que no están contenidas en la Palabra de Dios, o que se interpreten sesgada y parcialmente las mismas, de forma que no estén en armonía con toda la Biblia, o  sean contradictorias con el Espíritu de la misma. La Palabra de Dios debe interpretarse así misma. La Tradición no es autora de la Revelación sino que ésta existió antes de que la Tradición la aceptase como tal.

A este respecto, debemos destacar, que el Nuevo Testamento quedó completado antes de finalizar el siglo I de nuestra era, y hasta la muerte del último apóstol, Juan, alrededor del año 100 d.C., no había ningún problema en discernir lo que era auténtica Revelación de Dios de lo que era simplemente literatura apócrifa. Pues cualquier libro que no llevase la impronta de los escritores evangélicos era fácilmente reconocido y considerado no inspirado. Más tarde, entre los siglos II a IV d.C., empezó a proliferar mucha literatura apócrifa, apareciendo nuevos “evangelios y epístolas”, los cuales por la fecha tardía de su redacción, fueron fácilmente detectados como falsos. Ese fue el motivo que impulsó a que Atanasio, en el año 350 d.C., realizara una primera recopilación o reconocimiento formal del canon del Nuevo Testamento; es decir, aquellos libros inspirados redactados por los discípulos y apóstoles de Jesús, que les correspondía tener toda la autoridad e inspiración divina, y que la Iglesia reconoció como única guía autorizada en asuntos de fe y práctica. Estos son los mismos veintisiete libros que componen los actuales Nuevos Testamentos de las Biblias tanto católicas como evangélicas.

Por tanto, si hay algo que no funciona es precisamente ese “monstruo” de Tradición que ha creado la Iglesia católica, y que ha invadido de doctrinas espurias y engañosas la primitiva pureza del Evangelio de nuestro Señor Jesús, hasta el extremo de que ha considerado insuficiente el sacrificio de Cristo para el perdón de los pecados de los creyentes, estableciendo sacramentos e imponiendo distintos tipos de penitencias y obras, y aun la compra de indulgencias para la salvación de las almas. Llevando a la virgen María a los altares, colocándola a la diestra de Dios, haciéndola mediadora entre los hombres y Cristo y corredentora con Él. Y todo esto por dar más crédito y honra a la Tradición y a las doctrinas de los hombres que a la Palabra gloriosa de Dios. Veamos algunos textos que advierten a los creyentes sinceros para que no se dejen seducir ni engañar por las doctrinas que no provienen de Dios.

Colosenses 2:8: Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
Mateo 15:9: Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.
Marcos 7:7,8: Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. 8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.

No veo, pues, por qué tenemos que ensalzar tanto, hasta casi elevar a los altares, a la Tradición católica, máxime cuando dicha Tradición es la causa de que se hayan infiltrado multitud de doctrinas espurias, las cuales son añadidas, a pesar de que no se sustentan en la Revelación divina que es la única que le corresponde tener autoridad en materia de fe y práctica. Esto era así al principio de la Iglesia cristiana, pero fue degenerando como toda obra humana hasta el día de hoy, que se sigue sin honrar a las Escrituras por encima de las doctrinas de los hombres. A este respecto, el apóstol Juan nos advierte, que Dios no dejará sin castigo, a los que deliberadamente han adulterado las puras doctrinas de la fe cristiana, introduciendo doctrinas idolátricas y paganas.

Apocalipsis 22:18,19: Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

Por tanto, si queremos llegar a algún resultado positivo en este diálogo, debemos ponernos de acuerdo sobre lo que consideramos que está realmente inspirado por el Espíritu Santo; es decir, todo lo que pertenece al “canon” es infalible, y fuente de toda autoridad, y lo que está fuera del mismo, siempre debería juzgarse con la vara de medida que es el canon.

En mi opinión, toda la literatura que existe fuera del canon, por muy piadosa, moral e inspirada por Dios que parezca, no tiene ninguna autoridad a la hora de crear materia de fe doctrinal. Este es el caso de todo lo que escribieron los llamados “Padres de la Iglesia”. Su inspiración divina no debe ser materia de fe. Solo podemos admitir como inspirado, en cuanto al Antiguo Testamento, el canon aceptado por los judíos; y como cristianos, además, el Nuevo Testamento, con el que hay plena coincidencia en todo el mundo cristiano. No hay que confundir la inspiración mediante la cual Dios se revela en la Biblia, con la inspiración natural con la que son o fueron inspirados los autores y poetas en la literatura secular o los grandes inventores, artistas, filósofos y otros genios del mundo. Incluso toda literatura religiosa de los “Padres de la Iglesia u otros escritores religiosos debe de ser juzgada por la Palabra de Dios.

3. El Magisterio y Tradición católicos cometieron el error de calificar como deuterocanónicos los siete libros apócrifos añadidos a la Biblia hebrea por los judíos griegos de Alejandría entre los años 280-80 a.C.

El canon de la Biblia hebrea (AT para los cristianos) se fue formando gradualmente, a lo largo de unos mil años (1450 a.C. a 400 a.C.). En cambio, el canon del NT quedó completado al final del siglo I d.C. (45 d.C a 100 d.C.), a la muerte del último apóstol que fue Juan, aunque la iglesia tardó aún unos trescientos años para reconocerlo oficialmente (hacia el año 397 d.C.)1.

La colección final de escritos, que conforman el canon del Antiguo Testamento, fue completada durante el tiempo de Esdras, Nehemías (Esdras 7:6; 8:1-8) y Malaquías hacia el 425 a.C. Uno de los argumentos que apoya esta afirmación es el hecho de que en el siglo III a.C. se inició la traducción de la Biblia hebrea al griego, lo cual sin duda es un signo evidente de que, para entonces, ya se conocían perfectamente los libros sagrados que la componían. Los judíos griegos de la diáspora, en Alejandría, fueron los que promovieron la traducción de la Biblia hebrea al griego Koiné. La traducción fue iniciada, en Alejandría, bajo el patrocinio de Tolomeo Filadelfo, rey de Egipto (285-246 a. de J.C.), hacia el año 280 a.C., y terminada, probablemente hacia finales del siglo I a.C. A esta versión griega se le añadieron siete libros piadosos que no estaban en el canon hebreo, llamados apócrifos o deuterocanónicos por la Iglesia católica, de los que luego podemos hablar con más detalle. Esta traducción en griego de la Biblia hebrea es la más antigua, conocida como la Septuaginta, Biblia de los Setenta (LXX) o Canon griego de la Biblia hebrea.

Respecto al canon de la Biblia hebrea (Antiguo Testamento), los judíos solo aceptan como canónicos 39 libros, que son los que quedaron redactados hacia el año 400 a.C. Este canon fue fijado de forma oficial hacia el año 90 d. C. Después de la destrucción de Jerusalén (70 d. C.), el Sanedrín se movió a Tiberias y luego a Jamnia, un pequeño poblado 21 Km. al sur de Jope donde, en 90 d. C., un grupo de eruditos y líderes judíos fijaron definitivamente el canon del Antiguo Testamento.

La iglesia católica amparándose en la Tradición metió en el mismo “saco” a los 39 libros reconocidos por los judíos como canónicos y a esos 7 libros apócrifos o no inspirados, que negligentemente añadieron al canon los judíos griegos de Alejandría, dándoles el rango, que nunca debieron tener de “deuterocanónicos”.

Los siete libros apócrifos incluidos en la versión griega de la Septuaginta, que habían sido escritos durante los últimos tres siglos antes de Cristo, fueron rechazados del canon judío de la Escritura. Este canon lo componen 22 libros, según el testimonio de Flavio Josefo, el historiador judío del siglo I de nuestra era, recogido en su libro Respuesta a Apión (libro I,8), o 24 libros según otras fuentes judías.

Esta lista de 22 ó 24 libros del Antiguo Testamento,  universalmente aceptada por los judíos, equivale exactamente a los 39 libros aceptados por la iglesia cristiana de los primeros siglos y por las iglesias evangélicas de la actualidad. Esta diferencia numérica tan abultada, se debe a que los judíos agrupaban en un solo rollo los siguientes libros: Jueces y Rut, los dos de Samuel, los dos de Reyes, Jeremías y Lamentaciones2, los doce profetas, Esdras y Nehemías, y los dos de Crónicas. El número de 24 libros, probablemente procede de separar Jueces y Rut, y Jeremías y Lamentaciones.

Como ya dijimos antes, durante el periodo helenístico posterior a la invasión de Palestina por Alejandro el Magno en el año 332 a.C, en Israel, se escribieron, en el idioma griego, siete libros entre históricos-religiosos y apócrifos, que nunca fueron reconocidos como sagrados por los judíos3.

Los siete libros apócrifos incluidos en el AT de la Biblia Católica
 
Estos libros que incluyen las Biblias católicas, que no son considerados inspirados ni por los judíos ni por los cristianos primitivos, ni por el mundo evangélico o Protestante, se redactaron la mayoría en el idioma griego popular conocido como koiné en el periodo helenístico del 285 a.C al 185 a.C. Son los siguientes: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico (Jesús Sirach, año 185 a.C.), Baruc, Macabeos I y II, y además, se han intercalado 66 versículos entre los 23 y 24 del capítulo 3 del libro de Daniel, correspondientes al cántico de los tres hebreos. Se han añadido los capítulos 13 y 14 enteros al libro de Daniel, que refieren las historias de Susana, y de Bel y el Dragón, respectivamente. Se han insertado varios versículos a siete capítulos del libro de Ester (Capítulo 1:1a-1r; Capítulo 3: 13a-13f; Capítulo 4:8a, 17a-17z; Capítulo 5: 1a-1f, 2a; Capítulo 8:12a-12v; Capítulo 9:19a; Capítulo 10:3a-3l).

La Biblia de Jerusalén, versión 1998, los distingue y los separa añadiendo a la numeración del versículo una letra del abecedario, y con tipo de letra cursiva, excepto para los capítulos 13 y 14 de Daniel, que, simplemente, se añaden al final de dicho libro, sin resaltarlos de forma especial.

Los libros Apócrifos fueron tan populares entre la gente de habla griega o latina que se agregaron al canon del Antiguo Testamento. Jerónimo favoreció el canon adoptado por los judíos palestinos y distinguió entre los libros contenidos en él y los Apócrifos. A pesar de ello, tradujo al latín los libros Apócrifos y los agregó al canon hebreo. Los libros fueron utilizados durante la edad media por la iglesia latina, y frecuentemente no se hacía ninguna distinción entre el canon y los libros Apócrifos agregados. En el Concilio de Trento, en 1546, la Iglesia Católica declaró oficialmente el estado canónico de los libros apócrifos y los llamó “deutero-canónicos”. Todos los libros de la Versión Latina (Vulgata) de Jerónimo fueron declarados canónicos4.

4. ¿Las religiones cristianas no católicas por el hecho que se apoyan en la sola Biblia como sustento de su fe caen en el fundamentalismo porque tienen sólo letra muerta y nadie que les explique lo que significa”?

A continuación haces las siguientes aseveraciones que por los motivos expuestos arriba no puedo compartir de ninguna manera:

Aclarado este punto se aclara por qué los católicos tenemos "doctrinas no bíblicas" e igualmente inspiradas. Por este motivo, cuando hubo que aclarar algún tema bíblico, la pregunta se le hizo a la Tradición donde surgió la Biblia, y esta, inspirada por el Espíritu Santo, dio la respuesta consensuada a ese tema. Aquellas religiones de un libro caen en el fundamentalismo porque tienen sólo letra muerta y nadie que les explique lo que significa. De allí sus errores de comprensión e interpretación (literal). Prueba cabal de lo que estoy comentando es aquel pasaje del Evangelio de Juan (no soy "versiculista", recuerdo la idea, no las palabras y ubicación exacta) que dice que "Muchas otras palabras dijo Jesús a sus discípulos que no han sido escritas aquí, y que de serlo, no cabrían en todos los libros....", o, lo que es lo mismo, "La Biblia dice que la Biblia no dice todo lo que Jesús dice". (Andrés).

En especial disiento totalmente del siguiente párrafo: Aquellas religiones de un libro caen en el fundamentalismo porque tienen sólo letra muerta y nadie que les explique lo que significa. De allí sus errores de comprensión e interpretación (literal)”. Esta es una afirmación totalmente gratuita, que pretendes probar con el pobre e inadecuado argumento de que la Biblia no contiene todo lo que Jesús y los apóstoles dijeron e hicieron. Es verdad que el apóstol Juan dijo lo siguiente:

Juan 20:30: Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.

Juan 21:24,25: Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. 25 Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.

Este argumento no sirve porque, aunque no todo lo que Jesús y los apóstoles dijeron e hicieron fuera registrado en los libros sagrados, lo que por otro lado era imposible e innecesario, se registró todo lo que era esencial para nuestra salvación, y que el Espíritu Santo se encargó de inspirar y recordar a los discípulos de Jesús y autores bíblicos (Juan 14:26; 16:13; 20:31). Todo lo que no se recogió en los libros canónicos no existe a efectos de materia de fe y práctica, pues no ha sido confirmado y aprobado por el Espíritu Santo.

Juan 20:31: Pero éstas [las señales que hizo Jesús] se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Juan 14:26: Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Juan 16:13,14: Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Deuteronomio 29:29: Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

1ª Corintios 4:6: Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.

Tu afirmación de que todas las religiones cristianas no católicas que tienen la sola Biblia como sustento de su fe caen en el fundamentalismo porque tienen sólo letra muerta y nadie que les explique lo que significa” es muy grave. Por calificarla bondadosamente diría que es totalmente inconsistente, e imposible de sostener con seriedad y rigor, por las siguientes razones:

Primero, la Palabra de Dios nunca está muerta Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” (Hebreos 4:12).

Segundo, la Palabra de Dios es la verdad: Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17).

Tercero, la Palabra de Dios nos proporciona la fe: Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Romanos 10:17).

Cuarto, la Palabra de Dioses “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16).

2 Timoteo. 3:15, 16: y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

Quinto, El Evangelio es poder de Dios para salvación: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:16,17). [...] la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.” (Santiago 1:21)

1ª Tesalonicenses 2:13: Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.

Sexto, la Palabra de Dios nos da el nuevo nacimiento. Su poder transformador es utilizado por el Espíritu Santo para convertirnos en nuevas criaturas en Cristo Jesús: “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas” (Santiago 1:18). Véase también 1ª Pedro 1:23-25; 2ª Corintios 5:17; Juan 14:6; Juan 8:31,32).
 
Séptimo, la Palabra de Dios es la armadura del cristiano, que debe usar para vencer las asechanzas de diablo: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;” (Efesios 6:13-17).

Octavo, la Palabra de Dios es la espada del Espíritu: Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;” (Efesios 6:17)

Noveno, la Palabra de Dios es fuente de vida eterna: Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5:39,40).

Efesios 1:13,14: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. [...]22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

Décimo, Cristo es la Verdad (Juan 14:6). La Palabra de Dios es la verdad (Juan 17:17). Conocer la Verdad nos hará libres (Juan 8:31,32,36).

Juan 8:31,32,36: Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. [...] 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

Por todos estos argumentos bíblicos queda demostrado que la palabra de Dios está viva y es eficaz, capaz de transformar a los impíos en santos, de resucitar a los muertos espirituales, explicándose e interpretándose a sí misma. Está inspirada por el Espíritu santo de tal manera que hasta la persona más sencilla y sin ninguna erudición pueda entenderla, sirviéndole de alimento espiritual para su crecimiento  en el conocimiento de Cristo y en santidad.

 5. La Tradición católica es la fuente de doctrinas espurias

Cuando la Tradición no es depurada por la Revelación divina se da paso a que se infiltren doctrinas no sustentadas por los libros canónicos de la Biblia. Algunas de esas doctrinas son las ya citadas al inicio de este artículo y tratadas en el artículo mencionado arriba -Por qué no soy católico: El sacrificio de la misa, la transustanciación, el sacramento de la confesión o penitencia, el sistema sacerdotal de organización jerárquico, la infalibilidad papal, la doctrina del Purgatorio, la concesión y venta de indulgencias para el perdón de los pecados, las oraciones y misas por los difuntos, la concepción inmaculada de María, el culto a María, la ascensión o asunción de María al cielo, la virgen María corredentora y mediadora entre los hombres y Cristo, María, virgen antes del parto, en el parto, y después del parto.

En el resto de tu correo explicas desde tu punto de vista de católico progresista como entiendes las citadas doctrinas católicas. Sin embargo, tu criterio, al ser liberal se aparta, por lo general, de la explicación oficial formulada por la Iglesia católica en su Catecismo. Esto hace que nuestras respectivas creencias se acerquen, y hasta puedan coincidir en algunos puntos.

Dada la extensión del presente artículo, dedicaremos el próximo estudio para contrastar tu forma de entender las citadas doctrinas con la forma oficial católica, y a juzgarlas con la Palabra de Dios, que en mi opinión, debe ser la norma de suprema autoridad que decida la verdad o falsedad de cualquier doctrina cristiana.

6. Conclusión

Querido amigo Andrés, la Palabra de Dios no está muerta sino viva y es fuente de vida eterna, nos revela a Jesús, como Pan de vida, Autor y consumador de nuestra fe, y al Espíritu Santo que nos renueva mediante la Palabra (Juan 4;14; 6:33-58, 63; Hebreos 12:2). El Evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. (Romanos 1:16). Desde la Palabra de Dios se nos amonesta a no seguir ninguna Tradición (ni con mayúsculas ni con minúsculas), para no ser engañado o caer en el error:

Colosenses 2:8: Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
Mateo 15: 9: Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.
Marcos 7:7,8: Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. 8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.

Por el contrario, se nos insta y estimula a perseverar en la doctrina de Cristo, y a no aferrarnos a las tradiciones de los hombres.

2ª Juan 9: Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.

2ª Timoteo 3:12-17: Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

Tú afirmas que los que no creen en la Tradición, es decir, los que sustentan su fe en la sola Biblia, “caen en el fundamentalismo porque tienen sólo letra muerta y nadie que les explique lo que significa. De allí sus errores de comprensión e interpretación (literal)”. Sin embargo, los evangélicos creemos que la Biblia debe ser su propio intérprete. No debe ser la Tradición ni el Magisterio de la Iglesia los que expliquen e interpreten la Palabra de Dios, sino el propio creyente con la mediación del Espíritu Santo, el autor de la misma. El creyente que ha entregado su vida a Cristo, permanece unido a Él por medio de su Palabra, y entonces, puede decir como San Pablo, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo”. (Gálatas 2:20,21). Cristo nos dice que su Palabra nos une a Él como el sarmiento a la vid ¿a quién creeremos más a Jesús o a la Tradición si está contradice su palabra?:

Juan 15:1-10: "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. 3 Vosotros estáis ya limpios gracias a la palabra que os he dicho. 4 Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. 6  Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. 8  La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. 9  Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. 10  Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. (BJ, 1998).

El creyente, desde su entrega a Cristo, ya no confía en sí mismo y en las obras de justicia que sea capaz de hacer, sino en la gracia de Dios por medio de la fe en Cristo, nuestro Señor y Salvador. Si esto es ser fundamentalista, bendito fundamentalismo que nos lleva a la plenitud de la vida cristiana por medio del Espíritu de Cristo. “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él.” (Romanos 8:9 úp.). Cuando creemos en la Palabra de Verdad, el Evangelio de nuestra salvación (no en una serie de doctrinas de hombres = Tradición), somos sellados con el Espíritu Santo para salvación, “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8:2).

Efesios 1:13,14: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. [...]22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

El apóstol Pablo, insiste una y otra vez para que creamos y hablemos lo que esté de acuerdo con la sana doctrina de la fe, la que se apoya en la única Verdad revelada, su Palabra. “No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas;” (Hebreos 13:8,9), que se procede de las tradiciones de los hombres.

Tito 1:13,14: Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, 14 no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.

Tito 2:1: Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.

Hebreos 13:8,9: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. 9 No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.

Gálatas 1:6-9: Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. 7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. 8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. 9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.

En el resto de tu correo explicas desde tu punto de vista, de católico progresista, como entiendes las doctrinas católicas citadas arriba; las cuales hemos cuestionado, no por provenir de la Tradición católica, sino por estar en contradicción flagrante con la Palabra de Dios.

Aprecio tu posición porque, al apartarse fuertemente de la fe tradicional católica, hace posible una mayor concordia y acercamiento entre nuestras respectivas formas de entender y practicar la fe cristiana. Como decía más arriba, en el próximo artículo Debate interreligioso 2: Doctrinas no bíblicas fruto de la Tradición católica, se contrastará tu forma de entender las citadas doctrinas con la posición oficial católica, y serán juzgadas a la luz de la Palabra de Dios.

 

Quedo a tu disposición. Bendiciones

 

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com

 

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com

 


Referencias bibliográficas

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

1. En el año 350 d. de J.C. el “kanon de la Iglesia” era aplicado a la Biblia por Atanasio de Alejandría (298-373), refiriéndose a los libros que la iglesia reconocía oficialmente como el modelo de fe y conducta. La Biblia y su interpretación.pdf. por Weldon E. Viertel. Casa Bautista de Publicaciones.
2.Quizás Josefo llegó al número “22” combinando Lamentaciones con Jeremías y Rut con Jueces. La Biblia y su interpretación. Pág. 85, por. weldon e. vierte l Editorial Mundo Hispano.
3.Guía para estudiar la Biblia, Págs. 45 y 46, Dr. Daniel Hammerly Dupuy
4. La Biblia y su interpretación.pdf. por Weldon E. Viertel. Casa Bautista de publicaciones

 

 

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