Preguntas y Respuestas
Miscelánea
Debate interreligioso 3: ¿Justificación “paulina” vs. Evangelio?
Versión: 12-01- 12
Carlos Aracil Orts
1. Introducción*
En la segunda parte de este “Debate interreligioso”, tratamos las “Doctrinas no bíblicas fruto de la Tradición católica” desde los siguientes puntos de vista: el oficial del Catecismo de la Iglesia católica, el de mi querido amigo Andrés, como católico que se define a sí mismo como “progresista”, y bajo el punto de vista de la Palabra de Dios.
Con esta tercera parte del “Debate interreligioso” me propongo terminar de dar respuesta al correo de 27-12-2011, de mi amigo Andrés. En la primera parte de este debate, bajo el título “Biblia vs. Tradición”, distinguimos entre lo que es Revelación Divina y lo que es solo doctrina humana fruto de la Tradición católica. Demostramos que no hay posibilidad de confundirlas, porque la primera siempre existe antes que la segunda. La Tradición recoge algunas doctrinas populares que nunca fueron reveladas por Dios, e interpreta otras de forma partidista o interesada. Como consecuencia, la Tradición católica elabora y respalda dogmas de fe que están en contradicción con la Biblia. En la segunda parte analizamos esos dogmas desde los tres puntos de vista citados arriba, comprobando que en algunos casos, mi punto de vista evangélico coincidía con el progresista de mi amigo Andrés. De ahí que mi sorpresa fuera mayúscula al comprobar que no nos separa solamente la Tradición, sino también la misma fe en la inspiración de los libros canónicos del Nuevo Testamento. Esto lo descubrí cuando leí los comentarios finales de mi amigo Andrés, que a continuación transcribo.
A propósito de tu escrito, me extraña sobremanera que sigas hablando de personajes mitológicos como Adán y Eva y del “pecado original” de la forma que lo haces (Andrés).
Siguiendo con Lutero y su "justificación por la fe", está claro que quién tiene fe se comporta de acuerdo a esa fe y el producto son las obras. Independientemente del Don gratuito que hace Dios, la fe y las obras van siempre unidas y no hay fe sin obras (Andrés).
Para la iglesia católica, es justo y santo quién intenta seguir a Jesús en aquello de “Vengan benditos de mi Padre a la salvación eterna porque tuve hambre y me disteis de comer……”. El tema de la justificación “paulina” es una interpretación que hace Pablo del misterio de la muerte de Jesús en la cruz basada en el “Dios del Antiguo Testamento”. Se opone al Dios de Jesús, al Dios de los evangelios. Y remite a un Dios que necesita sufrimiento y muerte para saciar su apetito. Es una visión pesimista e incompatible con el Dios amor. Es un paso que nunca dio el genial Pablo (conocer al Dios de Jesús) y esto fue así porque Pablo no conoció otra cosa que la muerte y resurrección de Jesús. El Jesús de los evangelios fue posterior a Pablo (Andrés).
La santificación como paso final de la canonización y todo ese tinglado, es algo que no comparto porque entra en encrucijadas sin salida y que se nutren de definiciones de un pasado superado (Andrés).
Espero no haber estado muy pesado y haber mantenido una postura de serenidad en cuanto a estos temas que son un continuo aprender, hasta que lleguemos, como Jesús vaticinó, a la verdad total (Andrés).
Una advertencia final: mi posición como católico es progresista, y no comparto muchas posturas de mi iglesia, aunque no me impiden mantenerme en su seno, ya que la razón Dios nos la dio para razonar, y quién busca la Verdad se acerca a ella, más que aquel que se conforma con lo que le dijeron en catequesis de comunión y centra su fe en ello. A este respecto, encuentro diferencias con lo que yo creo que debiera ser mi iglesia y esa estructura de iglesia actual que lucha más por mantenerse que por llevar el Evangelio al mundo. Presiento cambios profundos en los próximos tiempos…….(Andrés).
La primera parte de estos comentarios los considero muy graves porque ponen en entredicho, no solo el Génesis, primer libro de la Biblia, sino también el corazón del Evangelio de Jesús, al poner en duda la inspiración divina del apóstol Pablo, autor de más del cincuenta por ciento del Nuevo Testamento. Me temo, pues, que se ha abierto un gran abismo entre nuestras respectivas creencias, aunque de ninguna manera esto puede afectar a nuestra amistad que está por encima de todo.
El propósito, pues, de este estudio bíblico será demostrar, por supuesto, a la luz de la Palabra de Dios, en primer lugar, que Adán y Eva no son personajes mitológicos sino históricos, y en segundo lugar, que el Evangelio de Jesús está totalmente de acuerdo con el desarrollo teológico que hace del mismo San Pablo, que no en vano fue apóstol de Jesús por su gracia.
2. ¿Son Adán y Eva personajes mitológicos según la Biblia?
Creemos lo que Dios dice a través de su Santa Palabra inspirada por el Espíritu Santo, antes que en la Teoría de la Evolución. Es decir, aquello que afirman los científicos, de que procedemos de una bacteria que surgió por azar hace millones de años, y que evolucionando ciegamente ha sido capaz, por no se sabe que milagro, ni que inteligencia (pues la evolución no tiene inteligencia), de llegar a convertirse en varias especies de simios, y de una de esas especies que tampoco se conoce, evoluciona hasta lo que llamamos seres humanos (hombres y mujeres).
Nuestra fe cristiana no se fundamenta en las teorías más o menos elaboradas que han ido surgiendo desde Darwin, sino en la Palabra de Dios. Si la Biblia es Palabra de Dios ¿cómo podemos dudar que sea verdad que Dios creó el mundo y todo cuanto existe, y al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza?
¿No dignifica y nos eleva hasta lo sumo pensar que somos seres libres y responsables hechos a la imagen y semejanza del Creador (Génesis 1:26,27; 5:1,2), que, por el contrario, creer que descendemos de los animales? ¿Qué responsabilidad y qué libertad tiene un animal? ¿Pudieron nuestros ancestros, una primera pareja de neandertales o de homo erectus llegar a ser tan perfectos que Dios pudo pedirles responsabilidad por su pecado? Si la muerte fue una consecuencia del pecado ¿cómo pudo ocurrir que todos los ancestros semihumanos o humanos, como la primera pareja de neandertales o de homo erectus fueron muriendo sin haber pecado?
¿Podría Dios haber exigido alguna responsabilidad a los medio-simios o medio-humanos? ¿Hubiera sido justo que Dios declarara culpables de pecado y de rebelión a la primera pareja, formada por rudos y brutos homo sapiens recién evolucionados del homo erectus?
La Palabra de Dios no miente. Dios no puede mentir (Tito 1:2; Hebreos 6:18). Veamos lo que dice Dios en su Palabra:
Génesis 1:26: Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Génesis 1:27: Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Notemos como Dios, en esos dos importantes versículos, recalca y enfatiza la idea de que somos su creación, no producto de una azarosa evolución, y que, además, nos ha hecho a su imagen y semejanza, es decir, con un carácter moral santo, inteligentes y con capacidad de crear. En los siguientes versículos veremos como también sus nombres tienen el significado apropiado a su identidad como primeros padres de la humanidad:
Génesis 3:20: Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. (Versión Reina-Valera,1960).
Génesis 5:1,2: (Versión Reina-Valera,1960): “Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. (2) Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados.”
Génesis 5:1,2: (Versión Biblia de Jerusalén,1998): “Esta es la lista de los descendientes de Adán: El día en que Dios creó a Adán, lo hizo a imagen de Dios. (2) Los creó varón y hembra, los bendijo, y los llamó “Hombre”, en el día de su creación.”
En el idioma hebreo, en que se escribió mayormente el AT, la palabra “adam” significa “hombre”, es decir, se trata de la misma palabra usada para nombrar al padre de la raza humana. Sabemos que, antiguamente, los nombres siempre tenían un significado que solía ajustarse a una característica que se esperaba tuviera esa persona.
Así pues, Adán es el primer hombre, o sea, el representante de la humanidad (1ª Corintios 15:45; Romanos 5:12-19) y “el hombre (adam) llamó a su mujer “Eva” por ser ella la madre de todos los vivientes. (Génesis 3:20, Versión Biblia de Jerusalén,1998).
Etimología popular: el nombre de Eva, jawwah, es explicado por la raiz jayah, que significa “vivir”. (comentario de la Biblia de Jerusalén,1998 a Génesis 3:20)
De ahí el nombre de Eva como madre de todos los vivientes (Génesis 3:20úp.).
Toda la humanidad procede de Adán y Eva creados por Dios. Véase también los siguientes textos: Génesis 4:1,25; 1ª Crónicas 1:1; Job 15:7; Oseas 6:7; Lucas 3:38; Romanos 5:14; 1ª Corintios 15:22,45; 1ª Timoteo 2:13,14; Judas 14. Dichos pasajes prueban, que Adán y Eva citados en el Antiguo Testamento, son corroborados y confirmados como personajes históricos, en el Nuevo Testamento. Forman parte, pues, de la historia de la salvación, y, sin su existencia real e histórica, no entenderíamos nada del Plan de Dios para nuestra salvación mediante el segundo Adán, Cristo, por el que la humanidad es redimida o rescatada (Romanos 5:12-21; 1ª Corintios 15:22,45). Veamos todos los textos en que el Nuevo Testamento se refiere a la Primera Pareja humana, Adán y Eva, confirmando como verídico el relato del Génesis, primer libro de la Biblia.
El evangelista Lucas, cuando describe la genealogía de Jesucristo, coloca a Adán como el primer hombre, hijo de Dios, por su creación directa, y ascendiente de Jesucristo según la “carne”.
Lucas 3:38: hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.
Dios dice mediante el gran apóstol Pablo que el pecado y la muerte proceden de Adán. Antes de que Adán y Eva pecaran y se rebelaran contra Dios, obedeciendo a la criatura antes que a su Creador, no existía la muerte, pues ésta fue consecuencia de la Caída de aquellos en el pecado.
Romanos 5:12,14: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. [...] 14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.” (Versión Reina-Valera,1960)
1ª Corintios 15:21,22: “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. (Versión Reina-Valera,1960)
El hombre por el que entró el pecado en el mundo, al que se refiere aquí San Pablo es, sin duda, Adán, por cuya desobediencia a Dios entró el pecado en el mundo (Génesis 2:16,17; 3:6), y por ello vino la muerte a todos los hombres. Pablo contrasta el primer hombre, Adán, terrenal, con el postrer Adán, del cielo, el Dador de la vida, o espíritu vivificante (1ª Corintios 15:45).
1ª Corintios 15:45: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán [Cristo], espíritu vivificante.” (Versión Reina-Valera,1960)
Son también confirmados no solo la creación directa de Adán y Eva por Dios, sino los detalles de su Caída, ocasionada por la tentación de la “serpiente”, que en Apocalipsis se identifica como el diablo y Satanás (Apocalipsis 12:7-10; 20:2,3).
2ª Corintios 11:3: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.” (Versión Reina-Valera,1960)
1 Timoteo 2:13,14: “Porque Adán fue formado primero, después Eva; 14 y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.” (Versión Reina-Valera,1960)
Judas 14: De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, (Versión Reina-Valera,1960)
Si para creer no nos basta la santa Biblia, constatemos que la historia de la Humanidad plagada de violencia, guerras y maldad, junto con la propia experiencia de cada uno, concuerda perfectamente con las citadas afirmaciones inspiradas de San Pablo. El cual descubre y explica magistralmente en pocas líneas el problema del origen del pecado y de sus consecuencias. Lo que los científicos nunca podrán hacer. Él, además de mostrarnos el origen del pecado, hace un diagnóstico exacto del corazón humano: “...Todos están bajo pecado. (10) Como está escrito: No hay justo, ni a un uno;” (Romanos 3:9 úp, 10). También el verso 23 del mismo capítulo, incide en lo mismo: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,”. Aunque nuestra humana tendencia consiste en negar lo evidente, y en creer que nuestra condición o naturaleza es mejor de lo que realmente es.
Si todos estos testimonios de San Pablo, San Lucas y San Judas no son suficientes para que creamos que Adán y Eva son personajes realmente históricos y no mitológicos, ¿creeremos si el testimonio de su existencia viniera de Jesucristo? Pues bien, Él mismo ratificó esa importante verdad de que, Dios, los hizo, al principio, varón y hembra, refiriéndose, lógicamente, a la Primera Pareja (Mateo 19:4-6; Marcos 10:6-9; 1ª Corintios 1:12).
Mateo 19:4-6: Él [Cristo], respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. (Versión Reina-Valera,1960)
Marcos 10:6-9: pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. 7 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, 8 y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. 9 Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. (Versión Reina-Valera,1960)
1ª Corintios 1:12: porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. (Versión Reina-Valera,1960)
¿Podía Jesús estar equivocado en cuanto a la historicidad de Adán y Eva? O ¿ser engañado en cuanto a la inspiración divina del relato de la Creación? ¿Iba Él a mentirnos? Si Jesús confió plenamente en la veracidad del relato del Génesis y en toda la Escritura como Palabra de Dios (Juan 5:39; 17:17; Lucas 24:38-44) ¿Por qué aun así dudamos de su Palabra, y damos más credibilidad a la de los científicos? Como creyentes ¿a quién daremos más credibilidad, a lo que digan los científicos o a lo que afirma nuestro Señor Jesucristo?
¿Qué santidad o carácter moral tiene para ti el matrimonio o la pareja humana, si no crees lo que dijo Jesús, “lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”, y que Dios creó directamente a la Primera pareja sin ningún tipo de evolución por medio?
3. ¿El Dios del Antiguo Testamento se opone al Dios de Jesús, al Dios de los evangelios?
En este epígrafe, voy a comentar la primera parte de tu siguiente párrafo:
El tema de la justificación “paulina” es una interpretación que hace Pablo del misterio de la muerte de Jesús en la cruz basada en el “Dios del Antiguo Testamento”. Se opone al Dios de Jesús, al Dios de los evangelios. Y remite a un Dios que necesita sufrimiento y muerte para saciar su apetito. Es una visión pesimista e incompatible con el Dios amor. Es un paso que nunca dio el genial Pablo (conocer al Dios de Jesús) y esto fue así porque Pablo no conoció otra cosa que la muerte y resurrección de Jesús. El Jesús de los evangelios fue posterior a Pablo (Andrés).
Querido amigo Andrés, en ese párrafo haces graves declaraciones, como que el “Dios del Antiguo Testamento, se opone al Dios de Jesús, al Dios de los evangelios. Un Dios que necesita sufrimiento y muerte para saciar su apetito”.
Esta herejía surgió en el siglo II d.C. con Marción, que venía a afirmar más o menos lo que tú dices, que el Dios del AT es el que ha creado el mal y el del NT es el Dios bueno. Esto es absurdo. No hay más que un Dios, y es el mismo en el AT y NT, es el Dios que ha creado el Universo (Isaías 45:5-7,12; 46:9,10).
Isaías 45:12: Yo hice la tierra y creé al hombre en ella. Yo extendí los cielos con mis manos y doy órdenes a todo su ejército.
Isaías 46:9,10: Recordad lo pasado desde antiguo, pues yo soy Dios y no hay ningún otro, yo soy Dios, no hay otro como yo. (10) Yo anuncio desde el principio lo que viene después, y desde el comienzo lo que aún no ha sucedido. Yo digo: Mis planes se realizarán y todos mis deseos llevaré a cabo.
No voy a intentar que cambies de opinión, porque eso no depende de mí, sino de que estudies la Biblia, con humildad, pidiendo la dirección del Espíritu Santo, su Autor. Solo de esta manera discernirás que el Dios del AT es el mismo que el de Jesús; y mucho más que eso, Jesús es el Dios del AT. Podría citarte muchos textos bíblicos que lo demuestran, pero ¿qué lograría con ello, aparte de hacer un estudio bíblico extenso y bien apoyado en la Biblia? Posiblemente debería empezar por ahí, pero tienes que disculparme que no lo aborde en estos momentos, aunque quizá lo haga en un futuro. ¿Por qué no lo hago ahora?
En primer lugar, porque este es el tercer artículo que escribo en respuesta a tu escrito del pasado mes, y mi intención era terminar de contestarlo con el presente estudio bíblico. En segundo lugar, porque acometer el estudio –¿Es el Dios del AT el mismo que el del NT?–supondría desviarse del tema de la justificación paulina que ahora nos ocupa, y hacer casi interminable esta respuesta, que ya de por sí está siendo muy amplia y exhaustiva. Sin embargo, no puedo resistirme a presentarte unos pocos textos, con la vaga esperanza de que la Palabra de Dios te haga modificar tu punto de vista previo. Por ejemplo:
El Dios del Antiguo Testamento (Yahvé) es Jesucristo
(Los textos bíblicos son de la Biblia de Jerusalén, 1998)
Yahvé en el Antiguo Testamento | Jesús en el Nuevo Testamento |
Jeremías 23:6: En sus días estará a salvo Judá, e Israel vivirá en seguro. Y este es el nombre con que te llamarán: “Yahvé, justicia nuestra. (BJ, 1998) |
1ª Corintios 1:30: De él [Dios] os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de Dios, justicia, santificación y redención; (BJ, 1998) |
Isaías 40:3: Una voz clama: "En el desierto abrid camino a Yahvé, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios. |
Mateo 3:3: Este es de quien habló el profeta Isaías cuando dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. |
Salmos 24:7-9: ¡Puertas, alzad los dinteles, levantaos, antiguos portones, y que entre el rey de la gloria! (8) ¿Quién es el rey de la gloria? Yahvé, el fuerte, el valiente, Yahvé, valiente en la lucha. [...] Yahvé Sebaot, él es el rey de la gloria. |
1ª Corintios 2:7,8: sino que hablamos de una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida, destinada por Dios desde antes de los siglos para gloria nuestra, (8) desconocida de todos los jefes de este mundo - pues de haberla conocido no hubieran crucificado al Señor de la Gloria - |
Salmos 97:9: Porque tú eres Yahvé, Altísimo sobre toda la tierra, por encima de todos los dioses. |
Juan 3:31-35: El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, (32) da testimonio de lo que ha visto y oído, [...](35) El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. |
Isaías 44:6: Así dice Yahvé el rey de Israel, y su redentor, Yahvé Sebaot: "Yo soy el primero y el último, fuera de mí, no hay ningún dios. |
Apo. 1:13,17: y en medio de los candeleros como a un Hijo de hombre, vestido de una túnica talar, [...]17 Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Él puso su mano derecha sobre mí diciendo: "No temas, soy yo, el Primero y el Último,.. |
Isaías 48:12,17: Escúchame, Jacob, Israel, a quien llamé: Yo soy, yo soy el primero y también soy el último. [...] 17 Así dice Yahvé, tu redentor, el Santo de Israel. Yo, Yahvé, tu Dios, te instruyo en lo que es provechoso y te marco el camino por donde debes ir. |
Apo 22:13: Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin. |
Isaías 8:13-15: A Yahvé Sebaot, a ése tened por santo, sea él vuestro temor y él vuestro temblor. (14) Será un santuario y piedra de tropiezo y peña de escándalo para entrambas Casas de Israel; lazo y trampa para los moradores de Jerusalén.(15) Allí tropezarán muchos, caerán, se estrellarán y serán atrapados y presos. |
1Pedro 2:3,4,6-8: si es que habéis gustado que el Señor es bueno. (4) Acercándoos a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios, [...] (6) Pues está en la Escritura: He aquí que coloco en Sión una piedra elegida, angular, preciosa y el que crea en ella no será confundido. (7)Para vosotros, pues, creyentes, el honor; pero para los incrédulos, la piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido, (8) en piedra de tropiezo y roca de escándalo. Tropiezan en ella porque no creen en la palabra; para esto han sido destinados. |
Isaías 40:10,11: Ahí viene el Señor Yahvé con poder, y su brazo lo sojuzga todo. Ved que su salario le acompaña, y su paga le precede. (11) Como pastor pastorea su rebaño: recoge en brazos los corderitos, en el seno los lleva, y trata con cuidado a las paridas. |
Hebreos 13:20-21: Y el Dios de la paz que levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas en virtud de la sangre de una alianza eterna, a Jesús Señor nuestro, (21) os procure toda clase de bienes para cumplir su voluntad, realizando en nosotros lo que es agradable a sus ojos, por mediación de Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. |
Zacarías 13:7: ¡Despierta, espada, contra mi pastor, contra mi ayudante! - oráculo de Yahvé Sebaot -. ¡Hiere al pastor, que se dispersen las ovejas, yo volveré mi mano contra los corderos! |
Mateo 26:31: Entonces les dice Jesús: "Todos vosotros vais a escandalizaros de mí esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño. |
Isaías 53:5-12: Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados. 6 Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros. 7 Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco él abrió la boca. 8 Tras arresto y juicio fue arrebatado, y de sus contemporáneos, ¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos; por las rebeldías de su pueblo ha sido herido; 9 y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba, por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca. 10 Mas plugo a Yahvé quebrantarle con dolencias. Si se da a sí mismo en expiación, verá descendencia, alargará sus días, y lo que plazca a Yahvé se cumplirá por su mano. 11 Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento justificará mi Siervo a muchos, y las culpas de ellos él soportará. 12 Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes. |
Juan 1:29: Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: "He ahí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Apo. 7:10,17: [...] 10 Y gritan con fuerte voz: "La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero."[...] 17 Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos." |
4. ¿Existe contradicción entre la justificación por la fe proclamada por el apóstol Pablo y la enseñanza de Jesucristo o con alguna parte de su Evangelio?
Tú haces esta fuerte y dura declaración: “El tema de la justificación “paulina” es una interpretación que hace Pablo del misterio de la muerte de Jesús en la cruz basada en el “Dios del Antiguo Testamento”. Se opone al Dios de Jesús, al Dios de los evangelios. Y remite a un Dios que necesita sufrimiento y muerte para saciar su apetito”. Sin embargo, no presentas argumentos bíblicos que la respalden. Además, considerar que San Pablo, el más grande apóstol de Jesús que recibió la doctrina cristiana directamente del Espíritu Santo, está en contradicción con Jesús y su Evangelio es una aseveración, al menos, chocante, que rechaza la doctrina básica del cristianismo, de la expiación de los pecados por la muerte de Cristo. De otra parte, si San Pablo, no es un autor inspirado, de un plumazo tenemos que eliminar del canon, sus trece epístolas, o catorce si consideramos que también es autor del libro de los Hebreos.
Por tanto, me pregunto ¿qué libros o epístolas, según tu criterio, son válidos o que contienen la verdad revelada por Dios? Supongo que excepto las epístolas de San Pablo, el resto lo aceptarás. Por eso, trataré, en principio, de basarme en todos los otros escritos neotestamentarios, es decir, todos menos las catorce epístolas de Pablo. Y si en ellas se demuestra que no hay contradicción con las de San Pablo, ¿Le reconocerás a él y a sus epístolas como inspirados por Dios?
Cuando tu afirmas que el Dios del AT “necesita sufrimiento y muerte para saciar su apetito”, ¿a qué te estás refiriendo exactamente? ¿Te refieres al sufrimiento y muerte de su Hijo, Jesucristo?
No se me ocurre otra opción, puesto que la justificación por la fe “paulina”, como la llamas tú, se fundamenta en el sacrificio de la muerte de Cristo en la cruz que paga nuestras ofensas a Dios por nuestros múltiples pecados. Lo que viene a decir el apóstol Pablo, y también, Jesús y sus otros apóstoles, es que la justicia de Dios requiere la muerte del ofensor, y para que nuestros pecados sean perdonados, alguien, pero no una criatura, tiene que cargar con la penalidad de las ofensas a Dios, a fin que Dios pueda ser a la vez justo y misericordioso con los pecadores (Romanos 3:21-27).
Si Dios se limitase a pasar por alto los pecados sin retribuirles el castigo que merecen sería injusto. Y si Dios se limitara a aplicarnos a cada uno la paga que merecemos por nuestras acciones malas, sería totalmente justo, pero todos moriríamos eternamente y no sería misericordioso (Romanos 6:23). Por eso, el gran Pablo nos dice que Jesucristo es nuestra justicia, y al mismo tiempo es la justicia de Dios (Romanos 1:17; 3:21-27). Nuestra justicia (Jeremías 23:6, 1ª Corintios 1:30) porque por ella alcanzamos la justificación o perdón de todos nuestros pecados, porque Cristo, Hombre-Dios, muere en lugar del pecador, y cuando le aceptamos, recibimos esa justicia o justificación que nos limpia de todo pecado. Cristo, a su vez, también es la justicia de Dios, pues, Dios mismo, en la persona de su Hijo, se ofrece para pagar nuestras ofensas, por lo que el pecado no queda impune, y la justicia y la misericordia de Dios “se besan” (Salmo 85:10).
Nadie fuera de Dios mismo podía pagar la deuda del pecado. Para que la justicia de Dios se cumpliera era condición imprescindible que todos recibieran la justa condena de muerte eterna que merecían por sus actos. De aquí, que el sacrificio de Cristo en la cruz, la muerte que recibió y que no merecía, sustituye a nuestra muerte (Romanos 8:3; 2ª Corintios 5:14,15); y por eso, Él es llamado la justicia de Dios y nuestra justicia (Salmo 85:10; Romanos 1:17;3:21-26; 5:18; 1ª Corintios 1:30; Cf. Jeremías 23:6; Malaquías 4:2), porque por Él recibimos la salvación y vida eterna. “La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron.” (Salmo 85:10). “En quien [Cristo] tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Colosenses 1:14) Veamos a continuación, unos pocos pasajes que así lo confirman:
Jeremías 23:6: En sus días estará a salvo Judá, e Israel vivirá en seguro. Y este es el nombre con que te llamarán: “Yahvé, justicia nuestra. (BJ, 1998)
1ª Corintios 1:30: De él [Dios] os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de Dios, justicia, santificación y redención; (BJ, 1998)
4.1. La Justificación por la fe de San Pablo: lo que tu rechazas
Romanos 3:22-28: justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia; 23 todos pecaron y están privados de la gloria de Dios - 24 y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, 25 a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente, 26 en el tiempo de la paciencia de Dios; en orden a mostrar su justicia en el tiempo presente, para ser justo y justificador del que cree en Jesús. 27 ¿Dónde está, entonces, el derecho a gloriarse? Queda eliminado. ¿Por qué ley? ¿Por la de las obras? No. Por la ley de la fe. 28 Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, independientemente de las obras de la ley.
La justificación por la fe consiste en que Dios declara justo al pecador que cree que Jesús ha entregado su vida por él; es decir, la muerte de Cristo, sustituye a la muerte del pecador. Puesto que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23), para que se cumpla la justicia que requiere la ley, alguien tiene que morir. El magnifico Plan de salvación de Dios consiste en salvar al pecador de la muerte mediante, alguien –no puede ser una criatura sino un ser divino porque las ofensas se han hecho a Dios– que ofrece su vida, en lugar de la del pecador, cargando sobre sí la penalidad del pecado y muriendo en sustitución del mismo (2ª Corintios 5:21; Romanos 8:3). De esta manera, salda la deuda del pecador con la justicia de la ley, que exige la muerte del pecador, y éste es considerado justo por Dios y apto para la vida eterna (Romanos 3:22-28).
En esos pocos versículos San Pablo expone magistralmente la divina e inimaginable doctrina de la justificación. Digo que es divina e inimaginable porque ningún ser humano podía ni siquiera atisbar por un momento en su pensamiento que Dios solucionaría la entrada del pecado y del mal en nuestro mundo de esta forma tan abnegada, valiente y amorosa, hasta el extremo de sufrir las mayores torturas y entregar su vida por nosotros, para rescatarnos: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16; BJ, 1998).
Luego la salvación que Dios nos proporciona en Cristo no se basa en seguir o imitar el ejemplo de perfección y santidad de Jesús que, aun siendo importante tenerlo en mente como una meta, es algo que nunca se podrá alcanzar por ningún ser humano porque la “carne es débil”. Por tanto, los cristianos no confiamos en nosotros mismos, en nuestras propias fuerzas, sino en la gracia que nos concede Dios, al darnos el Espíritu Santo para que habite en nosotros, como un don gratuito, obtenido por la sola fe en Cristo, sin las obras de la ley (Romanos 3:28;8:2; Gálatas 2:16-21).
Jesucristo afirma lo mismo que San Pablo que la justificación o salvación de nuestros pecados viene por creer en Él, que es dador de vida y que se entregó por cada uno de los pecadores ( ver: Mateo 20:28; Marcos 10:45; Lucas 22:15-20; Juan 6:33-69).
Marcos 10:45: “que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.” (BJ, 1998)
Lucas 22:15-20: y les dijo: "Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; 16 porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios." 17 Tomó luego una copa, dio gracias y dijo: "Tomad esto y repartidlo entre vosotros; 18 porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios." 19 Tomó luego pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: "Éste es mi cuerpo que se entrega por vosotros; haced esto en recuerdo mío." 20 De igual modo, después de cenar, tomó la copa, diciendo: "Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que se derrama por vosotros.” (BJ, 1998)
Juan 6:33-63: Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo." [...] Les dijo Jesús: "Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. [...] 38 porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 39 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. 40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día."[...] 47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; 50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo." 52 Discutían entre sí los judíos y decían: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" 53 Jesús les dijo: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. [...] 60 Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: "Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?" 61 Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: "¿Esto os escandaliza? 62 ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?... 63 "El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. (BJ, 1998)
Hebreos 10:10-14: En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. 11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
5. Conclusión
Tú afirmas lo siguiente:
La santificación como paso final de la canonización y todo ese tinglado, es algo que no comparto porque entra en encrucijadas sin salida y que se nutren de definiciones de un pasado superado (Andrés).
Querido amigo Andrés, nunca hablé –en el artículo “Por qué no soy católico”– de “la santificación como paso final de la canonización”, sino de la justificación y la santificación, con significados muy distintos a los de la Iglesia católica. Las cuales no son “tinglados”, como tu dices, sino condiciones requeridas por Dios para la salvación.
La Iglesia católica, mediante un proceso laborioso y complejo determina quiénes son sus “santos”; y para que alguien pueda ser canonizado es condición imprescindible que se demuestre que haya hecho algún milagro a lo largo de su vida. Todo esto sí que puede ser un “tinglado”, pero no está superado. La Iglesia católica sigue designando y decidiendo quiénes son santos y cuáles no lo son.
Sin embargo, la justificación y la santificación bíblicas, de ninguna manera se corresponden con un pasado superado, sino, que por el contrario son tan vigentes ahora como hace dos mil años cuando fueron reveladas. Todo cristiano auténtico ha sido justificado en Cristo (Romanos 4:23-25; 5:1). Lo que le da derecho al cielo. Este es el primer grado de santidad bíblica (Hebreos 10:10,14). Todos “los santificados en Cristo Jesús” son “llamados a ser santos” (1ª Corintos 1:2). Además, se nos dice: “Procurad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Por tanto, la carrera del cristiano no acaba con la justificación sino que empieza con ella, y prosigue, creciendo en santidad, hasta el fin de su vida (Romanos 6:22).
Filipenses 3:12-14: No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. 13 Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, 14 corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús.
2ª Timoteo 4:7,8: He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. 8 Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su Manifestación.
Romanos 4:23-25: Y la Escritura no dice solamente por él que le fue reputado, sino también por nosotros, 24 a quienes ha de ser imputada la fe, a nosotros que creemos en Aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús Señor nuestro, 25 quien fue entregado por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación.
Romanos 5:1: Habiendo, pues, recibido de la fe la justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo,
La Iglesia católica identifica justificación con santificación. Estos son dos conceptos distintos. Justificado es aquel creyente que ha aceptado la vida, muerte y resurrección de Cristo, y que al ser rescatado con su sangre, es decir, con su muerte vicaria, es declarado inocente o justo por Dios, puesto que sus pecados han sido perdonados, y cargados a cuenta de Cristo. Su deuda ha sido cancelada, clavada en la cruz (Colosenses 2:12-14); y “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” (Romanos 8:1). Esto implica ser santo, en el sentido de apartado del mal, consagrado para Dios, y redimido por Cristo.
Sin embargo, la santificación o santidad es el objetivo y propósito de toda la vida. La santificación es el fruto de la obra del Espíritu Santo en el creyente durante toda su vida (Romanos 6:22). San Pablo lo aclara cuando dirigiéndose a la iglesia de Corinto, llama a sus miembros “los santificados en Cristo Jesús llamados a ser santos...” (1ª Corintio 1:2). En el libro de Hebreos en el capítulo 10, se ratifica que con la ofrenda del cuerpo de Cristo somos santificados, lo cual no es lo mismo que haber alcanzado la santificación que es la obra progresiva de toda la vida. Ser justificado o santificado es producto del instante en que aceptamos con todo nuestro ser a Jesucristo como nuestro salvador personal (Lucas 23:40-43). En ese momento ya somos santos por medio de Cristo y llamados a la santidad.
Romanos 6:22: Pero al presente, libres del pecado y esclavos de Dios, fructificáis para la santidad; cuyo fin es la vida eterna.
Lucas 23:40-43: Pero el otro le increpó: "¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? 41 Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio éste nada malo ha hecho."42 Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino." 43 Jesús le dijo: "Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso."
Hebreos 10:10-14: En virtud de esa voluntad quedamos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo. 11 Todo sacerdote está en pie, día tras día, oficiando y ofreciendo reiteradamente los mismos sacrificios, que nunca pueden borrar pecados. 12 Él, por el contrario, habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio, se sentó a la diestra de Dios para siempre,13 esperando desde entonces hasta que sus enemigos sean puestos como escabel de sus pies. 14 Mediante una sola oblación ha llevado a la perfección definitiva a los santificados.
Por tanto, en mi opinión, San Pablo no se inventa la justificación por la fe sino que desarrolla toda la Teología que se desprende de las palabras de Jesús, de todo su Evangelio. ¿No dijo Jesús que entregaba su vida para rescate de la humanidad perdida (Mateo 20:28; Marcos 10:45)? ¿No afirmó Él también: Éste es mi cuerpo que se entrega por vosotros; haced esto en recuerdo mío." 20 [...] "Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que se derrama por vosotros.”; (Lucas 22:15-20)?
Jesucristo, al igual que San Pablo, también declaró que la única condición para la salvación era creer en Él. ¿Qué es creer en Él sino solo tener fe en Él como el Redentor y el dador de vida eterna por la resurrección?
Juan 3:18: El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. (BJ, 1998)
Juan 3:36: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que resiste al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él." . (BJ, 1998)
Qué nos quiso decir Jesús cuando declaró lo siguiente:
"Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed” [...] (40) “Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día." [...] 47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; (Juan 6:35, 40,47).
O cuando dijo:
[...] El pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo." 52 Discutían entre sí los judíos y decían: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" 53 Jesús les dijo: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. (Juan 6:51-56).
Los discípulos de Jesús, cuando oyeron –“si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” –, se escandalizaron, porque tomaron literalmente las palabras de Jesús. Él mismo, en el pasaje de Juan 6:63, aclara su significado: “El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.” Comer la carne y beber la sangre de Cristo es creer que Él es Dios y hombre a la vez, y que tiene todo el poder para salvarnos de los pecados y de la muerte; y al aceptarle como nuestro salvador personal e identificarnos con su vida y muerte, Él, nos da el nuevo nacimiento, convirtiéndonos en nuevas criaturas, por medio de su Palabra y de su Espíritu (2ª Corintios 5:17). Es decir, primero nos vivifica espiritualmente, quitándonos la esclavitud del pecado (Juan 8:31-36; Romanos 6:1-23), y después, al fin del mundo, nos da vida eterna mediante la resurrección (1ª Corintios 15:20-27).
Comer la carne y la sangre de Jesucristo es alimentarse diariamente de su palabra como el Pan del cielo que da vida espiritual.
Así lo testifican los siguientes pasajes:
Juan 5:39: Vosotros investigáis las Escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí;
Juan 5:24 (Ver también Juan 15:1-12): En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
Juan 4:14: pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna."
Juan 17:17: Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad.
Juan 8:31,32,36: Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: "Si os mantenéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, 32 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres." [...]36 Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres.
1ª Pedro 1:22-25: Habéis purificado vuestras almas, obedeciendo a la verdad, para amaros los unos a los otros sinceramente como hermanos. Amaos intensamente unos a otros con corazón puro, 23 pues habéis sido reengendrados de un germen no corruptible, sino incorruptible, por medio de la palabra de Dios viva y permanente. 24 Pues toda carne es como hierba y todo su esplendor como flor de hierba; se seca la hierba y cae la flor; 25 pero la palabra del Señor permanece eternamente. Y esta es la palabra: la Buena Nueva anunciada a vosotros.
¿Qué es la justificación por la fe?
Es la doctrina fundamental del cristianismo. La buena nueva o Evangelio de la salvación en Cristo. Es gratuita, por gracia, no por obras para que nadie se gloríe (Efesios 2:8). Siendo “justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús” (Romanos 3:24). La salvación es un don de Dios para todo aquel que cree, es decir, ejerce fe en Jesucristo, como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29; Romanos 5:1). Es solo por fe. Nadie puede obtener la salvación mediante el hacer obras buenas, pues si así fuera, la salvación sería un salario, una paga por las buenas obras. Como dice Pablo: “Al que trabaja no se le cuenta el salario como favor sino como deuda; 5 en cambio, al que, sin trabajar, cree en aquel que justifica al impío, su fe se le reputa como justicia” (Romanos 4:4,5). Implica la conversión y el perdón de todos los pecados pasados, presentes y futuros.
La justificación por la fe no es otra cosa que la justicia que Cristo obtuvo con su muerte en la cruz, la cual es apropiada para sí por el creyente, por lo cual desde ese momento es declarado justo por Dios, recibiendo el perdón de sus pecados y la vida eterna.
Romanos 5:9: ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la ira!
Para entender la justificación por la fe, quizá lo primero que deberíamos preguntarnos es ¿de qué salva Cristo a los seres humanos? ¿A qué vino Él a la Tierra? ¿Cuál era su misión esencial? En segundo lugar ¿cómo salva Cristo a los que creen en Él?
¿De qué salva Cristo a los seres humanos?
La primera pregunta tiene una primera respuesta en el Evangelio según San Mateo: “Él [Jesús] salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:20-21).
Mateo 1:20-21: “[...] José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Juan 1:29: Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: "He ahí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
¿A qué vino Él a la Tierra? ¿Cuál era su misión esencial?
La segunda y tercera preguntas tienen, igualmente sencilla respuesta en el Evangelio: “vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Para que pudiéramos tener vida en abundancia (Juan 10:10):
Juan 10:10: [...] Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
Lucas 9:56: Porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.
Lucas 19:10: Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Juan 5:24: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida
Juan 4:34: Les dice Jesús: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra.
Juan 6:38-40: Porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 39 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. 40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día."
¿Cómo salva Cristo a los que creen en Él?
Primero. Entregando su vida por la de los pecadores para que éstos, todos los que creen en Él, aceptando su muerte vicaria, reciban la vida eterna (Juan 3:16; 10:17,18). Cumpliendo así la justicia de Dios que exige la muerte del pecador. Al morir Cristo en sustitución de éste, se cumple la justicia de la ley de Dios.
Juan 3:13-18: Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Juan 10:15-18: como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. [...] 17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre."
Segundo. Rescatando a los pecadores con su vida. Rescatar en el sentido de recuperar lo que se había perdido.
Marcos 10:45 (Mateo 20:28): “que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.” (BJ, 1998)
1ª Timoteo 2:5,6: Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, 6 que se entregó a sí mismo como rescate por todos. Tal es el testimonio dado en el tiempo oportuno,
Tercero. Redimiendo a los pecadores con su sangre derramada.
Aquí redención tiene el significado de sacar de la esclavitud al esclavo, pagando un precio muy alto: su sangre. O bien volver a comprar con su sangre lo que le pertenecía ya como Creador, pero que se había perdido a causa del pecado, del diablo y de la muerte.
Lucas 1:68,69: Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, 69 Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo,
1ª Pedro 1:1,2,18,19: Pedro, apóstol de Jesucristo, [...] 2 según el previo conocimiento de Dios Padre, con la acción santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre. A vosotros gracia y paz abundantes.[...]18 sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, 19 sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo, [...]
Hechos 20:28: "Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo.
Romanos 3:22-28: justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia; 23 todos pecaron y están privados de la gloria de Dios - 24 y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, 25 a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente.
Efesios 1:7: En él tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos, según la riqueza de su gracia
Colosenses 1:14: en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados.
Romanos 5:9: ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la ira!
Colosenses 1:20: y reconciliar por él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo seres de la tierra y de los cielos.
Hebreos 9:12: Y penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una liberación definitiva.
Apocalipsis 5:9: Y cantan un cántico nuevo diciendo: "Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;”
Cuarto. Libertando a los pecadores de la esclavitud del pecado.
Juan 8:31,32,34,36: Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: "Si os mantenéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, 32 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres." [...] 34 Jesús les respondió: "En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. [...] 36 Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres.
Romanos 6:14-18: Pues el pecado no dominará ya sobre vosotros, ya que no estáis bajo la ley sino bajo la gracia. 15 Pues ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ningún modo!. 16 ¿No sabéis que al ofreceros a alguno como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia? 17 Pero, gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón al modelo de doctrina al que fuisteis entregados, 18 y, liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.
1ª Corintios 7:22,23: [...] asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.
Quinto. Purificando a los pecadores con su sangre derramada.
1ª Juan 1:7: Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Hebreos 9:13,14,29: Pues si la sangre de machos cabríos y de toros y la ceniza de una becerra santifican con su aspersión a los contaminados, en orden a la purificación de la carne, 14 ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto al Dios vivo! [...] 29 ¿Cuánto más severo castigo pensáis que merecerá el que pisotee al Hijo de Dios, y profane la sangre de la alianza que le santificó, y ultraje al Espíritu de la gracia?
Apocalipsis 1:5: y de parte de Jesucristo, el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados.
Hebreos 1:3: el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su sustancia, y el que sostiene todo con su palabra poderosa, llevada a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
Hebreos 13:20: Y el Dios de la paz que levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas en virtud de la sangre de una alianza eterna, a Jesús Señor nuestro,
Sexto. Dando el Nuevo Nacimiento a los pecadores. Es decir, transformándoles en nuevas criaturas.
Juan 3:5: Respondió Jesús: "En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
2ª Corintios 5:17: Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo.
Tito 3:5-7: Él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo, 6 que derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna.
Séptimo. Dando el Espíritu Santo a los pecadores.
Juan 7:37-39: El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie, gritó: "Si alguno tiene sed, que venga a mí, y beberá 38 el que cree en mí, como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva." 39 Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había sido glorificado.
Juan 14:26: Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Romanos 8:9-11: Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece; 10 mas si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros.
Octavo. Dándoles a comer su carne y sangre, que consiste en alimentarse diariamente de su Palabra como el Pan del cielo que da vida espiritual.
Juan 6:35: Jesús les dijo: "Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed”.
Deuteronomio 30:14 (Cf. Romanos 10:8): Sino que la palabra está bien cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la pongas en práctica.
Salmo 119:160: El conjunto de tu palabra es la verdad, tus rectos juicios duran por siempre.
Isaías 40:8 (Cf. 1ª Pedro 1:23-25): La hierba se seca, la flor se marchita, mas la palabra de nuestro Dios permanece por siempre."
Jeremías 15:16: Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba; era tu palabra para mí un gozo y alegría de corazón, porque se me llamaba por tu Nombre Yahvé, Dios Sebaot.
Mateo 4:4 (Lucas 4:4): Mas él respondió: "Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."
Mateo 24:35: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Marco 8:38: Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles."
Juan 5:24: En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
Juan 8:31: Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: "Si os mantenéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos,
Juan 8:51: En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi palabra, no verá la muerte jamás."
Romanos 10:8: Entonces, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra: en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de la fe que nosotros proclamamos. 9 Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo. 10 Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación. 11 Porque dice la Escritura: Todo el que crea en él no será confundido.
Filipenses 1:27: Lo que importa es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo, para que tanto si voy a veros como si estoy ausente, oiga de vosotros que os mantenéis firmes en un mismo espíritu y lucháis acordes por la fe del Evangelio,
2ª Corintios 9:13: Experimentando el valor de este servicio, glorificarán a Dios por vuestra obediencia y la confesión de fe en el Evangelio de Cristo y por la generosidad de vuestra comunión con ellos y con todos.
Colosenses 3:16: La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantando a Dios, de corazón y agradecidos, salmos, himnos y cánticos inspirados.
Efesios 6:17: Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
1ª Tesalonicenses 2:13: De ahí que también por nuestra parte no cesemos de dar gracias a Dios porque, al recibir la palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis, no como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece activa en vosotros, los creyentes.
Hebreos 4:12: Pues, viva es la palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta la división entre alma y espíritu, articulaciones y médulas; y discierne sentimientos y pensamientos del corazón.
Noveno. Venciendo al pecado, la muerte y al diablo con su muerte.
Lucas 10:18: Él les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo”.
Romanos 8:2: Porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte.
1ª Corintios 15:55-57: ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? 56 El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley. 57 Pero ¡gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!
Hebreos 2:14: Por tanto, como los hijos comparten la sangre y la carne, así también compartió él las mismas, para reducir a la impotencia mediante su muerte al que tenía el dominio sobre la muerte, es decir, al diablo,
Hebreos 2:15: y liberar a los que, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud.
Apocalipsis 20:14: La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego - este lago de fuego es la muerte segunda -
Apocalipsis 12:7-12: Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron, 8 pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. 9 Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Oí entonces una fuerte voz que decía en el cielo: "Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios. 11 Ellos lo vencieron gracias a la sangre del Cordero y a la palabra de testimonio que dieron, porque despreciaron su vida ante la muerte. 12 Por eso, regocijaos, cielos y los que en ellos habitáis. ¡Ay de la tierra y del mar! porque el diablo ha bajado a vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo."
Apocalipsis 20:10: Y el diablo, su seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde están también la Bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Décimo. Cristo, también nos salvó cumpliendo la ley de Dios, en nuestro lugar, puesto que los seres humanos nos es imposible cumplirla a la perfección.
Romanos 8:1,3: Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús. [...] 3 Pues lo que era imposible a la ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios, habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne,
Romanos 8:4: a fin de que la justicia de la ley se cumpliera en nosotros que seguimos una conducta, no según la carne, sino según el espíritu.
Efesios 2:13-16: Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. 14 Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro divisorio, la enemistad, 15 anulando en su carne la Ley con sus mandamientos y sus decretos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo las paces, 16 y reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad.
Gálatas 3:10-13: Porque todos los que viven de las obras de la ley incurren en maldición. Pues dice la Escritura: Maldito todo el que no se mantenga en la práctica de todos los preceptos escritos en el libro de la Ley. - 11 Y que la ley no justifica a nadie ante Dios es cosa evidente, pues el justo vivirá por la fe; 12 pero la ley no procede de la fe, antes bien quien practique sus preceptos, vivirá por ellos.- 13 Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: Maldito el que cuelga de un madero.
Quedo a tu disposición. Bendiciones
Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com
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Referencias bibliográficas
* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión de la Biblia de Jerusalén, 1998, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.
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