Preguntas y Respuestas
Sobre la salvación (Soteriología)
¿Qué simboliza el Árbol de la Vida?
Versión 20-03-13
Carlos Aracil Orts
1. Introducción*
Estimada hermana Trini, comprendo muy bien las inquietudes y dudas que me plantea. Voy a tratar de responder a las mismas siguiendo el mismo orden en que las formula. Pero sabemos que nuestros límites son, por un lado, el personal, y por otro, lo revelado en la Biblia. Con lo que no está revelado en la Palabra de Dios no deberíamos especular, y si lo hacemos tendríamos que ser prudentes y humildes, y plantearlo claramente como posibilidades u opiniones.
Deuteronomio 29:29: Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
1 Corintios 4:5-6: Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. (6) Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.
Primero, vuelve usted de nuevo a plantear el tema del “Árbol de la Vida”, de lo que deduzco que no conseguí aclarárselo suficientemente en el pasado correo. Sus preguntas en el citado mail fueron las siguientes:
“¿Qué hubiese pasado si Adán y Eva en vez de comer del árbol del conocimiento hubiesen comido del árbol de la vida? ¿El árbol de la vida simbolizaba la eternidad?” (Trini).
Realmente este asunto tiene su dificultad. Creo que su pregunta, que se basa en el texto de Génesis 3:22, puede quizá formularse de la siguiente manera:
Si Dios hubiera permitido a Adán y Eva, después de pecar, que hubieran comido del Árbol de la Vida (Génesis 3:22) ¿habrían conseguido vivir para siempre?
Génesis 3:22: Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.
Antes de empezar a responder su pregunta, permítame resaltar que en este texto se manifiesta que Dios es uno en una pluralidad de personas, porque al referirse a sí mismo no usa el pronombre singular sino el plural “nosotros”: “el hombre es como uno de nosotros”, lo que es una evidencia temprana de la doctrina de la Trinidad –Dios uno en tres Personas– que se revelaría plenamente, más tarde, en el NT.
Respecto al resto de preguntas que usted me plantea relacionadas con la doctrina de la Trinidad serán respondidas en otro estudio bíblico. En este nos limitaremos a explicar el simbolismo del Árbol de la Vida que aparece en el primer libro de la Biblia –el Génesis– y en el último –Apocalipsis. Este estudio constará de dos partes, que se corresponden con mis dos respuestas a su pregunta citada arriba.
Primera Parte
2. La vida eterna depende de la obediencia a Dios
En mi opinión, Adán y Eva, antes de pecar, tenían vida eterna de una forma condicional, es decir, mientras fueran obedientes a Dios. Él le había dicho a Adán: “De todo árbol del huerto podrás comer” (Génesis 2:16). Pero, acto seguido dijo: “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17).
Dios puso dos árboles únicos en medio del Huerto: el árbol de vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal
Dios plantó un huerto en Edén, e “hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer;” (Génesis 2:9 p.p.). Pero también puso en medio del mismo otros dos árboles especiales: “también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal” (Génesis 2:9 ú.p.).
Supuestamente, comer de sus frutos producía efectos opuestos: el uno, la vida y el otro, la muerte, respectivamente.
¿Podían los frutos de ambos árboles producir, realmente, el uno, vida, y el otro, muerte o eran meramente alegóricos?
En los siguientes epígrafes trataré de responder esta pregunta.
3. ¿Qué diferenciaba a estos dos árboles de los demás y entre sí?
El relato del Génesis muestra que ambos daban fruto: Eva “tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Génesis 3:6). También el árbol de la vida daba sus frutos como vimos en el texto anterior citado de Génesis 3:22.
Lógicamente los árboles tenían que ser distintos unos de otros para poder distinguirlos. No podía haber lugar para la confusión. Dios les había permitido comer de todos los árboles, incluido, por supuesto, el árbol de la vida, con la única excepción del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal.
No hubo prohibición para comer del árbol de la vida hasta que pecaron. Solo entonces se les impide su acceso al mismo, al ser echados del huerto del Edén, y poner Dios “al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (Génesis 3:24).
Génesis 3:22: Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.
De este texto (Génesis 3:22), si lo entendemos literalmente, parece deducirse como si el árbol de la vida fuese el antídoto para neutralizar los efectos mortales del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, pues si comían de aquél, vivirían “para siempre”. Pero sabemos que la vida no la puede dar ningún fruto, ni ninguna cosa creada por Dios puede dar vida. Solo el Creador da la vida.
4. Los dos árboles singulares citados representan o simbolizan los dos caminos u opciones que Dios puso delante de la Primera Pareja: la vida eterna y la muerte.
Adán y Eva al aceptar la seducción del diablo, hicieron a Dios mentiroso e injusto porque creyeron a una criatura antes que a Dios. Creyeron que Él estaba tratando de evitar que ellos fueran sabios e “iguales a Dios”.
Génesis 3:1-7: Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? (2) Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; (3) pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. (4) Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; (5) sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. (6) Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. (7) Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
El diablo, en forma de serpiente, trató de tergiversar la clara orden de Dios, haciéndole una insidiosa pregunta a Eva: ¿”Conque Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3:1 úp.). Y a continuación hacerle creer a Eva que si comían del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, no solo no morirían sino que serían como Dios, “sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3:4,5).
Aunque el fruto del “árbol de la ciencia del bien y del mal” (Génesis 2:9,17; 3:5), que comió la Primera Pareja humana, se ha dado en decir que era una manzana, y mucha gente ha llegado a creerlo, esto es solo un rumor, pues la Biblia no identifica el fruto de este árbol. No obstante, el árbol y su fruto son literales puesto que pudieron comer de él.
Sin embargo, no parece plausible pensar, que sus frutos –tanto el del “árbol de la ciencia del bien y del mal” como el del “árbol de la vida”– tuvieran unas propiedades sobrenaturales, tanto negativas –en el primer caso– como para producir la muerte, y positivas –en el segundo caso– como para infundir vida eterna.
Por tanto, parece lógico deducir, que “el árbol de la vida” y el de “la ciencia del bien y del mal” fueron árboles literales a los que Dios les dio una función simbólica para que representaran las dos opciones que Él había puesto delante de Adán y Eva, para que libremente decidieran a quién servir, si al mal, personificado por la serpiente –Satanás–, cuyo fin sería la muerte, o bien a Él, para bien y vida eterna.
Concluyendo, el bien y la vida solo coexisten en Dios, y cuando los seres humanos nos separamos de Él, solo hay mal y muerte. Y esto es lo que simbolizan el árbol de la vida y el de la ciencia del bien y del mal, las dos opciones vitales que se presentan ante la humanidad, el creer, seguir, aceptar, obedecer a Dios es vida eterna, y lo contrario es muerte eterna.
Deuteronomio 30:19-20: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días…”
Hasta aquí la primera parte de este estudio que corresponde al pasado correo que le envié el 15 de marzo de 2013.
Segunda Parte
1. Introducción
En esta segunda parte, añadiré argumentos para apoyar la tesis que sostiene que el fruto del “Árbol de la Vida” no tenía en sí mismo ningún poder milagroso capaz de dar la vida eterna a Adán y Eva. Este árbol simbolizaba el derecho a la vida eterna que ellos perdieron como consecuencia de su desobediencia a Dios. Por tanto, nos seguimos haciendo la misma pregunta que en la primera parte de este estudio bíblico.
Si Dios hubiera permitido a Adán y Eva, después de pecar, que hubieran comido del Árbol de la Vida (Génesis 3:22) ¿habrían conseguido vivir para siempre?
Génesis 3:22: Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.
2. El Árbol de la Vida y el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal
Dios dispuso ante la Primera Pareja dos caminos u opciones que representó mediante dos árboles frutales literales o físicos, que plantó en medio del huerto y a los que les puso los nombres de Árbol de la Vida y Árbol de la Ciencia del bien y del mal.
Puesto que todo lo que había hecho Dios “era bueno en gran manera” (Génesis 1:31), tenemos que deducir que también lo eran estos árboles, el de la vida y el de la ciencia del bien y del mal. Aunque sus funciones eran muy distintas. Pues, el primero, como su nombre indica, representaba la opción a la vida eterna, lo que puede hacernos inferir que ésta no es prerrogativa de las criaturas sino que proviene de Dios. Y el Autor de la Vida (Hechos 3:15) la otorga a quien Él quiere.
El segundo árbol es el de la “ciencia del bien y del mal”. ¿Qué misión tenía este árbol en el Paraíso? ¿Para qué lo había plantado Dios allí? Parece que tenía un solo objeto: introducir una restricción al libre albedrío que gozaba la Primera Pareja mediante la prohibición expresa de Dios a que se comiera de su fruto, y que, incluso, ni fuera tocado (Génesis 2:17; 3:3), y con ello poner a prueba la fidelidad, lealtad, obediencia y amor de Adán y Eva hacia Dios.
Génesis 2:17: “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”.
De aquí inferimos que la vida eterna era condicional, pues la desobediencia a este mandamiento, a esta ley de Dios acarrearía de inmediato la pérdida de la vida eterna. Por eso, la Palabra de Dios dice: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Nada malo había en el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Pero sí en codiciarlo para finalmente transgredir el mandato de Dios mediante la acción libre, no coaccionada por nadie, de comerlo. Y no solo eso sino por pensar que Dios había prohibido este fruto para evitar que sus criaturas adquiriesen Su sabiduría y conocimiento, y llegasen a ser como Él.
Puesto que al desobedecer a Dios, y desconfiar de Él, Adán y Eva, habían perdido la comunión con Dios y la vida eterna ¿Habría algún medio para recuperarla? ¿Quizá comiendo del fruto del “árbol de la vida” si Dios se lo permitiese?
3. Las consecuencias del pecado: la naturaleza moral humana se pervierte y se pierde la vida eterna.
El mal ya estaba hecho. La decisión equivocada había sido tomada, y sus consecuencias ya se evidenciaban en ellos pues la inocencia y santidad de su naturaleza inicial habían sido perdidas, y ambos se habían vuelto egoístas y enemigos de Dios. Experimentaron por primera vez vergüenza de sí mismos, y trataron de esconderse de la presencia de Dios. Sintieron miedo de Él porque estaban desnudos, es decir, habían perdido su santidad que les permitía estar en Su presencia sin miedo. Y cuando Dios les pide cuentas, es decir responsabilidades por sus acciones, Adán culpa a “la mujer que me diste por compañera” (Génesis 3:7-13), con lo cual no solo trata de eximir su responsabilidad haciéndola recaer en Eva sino que también culpa a Dios por haberle dado esa mujer. Y Eva, a su vez, hace lo mismo, pues se excusa culpando a la “serpiente” que le engañó.
La muerte física de Adán y Eva no se produjo en “el día” que comieron del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal (Génesis 2:17) sino solo su muerte espiritual, que fue lo que significó su separación y enemistad con Dios. Y la naturaleza pecaminosa de ellos y de todo el resto de la humanidad que la heredaría no podría ser restaurada o regenerada sino es por medio de Jesucristo, nuestro Redentor y Salvador. Por eso, inmediatamente a la Caída de la Primera Pareja, Dios les consuela dándoles la promesa de la victoria de la simiente de la mujer –“la cual es Cristo” (Gálatas 3:16 úp.)– sobre la serpiente, que será herida en la cabeza, como símbolo de que el diablo es vencido por Cristo (Génesis 3:15).
Génesis 3:15: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
El cumplimiento de la promesa de restauración de la Humanidad se cumple en Cristo quien paga el precio de nuestro pecado y nos regala la vida eterna que perdieron Adán y Eva (Juan 3:16; Romanos 3:24; 5:17-21; 6:23; etc.)
Romanos 5:17-21: Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. (18) Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. (19) Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. (20) Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; (21) para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.
En el plan de Dios estaba que el mal y el bien coexistieran, que el trigo y la cizaña crecieran juntos (Mateo 13:24-30,36-43) y se extendieran hasta el fin del mundo, y entonces recogerá a sus hijos de los cuatro vientos de la Tierra para que vivan eternamente con Cristo (1ª Tesalonicenses 4:13-18), y la cizaña o hijos del maligno, junto con el mal, la muerte y el diablo serán destruidos para siempre (Mateo 13:41-43, Ap. 21:8, etc.).
4. Conclusión
¿Qué simboliza el árbol de la vida? ¿Por qué Dios dijo “que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre”?
¿Acaso comer del fruto del árbol de la vida podía proporcionar vida eterna?
En mi opinión, el árbol de la vida es el símbolo de la vida eterna que solo pertenece a Dios. Es decir, la vida eterna es una cualidad del Creador y no es inherente a la naturaleza de Sus criaturas, sino que ellas la reciben como un regalo de Dios. Adán y Eva, como toda criatura, tenían vida eterna condicional, o sea, mientras permanecieran unidos a Dios.
Por eso, Él dispuso “el árbol de la vida” en medio del huerto del Edén, para que supieran que tendrían derecho a ella mientras tuvieran acceso al “árbol de la vida”.
Sin embargo, el derecho a la vida eterna lo perdieron en el momento en que decidieron desobedecer a Dios, al tomar del fruto del “árbol de la ciencia del bien y del mal”. Adán y Eva, ignorando la advertencia de Dios, escogieron la muerte porque en sus corazones pensaban que Dios mentía, y que Él solo quería impedir que Sus criaturas adquiriesen una sabiduría semejante a la de Dios mismo.
Habiendo hecho, Adán y Eva, la elección equivocada, el camino de la muerte, perdieron la vida eterna, que una vez perdida no podía recuperarse sino mediante Cristo. Por tanto, puesto que acceder al fruto del árbol de la vida simbolizaba tener el derecho de la misma, es lógico que Dios les impidiera que pudieran de nuevo acceder al huerto y comer del fruto del “árbol de la vida”, pues ahora ya habían perdido el derecho de la vida. Dios les impidió que permanecieran en el mismo estatus anterior al pecado para que fuesen conscientes de su Caída. Dejarles allí, pudiendo acceder al “árbol de la vida” y al de “la ciencia del bien y del mal” ya no tenía sentido alguno sino que podía darles a ellos una sensación engañosa de que nada grave había pasado.
De la misma manera que el comer del fruto del “árbol de la ciencia del bien y del mal”, en sí mismo, era totalmente inocuo y no ocasionaría ningún tipo de perturbación o trastorno de orden físico, así tampoco les proporcionaría el fruto del árbol de la vida una cualidad sobrenatural que les permitiera vivir para siempre. Comer del árbol de la ciencia del bien y del mal implicaba la muerte y por tanto el perder el derecho a la vida eterna. Como este derecho que se había perdido se hacía real y físico mediante el libre acceso al “árbol de la vida”, era necesario que Dios también impidiera todo acceso a dicho árbol para de esa manera mostrar fehacientemente a la Primera Pareja que al no poder acceder más a dicho árbol significaba que ya no disponían de vida eterna.
Las consecuencias tanto en el primer caso –el comer del fruto del “árbol de la ciencia del bien y del mal”, como en el segundo caso –el comer del fruto del “árbol de la vida”– eran solamente de tipo moral, y esta decadencia moral les llevaría al deterioro también de su naturaleza física y con ello llegaría la muerte.
La Palabra de Dios no vuelve a referirse al árbol de la vida hasta el libro de Apocalipsis, en los siguientes textos:
Apocalipsis 2:7: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Esta promesa, que hace Dios “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida”, simboliza, en mi opinión, la vida eterna. De manera que vencer el mal con el bien mediante Cristo es lo único que da derecho a la vida eterna, que se simboliza por el regalo de Dios de “comer del árbol de la vida”. Ahora veamos los últimos textos en los que se vuelve a nombrar el Árbol de la Vida.
Apocalipsis 22:1-19: Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. (2) En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. (3) Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, (4) y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. (5) No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. (6) Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. (7) ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. (8) Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. (9) Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. (10) Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. (11) El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. (12) He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. (13) Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.
En el Paraíso restaurado que Dios tiene reservado “al que venciere”, habrá también un “árbol de la vida” nuevamente para mostrar a Sus criaturas que la vida eterna, que es una cualidad de Dios, ha sido recuperada para Sus hijos.
En la Nueva Tierra nadie volverá a pecar. El pecado, el mal y la muerte habrán sido destruidos para siempre (Apocalipsis 21:1-4). Pero en la Ciudad de Dios estará el Árbol de la Vida que recordará a todas las gentes que la vida eterna es un don de Dios, que una vez se perdió por causa del pecado, y que fue recuperado por la entrega de la vida del Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19:16).
Apocalipsis 22:1-2: Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. (2) En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
En mi opinión, las personas que habiten las naciones de la Nueva Tierra, todas ellas, habrán sido transformadas con cuerpos incorruptibles y celestiales a la manera como nos es revelado en 1ª Corintios 15:44,49-57 y 1ª Tesalonicenses 4:13-18, y puesto que ya no habrá nunca más ninguna enfermedad, el significado del texto –“las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones” (Ap. 22:2)– es un simbolismo que no se refiere a la sanidad física de las personas sino a una “sanidad” de tipo mental o espiritual para que nadie pueda olvidar el precio que tuvo que pagar nuestro Dios y Salvador Jesucristo para recuperar la vida eterna perdida por el pecado del hombre, y para que, de esta manera, nadie pueda jamás volver a pecar.
El siguiente texto es clave para aclarar el significado del simbolismo del Árbol de la Vida:
Apocalipsis 22:14-19: Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. (15) Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. (16) Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Los que consiguen el derecho al “árbol de la vida”, o sea a la vida eterna, son los “que están vestidos de ropas blancas”…” y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:13-14). Lo que significa ser “justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24).
La frase clave que explica y aclara el misterio del Árbol de la Vida es “para tener derecho al árbol de la vida”. Cristo, “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29), con Su Encarnación, vida, muerte y resurrección ha adquirido para nosotros el derecho a la vida eterna que perdieron nuestros Primeros Padres. Los que “han lavado sus ropas” son todos los que al aceptar a Cristo como su salvador personal, han sido justificados, lavados de todos sus pecados, regenerados y santificados, es decir, han conseguido el derecho a comer del “árbol de la vida”, como un regalo de Dios obtenido por la sola fe, sin las obras de la ley.
Apocalipsis 22: 17-19: Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. (18) Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. (19) Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).”…Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22: 17).
Hechos 4:11-12: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. (12) Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Espero haberle aclarado sus dudas, no obstante, quedo a su disposición para lo que pueda servirle.
Afectuosamente en Cristo.
Bendiciones
Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com
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*Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo que se indique expresamente otra vesión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.
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