Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Preguntas y Respuestas

Miscelánea

 

El pecado imperdonable y la escatología del Milenio

 

Versión: 06-06-12

 

Carlos Aracil Orts

1. Introducción*

Estimado Mario, tiene usted el don de la síntesis y de la concisión para formular las preguntas. Me resulta chocante que remate algunas de sus preguntas con las palabras “sí” y “no”. Posiblemente, usted,  me está sugiriendo que también sea breve y conciso en la respuesta. No sé si lo voy a conseguir, pues hay preguntas que no tienen un sí o un no rotundo, o que contestarlas tan concisamente le pueden dejar igual que estaba al principio. No obstante, trataré de ser lo más conciso posible, aun exponiéndome a no aclarar suficientemente sus dudas y cuestiones, que a continuación transcribo:

“Hola, quisiera saber acerca del pecado. ¿El pecado o blasfemia contra el Espíritu
Es perdonable?  (sí o no)
El pecado de muerte, ¿es perdonable? (sí o no)
¿Jesucristo es Dios u hombre?
¿Los cristianos serán juzgados en la segunda venida de Cristo?
¿Quiénes habitarán la tierra cuando Jesús establezca su reino?
Por favor si me puede citar con pasajes bíblicos a mis preguntas, desde ya muchas gracias.” (Mario)

Sin lugar a dudas esto es un verdadero batiburrillo de preguntas, a cual más compleja de responder. No obstante, le agradezco su concreción y que me pida brevedad, que dada la profundidad y trascendencia de los temas que aborda, quizá no voy a ser capaz de satisfacerle.

2. ¿Es perdonable el pecado o blasfemia contra el Espíritu o el pecado de muerte?

En primer lugar, debemos definir lo que es pecado según la Biblia:

1 Juan 3:4 (RV, 1960): Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.

1 Juan 3:4 (NBJ, 1988): Todo el que comete pecado comete también la iniquidad, pues el pecado es la iniquidad.

1 Juan 5:17 (RV, 1960): Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.
1ª Juan 5:17 (NBJ, 1988): Toda iniquidad es pecado, pero hay pecados que no llevan a la muerte.

Santiago 4:17: Aquel, pues, que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.

Además, pecado es toda incredulidad, separación de Dios, rebeldía contra Él, o simplemente falta de comunión y fe en Él.

La declaración expresa de Jesús es clara y definitiva: el pecado imperdonable es la blasfemia contra el Espíritu1 (Mateo 12:31-32; Lucas 12:10).

Mateo 12:31-32: "Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. (32) Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro.

Lucas 12:10: A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.

Pero, ¿qué es una blasfemia?

Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE):

“blasfemia (Del lat. tardío blasphemĭa, y este del gr. βλασφημíα 'palabra injuriosa').

Jesús fue acusado de blasfemar, al menos en dos ocasiones (Mateo 26:65; Juan 10:33):

Mateo 26:63-65: Pero Jesús callaba. El Sumo Sacerdote le dijo: "Te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios."  (64)  Dícele Jesús: "Tú lo has dicho. Pero os digo que a partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo."  (65)  Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: "¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia.

Juan 10:32-33: Jesús les dijo: "Muchas obras buenas de parte del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?"  (33)  Le respondieron los judíos: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios."

Blasfemar es hablar palabras ofensivas e injuriosas contra Dios, pero es también el que un hombre se arrogue facultades o características que pertenecen solo a Dios. Si Cristo no fuera Dios al mismo tiempo que hombre, su conducta y palabras serían blasfemas porque equivaldría a usurpar un rango divino que no le correspondería. Este es el caso de la “Bestia” de Apocalipsis 13, y de la “mujer” cuyas cabezas  estaban cubiertas de “títulos blasfemos”.

Apocalipsis 13:1,5-8 NBJ, 1998 (Compárese con Daniel 7:20,25): Y vi surgir del mar una Bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y en sus cuernos diez diademas, y en sus cabezas títulos blasfemos. […] (5) Le fue dada una boca que profería grandezas y blasfemias, y se le dio poder de actuar durante cuarenta y dos meses;  (6)  y ella abrió su boca para blasfemar contra Dios: para blasfemar de su nombre y de su morada y de los que moran en el cielo. (7) Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.  (8)  Y la adorarán todos los habitantes de la tierra cuyo nombre no está inscrito, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado.

Apocalipsis 17:1-5 (NBJ, 1998): Entonces vino uno de los siete ángeles que llevaban las siete copas y me habló: "Ven, que te voy a mostrar el juicio de la célebre Prostituta, que se sienta sobre grandes aguas,  (2)  con ella fornicaron los reyes de la tierra, y los habitantes de la tierra se embriagaron con el vino de su prostitución."  (3)  Me trasladó en espíritu al desierto. Y vi una mujer, sentada sobre una Bestia de color escarlata, cubierta de títulos blasfemos; la Bestia tenía siete cabezas y diez cuernos.  (4)  La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, resplandecía de oro, piedras preciosas y perlas; llevaba en su mano una copa de oro llena de abominaciones, y también las impurezas de su prostitución,  (5)  y en su frente un nombre escrito - un misterio -: "La gran Babilonia, la madre de las prostitutas y de las abominaciones de la tierra." 

Sin embargo, la blasfemia contra el Espíritu, en mi opinión, es algo más que hablar injuriosamente contra Dios en un momento de arrebato. Significa una actitud y conducta mantenida en el tiempo, de resistir y rechazar el llamado del Espíritu Santo. Una actitud de incredulidad y de rechazo del bien, hasta que el endurecimiento de la conciencia es tal, que ya no cabe la posibilidad de arrepentimiento. De ahí que ya no haya perdón para tal persona que ha traspasado los límites desde los cuales ya no existe retorno, es decir, arrepentimiento. Y sin arrepentimiento sincero, no como el de Judas Iscariote, no hay remisión de pecados y por tanto, tampoco hay salvación.

El pecado de muerte, desde mi punto de vista, ya que no está suficientemente explicado en la Biblia, como su propio nombre indica, es algo similar, si no es lo mismo, al pecado contra el Espíritu Santo. El pecado cometido es de tal magnitud y gravedad, que implica un endurecimiento de conciencia tan extremo, que ya no hay lugar para el arrepentimiento. La persona que ha cometido el pecado de muerte no tiene posibilidad de arrepentirse y su destino es la muerte eterna.

1 Juan 5:16-21: Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.  (17) Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.  (18)  Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. (19) Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.  (20)  Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.  (21)  Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.

En conclusión, vuelvo a sus preguntas para ahora contestarlas como usted me pide:

¿Es perdonable el pecado o blasfemia contra el Espíritu?

La respuesta es: No. (Mateo 12:31)

Simple y claramente, porque así lo declaró Nuestro Señor Jesús, y no hay nadie con más autoridad: “la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada

¿Es perdonable el pecado de muerte?

La respuesta es: No. (1ª Juan 5:16) ¿Por qué? Por lógica humana, si el pecado es de muerte, es porque ya no hay lugar al arrepentimiento verdadero porque la conciencia ha traspasado los límites de endurecimiento. El apóstol Juan nos aclara que no sirve de nada pedir en oración por la persona que lo ha cometido. Sucede lo mismo que con el pecado contra el Espíritu Santo. Se han traspasado los límites de maldad e incredulidad.

3. ¿Jesucristo es Dios u hombre?

Jesucristo es ambos términos a la vez. Él es Dios desde la eternidad, y, además, tomó la naturaleza humana hace poco más de dos mil años, y la mantendrá, en la forma glorificada hasta la eternidad. Luego es Dios antes que hombre. Es una Persona divina, que al tomar cuerpo humano se ha hecho verdadero hombre también. Es claro que un hombre nunca se puede identificar con Dios. Sin embargo, la unión de las dos naturalezas, la humana y divina es tal que el Ser resultante mantiene su divinidad invisible en su visible humanidad, de misteriosa e inexplicable manera para la razón humana. Por eso, Jesús adquiere, en su Encarnación en el vientre de la virgen María, todos los atributos y características humanas, excepto la pecaminosidad que todos heredamos de Adán.

En Cristo necesariamente hay dos voluntades, la divina, por supuesto, pero también la humana. Si solo tuviera una de las dos, sería o totalmente Dios o enteramente hombre. Por ser como cualquier humano, Él tiene un cerebro con todas las funciones de tal órgano, como son las de regir todo el sistema nervioso, y ser la sede de la memoria, entendimiento, conciencia, emociones, etc. Él necesariamente tuvo que entrar en el proceso humano de aprendizaje, de acuerdo a las distintas edades, de bebé, niño, adolescente y adulto, por las que pasan todos los seres humanos.

Para la razón humana es más factible entender que Dios al encarnarse se revistió de la carne humana, como el que se mete dentro de un traje de buzo o espacial. Pero en ese caso, Jesús sería verdadero Dios, pero no verdadero hombre, y las tentaciones, sus sufrimientos y muerte que Jesús sufrió en la cruz serían una total pantomima, sin mérito salvador alguno. Cristo puede salvar porque es Dios y la vez hombre. Como hombre perfecto el paga el precio de nuestras culpas, e intercede por nosotros (1ª Timoteo 2:5; Hechos 4:12; Hebreos 4:15,16;8:11,12,28, etc.). Y como Dios infinito cubre la infinitud de la ofensa de los hombres.

1 Timoteo 2:5-6: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, (6) el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.

Hebreos 4:15: Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

Las pruebas de que Jesucristo es Dios y hombre verdadero son muchas en toda la santa Biblia, y no es nuestra intención presentarlas en este estudio, ni creemos que este sea el momento adecuado y el espacio para ello. Puesto que ya he redactado al respecto varios artículos que se han publicado en esta web. Como son los siguientes:

¿Es Jesucristo Dios-Hombre a la vez?
Respuesta a cinco argumentos antitrinitarios
Si Cristo es Dios ¿cómo pudo morir?
Argumentos para creer en la Trinidad
¿Podía Jesucristo haber pecado?

Nos limitaremos, por tanto, a indicar solo unos cuantos textos como los siguientes: Isaías 40:3; 44:6; Ap. 1:17; 17:14;19:16; Mateo 2:1;3:3;Juan 1:1-3; 8:58;10:18,28, 30,38; 11:25; 14:6,9; Col. 1:16 Hebreos 1:8, 10-12; Rom. 9:5; 1ª Juan 5:20; etc.

4. ¿Los cristianos serán juzgados en la segunda venida de Cristo?

Primero de todo, ¿qué entendemos por juicio de Dios según la Biblia?

El juicio es la acción de Dios de retribución de la vida eterna a los justos y el castigo o muerte eterna a los malvados. Es individual, pues Dios “pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27; Cf. Apocalipsis 22:11,12; 2ª Corintios 5:10; Romanos 2:5-15).

Mateo 16:27: Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

2ª Corintios 5:10: Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

¿Cuándo será el juicio de Dios?

El mismo texto citado de Mateo 16:27 responde claramente: cuando “el  Hijo del Hombre [venga] en la gloria de su Padre con sus ángeles”.  Es decir, al final del mundo, cuando termine el tiempo de gracia que estamos viviendo. Al respecto, debemos decir, que toda persona dispone del tiempo de toda su vida para aceptar o rechazar la gracia de Dios, al cual pone fin la muerte. Por tanto, mientras dure la vida existen, en teoría, oportunidades para la salvación. Después de que uno muere su destino es irrevocable, y recibirá el justo juicio de Dios, según lo que haya hecho en su vida, y no inmediatamente al morir sino, cuando le corresponda, en la manifestación de la segunda venida de Cristo, o bien, después del Reino milenario de Cristo en el cielo (2ª Timoteo 4:1; Apocalipsis 20:5,6 ).

Hebreos 9:27: Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,

No hay otra vida más allá, donde fuera posible enmendar los errores y las decisiones tomadas en la única vida de que disponemos. Por tanto, tampoco hay posibilidad de arrepentimiento fuera de esta vida, puesto que antes del juicio de Dios las almas no están viviendo en ninguna parte, ni en el Cielo ni en el Infierno ni en el Purgatorio. Sencillamente, “los muertos nada saben“ (Eclesiastés 8:5,6,10) y permanecen en los sepulcros, con el sueño de la muerte, es decir, inconsciencia total hasta que son resucitados en la segunda venida de Cristo (Juan 5:28,29; cf. 1ª Corintios 15:51-57; 1ª Tesalonicenses 4:13-18)

Juan 5:28,29: No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;  (29)  y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Jesucristo señala claramente que, en la resurrección del juicio final, los muertos oirán su voz desde los sepulcros, no desde el cielo o infierno, donde la Iglesia católica y la mayoría de las iglesias evangélicas creen que están viviendo las almas de los muertos.

El siguiente versículo no puede ser más claro afirmando que los vivos y los muertos serán juzgados por Cristo en su segunda venida, y nunca antes.

2 Timoteo 4:1: Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,

¿Qué sentido tendría el llamado a la resurrección si ya recibimos la recompensa de la vida eterna o de castigo eterno, nada más morir? Esto contradice totalmente la Sagrada Escritura, que afirma categóricamente que el galardón, recompensa o paga conforme a sus obras es dado por Cristo en la segunda venida en gloria, y de ninguna manera en el momento de morir (Apocalipsis 22:11-12).

Apocalipsis 22:11-12:  El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. (12) He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

Este texto vuelve a reafirmar que el galardón, o sea la recompensa, retribución o paga se dará “a cada uno según su obra”, cuando Cristo venga en gloria.

A continuación presentamos un pasaje que vuelve a insistir en la misma idea de que Dios pagará a cada uno conforme a sus obras” (Romanos 2:5-15), pero lo citamos porque es muy explicito y descriptivo:

Romanos 2:5-15: Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,  (6)  el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:  (7)  vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, (8) pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; (9) tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, (10) pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; (11) porque no hay acepción de personas para con Dios.

En todos los textos que hasta hora hemos leído la Escritura hace mucho énfasis en la justicia de Dios (Romanos 3:21-28) –que pagará a cada uno conforme a sus obras. Puesto que por las obras nadie puede salvarse, ya que la salvación es por gracia por medio de la fe en Cristo (Efesios 2:8,9), todos los que quieren ser absueltos en Su juicio, necesariamente  deben acogerse a la gracia de Dios en Cristo. Esta es la única forma de obviar el juicio condenatorio de Dios. Jesús es nuestra justicia (Jeremías 33:16; 1ª Corintios 1:30), pues Él sufrió el juicio de Dios en la cruz (Efesios 2:16; Fil. 2:8; Col. 1:20; 2:14; Heb. 12:2), tomando nuestro lugar, por eso los cristianos son eximidos de ese juicio, y recibirán la vida eterna en Su segunda venida (Juan 5:22,27; 1ª Tesalonicenses 4:13-18).

Juan 5:22-27: Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo,  (23)  para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.  (24)  De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.  (25)  De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.  (26)  Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;  (27)  y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.

1 Tesalonicenses 4:13-18: Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.  (14)  Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.  (15)  Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.  (16)  Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.  (17)  Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.  (18)  Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

El juicio empieza por la casa de Dios porque todos los salvos de todas las épocas han de ser llevados por Cristo al Paraíso con Él en su segunda venida en gloria. Y el juicio de los impíos es realizado por Dios después del Milenio.

1 Pedro 4:17: Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?

1 Corintios 4:5: Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.

5. ¿Quiénes habitarán la tierra cuando Jesús establezca su reino?

La respuesta sencilla y breve como le gusta a mi estimado hermano Mario es la siguiente:

Cuando Jesús establezca su Reino, la Tierra será habitada por todos los salvos que Jesús trasladó al cielo en Su segunda venida en gloria (1ª Tesalonicenses 4:13-18). “Esta es la primera resurrección.  (6)  Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (Apocalipsis 20:5úp, 6).  Es decir, todos los que han participado de la primera resurrección son todos los que murieron durante todas las épocas de la historia del mundo, y han sido declarados justos por la gracia de Dios en Cristo. A los que hay que añadir todos los que nunca murieron, porque vivían en el momento de la llegada en gloria del Salvador, e igualmente se habían acogido a la gracia de Dios en Cristo.

Así podía quedar respondida su pregunta, pero estoy seguro que quedarían todavía algunos interrogantes que formular. Como por ejemplo, todo lo referente al “Milenio”. Por eso vamos alargar este estudio, añadiéndole los dos últimos epígrafes del artículo “El dispensacionalismo y el Milenio”, publicado también en esta web; a fin de facilitar a los lectores que hayan escogido leer este articulo que no precisen acudir también al citado anteriormente con la única finalidad de conocer sobre el Milenio.

Durante el Milenio los salvos están reinando con Cristo en el cielo (Apocalipsis 20:4) y asisten al juicio que Dios hace de los malvados. Se trata del juicio ante el gran trono blanco (Apocalipsis 20:11-15). Este juicio es exclusivamente para los impíos de todas las épocas que fueron resucitados en la segunda resurrección, la de juicio o condenación (Juan 5:29), mil años después de la primera, que es la de los santos, para vida eterna, y “la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él mil años” (Apocalipsis 20:6).

Apocalipsis 20:11-15: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.  (12) Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. (13) Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. (14) Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.  (15) Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

6. El Reino - Mil años desde la Segunda Venida hasta el Reino Eterno (Apocalipsis 20:4 – 20:6)

Existen profecías que están en el futuro, como la gran tribulación (Mateo 24:21; Jeremías 30:7), el arrebatamiento de la Iglesia, llamado también, o conocido como, “rapto” de la Iglesia (1ª Tesalonicenses 4:13-18), el advenimiento en gloria de Cristo (Mateo 24:27,30,36;25:31; Juan 14:3; Marcos 13:32; 2ª Pedro 3:10-13,Ap. 1:7), el establecimiento de Su Reino milenario (Ap. 20:4), y la creación de cielos nuevos y Tierra nueva ( 2ª Pedro 3:13; Hechos 3:21;Ap. 21:1).

El final del versículo de Apocalipsis 20:4 dice así; “…y vivieron y reinaron con Cristo mil años”. Este misterioso periodo de mil años, conocido también como “el milenio” solo aparece al final de la Biblia y del libro de Apocalipsis. Este libro termina con el capítulo 22. Pues bien, en los siete primeros versículos del capítulo 20, aparecen seis veces las palabras “mil años”, y no existen referencias anteriores ni posteriores en el resto de la Biblia, que den luz para aclarar el significado de los eventos que ocurren durante esos mil años. Veamos primero los textos referidos, y luego pasaremos a plantear los interrogantes que se derivan de los mismos.

Apocalipsis 20:1-10: Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. (2) Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; (3) y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. (4) Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. (5) Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. (6) Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. (7) Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, (8) y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.  (9)  Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.  (10)  Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

A continuación vamos a describir los eventos que se describen referidos a esos mil años con el mismo orden en que aparecen en los textos:

Primero. El dragón, la serpiente antigua que es el diablo y Satanás, es atado por mil años por un ángel (Apocalipsis 20:2).

Este versículo 2 se entiende bien. Un ángel de Dios ata o aprisiona o pone en prisión al jefe de los ángeles malignos, el diablo. Pero surgen dos interrogantes importantes:

1) ¿En qué momento de la historia de la humanidad o del futuro se ubica el comienzo de ese período de mil años?

2) ¿Se trata de un periodo de tiempo literal de mil años o es simbólico y entonces puede representar cualquier otro tiempo? En principio, vamos a considerarlo literal, es decir, mil años es igual a 1.000 años.

En cuanto al inicio de ese periodo milenario sería muy difícil situarlo en el tiempo sino tenemos algún evento para relacionarlo. Por tanto, por lógica elemental, necesariamente, tengo que ver sus antecedentes que deberían estar en el capítulo anterior, o sea, el diecinueve, atendiendo a esa misma lógica, e identificar lo que sucedió antes de ser atado Satanás. Porque si tuviéramos que buscar su vinculación en otros capítulos anteriores o posteriores podríamos perdernos.

¿Qué se nos dice en Apocalipsis 19?

Son escenas de victoria sobre el mal, de triunfo de la Iglesia y de juicio contra los malvados. Según Apoc. 19:1, una gran multitud en el cielo da gritos de “¡Aleluya!”; “han llegado las bodas del Cordero [Cristo], y su esposa [la Iglesia] se ha preparado” (19:7). Luego, el ejército celestial vence a los ejércitos humanos que se oponen a Dios, y son muertos todos: “y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Ap. 19:21). Todo esto nos lleva a pensar que se trata del fin del mundo. Si todos mueren, menos la Iglesia que está en el cielo ¿quién queda vivo en la Tierra?

Al capítulo 19 le sigue el 20 que nos narra que Satanás es atado por mil años (Ap. 20:1,2). ¿Qué puede significar ser atado por mil años? ¿Para qué iba a ser atado Satanás si no le queda nadie a quien engañar y tentar? A no ser que, acabada la “faena” aquí en la Tierra, se fuese a otros mundos habitados o al Cielo donde habita Dios. Creemos que precisamente, esa es su atadura. Está encadenado, confinado en un abismo que es el globo terráqueo donde está el solo con sus demonios. La circunstancia que le aprisiona es que ya no hay rastro de vida humana en la Tierra (Ap. 20:3).

Segundo. Satanás es arrojado al abismo,  encerrado, sellado, "para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo". (Apocalipsis 20:3)

La labor de Satanás desde la creación de este mundo ha sido la de mentir y engañar a los seres humanos, como dijo Jesús, él es “padre de mentira”:

Juan 8:44: Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

Por tanto, hasta el fin del mundo, el diablo ha estado engañando a las naciones, “porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44úp), y si Dios le dejara seguiría tratando de engañar a los habitantes del resto del Universo. Por eso es confinado a este planeta que ahora, al final de la historia, está desierto, por lo que no puede “trabajar” en lo suyo. Pero se nos dice en el versículo tres, que esta situación no es para siempre sino “hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco”. (Ap. 20.3).

¿Qué sucede en el Cielo mientras esto ocurre en la Tierra?

Tercero. “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años (Apocalipsis 20:4).

Puesto que es el fin del mundo, ya Cristo vino en gloria, resucitó a los santos de todas las épocas del mundo, transformó los cuerpos mortales de los santos que sobrevivieron en Su venida, en inmortales, y los arrebató o llevó con Él al cielo (Juan 14:3; 1ª Tesalonicenses 4:13-18). Y allí  “vivieron y reinaron con Cristo mil años” (Apocalipsis 20:4).

Todo parece encajar a las mil maravillas, nunca mejor dicho lo de mil, por lo de los “mil años”. Pero nuestro gozo dura poco, pues se nos abre un interrogante. Se nos plantea la siguiente duda: ¿Estaban en el cielo solo los mártires de la era cristiana o estaban también los de la era anterior a Cristo? ¿Y dónde están todos los que fueron salvos de todas las épocas sin que necesariamente hubiesen muerto por testificar de su fe cristiana?

Si nos atenemos al texto de Apocalipsis 20:4, los que reinaron con Cristo son solo los que de alguna forma murieron por dar testimonio de Cristo y Su Palabra. Pero eso no es incompatible con que todo el resto de santos de todas las épocas estuviera también en el Cielo. Pues ¿entenderíamos que la resurrección que se produjo en Su venida fuera solo para los mártires?

La Biblia no dice que unos, los mártires, sean resucitados y arrebatados al cielo y otros santos no mártires se queden en la Tierra, sino que no hace distinción en el momento de la resurrección. Otra cosa distinta, y más lógica quizá, es que ese grupo inmenso de mártires, de todas las épocas, que dieron sus vidas por Jesús, formen un grupo especial con unas determinadas responsabilidades en el Reino, porque la experiencia vivida con Él también es única (Apoc. 7:3-8; 14:1-5). Pero eso no excluye al resto de gozar del Paraíso de Dios (Apoc. 7:9-17; 19:1,6-10).

Si leemos los textos citados notaremos que, aparentemente, hay dos grupos: por un lado, un grupo especial, simbolizado por el número 144.000, que puede representar a todos los mártires, y/o todos los salvos que fueron sellados en tiempos de tribulación como el que habrá poco antes de la venida en gloria de Cristo. Los integrantes de este grupo tienen unas características específicas que se describen en Apoc. 14: 1-5. Y por otro, el grupo formado por “una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” (Apoc. 7:9). Ambos grupos son salvos y están en el Paraíso con Dios. Lo importante es pertenecer a cualquiera de ellos, pues implica la vida eterna con Cristo.

Cuarto. “Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección" (Ap. 20:5).

Por este solo versículo en toda la Biblia, conocemos que hay “otros muertos que no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años”. De ahí podemos deducir que la resurrección de los justos para vida y la resurrección de los impíos o injustos para condenación o juicio, de las que habla Jesús y Pablo (Juan 5:28,29; Hechos 24:15): no son simultáneas. Lo que quiere decir que en la venida en gloria de Cristo, Él resucita solo a los salvos, que son los únicos que va a llevar con Él al cielo. Por otro lado, es lo más lógico, pues ¿qué objeto tendría resucitar a los impíos de todas las épocas, para inmediatamente volverlos a ejecutar?

Quinto. “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.” (Apoc. 20:6)

La primera resurrección es la que participan “las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos”;(Ap. 20:4pi). Es la resurrección para vida eterna. Porque el versículo 6, afirma claramente que “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.” (Ap. 20:6). Luego ya no hay duda que la primera resurrección es para vida eterna, y que es única y exclusivamente para todos los salvos, los “que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”, y no solamente para los mártires.

En los siguientes textos podemos ver que todos los creyentes en Cristo son sacerdocio real y santo.

1 Pedro 2:5: vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

1 Pedro 2:9-10: Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;  (10)  vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

Apocalipsis 1:5-6: y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,  (6)  y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Apocalipsis 5:9-10: y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;  (10)  y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

Por todo lo que antecede, deducimos que la primera resurrección no es solo para los mártires sino para todos los salvos.

Sexto. Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,  (8)  y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar” (Ap. 20:7,8).

¿No habíamos dicho que no había quedado ni uno vivo en la Tierra durante esos mil años? ¿Cómo es que Satanás cuando pasan los mil años, y es soltado, vuelve a engañar a todas las naciones, y reuniendo a todos sus habitantes forman un número incontable “como la arena del mar”? ¿De dónde han salido todos ellos si la Tierra estaba desierta sin un ser humano vivo?
 
La respuesta no puede ser otra que la que declara el versículo 5: “Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años” (Ap. 20:5 pp).

Esta es la resurrección de condenación (juicio) de los injustos (Juan 5:28,29; Hechos 24:), que han vuelto a vivir, porque han sido resucitados; porque ¿cómo podrían haber vuelto a vivir si no hubiesen sido resucitados por Dios? A estos les corresponde lo contrario de lo que reciben los justos en la primera resurrección que se relata en Apoc. 20:6, y que parafraseando por contraste diríamos: “Infeliz y malvado el que tiene parte en la segunda resurrección; porque son reos de la segunda muerte”.

Séptimo. “Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. (Apoc. 20:9).

¿No habíamos dicho que los santos estaban todos en el cielo durante estos mil años, y que la Tierra estaba desierta?

Sí, así es. Pero, eso fue durante los mil años, al finalizar estos, suceden dos eventos importantes:

1) Como ya hemos dicho, los malvados de todas las épocas son resucitados (segunda resurrección, la de los impíos).

2) Todos los santos que estuvieron en el cielo durante esos mil años en el paraíso con Dios, son devueltos a la Tierra, junto con la Jerusalén celestial:

Apocalipsis 21:2-3: Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.  (3)  Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

Apocalipsis 21:21-27: Las doce puertas eran doce perlas;(M) cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.  (22)  Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.  (23)  La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina,(N) y el Cordero es su lumbrera.  (24)  Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.  (25)  Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.  (26)  Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.(O)  (27)  No entrará en ella ninguna cosa inmunda,(P) o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.

El diablo es soltado por un poco de tiempo. El tiempo en que tarda en movilizar de nuevo a todos los malvados que han vuelto a poblar la Tierra, volver a engañarles, e instarles a que asalten la Jerusalén celestial, convenciéndoles que la victoria está a su alcance puesto que son muchos más en número que los santos.

Apocalipsis 20:9 “Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.

Apocalipsis 20:10: Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

Aquí acaba la historia del sufrimiento humano, el mal, el pecado, el diablo y sus ángeles y la muerte.

7. Conclusión

No comparto lo que algunos creen que habrá un Reino de mil años en la Tierra, con Cristo reinando sobre personas que todavía pueden pecar, y por tanto, recibir la muerte segunda, mientras la Iglesia está en el cielo. No es muy razonable pensar que Dios alargue en mil años la historia del pecado, y que todavía y durante mil años continúen naciendo niños con el estigma del pecado original, solo para demostrar al ser humano que la culpa de que pequen no está en el diablo, que durante esos mil años estaría atado, sino que es por su decisión y responsabilidad propia.

Concluyo, pues, presentando la interpretación de los textos de Apocalipsis 20:1-10, que se refieren al periodo llamado “Milenio” o mil años del Reino de Cristo, y que en mi opinión, es más plausible, lógica y ajustada a los eventos descritos en los textos citados de Apocalipsis 20:

Primero. Los mil años comienzan cuando todos los salvos de todas las épocas son resucitados, y junto con los santos que vivían en el momento de venir Cristo en gloria son transformados y llevados al Paraíso con Dios (Juan 14:2,3; 1ª Tesalonicenses 4:13-18).

Segundo. Inmediatamente después de arrebatar al Israel espiritual de todos los tiempos, es decir, los salvos de todas las épocas de la historia humana, llevándolos al cielo, Cristo hace el primer juicio de todos los habitantes de las naciones que vivan en el momento de Su venida, y que no han sido redimidos o rescatados:

2 Pedro 3:7-13: pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. […]  (10)  Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.  (11)  Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,  (12)  esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!  (13)  Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.

¿Quién queda en al Tierra después del arrebatamiento y del juicio a todas las naciones? Nadie. La Tierra es un desierto o como un paisaje lunar.

Tercero. Satanás es confinado a esta Tierra. Este planeta es su prisión durante mil años que serán de terrible tortura para él y sus demonios porque se aburrirán enormemente, ese es el peor castigo que puede haber para los que se han estado divirtiendo a costa de la humanidad. El diablo ya no puede seguir mintiendo, engañando y matando, no porque no le queden ganas sino porque no tiene a quien seducir (Apocalipsis 20:1-3).

Cuarto. Al final de los mil años Dios hace descender a la Nueva Jerusalén con sus santos desde el Cielo a la Tierra (Apoc. 21:1-3, 10, 11, 23-27).

Quinto. A continuación resucita a todos los impíos de todas las épocas, que previamente han sido juzgados en el juicio del gran trono blanco (Apocalipsis 20:11-15). “Los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años”. (Apoc. 20:5). Esta es la segunda resurrección, la que es para juicio y condenación, o sea la que conlleva necesariamente la muerte segunda (Apocalipsis 20:11-15). La primera resurrección ya fue efectuada al principio del milenio, como confirma la siguiente declaración: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (Apocalipsis 20:6). Muchos santos asistirán al juicio de los impíos. De ahí que el apóstol Pablo diga “¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo?” (1 Corintios 6:1-11). Entonces es cuando se efectúa el juicio de los habitantes de todas las naciones, de todas las épocas (Mateo 25:31-46 ).

Sexto. Este es el momento en que Satanás es soltado, cumpliéndose el verso tres, que decía: “después de esto [los mil años] debe ser desatado por un poco de tiempo” (Apocalipsis 20:3 úp). El diablo, al ver de nuevo toda la tierra habitada, se le acaba el aburrimiento “y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar” (Apocalipsis 20:8-10).

Séptimo.  De nuevo el diablo consigue su propósito de engañar a todos, pues al fin al cabo son sus hijos que le han obedecido en todas las épocas, y moviliza a las inmensas masas y ejércitos de millones de hombres de todo el mundo, “Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada” (Apocalipsis 20:9pp), decididos a destruirlos si pudieran. Pero Dios, lógicamente lo impide: “y de Dios “descendió fuego del cielo, y los consumió.  (10)  Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20:9pú,10). Este es el momento que se cumple la profecía del apóstol Pedro:

2 Pedro 3:7: pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.

Aquí acaba la historia del sufrimiento humano, el mal, el pecado, el diablo y sus ángeles y la muerte; “y Dios mismo estará con ellos como su Dios.  (4)  Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”.  (Apocalipsis 21:3-4).

Apocalipsis 21:1-8: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.  (2)  Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.  (3)  Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.  (4)  Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.  (5)  Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.  (6)  Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.  (7)  El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.  (8)  Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

 

Quedo a su entera disposición para lo que pueda servirle.

Afectuosamente en Cristo.

Bendiciones

 

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com

 

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com

 


Referencias bibliográficas

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

1. Comentario a Mateo 12:32 de NBJ, 1998: "El hombre tiene excusa si se equivoca respecto a la divinidad de Jesús, velada por sus humildes apariencias de 'Hijo del hombre', 8.20+; pero no la tiene si cierra sus ojos y su corazón a las admirables obras del Espíritu. Negándolas, rechaza la invitación suprema que Dios le hace, y se sitúa fuera de la salvación, ver Hb 6:4-6; 10:26-31"

 

 

 

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