Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

¿Pudieron ángeles unirse a mujeres y engendrar hijos?

 

Versión: 19-06-14

 

Carlos Aracil Orts

 

1. Introducción*

Estimado hermano Pablo, al recibir su último mensaje (15-06-2014), he podido comprobar que coincidimos solo en una cosa: ninguno de nosotros tenemos intención de polemizar en absoluto. Usted, amablemente me expuso, en su comentario anterior, su creencia o interpretación referente a “los espíritus encarcelados” que cita el apóstol Pedro (1ª Pedro 3:19). A lo que este humilde servidor le respondió con el artículo titulado ¿Quiénes son los “espíritus encarcelados”?.

Ahí podría haber quedado todo: un simple intercambio de nuestras respectivas creencias u opiniones respecto a la interpretación de 1ª Pedro 3:19. Sin embargo, usted, con su comentario que acabo de añadir en mi web, al final del citado artículo, introduce un nuevo tema de disensión entre los dos, en este caso referido a la interpretación de un pasaje del libro del Génesis (6:2), que para mejor comprensión vamos a transcribir desde el versículo uno hasta el ocho del citado capítulo dos.

Génesis 6:1-8: Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, (2) que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. (3) Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. (4) Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. (5) Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. (6) Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. (7) Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. (8) Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.

Y nuestro educado y amable debate no tiene más remedio que terminar igual que empezó, es decir, en un total y absoluto desacuerdo, en cuanto a esa creencia que usted me ha compartido. Ciertamente, no es usted solo el que se atreve a defender la siguiente interpretación, que para calificarla suavemente y sin ningún ánimo de ofender, diré solo que es pintoresca, truculenta, absurda e imposible:

“Estimado hermano Carlos: primeramente le saludo cordialmente. Mi idea tampoco es la de polemizar. Los espíritus encarcelados que menciona el apóstol Pedro se refiere a aquellos ángeles que menciona Génesis 6:2, aquellos que cohabitaron con mujeres humanos y producto del cual nacieron gigantes, una raza que iba contra la voluntad de Dios. Este fue el motivo por el cual Dios destruyó aquella generación en la cual solamente Noé y su casa se salvaron. Estos son los espíritus que están encarcelados en el Tártaro en espera del juicio de Dios” (Pablo).

Expongo a continuación las razones de mi total desacuerdo con sus puntos de vista.

2. Sus cinco puntos de partida erróneos

Querido hermano, como le dije en mi artículo anterior, es usted muy libre de creer todo lo que sus entendederas-tragaderas, inteligencia y sentido común le permitan; pero, en cualquier caso nunca se debería ir más allá de lo que los textos de Génesis (9:1-2) están diciendo: Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, (2) que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas(Génesis 6:1-8). Estos “hijos de Dios” son hombres, y de ninguna manera ángeles. De ahí proceden todas sus interpretaciones equivocadas: ¿por qué iban a tratarse de ángeles? ¿En qué se fundamenta usted para hacer tan irracional e infundada aseveración?

Usted hace cinco afirmaciones que no puede probar con la Sagrada Escritura en la mano:

Primera. En su opinión, “los espíritus encarcelados” que menciona el apóstol Pedro en su primera epístola (3:19) son ángeles caídos, o sea, los que se rebelaron contra Dios. A pesar que, en el artículo citado arriba, le aporté textos y argumentos bíblicos que demuestran que su interpretación está equivocada. Todo ello, al parecer, no sirvió para que usted abandonara su error, pues sigue aferrado al mismo, a pesar que usted no ha sabido aportarme textos que probaran sus premisas.

Segunda. Usted, identifica y relaciona –sin prueba alguna que lo justifique–a “los espíritus encarcelados” con “los hijos de Dios” que menciona el texto de Génesis 6:2. Es absurdo, que si son “hijos de Dios” estén “encarcelados en el Tártaro a la espera del juicio”.

Tercera. Por otro lado, da usted por probado que “los hijos de Dios” (Génesis 6:2) son necesariamente ángeles, es decir, seres espirituales, que como dijo Jesús no tienen “carne ni huesos” (Lucas 24:39). Aun cuando en la Sagrada Escritura, los seres humanos son, generalmente y en prácticamente todas las ocasiones, llamados “hijos de Dios” (Éx. 4:22; Dt. 14:1; Is. 8:18; 43:6; Os. 1:10; Mt. 5:9,45; Jn. 1:12; Ro. 8:16,21; etc.).

Aunque hay dos textos en el libro de Job que se refieren a “los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás” (Job 1:6; Cf Job 2:1). En estos pasajes, sin duda, se refiere a ángeles, pero no sabemos si estos “hijos de Dios” son los ángeles buenos o los malos antes de su caída; veamos los citados textos:

Job 1:6: Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.

Job 2:1: Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová.

Por el contexto, deducimos que, en este caso, “los hijos de Dios” se refiere a ángeles y no a seres humanos, pues se presentan “delante de Jehová”; pues, supuestamente, la entrevista con Dios es en el Cielo, pues Satanás viene de “rodear la Tierra, y de andar por ella” (Job 1:7; Cf 2:2). Y está clarísimo que los humanos no tenemos libre acceso a la presencia de Dios.

Tampoco, creo que a poca gente se le ocurriría pensar que Satanás se paseaba por la Tierra, semejantemente a como lo hacen los seres humanos, mediante dos piernas o “patas” con sus correspondientes pies o “pezuñas” –entiéndase la ironía–, a no ser que previamente se hubiera encarnado en el seno de una mujer, como lo hizo Cristo.

Aunque es cierto que los espíritus angélicos son capaces de adoptar y tomar cualquier forma material –incluso, como la de cualquier ser humano, ya sea hombre o mujer– nunca podrían transformarse en verdaderos o auténticos seres humanos. Se trataría siempre de una mera apariencia o perfecto disfraz. Por tanto, los ángeles jamás podrían tener relaciones sexuales con mujeres, y mucho menos fecundarlas para que concibieran hijos.

La Palabra de Dios, “de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego. … (14) ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:7,14). Por tanto, es claro que estos seres, al ser espíritus puros, no pueden mezclarse con los seres humanos, porque no tienen “carne ni huesos” (Lucas 24:39).

Cuarta. Usted se atreve afirmar que los “espíritus encarcelados” o ángeles” no solo “cohabitaron con mujeres”, sino que, además fueron capaces de fecundarlas, engendrando a seres humanos, que con el tiempo se convirtieron en una raza de gigantes. Ya he explicado en el punto tres de esta lista los argumentos que demuestran que dicha interpretación es totalmente fantasiosa, por lo que se podría formar la trama de una película de ciencia-ficción, como las que últimamente nos regala este bello arte que es el cinematógrafo.

Quinta. Finalmente, ubica usted a esos ángeles, “espíritus encarcelados”, en el Tártaro en espera del juicio de Dios” (2ª Pedro 2:4 versión NBJ, 1998). En el artículo mencionado antes –¿Quiénes son los “espíritus encarcelados”?– demostré que estos espíritus fueron seres humanos, –de ninguna manera ángeles–, que fueron juzgados por Dios y destruidos por medio del Diluvio. Una vez más se cumple que un inicial error de interpretación conduce a otras muchas deducciones falsas.

3. Conclusión

En resumen, “los hijos de Dios” que tomaron “a las hijas de los hombres” como esposas, eran tan humanos como las mujeres que escogieron. (Génesis 6:1-8). La única diferencia consiste en que los “hijos de Dios” eran seres humanos  obedientes y amantes del Eterno, y “las hijas de los hombres” son las que nacieron de los hombres y mujeres que vivían en total rebeldía contra Dios. En todas las épocas de la historia de la humanidad ha habido seguidores y enemigos de Dios. Si la explicación es tan sencilla ¿por qué algunos dejan suelta su imaginación, elucubrando que los “hijos de Dios” son ángeles, o sea espíritus puros que se han unido con personas humanas del sexo femenino? ¿No es esto totalmente truculento, absurdo e imposible? Pero así es nuestra naturaleza humana, que muchas veces vamos más allá de lo que  Santa la Biblia expresa, y, además, queremos hacer decir a la misma lo que nunca ha dicho.

Quedo a su entera disposición en lo que pueda servirle.

Afectuosamente en Cristo

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com

 

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com

 


 

Referencias bibliográficas

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

Abreviaturas empleadas para diversas traducciones de la Biblia:

Dios Habla Hoy-Latinoamericana, 1996 (DHH L 1996)
Nueva Versión Internacional 1999 (NVI 1999)
Reina-Valera, 1960 (RV 1960)
Biblia Latinoamericana, 1995 (BL95)
Biblia Latinoamericana, revisión 1995 (BLA95)
La Biblia de Nuestro Pueblo (BNP)
La Biblia  de Serafín de Ausejo 1975 (BSA)
La Biblia de Luis Alonso-Schöckel y Juan Mateo (BSM)
Biblia en lenguaje sencillo (BLS)

Abreviaturas frecuentemente empleadas:

AT = Antiguo Testamento

NT = Nuevo Testamento

pp, pc, pú referidas a un versículo bíblico representan "parte primera, central o última del mismo ".

 

 

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