Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Preguntas y Respuestas

Antropogía bíblica

 

¿Están los fieles muertos viviendo en el cielo?

Carlos Aracil Orts

Introducción

Le agradezco el comentario que me envió sobre mi artículo titulado “Estudio 1. Estado de los muertos”, en el que objetaba que dado que el contexto de los versículos de Eclesiastés 9: 5, 6 se refieren a lo que ocurre "debajo del sol", por tanto, no se debía extrapolar a lo que sucede en el cielo. A continuación, trato de responderle.

Puesto que Eclesiastés 12:7 dice que ...”el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”, son muchos los que piensan que este espíritu que va a Dios es algo más que el aliento o hálito de vida, el principio de vida que sólo lo posee el Creador para dar animación a un ser viviente (Génesis 2:7, Eclesiastés 3:19, Juan 6:63, o Apocalipsis 11:11: “Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.”)

La mayoría de la cristiandad cree que el espíritu o el alma, que es inmortal, tiene vida consciente en sí mismo. Sin embargo, creer esto conlleva muchos problemas y contradicciones, entre ellos que eso supondría que tanto los malvados como los piadosos van a la presencia de Dios cuando mueren, puesto que todos los espíritus regresan o vuelven a Dios que les proporcionó la vida. La Biblia no dice en ningún lugar que el espíritu tenga vida consciente en sí mismo, sino todo lo contrario, como lo demuestran numerosos textos. por ejemplo:

Eclesiastés 9:5-6 (ver también 9:10)

“5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol. “"

Salmo 146:4

“Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecieron sus pensamientos.

Salmo 6:5

“Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, quien te alabará”?

Salmo 104:29

“Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo.”

Salmo 115:17

“No alabarán los muertos a JAH, ni cuantos descienden al silencio.”

¿Qué sentido tendría que la Biblia afirme tajantemente, una y otra vez, que los muertos no piensan, ni tienen memoria, ni pueden alabar o maldecir a Dios?

Aunque ello es evidente, la Biblia lo remarca, revelando que no hay vida después de la muerte hasta la resurrección. Por eso declara, lo que nuestra experiencia y sentidos comprueban, para que no imaginemos que ya hay vida humana consciente en el cielo.

En mi opinión, estas afirmaciones de la Palabra de Dios son claras y tajantes y no dejan lugar a dudas. Por tanto, no cabe decir que el contexto de los versículos citados del libro de Eclesiastés sea "debajo del sol", pues, ¿en qué otro lugar va a ser?

El hecho es que todos los textos citados declaran que los muertos no saben nada de que pasa "debajo del sol" (versículos 3 y 6), esto es en la tierra, ya que en el cielo, el espíritu no tiene vida consciente, porque el ser humano, es un alma viviente (1ª Corintios 15:45), cuerpo más hálito de vida. Cuando se va ese hálito a Dios que lo dio, ya no queda vida, por tanto, no hay pensamientos, ni alabanza, ni nada que tenga que ver con lo que entendemos por vida humana consciente.

¿Qué significa esto? Que nunca más podrán intervenir en los asuntos de la tierra. Que los muertos no pueden comunicarse con los vivos, ni pueden hacer obra alguna. Tampoco piensan, ni tienen memoria, ni pueden amar, ni odiar, etc. ¿Por qué? Sencillamente, porque esas funciones corresponden a los vivos, y si los muertos pudieran hacer algo así, simplemente, no estarían muertos, tendrían algún tipo de vida.

Me podéis decir, si, de acuerdo, ellos [los muertos] están muertos para el planeta tierra, pero pueden vivir en el cielo, o en otro lugar menos placentero, sin el cuerpo. Ello equivaldría a demostrar mediante la Biblia lo siguiente:

a) El espíritu del ser humano tiene vida en sí mismo, es decir, desencarnado o fuera del cuerpo.

b) Además, este espíritu debe ser una entidad consciente, que pueda desarrollar la vida independientemente del cuerpo. Lo que es lo mismo, que no necesite el cuerpo para nada. Lo que incluso redundaría en una mayor libertad, salvado de todas las limitaciones del cuerpo material. Lo que nos llevaría a preguntarnos para qué queremos un cuerpo, si podemos vivir una vida superior fuera del cuerpo cuando morimos. Y también desearíamos morir cuanto antes, porque nos sentiríamos mejor.

c) El espíritu o el alma del ser humano es inmortal.

¿Acaso es lógico o posible, deducir de Eclesiastés 9: 5, 6 que hay vida después de la muerte en algún lugar fuera del sistema solar?

Dios no dice:”...No moriréis” (Génesis 3:4,5), sino es Satanás quien hace esta afirmación. Al igual que Eva, que fue seducida por la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás..”(Apoc. 20:2), y creyó que no moriría sino que sería como Dios, también nosotros podemos dejarnos convencer por el padre de la mentira, y aceptar que existe vida después de la muerte, aparte de la resurrección de los muertos. La Palabra de Dios es tajante: “...Porque en el Seol [en el N.T se llama Hades, ambos significan la sepultura], adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.” (Eclesiastés 9:10; ver también Hechos 2:27, donde se demuestra que Hades y Seol son lo mismo, y Hechos 2:34: “Porque David no subió a los cielos...)

Conclusión

La Biblia, -a diferencia de la interpretación que hacen la mayoría de las religiones tanto evangélicas como la Católica que enseñan que el alma o espíritu es inmortal y que va al cielo o al infierno, y que por tanto, existe una vida consciente después de la muerte-, siempre habla de muerte y de segunda muerte (Apocalipsis 20:13,14; 21:8, etc.), y que sólo hay vida para los muertos, a partir de la venida de nuestro Señor Jesús en gloria (1ª Corintios 15; 1ª Tesalonicenses 4:13-18), cuando se produce el milagroso evento de la resurrección de los muertos.

La Biblia distingue entre alma (Nephesh, psujé) y espíritu (ruach, pneuma), por tanto, lo primero debe ser aclarar estos términos. El alma es la vida, la persona entera, cuerpo más espíritu. Los que vivimos somos almas vivientes, como dice la Escritura (1ª Corintios 15:45: Génesis 2:7). Cuando uno muere se deja de ser un alma, se es sólo un cuerpo porque ya no se tiene el espíritu. El espíritu es el que da vida (Juan 6:63). Además, las palabras originales ruach (A.T y, pneuma (N.T.), significan aliento de vida, hálito de vida, en definitiva, el principio de vida del Creador, que produce la vida en un cuerpo diseñado por Él para recibirla. Sin embargo, en ningún sitio de la Escritura se demuestra que ese aliento de vida o espíritu, tiene capacidad para albergar el intelecto, la conciencia, la afectividad, etc., en definitiva, sólo un cerebro vivo tiene la capacidad de canalizar las funciones de la vida humana.

Eclesiastés 12:7: “Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” no prueba, en absoluto, que el espíritu es una entidad consciente con vida individual desencarnada. Ya hemos visto que este espíritu es el principio de vida, prerrogativa del Creador, y que puede significar, además, la individualidad de la persona que queda depositada en la memoria de Dios, guardada para aquel día de su venida gloriosa en que recobrarán la vida los muertos mediante la resurrección.

La Biblia revela que sólo Dios es inmortal (1ª Timoteo 1:17), las demás criaturas dependemos del poder del Dador de la Vida para recibir la vida eterna. También hay que entender que las palabras alma y espíritu tienen también otros significados, y que a veces se emplean en la Biblia para referirse a la persona entera. La persona entera, es decir un alma viviente, se manifiesta bajo tres dimensiones, según 1 Tesalonicenses 5:23: “..y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”, es decir, siguiendo, el mismo orden, un ser humano vivo, tiene una naturaleza espiritual que le permite relacionarse con Dios y con las cosas espirituales, un alma que representa las funciones más elevadas del ser humano, su función pensante y afectiva, y todo eso soportado y canalizado mediante la parte física que es el cuerpo que dispone de todos los órganos y sistemas necesarios para el desarrollo de la vida.

No he pretendido ni puedo pretender aclarar todos los puntos. No obstante, he dedicado varios estudios a esta doctrina del estado de los muertos, que he publicado en esta misma página.

Quedo a su disposición, rogando que nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, siga bendiciéndole en toda obra buena que lleve a cabo.

 

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