Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Preguntas y Respuestas

Miscelánea

 

¿Podemos confiar en la veracidad de los Evangelios?

 
Versión: 29-02- 2012

 

Carlos Aracil Orts

1. Introducción*

El presente artículo trata de responder a la mayor parte de los interrogantes que mi amigo Alfonso plantea en su artículo titulado “Enigmas en torno a la resurrección de Jesucristo”, publicado en esta Web a petición de él mismo. Debido a las muchas preguntas que plantea el citado artículo he necesitado redactar un segundo estudio bíblico, titulado “¿Resucitó Jesucristo en espíritu?”, a fin de que fueran más asequibles sus lecturas. Todos ellos publicados en este sitio Web.

Primero de todo, debo decir que no puedo compartir en absoluto que se ponga en duda la veracidad de partes de los Evangelios; y menos aún, a fin de probar que Jesucristo no resucitó físicamente, es decir, con un cuerpo material, sino espiritualmente con “un cuerpo espiritual”, que en realidad se considera que es como el de un espíritu puro, puesto que se niega que esté formado de “carne y huesos”, o de alguna otra materia. Veamos su afirmación:

Jesús por tanto resucitó con un cuerpo espiritual, no físico, y ello nos lleva a poner en duda la veracidad de los pasajes que presentan a un Jesús resucitado de carne y hueso.”1  (Alfonso Baeza Parra).

Mi querido amigo emplea el método de la “alta crítica”, que consiste, entre otras cosas, en  tratar de explicar los eventos sobrenaturales, y milagros que se relatan en la Biblia, de forma racional, para encontrarles explicaciones plausibles de ocurrir en el orden natural, aunque ello lleve implícito poner en duda la veracidad de la Revelación bíblica, por lo menos en lo que a esos eventos se refiere. Por eso, porque desde la razón y la ciencia no son admisibles ni explicables los eventos sobrenaturales bíblicos, a los críticos les basta con negar la veracidad de esos relatos de la Revelación para que los misterios que se describen en la misma dejen de serlo.

Basarse en planteamientos netamente racionales para desentrañar los relatos bíblicos extraordinarios, sobrenaturales y milagrosos es incongruente e inadecuado. Puesto que al creyente, Dios le pide fe, y que crea en el milagro más grande, que consiste en que Él mismo se hizo carne en Jesucristo (Juan 3:18,36). Si se niega lo principal y esencial no es de extrañar que se nieguen también detalles importantes pero accesorios.

2. La fe que Dios nos pide en la veracidad de las Sagradas Escrituras no se opone a la razón

¿Por qué no ejercer la humildad suficiente para reconocer nuestras grandes limitaciones humanas de todo tipo, a la vez que la fe en el poder y sabiduría de Dios para preservar su Revelación impidiendo que fuera falseada de alguna manera? La fe auténtica no duda de las promesas de Dios (Juan 14:1-3), y de que Él ha preparado para los que le aman “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre” (1ª Corintios 2:9).

¿Por qué antes de elegir el camino fácil de negar la veracidad de las Sagradas Escrituras no tratamos de conjugar fe y razón buscando explicaciones plausibles que no pongan en duda la inspiración de las mismas? ¿Por qué juzgar como falso algo que dice la Escritura solo porque no podemos entenderlo a la luz de la razón? ¿Para qué está la fe sino para creer que la Biblia es toda verdad y no solo la parte que nos gusta y entendemos mejor?

“Aquí tenemos un dato fundamental: Pablo afirma que se resucita con un cuerpo distinto al que se enterró. Se entierra un cuerpo “animal”, pero se resucita con un cuerpo “espiritual”. Lo mismo dice el autor de 1ª Pedro: “Porque también Cristo padeció […] siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu” (1ª Pedro 3: 17) Jesús por tanto resucitó con un cuerpo espiritual, no físico, y ello nos lleva a poner en duda la veracidad de los pasajes que presentan a un Jesús resucitado de carne y hueso.”2  (Alfonso Baeza Parra).

Es totalmente incoherente, conducirse por la “razón”, negando la veracidad de ciertas partes de la Sagrada Escritura que evidencian que Jesucristo resucitó corporalmente, y ampararse en algún versículo aislado de la Palabra de Dios para apoyar el postulado que se considera más “razonable”.

Si no ejercemos adecuadamente la fe en la Palabra de Dios, es muy fácil deslizarse por la pendiente, empezar a decir que hay partes de los Evangelios que se ajustan a la revelación y otras que son añadidas y falsas. También es peligroso deducir que algo es más cierto porque se supone que se ha escrito más cercanamente a cuando sucedieron los eventos históricos. Siguiendo ese criterio, puesto que los eruditos fijan que Juan, el discípulo amado, que siguió a Jesús hasta la cruz, escribió su Evangelio cerca del final del siglo I, entonces, lo que afirma este apóstol habría que ponerlo en cuarentena, por el simple hecho que pudo escribirse pasados más de cincuenta años desde los sucesos relatados.

Sin embargo, en ese caso, ¿se cuestionaría todo su Evangelio y todos sus otros escritos o solo ciertas partes del mismo que no nos parecen razonables? Y ¿cuál es el criterio para aceptar unos párrafos y rechazar otros? ¿Solo la razón? Entonces, no me extraña que “los críticos” cuestionen toda la Biblia, pues toda ella es un milagro, pues mucho de lo que relata es milagroso y extraordinario, su propia supervivencia a través de los siglos, su poder transformador de las personas, y sobre todo el relato de que Dios se hizo hombre.

Antes de tomar el camino fácil de afirmar que aquí alguien está mintiendo, ¿por qué no tratar de ser humilde y pensar que hay misterios que no han sido desvelados porque no son necesarios para nuestra salvación? O ¿Por qué no pensar que “nada es imposible para Dios” (Lucas 1:37)?

3. ¿Cuándo se escribieron los Evangelios? ¿Hay partes espurias en ellos?

Los críticos afirman que los Evangelios fueron escritos años después de la vida de los testigos oculares, y, desde luego, no antes del año 70 d.C.

Mi querido amigo Alfonso, como no podía ser de otra manera, se suma a ellos, pero además, hace unas fuertes y exageradas afirmaciones que no se pueden sostener desde un análisis riguroso e imparcial de la historia y de la arqueología, como que “Esa guerra eliminó prácticamente todo vestigio del paso de Jesús de Nazaret por la tierra. Los evangelistas fueron cristianos anónimos de segunda o tercera generación, que no habían conocido personalmente a Jesús” (Alfonso Baeza).

Los evangelios se escribieron después de la gran catástrofe nacional que para los judíos supuso la guerra judeo-romana (66 – 73 d.C.). Esa guerra eliminó prácticamente todo vestigio del paso de Jesús de Nazaret por la tierra. Los evangelistas fueron cristianos anónimos de segunda o tercera generación, que no habían conocido personalmente a Jesús.Para llevar a cabo su tarea se sirvieron de escritos fragmentarios ya existentes, así como de tradiciones que, para entonces, seguramente ya contenían algunos datos espurios, algunos de los cuales ellos dieron por buenos e incluyeron en sus relatos.3 (Alfonso Baeza).

La manifiesta incredulidad de ellos a la Palabra de Dios y su resistencia a la misma, les hace incapaces de creer que Jesús predijese la destrucción del templo de Jerusalén del año 70 d.C., más de cuarenta años antes de que sucediese tal evento (Mateo 24:15-25; Marcos 13:14-23; Lucas 21:20-24). En su escepticismo suponen que todas las profecías son escritas, “Vaticinium ex eventum” o “post eventum”, es decir, después de ocurridos los hechos. Por eso datan, los evangelios sinópticos después del año 70 d.C.

Lucas 21:20: Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.

Varios eruditos, y entre ellos el famoso escritor Cesar Vidal afirman que los Evangelios se concluyeron durante el siglo I, y, muy probablemente, antes del año 70 d.C. Esta fecha es clave porque señala el cumplimiento de la profecía de la destrucción del Templo de Jerusalén.

Existen varias razones para demostrar que los evangelios quedaron completados antes del año 70.

“La evidencia interna apoya estas fechas tempranas por varias razones. Los primeros tres Evangelios profetizaron la caída del templo de Jerusalén, que ocurrió en 70 d.C., sin embargo, no se menciona su cumplimiento. Es extraño que estos tres Evangelios predigan este importante suceso pero no registren que haya ocurrido. ¿Por qué no mencionan un hito profético tan importante? La explicación más plausible es que aún no había ocurrido cuando fueron escritos los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas”4.

Otro dato importante que avala y confirma que la profecía de la destrucción del Templo de Jerusalén del año 70 d.C. no fue  “Vaticinium ex eventum”, es que ya se encontraba registrada en el Documento Q, que es, sin duda, muy anterior al año 70 d.C.5

El Evangelio de San Marcos es el más antiguo

La mayoría de los críticos literarios coinciden en que el Evangelio de San Marcos es el más antiguo de los cuatro. “Las más antiguas tradiciones indican que San Marcos lo escribió resumiendo las enseñanzas del apóstol Pedro, al que acompañaba como hermeneuta, o interprete”6. Seguramente fue redactado durante la vida de San Pedro, que sabemos murió hacia el año 67. “Según las informaciones procedentes de los manuscritos del Mar Muerto, en la séptima cueva de Qumrán, el erudito papirólogo e investigador José O’Callaghan descubrió un fragmento de papiro que corresponde al Evangelio según San Marcos. Sobre la base de comparación paleográfica declaró que esa copia corresponde, aproximadamente, al año 50”7. También descubrió fragmentos del libro de los Hechos y otras epístolas, que fechó como escritas apenas después de 50 d.C.

El Evangelio de San Mateo redactado con toda probabilidad antes del año 60.

La fecha de redacción del Evangelio de San Mateo se cree oscila entre los años 60 y 658. No obstante, puesto que se considera anterior al de San Lucas, debió escribirse antes del año 63, porque el Evangelio de San Lucas no pudo ser redactado después de esa fecha, por las razones que expondremos luego. Además, la investigación arqueológica que proporcionó el papiro Thiede, encontrado en 1994, es concluyente y zanja la cuestión; porque dicho papiro contiene un fragmento del Evangelio de San Mateo que ha sido datado en torno a los años 40-509

El Evangelio de San Lucas se redactó antes del año 63.

La datación de la fecha del Evangelio de San Lucas es clave porque sabemos que San Mateo y San Marcos escribieron sus respectivos Evangelios antes que San Lucas. Este autor evangélico no puede ser más confiable debido a su gran preparación como médico que fue (Colosenses 4:14), y por la meticulosidad con que relata los eventos históricos al relacionarlos con fechas de dirigentes seculares.

“Se cree que él incluyó tantos datos sobre el nacimiento y la infancia de Jesús porque los obtuvo directamente de la virgen María, la madre de Jesús, cuando ésta residía con el apóstol Juan”10.

“San Lucas comenzó a colaborar con el apóstol Pablo en la segunda gira misionera desde Troas a Filipos, realizada en el año 52 (Hechos 16:10-17). Su ayuda resultó valiosa para el apóstol Pablo hasta que éste fue encarcelado por última vez en Roma para ser ejecutado (Colosenses 4:14; 2 Timoteo 4:11)”11.

San Lucas es el autor, además del Evangelio de su mismo nombre, del libro de los Hechos de los Apóstoles. Por tanto, si averiguamos la fecha de redacción de este libro, enseguida podremos fijar la fecha de su Evangelio, que se apoya en los siguientes argumentos:

Primero, el Evangelio de San Lucas se escribió antes del libro de Hechos de los Apóstoles, según declara expresamente Hechos 1:1.

Segundo, “Este libro termina abruptamente con el relato del primer aprisionamiento de Pablo en Roma que fue entre los años 61 a 63; por lo tanto, resulta obvio aceptar que el tercer Evangelio haya sido completado al comienzo de ese mismo periodo. Es de notar que hacia el año 62 los evangelistas, San Marcos y San Lucas, estuvieron en Roma junto al apóstol Pablo (Colosenses 4:10-14)”12.

Tercero, en el libro de los Hechos de los apóstoles “no aparecen menciones al proceso de San Pablo, ni de la persecución neroniana, que tuvo lugar en el 64, ni, mucho menos, de su martirio, además, el poder romano es contemplado con aprecio”13.

Cuarto, las referencias a Lucas que aparecen en Colosenses 4:14; Filemón 24; 2 Timoteo 4:11 demuestran que este libro fue completado realmente durante la vida de Pablo, y por lo tanto, necesariamente ya existía antes del año 70 d.C.

Quinto, “aunque Santiago, ‘el hermano del Señor’, fue martirizado en el año 62 por sus compatriotas judíos, el suceso no es recogido por Lucas en los Hechos de los Apóstoles. Como si ocurre con Esteban, la ejecución del otro Santiago, la persecución de Pedro o de Pablo”14. Lo cual representa una razón más para creer que Hechos de los Apóstoles fue escrito antes del año 62, y consecuentemente, también el Evangelio de San Lucas

Sexto, el libro de los “Hechos no menciona la destrucción de Jerusalén y la subsiguiente desaparición del Templo en el año 70 d.C, y Lucas acostumbra a mencionar el cumplimiento de las profecías cristianas para respaldar la autoridad espiritual del movimiento cristiano”15. (Hechos 11:28).

Séptimo, El libro de los Hechos es, pues, un texto de redacción anterior a la ejecución de Santiago en el año 62, a la persecución de Nerón, en la que fueron ejecutados Pedro y Pablo, y a la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70, hechos todos que Lucas hubiera relatado de haberlos conocido.

Luego si Hechos se redactó antes de 62 d.C., más antigua es la fecha del Evangelio de Lucas.

El Evangelio de San Juan pudo también haber sido redactado  antes del año 70.

Al igual que sucede con los anteriores Evangelios no se conoce su fecha de redacción. Con toda probabilidad San Juan fue su autor, junto con sus tres Epístolas y el libro de Apocalipsis. La fecha de redacción de este libro pudo ser hacia el año 96, porque fue escrito cuando el apóstol Juan estaba prisionero en la isla de Patmos16. “Según el testimonio de Policarpo de Esmirna Juan vivió en Éfeso hasta los días del emperador Trajano (98-117)”17. En Egipto se encontró el papiro p.52, que contenía un fragmento del Evangelio de San Juan, que fue datado alrededor de finales del siglo I (90-100 d.C.). Esto quiere decir, que el original tuvo que existir mucho antes. El escritor Cesar Vidal, deduce del contexto del Evangelio de Juan que también fue escrito antes del 70 (Juan 9:34ss; 16:2)18.

¿Son tan confiables los Evangelios como cualquier documento histórico?
 
“Los Evangelios son fuentes históricas que encajan dentro de los patrones de la historia clásica. A diferencia de los relatos hagiográficos de la época no buscaban pintar las cualidades de Jesús. Marcos muestra la influencia del género biográfico clásico”.

"De ninguna obra de la historia secular de la antigüedad se conservan manuscritos tan cercanos al tiempo en se produjeron los eventos históricos que relatan, como ocurre con los Evangelios; ni tampoco nos han llegado tanta cantidad de copias antiguas como de los libros del NT.

“Actualmente contamos con 2328 manuscritos y fragmentos que recogen la totalidad de los evangelios y que pertenecen cronológicamente a los primeros siglos de nuestra era, empezando por el siglo I d.C. Ninguna  obra, sin lugar a dudas, de la Antigüedad cuenta un número siquiera aproximado de textos ni un grado similar de conservación”.

“Además, buena parte del material histórico contenido en los Evangelios recibe confirmación partiendo de fuentes arqueológicas. V.G.:

- La existencia del estanque de Betesda de Juan 5:2.

- La circunstancia de que Pilato era prefecto de Judea, según una inscripción de Cesarea Marítima descubierta en 1961. etc.

“Por ejemplo, la historia de Alejandro Magno, se redactó 4 siglos después de la muerte de Alejandro (Quinto Curcio Rufo). Los manuscritos más antiguos que nos han llegado son del siglo IX d.C.

“La vida de Alejandro escrita por Plutarco es del siglo I d.C., lo que le sitúa cerca de 400 años de distancia de su biografiado.

“Sin embargo, en términos generales, nadie cuestiona la veracidad de los datos recogidos por Rufo o Plutarco a pesar de la mayor distancia cronológica o de la peor transmisión textual”19.

“Afortunadamente, los eruditos del Nuevo Testamento tienen una enorme cantidad de evidencia de manuscritos antiguos. La evidencia documental a favor del Nuevo Testamento supera largamente la de cualquier otra obra de su tiempo. Tenemos más de 5.000 manuscritos, y muchos están fechados dentro de unos pocos años posteriores a la vida de sus autores.

“He aquí algunos documentos clave. Un manuscrito importante es el Papiro Chester Beatty. Contiene la mayoría de los escritos del N. T., y está fechado alrededor de 250 d.C.

“El Papiro Bodmer contiene la mayor parte de Juan, y está fechado alrededor de 200 d.C. Otro es el Papiro Rylands, que se encontró en Egipto y que contiene un fragmento de Juan, con fecha 130 d.C. De este fragmento podemos concluir que Juan fue completado mucho antes de 130 d.C. porque no solo tendría que haberse escrito el Evangelio sino que tuvo que ser copiado a mano y llegar a Egipto desde Grecia. Dado que la enorme mayoría de los eruditos concuerdan en que Juan fue el último Evangelio escrito, podemos confirmar su fecha en el primer siglo, junto con los otros tres, con mayor seguridad.

“Una pieza de evidencia final proviene de los Rollos del Mar Muerto, Cueva 7. José Callaghan descubrió un fragmento del Evangelio de Marcos y fechó su escritura en 50 d.C. También descubrió fragmentos de Hechos y otras epístolas, que fechó como escritas apenas después de 50 d.C.20

4. Respuestas a los interrogantes planteados sobre la resurrección de Jesús21.

¿Qué sentido tiene que la resurrección de Jesús, el evento crucial de la fe cristiana, tuviera lugar sin testigos? (Alfonso Baeza).

La resurrección de Jesús, hecho histórico más importante para la humanidad, tiene todo el sentido del mundo con independencia que tuviera lugar “sin testigos”, con pocos testigos o sin ningún testigo. Lo importante es que sucedió con o sin testigos. Aunque nadie viese a Cristo en el momento de salir de la tumba, hubo muchos testigos que vieron la tumba vacía (Mateo 28:6-10; Marcos 16:6,12-14; Lucas 24:3,10-12,30,31,38,39; Juan 20:5-14) y a Jesús resucitado fuera de la misma.

¿Por qué no son suficientes todos estos testimonios para creer, primero, que el evento sucedió tal como lo contaron los discípulos, y, segundo, que la Palabra de Dios es siempre veraz? ¿No será porque no nos gusta dejar espacio para la fe?

Con la pregunta ¿qué sentido tiene que la resurrección de Jesús tuviera lugar sin testigos? ¿Le estamos pidiendo a Dios Padre, que para dar crédito a este sobrenatural y maravilloso evento, debería haber preparado mejor la resurrección de su Hijo, a ser posible con cientos de periodistas y algunos notarios, para que nadie pudiese dudar jamás de la historicidad y veracidad del hecho en sí y de todos los detalles que sucedieron?

Querido amigo, ¿tendría entonces la resurrección sentido para ti? O ¿quizá entonces se hubiera criticado diciendo que la historia también ha sido inventada puesto que una acontecimiento de esas características que sucede de madrugada cuando todos están en sus casas durmiendo no es lógico que asistan tal multitud de testigos?

Los autores evangélicos no pretendieron relatar el evento de la resurrección manipulándolo para que fuera más creíble, sino que hicieron la labor de historiadores, tratando en todo momento de ajustarse a la verdad de como sucedieron los hechos, y para ello fueron inspirados por el Espíritu Santo.  Luego, depende de nosotros, de nuestra fe, el que confiemos más o menos en sus testimonios, y de ninguna manera de que el relato se acomode a nuestra necesidad de mayores evidencias.

¿Por qué Jesús resucitado no fue visto por nadie, a excepción de Sus propios seguidores? (Alfonso Baeza).

Porque sucedió así y no de otra forma ¿Quisieron acaso los evangelistas manipular los hechos con tal de que parecieran más verosímiles para los incrédulos? ¿Por qué necesitamos que Cristo apareciese también a los no creyentes? ¿No está subyaciendo detrás de esta pretensión una desconfianza en la veracidad del testimonio evangélico, pensando posiblemente que ellos tenían intereses espurios para ocultar la verdad y mantener la expectativa falsa de la resurrección corporal de Jesús?

Si Jesucristo resucitó en forma de espíritu ¿Por qué estaba la tumba vacía? Solo se me ocurren dos posibilidades: primera, Jesús mismo, o el ángel del cielo que removió la piedra de la sepultura (Mateo 28:2), ocultó o destruyó su propio cuerpo, puesto que, al igual que un traje, ya no le servía, y segunda, sus discípulos, robaron su cuerpo y lo hicieron desaparecer como pretendieron hacer creer los principales sacerdotes y dirigentes religiosos de los judíos (Mateo 28:6,13). Si aceptamos la primera hipótesis Jesús es un mentiroso; y si creemos que la verdad se encuentra en la segunda posibilidad, entonces los discípulos mintieron por no se sabe que intereses, y toda la Biblia es un fraude, ya tampoco cabe creer en el siguiente testimonio de San Pedro, ni en ningún otro. También, deberíamos preguntarnos, ¿cómo pudieron los discípulos vivir y morir como mártires, con una fe tal que no vacilaron en entregar su vida por su Maestro y Salvador?

Hechos 2:31-32: viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.  (32)  A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

¿Por qué los apóstoles “dudaban” ante Jesús resucitado o incluso llegaban a no reconocerlo? (Mt 28: 17, Lc. 24: 13 – 32) (Alfonso Baeza).

Por la misma naturaleza sobrenatural de la resurrección ¿no es totalmente humano maravillarse y asombrarse de cualquier suceso que no es posible explicar por la razón y hasta pensar que se está soñando o que uno está viendo visiones?

Además, el aspecto físico de Jesús tuvo necesariamente que cambiar, aunque básica y exteriormente debería parecerse en sus rasgos fundamentales que había adquirido en su encarnación como hombre, pero no hasta el extremo que su cuerpo resucitado que había sido transformado en incorruptible fuera irreconocible por nadie. Pues, los cristianos creemos que en la resurrección, no seremos desconocidos unos de otros, sino que los que alguna vez se conocieron en esta vida, se reconocerán en la otra.

Si Jesús había predicho repetidamente Su resurrección (Mt 16: 21; 20 19, etc.) ¿cómo explicar que los apóstoles trataran de “locas” (Lc 24: 11) a las mujeres que les dieron la noticia,  y se negaran a creerlas?(Mc 16: 11) (Alfonso Baeza).

Por la misma razón anterior. Pues si ante la misma presencia de Cristo resucitado aún dudaban, con mucho más razón cuando el relato les fue contado por las mujeres. Pues es muy humano poner en duda lo que nos cuentan si esto es sobrenatural. No obstante, Jesucristo les amonestó por esa falta de fe en sus palabras:

Marcos 16:14: Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.

Si los propios apóstoles reaccionaron con incredulidad ante la noticia de la resurrección, ¿cómo explicar que los dirigentes judíos, que consideraban a Jesús un impostor (Mt 27: 62 – 66), creyeran “a la primera” esa noticia, sin molestarse en realizar la más mínima comprobación? (Mt 28: 12 – 13) (Alfonso Baeza).

Los dirigentes religiosos judíos, principales sacerdotes y los fariseos fueron a Pilato  “diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. (64)  Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que el primero (65) Y Pilato les dijo: Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis. (66) Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia. ” (Mateo 27:63-66).

Ellos no creían que Jesús resucitaría pero temían que el pueblo lo creyera, y que entonces disminuyera su poder y autoridad sobre éste. Por lo que, es lógico que trataran por todos los medios de asegurar que nadie se llevara el cuerpo de Jesús, y que luego fueran diciendo que había resucitado. Eso estaba en contra de sus intereses egoístas.

No veo nada de extraño que, cuando “unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido” (Mateo 28:11), los sacerdotes judíos reaccionaran como lo hicieron. Es más me parece que es lo más razonable, natural y lógico lo que decidieron:

Mateo 28:12-15: Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, (13)  diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos. (14) Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo. (15) Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.

Los dirigentes judíos fueron informados por la guardia, que ellos mismos habían encargado que se pusiera sobre el sepulcro de Jesús, que éste ya no estaba en la tumba. Seguían sin creer en la resurrección de Jesús pero había ocurrido lo que nunca quisieron que pasara “que el postrer error [fuera] peor que el primero”  (Mateo 27:64úp). No les importaba qué había pasado con el cuerpo de Jesús solo que ahora estaba la tumba vacía, y el pueblo lo iba a saber, y con ello su influencia sobre el mismo. ¿Por qué iban a dudar de lo que les informaron los guardias? Se temían lo peor.

Discúlpame que califique de excesivamente ingenuo tu siguiente argumento, porque todavía no conoces hasta que extremo los seres humanos pueden llegar a endurecer sus corazones hasta rechazar todo tipo de evidencia, con tal de seguir sus intereses egoístas y malvados.

Si los miembros del sanedrín hubieran sabido que Cristo había resucitado, y consiguientemente que era el verdadero Hijo de Dios, no parece creíble que hubieran perseverado en Su guerra contra Él, renunciando así, conscientemente, a su salvación eterna. En realidad, los dirigentes judíos nunca tuvieron constancia fehaciente de que Cristo hubiera resucitado22. (Alfonso Baeza).

¿Por qué no fueron capaces de creer que Jesús era el Hijo de Dios, cuando curó a los ciegos y cojos, resucitó a los muertos, alimentó a más de cinco mil milagrosamente, etc.? Cuando demostró su poder y autoridad, incluso con los demonios que expulsó, le acusaron de estar el mismo bajo el poder de Satanás (Mateo 10:25; 12:24; Lucas 11:15) ¿No apedrearon a Esteban y encarcelaron a Pedro y Pablo solo porque predicaban a Jesús y hacían grandes milagros de salvación, a pesar del sabio consejo que les dio “un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo” (Hechos 5:34-42)?

Hechos 5:34,38-42: Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles,  […].  (38)  Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá;  (39)  mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.  (40)  Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad.  (41)  Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.  (42)  Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

¿Por qué la ascensión aparece registrada únicamente por Lucas, un cristiano de segunda generación que no había conocido personalmente a Jesús (Lc 1: 2), mientras que Mateo y Juan, que fueron testigos privilegiados de esa solemne y emotiva despedida, ni siquiera la mencionan? (Alfonso Baeza).

No es cierto que la ascensión se mencione solo por Lucas. El Evangelio de Marcos en su último capítulo y penúltimo versículo también la registra:

Marcos 16:19: Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. (RV 1960)
Marcos 16:19: Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. (NBJ)
Marcos 16:19: El Señor Jesús, después de haber hablado con ellos, fue levantado a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios. (N-C). 

La mayoría de los eruditos coinciden en que el Evangelio de Marcos es el más antiguo de los cuatro. Le sigue, como hemos probado con sólidos argumentos arriba, el Evangelio de Mateo redactado con muchas probabilidades antes del año 60. El Evangelio de Lucas se supone que debió ser escrito por las mismas razones expuestas anteriormente entorno al año 62 d.C.

El evangelista Mateo pudo omitir la ascensión de Jesús porque ya había sido mencionada por Marcos. Está claro que el apóstol Juan la omitiera porque ya Lucas la había tratado suficientemente. Además de todos estos razonamientos humanos debe tenerse en cuenta la razón divina del Espíritu Santo para inspirarle a cada uno lo que debía de relatar. ¿Por qué pues iban a mencionar este importante evento los evangelistas Mateo y Juan? ¿Sería únicamente a fin de evitar ciertas suspicacias de los críticos? ¿No está suficientemente bien descrita y detallada la ascensión de Jesús, por el concienzudo y meticuloso Lucas, no solo en su Evangelio sino también en el inicio del libro de los Hechos?

Lucas 24:51: Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.

Hechos 1:1-3, 9-11: En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar,  (2)  hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;  (3)  a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.  (4)  […]  (9)  Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. (10)  Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas,  (11)  los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

Tratándose del evento más importante para la fe cristiana, ¿cómo explicar las divergencias tan notables que existen entre los distintos evangelistas con relación a lo que ocurrió el día de la resurrección? (Alfonso Baeza).

Precisamente, querido Alfonso, esas divergencias que tan suspicaz te hacen son la prueba más evidente de la veracidad de los diversos relatos, pues la experiencia demuestra que un suceso descrito por distintos testigos oculares puede variar en muchos detalles aunque no en lo fundamental. Lo esencial e importante es que Jesucristo fue visto después de resucitar corporalmente, su tumba quedó vacía y muchos testigos le vieron.

¿Cómo entender que algunos pasajes presenten a Jesús resucitado como un ser espiritual que atravesaba paredes, que aparecía y desaparecía a voluntad, que tenía la apariencia de un “espíritu” (Lc 24: 37), etc. mientras que otros aseguran que se trataba de un hombre de carne y hueso, que comía, que conservaba las heridas de la crucifixión, etc.? (Alfonso Baeza).

En primer lugar la Palabra de Dios no dice “que [Jesús] tenía la apariencia de un ‘espíritu’”, cuando se apareció a sus discípulos después de resucitar; sino que “[…] espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu” (Lucas 24:37). Otras versiones con lenguaje más actual traducen así, por ejemplo (TLA):

Lucas 24:37: Todos se asustaron muchísimo, porque creyeron que era un fantasma (Traducción en lenguaje actual- TLA).

No que tuviera la apariencia de un “espíritu” sino que, ante la impresionante y repentina aparición del que habían visto muerto en la cruz y enterrado en la tumba, los discípulos piensan que es imposible que ahora esté plenamente vivo delante de ellos, y hablándoles. Creen que es una visión interior causada por la situación estresante que ellos estaban viviendo por la muerte de su Maestro y por temor a los dirigentes judíos. Del mismo modo reaccionaríamos nosotros si viéramos que se nos aparece alguien del que sabemos que ha muerto con toda seguridad. Pensaríamos no que ha resucitado sino que estamos viendo un fantasma o viendo visiones.

Lucas 24:38,39: Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? (39)  Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.

Lucas 24:40-43: Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. (41)  Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? (42)  Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. (43)  Y él lo tomó, y comió delante de ellos.

Sin embargo, Jesucristo, siendo capaz de leer sus pensamientos, enseguida calma sus temores, y les confirma que es esencialmente el mismo; que no es un espíritu, no es un fantasma, “porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo” (Lucas 24:39úp). Que Jesús resucitó con un cuerpo físico semejante al que tenía, con manos y pies, puesto que se podía tocar,  es testificado claramente por los Evangelios de San Mateo y de San Juan. También el Evangelio de San Marcos en el capítulo dieciséis habla de que Jesús se apareció a los apóstoles, aunque no da detalles como los citados de Mateo, Lucas y Juan:

Mateo 28:9,10: he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. (10)  Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.
Juan 20:16,17: Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). (17)  Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Juan 20:19,20, 27-29: […] [Jesús] les dijo: Paz a vosotros. (20) Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. […] (27) Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. (28)  Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! (29)  Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

En el siguiente artículo titulado “¿Resucitó Jesús en espíritu?”- confirmamos la solidez de las bases bíblicas de nuestra fe cristiana. Explicaremos que los cristianos esperan ser resucitados con un cuerpo semejante al que obtuvo Cristo en su resurrección. Reconocemos que el evangelista Juan relata un misterio, o sea algo que ahora no podemos entender del todo, y esto consiste en que Jesús a pesar de tener un cuerpo espiritual, pero no por eso menos corpóreo, fue capaz de aparecer en la habitación donde estaban reunidos sus discípulos, “estando las puertas cerradas”. Si no dudamos de la resurrección que es el más importante y fundamental misterio para la fe cristiana ¿por qué vamos a poner en duda la veracidad del relato de Juan?

Juan 20:19,20, 24-29: Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. (20) Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. […] (24) Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. (25)  Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

Juan 20:26-29: Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. (27)  Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. (28)  Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! (29)  Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

En estos pasajes, el apóstol Juan relata dos ocasiones, separadas por un periodo de tiempo de una semana, en las que Jesús resucitado asistió a la reunión del primer día de la semana (domingo) que estaban teniendo sus discípulos en una habitación con “las puertas cerradas”. El hecho no tiene en sí nada de extraordinario, que Jesús, puesto que  había resucitado asistiera a sus reuniones. Pero, nótese que Juan se encarga de destacar, no sin cierto énfasis, el pequeño detalle de que las puertas estaban cerradas en ambas ocasiones.

¿Por dónde entró Jesús entonces? Si ya era difícil de entender que el cuerpo resucitado de Jesús fuera de una materia incorruptible y eterna, tanto más resulta ahora imaginar que Su corporeidad sea capaz de introducirse en recintos cerrados, a través de elementos sólidos, como las puertas cerradas, paredes o techos.

Antes de tomar el camino fácil de afirmar que aquí alguien está mintiendo, ¿por qué no tratar de ser humilde y pensar que hay misterios que no han sido desvelados porque no son necesarios para nuestra salvación? O ¿Por qué no pensar que “nada es imposible para Dios” (Lucas 1:37)?

Jesucristo resucitado recupera, lo que nunca perdió, su naturaleza totalmente espiritual, reteniendo el cuerpo humano de su encarnación transformado en incorruptible. Anteriormente solo podíamos vislumbrar su naturaleza física de ser humano, pues su divinidad quedaba oculta en su humanidad. Ahora, el Cristo resucitado ya no está limitado por su naturaleza humana pues lo divino no se somete a lo humano sino al contrario. Por eso Cristo, después de la resurrección es en primer lugar Espíritu como Hijo de Dios desde la eternidad, y en segundo lugar conserva su naturaleza humana que de ninguna manera puede impedir que se manifiesten los atributos de omnipresencia e infinitud de Dios, pues Él es Dios antes que hombre.

5. Conclusión

En primer lugar, debemos destacar la absoluta confiabilidad de los Evangelios, porque los relatos de la vida de Cristo en el Nuevo Testamento fueron escritos por testigos presenciales o por personas que relataban los informes de los testigos presenciales. Juan escribió: "lo que hemos visto y oído [con relación a Cristo], eso os anunciamos" (1ª Juan 1:3). Pedro afirmó que él y sus compañeros habían visto "con [sus] propios ojos su majestad." (2ª Pedro 1:16)23. Mateo y Juan convivieron con Jesús; Marcos, acompañaba al apóstol Pedro. Lucas, que fue médico, hombre culto y preparado que convivió con el apóstol Pablo, dijo que su Evangelio estaba basado en relatos compilados de testigos presenciales. (Lucas 1:1-3).

En segundo lugar, los Evangelios fueron redactados en fechas muy tempranas. Por las razones citadas arriba, es lógico y razonable deducir que fueron escritos bastantes años antes del año 70 d.C., en el que los romanos destruyeron Jerusalén y su templo. Al respecto, transcribimos unos párrafos extraídos del artículo “Los Evangelios: ¿historia o mitología?” De Pat Zukeran24;

“En el libro de Hechos, el Templo juega un papel central en la nación de Israel. Lucas escribe como si el Templo fuera una parte importante de la vida judía. También finaliza Hechos de una forma extraña: Pablo viviendo bajo arresto domiciliario. Es extraño que Lucas no registre la muerte de sus dos personajes principales: Pedro y Pablo. La razón más plausible de esto es que Lucas terminó de escribir Hechos antes del martirio de Pablo, en 64 d.C. Un punto importante a destacar es que el Evangelio de Lucas precede a Hechos, lo que apoya aún más la fecha tradicional para el Evangelio de 60 d.C. Además, la mayoría de los eruditos están de acuerdo en que Marcos precede a Lucas, lo que hace que el Evangelio de Marcos sea aún más antiguo.

“Finalmente, la mayoría de los eruditos del Nuevo Testamento cree que las epístolas de Pablo fueron escritas entre 48 y 60 d.C. El bosquejo de la vida de Jesús que hace Pablo coincide con el de los Evangelios. Primera de Corintios es uno de los libros menos cuestionados en cuanto a su fecha y autoría paulina. En el capítulo 15, Pablo resume el evangelio y refuerza la premisa de que este es el mismo evangelio predicado por los apóstoles”25.

No queremos terminar este estudio bíblico sin antes corregir unas afirmaciones que hace mi querido amigo en su mencionado artículo, referentes a la aparición de Jesús a Pablo cuando él iba en el camino a Damasco. Alfonso declara lo siguiente:

Recordemos que Jesús se manifestó a Pablo en el camino a Damasco, pero esa “aparición” no tuvo lugar en el plano físico: los que le acompañaban no vieron lo que él vio, ni oyeron lo que él oyó. La experiencia fue totalmente real para Pablo (y de hecho el resplandor de la aparición lo dejó transitoriamente ciego), pero a los demás no les afectó lo más mínimo (Hch 9: 1 – 8; 22: 6 – 11)26. (Alfonso Baeza).

Esto no se ajusta exactamente a lo que relata la Biblia en las dos ocasiones en que es descrito este evento que marcó la vida del apóstol Pablo:

Primer relato de la Conversión de Saulo (cuando perseguía a los cristianos)

Hechos 9:1-8:  Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,  (2)  y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.  (3)  Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;  (4)  y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?  (5)  Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.  (6)  El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.  (7)  Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie.  (8)  Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco,

En este primer relato de Lucas, la luz del cielo afectó solo a Pablo, pero la voz también  la oyeron “los hombres que iban con Saulo” (Hechos 9:7). Luego fue una manifestación física, externa, y no una visión subjetiva revelada solo al apóstol.

Segundo relato de la Conversión de Saulo (contada por el mismo en primera persona)

Hechos 22:6-11:  Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo;  (7)  y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?  (8)  Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.  (9)  Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo.  (10)  Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y vé a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas.  (11)  Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.

Nótese que el primer relato dice que los hombres, que acompañaban a Pablo, oyeron “a la verdad la voz,  mas sin ver a nadie”. No que la luz del cielo no fuera visible sino que les pasó desapercibida, porque no iba dirigida a ellos, sin embargo, la voz del cielo si que la oyeron.

En el segundo relato, testimonio del propio Pablo, al que muchas veces acompañó Lucas el autor de Hechos, aparentemente se invierten los términos. En este caso vieron la luz del cielo, y oyeron también la voz pero no entendieron lo que decía ese sonido del cielo. Ambos relatos no son contradictorios sino complementarios. A Jesús, en esta aparición, no le vio nadie, ni siquiera Pablo. Sin embargo, en las dos ocasiones, se oyó, por todos, una voz del cielo, aunque interpelaba solo a Pablo. Y solo éste debía entenderla en plenitud porque a él solo se dirigía y le afectaba. La luz del cielo, que suponemos fue como un relámpago, fue visible para todos, pero unos se pudieron apercibir más de la luz y otros de la voz, y otros quizá de ambas cosas, en cualquier caso, su reacción de quedar atónitos y de espantarse fue lógica ante este evento que fue físico y visible para los sentidos externos del ser humano.

A fin de dar cumplida respuesta a los interrogantes planteados en el artículo de Alfonso Baeza sobre los “Enigmas en torno a la resurrección de Jesucristo”, he redactado el artículo, que es continuación del presente, titulado -“¿Resucitó Jesús en espíritu?”- en el que confirmamos la solidez de las bases bíblicas de nuestra fe cristiana. Explicamos que los cristianos esperan ser resucitados con un cuerpo semejante al que obtuvo Cristo en su resurrección. Que la tumba de Jesús quedó realmente vacía, porque su cuerpo fue resucitado, recreado, transformado en otro cuerpo distinto, pero con su mismo aspecto.

Reconocemos que el evangelista Juan relata un misterio, o sea algo que ahora no podemos entender del todo, y esto consiste en que Jesús a pesar de tener un cuerpo espiritual, pero no por eso menos corpóreo, fue capaz de aparecer en la habitación donde estaban reunidos sus discípulos, “estando las puertas cerradas”. Si no dudamos de la resurrección que es el más importante y fundamental misterio para la fe cristiana ¿por qué vamos a poner en duda la veracidad del relato de Juan? (Juan 20:19,20, 24-29).

 

 

 

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com

 

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com


Comentarios de los lectores

 Comentario enviado por Andrés

 

Cuando planteamos este tema, es imprescindible aclarar qué entendemos por "veracidad". Los evangelios no son la historia de Jesús, ni su biografía, son Buena Noticia. No son crónicas sino su actuación vista desde la fe de cuatro comunidades diferentes, con todas sus problemáticas, sus dudas y sus búsquedas: las de Marcos, Mateo, Lucas y Juan.

Estas comunidades vieron en Jesús a Aquel que llenaba sus vidas, un hombre carismático sin igual, profundamente comprometido y por lo tanto confiado en el Padre. Un hombre que partió en dos sus vidas y la historia toda. Un hombre que dejó su casa y su familia (con todo lo que ello significaba en aquella época) por un afán más grande: El Reino de Dios. Con su sensibilidad hacia los pobres y marginados, enfermos, "publicanos" y prostitutas, se atrevió a desafiar la misma ley de Dios! en favor del hombre común, del hombre oprimido, de todo hombre. Maravilló a los que dejaron todo por seguirlo, pero pocos comprendieron algo de Él. Murió por ser fiel hasta el final a su compromiso por todos los necesitados y nos indicó el camino hacia la plenitud y felicidad del hombre.

Pero resucitó. No hubo palabras para describir como fue aquello, por lo que cada comunidad se encargó de expresar con palabras lo que sólo pueden percibir los sentidos.

Creer en los evangelios no significa creer que todo lo que se dice allí es histórico. Pero todo es verdad, desde la fe. Si la Biblia está inspirada no puede haber partes más o menos inspiradas, y menos aún partes apócrifas. Decimos inspiradas por Dios y no dictadas porque la escribieron hombres, con todos sus aciertos y sus limitaciones. De ahí que haya contradicciones. Pero todas las partes de la Biblia, no en particular sino en su conjunto, representan lo que Dios quiere decirnos acerca de nuestra salvación, entendida desde las dos vertientes: la del mismo Jesús, ser felices aquí y ahora, luchando por el Reino, y la de Pablo, la trascendente, la del más allá.

Esta es mi fe, y es lo que tengo para compartir al respecto.

Andrés


Referencias bibliográficas

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

1. “Enigmas en torno a la resurrección de Jesucristo” . Alfonso Baeza Parra
2. “Enigmas en torno a la resurrección de Jesucristo” . Alfonso Baeza Parra
3. “Enigmas en torno a la resurrección de Jesucristo” . Alfonso Baeza Parra
4. http://www.ministeriosprobe.org/docs/evangelios.html#text4
5. “Pablo, el judío de Tarso. Pág. 52. Cesar Vidal Manzanares.
6. Guía para estudiar  la Biblia, Págs. 55. Dr. Daniel hammerly Dupuy. Libro Edición Argentina
7. Guía para estudiar  la Biblia, Págs. 55. Dr. Daniel hammerly Dupuy. Libro Edición Argentina
8. Guía para estudiar  la Biblia, Págs. 55. Dr. Daniel hammerly Dupuy. Libro Edición Argentina
9. Por qué soy cristiano. Cesar Vidal Manzanares
10. Guía para estudiar  la Biblia, Págs. 56. Dr. Daniel hammerly Dupuy. Libro Edición Argentina
11. Guía para estudiar  la Biblia, Págs. 56. Dr. Daniel hammerly Dupuy. Libro Edición Argentina
12. Guía para estudiar  la Biblia, Págs. 56-57. Dr. Daniel hammerly Dupuy. Libro Edición Argentina
13. Por qué soy cristiano. Cesar Vidal Manzanares.
14. Por qué soy cristiano. Cesar Vidal Manzanares.
15. Por qué soy cristiano. Cesar Vidal Manzanares.
16. Guía para estudiar  la Biblia, Págs. 58. Dr. Daniel hammerly Dupuy. Libro Edición Argentina
17. Guía para estudiar  la Biblia, Págs. 58. Dr. Daniel hammerly Dupuy. Libro Edición Argentina
18. Por qué soy cristiano, Pág. 48. Cesar Vidal Manzanares.
19. Por qué soy cristiano. Cesar Vidal Manzanares.
20. http://www.ministeriosprobe.org/docs/evangelios.html#text4
21. Todos estos interrogantes se han extraído de “Enigmas en torno a la resurrección de Jesucristo” . Alfonso Baeza Parra.
22. “Enigmas en torno a la resurrección de Jesucristo” . Alfonso Baeza Parra
23. Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. 17 Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. 18 Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. (2ª Pedro 1:16-18).
24. http://www.ministeriosprobe.org/docs/evangelios.html#text4
25. http://www.ministeriosprobe.org/docs/evangelios.html#text4
26. “Enigmas en torno a la resurrección de Jesucristo” . Alfonso Baeza Parra

 

 

 

 

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