Preguntas y Respuestas
Miscelánea
¿Por qué hay dos distintas genealogías de Jesús?
¿Son contradictorias las genealogías de Jesús registradas en los Evangelios de san Mateo y san Lucas?
Versión: 20-10-2017
Carlos Aracil Orts
1. Introducción*
El motivo de abordar este problema de por qué los Evangelios de san Mateo y san Lucas registran genealogías de Jesús tan dispares y aparentemente contradictorias, se debe a que un estimado hermano me pidiera mi opinión sobre el artículo –“¿Por qué los judíos no aceptamos a Jesús o Yeshua, como el Mesías?”–, que explica por qué ellos no creen que Jesucristo sea el Mesías anunciado en los libros de la Biblia hebrea (Antiguo Testamento), y que ha sido confirmado, en el Nuevo Testamento, para los cristianos.
Como cristianos, nuestra fe en Jesús como el Mesías, no se basa solo o únicamente en las listas genealógicas que existen en el Antiguo Testamento (AT) y en los Evangelios de san Mateo y san Lucas, como pretenden estos judíos, que han escrito dicho artículo. Ellos no aceptan que Jesús es la encarnación del Verbo de Dios, el Hijo de Dios; tampoco quisieron creer en las grandes señales y prodigios que Jesús realizó a lo largo de todo su ministerio, que demostraron abundantemente que era el Hijo de Dios; tampoco quieren reconocer a Cristo en el Siervo de Jehová que se anuncia en Isaías 53, ni en que Jesús cumplió claramente infinidad de profecías que están registradas en su Biblia. Citemos algunas, por ejemplo:
Profecía del Antiguo Testamento |
Su Cumplimiento en N.Testamento |
Gn.3:15 |
cf. Mt. 1:20; Gá. 4:4 |
Is. 7:14 |
cf. Mt. 1:18,23-25, Lc. 1:26-35 |
Sal. 2:7 (ver también: 1 Cró. 17:10-14, 2 S. 7:12-16) |
Mt.3:17 (ver también: Mt. 16:16; Mr. 9:7, Lc. 9:35; 22:70, Hch. 13:30-33, Jn. 1: 34,44 |
Gn. 22:18 ( ver también: Gn. 12:2,3) |
Mt. 1:1, Gá. 3:16; |
Gn. 21:12 |
Lc. 3:23,24, Mt. 1:2 |
Nm. 24:17 (ver también: Gn. 35:10-12) |
Lc. 1:23,24; Mt. 1:2; Lc. 1:33 |
Gn. 49:10 (ver también: Mi. 5:2) |
Lc. 3:23,33 (ver también: Mt. 1:2; Heb. 7:14) |
Is. 11:1 (ver también: Is. 11:10) |
Lc. 3:23,32 (ver también: Mt. 1:6) |
Jer. 23:5 (ver también: 2 S. 7:12-16; Sal. 132:11: Jehová es el que edificará casa a David, y no al contrario) |
Lc. 3:23,31 (ver también: Mt. 1:1; 9:27; 15:22; 20:30,31; 21:9,15; 22:41-46; Mr. 9:10; 10:47-48; Lc. 18:38,39; Hch. 13:22,23; Ap. 22:16) |
Mi. 5:2 |
Mt. 2:1 (ver también: Jn. 7:42; Mt. 2:4-8; Lc. 2:4-7) |
Por tanto, que no nos pongan ahora la excusa que no aceptan a Cristo solo por el hecho de que algunos nombres de las genealogías de san Mateo y san Lucas no coincidan entre sí, o con las listas de los libros de Crónicas u otros libros veterotestamentarios. Posiblemente los judíos esperaban un Mesías de corte humano –el cual aún siguen esperando –, que les hubiera librado del poder político romano que les oprimía.
El Evangelio nos dice que: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Jn.1:11). Por su dureza de corazón, no le aceptaron, ni quisieron reconocerle como Mesías, a pesar de las grandes señales que hizo y las innumerables pruebas bíblicas que le identificaban; porque “los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. (20) Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. (21) Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios” (Juan 3:19-21).
A continuación, en el cuerpo de este estudio bíblico, trataremos de responder a las objeciones contenidas en el artículo citado al principio de esta introducción, como, por ejemplo, las siguientes:
- ¿Jesucristo no puede ser el Mesías porque no es el hijo carnal de José, esposo de la virgen María?
- ¿Se contradicen las genealogías de Jesús registradas en los Evangelios de san Mateo y san Lucas?
- ¿Por qué la genealogía de Jesús registrada en el Evangelio de san Lucas es tan distinta de la del Evangelio de san Mateo?
2. ¿Jesucristo no puede ser el Mesías porque no es el hijo carnal de José, el esposo de la virgen María?
Estos judíos nos quieren hacer creer que no aceptan que Jesucristo sea el Mesías, por el hecho de que Jesús no es el hijo carnal de José, cuando precisamente esta es la mayor prueba de que Jesús procede de Dios, puesto que es el Hijo de Dios, encarnado de María virgen, por haber sido engendrado en ella por el Espíritu Santo (Mt. 1:20; Lc.1:35). Hay muchos textos en su Biblia hebrea (lo que nosotros conocemos como Antiguo Testamento) que señalan al Mesías, como algo más que un hombre; por ejemplo: Sal 2:7; 2 S. 7:12-14,16; 1 Cr. 17:12-14; cf. Heb. 1:5; Dt. 32:43; cf. Heb. 1:6; Sal. 45:6-7; cf. Heb. 1:8-9; Sal. 110.1; cf. Hch. 2:34-35; Mi 5:2; cf. Mt. 2:6; Jn. 7:42.
Para que Jesús pudiera ser el Mesías que esperaba Israel, había de cumplir varias condiciones, y la primera de ellas, ser hijo de David, es decir, que su ascendiente fuera el rey David, ya sea legal, biológicamente –por la sangre heredada de los ancestros de María– o ambas circunstancias a la vez.
Ciertamente, la Sagrada Escritura insiste mucho de que el Mesías había de ser hijo de David. Veamos algunos textos, que señalan a Jesús como el hijo de David: Mt. 9:27; 21:9; 22:43; Lc. 1:32; Jn. 7:42; Ro. 1:3; Ap. 5:5; 22:16.
El pasaje del evangelista Lucas es muy importante porque el mismo ángel Gabriel da testimonio de ello, y no deja ningún lugar a dudas, porque él declara, o anuncia, que Jesús: “será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre” (Lc. 1:32).
Lucas 1:32-33: Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; (33) y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
¿Cómo se puede decir que David es el padre de Jesús, cuando aquel vivió unos mil años antes de que Jesús naciera?
Muy sencillo: aquí a la palabra “hijo” se le da el significado de “descendiente”, y la palabra "padre" adquiere el sentido de ascendiente o antecesor; por tanto, Jesús es descendiente según la carne del rey David (Ro. 1:3-4). Así lo confirma el apóstol Pablo en el texto citado:
Romanos 1:3-4: acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, (4) que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos.
Pero también es hijo de Abraham (Mt. 1:1: “Jesucristo, Hijo de David, hijo de Abraham”), en este mismo sentido, de descendiente legal o espiritual (Gn. 22:18). Porque “a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo” (Gálatas 3:16; cf. Gn. 12:7; 22:17-18: Hch 3:25). En Cristo son benditas todas las naciones de la Tierra (Gn. 22:18), porque a Él debemos la reconciliación con Dios (Ro. 5:10; cf. 2 Co. 5:17-21), el perdón de nuestros pecados (Ro. 3:22-20, la resurrección (Jn. 5:24,28-29; 1 Co. 15) y la vida eterna (Jn. 6:39-40, 44,47).
Ahora bien, los judíos, y muchos otros que no lo son, no creen que Jesús sea el Mesías, y mucho menos que sea el Hijo de Dios, lo que le hace Dios, consustancial con el Padre. En el caso que nos ocupa, se objeta que, como el padre carnal de Jesús no fue, supuestamente, José, que sí era del linaje de David, sino que su Padre verdadero fue Dios, José realmente no fue padre carnal de Jesús; y en el caso de que el linaje del rey David le viniera por la virgen María, ello, desde las leyes judías o bíblicas, no tendría ninguna validez; porque, el autor del artículo citado, entiende: “que el linaje tribal solo se obtiene por el padre”, y, además, asevera que “no existe un solo versículo en toda la Biblia que diga que también se obtiene por medio de la madre”. Pero esta afirmación es muy discutible. Porque, aunque la Biblia no lo diga expresamente, es un hecho que los judíos admiten que una persona es de raza judía cuando se demuestra que ha nacido de una madre judía. Por la misma razón, es admisible que, si María pertenecía al linaje de David, también su hijo primogénito, Jesucristo, heredaría este linaje de forma natural o biológica (Mt. 1:20-21,25).
En mi opinión, la respuesta a esta objeción no puede ser otra que la siguiente: en las familias hebreas –también en otras que no lo son– el padre es el que representa legalmente a la familia; por lo que José –siendo el padre adoptivo, o putativo, de Jesús– es su padre legal a todos los efectos, por lo que le transfiere todos sus derechos civiles, religiosos o espirituales, etc.; y porque Jesús ha nacido en el seno de esa familia, crece y se desarrolla bajo su tutela, le corresponde legalmente toda la herencia física y espiritual del padre, en su calidad de primogénito (Mt. 1:25).
Por tanto, así como a José –por ser linaje del rey David– le corresponde legalmente el título de rey de Israel, también Jesús sería el heredero legal al trono de David; lo que legítimamente le otorga el título de Rey de Israel (Mr. 15:32; Jn. 1:49; 12:13,15; 19:14) o Rey de los judíos (Mt. 2:2; 21:5; 27:11,29,37,42; Mr. 15:2,9,12,18,26; Lc. 23:3, 38; Jn. 18:33-37,39; 19:3,19).
El reino carnal simboliza el reino espiritual y eterno que le corresponde como Creador y Redentor de Israel (1 S. 12:12; Sal. 5:2; 10:16; 47:7; Is. 6:5; 33:17,22; 41:14; 43:15; 44:6,24; 47:4; 49:7; Jer. 23:5; Zac. 9:9; 14:9,16-17). Veamos un pasaje importante:
Jeremías 23:5-6 (33:14-16): He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. (6) En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.
Jesús es ese “Renuevo justo” cuyo tronco es el rey David; pero lo más asombroso es que este texto veterotestamentario, dice que el nombre de ese Renuevo es Jehová; o lo que es lo mismo: Jesús es Jehová o Yahvé; y también “justicia nuestra”, lo que se confirma en el NT, cuando se habla de la justicia de Dios (Ro. 3:21-24) y nuestra justicia ante Dios (Ro. 3:25-26; 1 Co. 1:30); es decir, Jesús es el que nos proporciona nuestra justificación y redención.
1 Corintios 1:30: Mas por él [Dios] estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
Pero veamos, algunos ejemplos más de profecías del Antiguo Testamento (AT) que son cumplidas, en el Nuevo Testamento (NT), por Jesús:
Profecía del Antiguo Testamento que se refiere al Rey que visitaría Jerusalén cabalgando sobre un asno:
Zacarías 9:9: Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.
Cumplimiento de esta Profecía del Antiguo Testamento en Jesucristo:
Mateo 21:4-5: Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: (5) Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga.
Por eso declara Jesús que su reino no es de este mundo (Jn. 18:36-37); y también el Evangelio de san Lucas ratifica que Jesús hereda el reino de David, su padre, pero se trata no de un reino carnal perecedero sino eterno: “el Señor Dios le dará el trono de David su padre; (33) y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lc. 1:32-33). Es decir, si el trono de David existiera físicamente, le correspondería legalmente a Jesús, y, en cualquier caso, le califica legalmente para ser el rey espiritual de su pueblo Israel y Judá; por eso Él fue llamado “Rey de los judíos” (Mt. 2:2; 21:5; 25:40; Mt. 27:11, 37; Mr. 15:2,26; Lc. 23:3,38; Jn. 18:33; Jn. 19:3,19); pero su reino no es de este mundo (Jn. 18:36), sino que “su reino no tendrá fin” (Lc. 1:33) y “reinará sobre la casa de Jacob para siempre” (Lc. 1:33). La Casa de Jacob o Casa de Israel se corresponde con todos los redimidos por Jesucristo.
¿A qué se refiere con “la Casa de Jacob”?
Indudablemente, la Casa de Jacob es lo mismo que la Casa de Israel. Pero Israel, no es el Israel físico sino el espiritual, es decir, todo aquel que ha aceptado a Cristo como su salvador y vive por fe, en obediencia al Evangelio de Cristo. Cristo resucitado y glorificado reinará sobre su pueblo (Mi. 4:7; 1 Co. 15:25; Ap. 11:15: 19:6; 20:4; 22:5).
Mateo 22:41-46: Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, (42) diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. (43) Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: (44) Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies (45) Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? (46) Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
Miqueas 5:2: Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
Romanos 1:1-4: Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, (2) que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, (3) acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, (4) que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,
Apocalipsis 22:16: Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Con lo que antecede, queda probado que Jesús es descendiente legal del rey David según la carne –es decir, como hombre–, y, por tanto, le corresponde el título de Rey, sin necesidad de que fuese hijo biológico de José. Considero, pues refutada la objeción: “Jesús es descalificado, no tiene asociación tribal paterna a la tribu de Judá al no ser supuestamente hijo carnal de José, porque el candidato para ser el Rey Mesías deberá ser descendiente directo del Rey David”.
A continuación transcribo textos bíblicos aportados por el autor del artículo citado en la introducción, que pretenden defender su posición citada en el párrafo anterior; pero que, en realidad, en mi opinión, ratifican que Jesús es el Rey Mesías, porque Él cumple todas las condiciones que las Sagradas Escrituras habían predicho para identificarle, y así lo demuestran los siguientes textos, citados de la versión de la Biblia: Nueva Reina-Valera, 1990 (NRV90)
Jeremías 33:17: “Porque así ha dicho el Eterno: "No faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel".
Jeremías 33:20-21: “Así dice el Eterno: Si pudierais invalidar mi alianza con el día y con la noche, de manera que no haya día ni noche a su tiempo, (21) "se podrá también invalidar mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros.
2 Samuel 7:12-17: "Y cuando tus días se cumplan y duermas con tus padres, yo levantaré de tu linaje, a uno que procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. (13) "El edificará casa a mi Nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. (14) "Yo seré su Padre, y él será mi hijo. Y si él hiciera mal, lo castigaré con vara y azotes de hombres. (15) "Pero no apartaré mi amor de él, como lo aparté de Saúl, a quien quité de delante de ti. (16) "Y afirmaré tu casa y tu reino para siempre. Y tu trono será estable para siempre". (17) Y conforme a estas palabras y a esta visión, así habló Natán a David.
Salmos 89:26-37: "Me llamará: 'Mi padre, mi Dios, la Roca de mi salvación'. (27) "Yo también lo pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra. (28) "Para siempre conservaré mi amor hacia él, y mi pacto será firme con él". (29) "Sus descendientes reinarán para siempre, y su trono durará como los días del cielo". (30) "Pero si sus hijos dejaran mi Ley, y no anduvieran en mis juicios, (31) "si profanaran mis estatutos, y no guardaran mis Mandamientos",(32) "entonces con vara castigaré su rebelión, y con azotes su iniquidad. (33) "Pero no quitaré mi amor de él, ni falsearé mi fidelidad. (34) "No violaré mi pacto, ni cambiaré lo que ha salido de mis labios". (35) "Una vez por todas he jurado por mi santidad, no mentiré a David". (36) "Sus descendientes durarán para siempre, y su trono como el sol ante mí". (37) "Como la luna será firme para siempre, como un testigo fiel en el cielo".
1 Crónicas 22:9-10 (cf. 28:6-7; 17:11-14): "'Te nacerá un hijo que será hombre de paz, porque yo le daré que viva en paz con todos sus vecinos en derredor. Su nombre será Salomón, y yo daré paz y tranquilidad a Israel en sus días. (10) "'El edificará el templo a mi Nombre. El será mi hijo, y yo seré su padre, y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre'.
Los autores del artículo citado, se basan en estos textos para afirmar: “El candidato para ser El Rey Mesías deberá ser descendiente del Rey David exclusivamente a través del Rey Salomón. Como está escrito”. Pero realmente lo que registran las Sagradas Escrituras es que el Mesías debía pertenecer al linaje de David, como se ha demostrado en lo que antecede. Jesucristo cumple esta condición de dos maneras: primero, Él desciende de David, por la línea de Salomón, por vía legal, que llega hasta José, el padre putativo o adoptivo de Jesús; así se demuestra en el Evangelio de Mateo (1:6-16). Y, segundo, Jesús desciende también de David, por la línea de Natán, hijo de David (Lc. 3:31-32), línea biológica o sanguínea, a través de María, su madre. El siguiente texto prueba que Natán –el ascendiente biológico de Jesús por vía materna- fue también hijo directo de David
1 Crónicas 3:5: Estos cuatro le nacieron [a David] en Jerusalén: Simea, Sobab, Natán, y Salomón hijo de Bet-súa hija de Amiel.
3. ¿Se contradicen las genealogías de Jesús registradas en los Evangelios de san Mateo y san Lucas?
El autor o autores del citado artículo afirman lo siguiente: “Los evangelios de Mateo (1:2-16) y Lucas (3:23-38) proveen genealogías conflictivas para Jesús en un intento fallido para demostrar que Jesús llenó los requisitos mesiánicos de genealogía”.
Luego, abordan el problema de las genealogías de Jesús registradas en el Evangelio de san Mateo y san Lucas, que no coinciden, que a su vez tampoco coinciden con las registradas en el capítulo 3 del libro de primera de Crónicas.
Empecemos por las divergencias entre el Evangelio de san Mateo y los libros de Crónicas, a partir del rey David en adelante, pues es esta descendencia a la que ellos ponen objeciones:
Mateo 1:1,6-17: Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham […] (6) Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. (7) Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. (8) Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. (9) Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. (10) Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. (11) Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia.(A) (12) Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. (13) Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. (14) Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. (15) Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; (16) y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. (17) De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.
Genealogías del linaje davídico según el evangelista san Mateo hasta Jotám
Mateo 1:7-8: Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. (8) Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. (9) Uzías engendró a Jotam:
Genealogías del linaje davídico según el primer libro de Crónicas
1 Crónicas 3:10-12: Hijo de Salomón fue Roboam, cuyo hijo fue Abías, del cual fue hijo Asa, cuyo hijo fue Josafat, (11) de quien fue hijo Joram, cuyo hijo fue Ocozías, hijo del cual fue Joás, (12) del cual fue hijo Amasías, cuyo hijo fue Azarías, e hijo de éste, Jotam.
Ciertamente, la genealogía de san Mateo no recoge “a Ocozías (hijo de Joram), hijo del cual fue Joás, (12) del cual fue hijo Amasías, cuyo hijo fue Azarías, e hijo de éste, Jotam” (1 Crónicas 3:11-12); tampoco registra el nombre de Azarías –hijo de Amasías– sino que salta desde Joram a Uzías, es decir, no cita a: Ocozías, Joás y Amasías; y, además, san Mateo, en lugar de Azarías, registra el nombre de Uzías.
¿Cómo se explica la omisión de estos tres nombres descendientes del rey David, y el cambio del nombre de Azarías (1 Cr. 3:12) por Uzías (Mt. 1:8-9; cf. 2 Cr. 26:1-4)?
Primero de todo, debemos aclarar que Azarías y Uzías son dos nombres distintos para designar a la misma persona, como se puede comprobar, simplemente, comparando 2 Crónicas 26:1-4 con 2 Reyes 15:1-7.
Reinado de Uzías
2 Crónicas 26:1-4,23: Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, el cual tenía dieciséis años de edad, y lo pusieron por rey en lugar de Amasías su padre. (2) Uzías edificó a Elot, y la restituyó a Judá después que el rey Amasías durmió con sus padres. (3) De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén. (4) E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre. […] (23) Y durmió Uzías con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de los sepulcros reales; porque dijeron: Leproso es. Y reinó Jotam su hijo en lugar suyo.
Reinado de Azarías
2 Reyes 15:1-7: En el año veintisiete de Jeroboam rey de Israel, comenzó a reinar Azarías hijo de Amasías, rey de Judá. (2) Cuando comenzó a reinar era de dieciséis años, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén; el nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén. (3) E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que su padre Amasías había hecho. (4) Con todo eso, los lugares altos no se quitaron, porque el pueblo sacrificaba aún y quemaba incienso en los lugares altos. (5) Mas Jehová hirió al rey con lepra, y estuvo leproso hasta el día de su muerte, y habitó en casa separada, y Jotam hijo del rey tenía el cargo del palacio, gobernando al pueblo. (6) Los demás hechos de Azarías, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? (7) Y durmió Azarías con sus padres, y lo sepultaron con ellos en la ciudad de David, y reinó en su lugar Jotam su hijo.
No puede caber ninguna duda de que los nombres de Uzías y Azarías se refieren al mismo personaje bíblico, puesto que coinciden todos los datos personales: hijo de Amasías, su madre fue Jecolías, “De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén” (2 Cró. 26:3); compárese con 2 Reyes 15:2, para comprobar su coincidencia.
La segunda objeción citada antes es: ¿cómo se explica que el evangelista Mateo omitiera los tres nombres citados que corresponden a descendientes del rey David?
¿Cometió san Mateo un error o manipulación –como se atreve a postular el autor del artículo mencionado al inicio–, para intentar probar que Jesús pertenece al linaje de David?
No es posible que así fuera, pues san Mateo era judío y conocía bien el AT (no en vano fue discípulo del propio Jesucristo), y, además estaba inspirado por el Espíritu Santo, cuando escribió su Evangelio. Por un lado, para probar que Jesús era del linaje davídico, según la carne, no estaba obligado a registrar todos los descendientes del rey David hasta Jesús, sino solo algunos que él consideró más importantes. De ahí que Mateo opta por resumir, en un número múltiplo de siete –número bíblico de perfección y plenitud–, las generaciones que hubo: “desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce” (Mt. 1:17). Por otro lado, san Mateo no dice expresamente que Joram es el padre de Uzías (Mt. 1:8), sino que éste es descendiente de Joram, así como lo es del rey David. Por tanto, como ya vimos anteriormente "hijo" significa descendiente, y no necesariamente hijo directo; lo que, análogamente, también se aplica a que “Joram engendró a Uzias”, no directamente como de padre a hijo, sino a través de las generaciones davídicas, y específicamente a través de Amasías, como prueba el registro bíblico citado antes.
Con lo expresado hasta aquí espero haber respondido la pregunta del artículo que me enviaste “¿Quién es Uzías?”, y también a “¿Por qué la cronología real de los descendientes del rey David no lo menciona?”. Ya hemos comprobado que Uzías está registrado en 2 Crónicas 26:1-4, y en 2 Reyes 15:1-7, en este último caso con el nombre de Azarías.
Siguen las objeciones a la genealogía davídica dada en el Evangelio de Mateo:
“Después de que Mateo nombra incorrectamente a Uzías en vez de a Ocozías, otra vez se vuelve a equivocar y dice que Josías es padre de Jeconías (v.11), cuando en realidad es su nieto, saltando a Joacim, quien es el verdadero hijo de Josías como está escrito:
“Los hijos de Josías: Johanán su primogénito, el segundo Joacim, el tercero Sedequías, el cuarto Salum” (1 Crónicas 3:15).
La misma respuesta que he dado anteriormente se aplica totalmente aquí: hijo o engendrado, significa descendiente, y no necesariamente hijo directo. No existe, pues, ningún error en Mateo. El error está en la interpretación sesgada que se ha querido hacer. Sigo comentando sus objeciones:
“Una vez más Mateo retoma la genealogía y vuelve a dar tres nombres correctamente a Jeconías, Salatiel y Zorobabel. ¡Y otra vez se vuelve a equivocar y dice que Abuid es el hijo de Zorobabel (v.13) cuando el verdadero hijo es Hananías Como está escrito:
1 Crónicas 3:19-20: Los hijos de Pedaías: Zorobabel y Simei. Los hijos de Zorobabel: Mesulam, Hananías y Selomit su hermana. (20) También estos cinco: Hasuba, Ohel, Berequías, Hasadías y Jusab Hesed.
“Como vemos, ninguno de los hijos de Zorobabel se llama Abuid. ¿De dónde sacó Mateo que Zorobabel tuvo un hijo llamado Abuid?, De Ningún lado... ¡Lo inventaron!.
“¡Mateo continua nombrando personas que no están en la genealogía de 1 Crónicas, sigue inventando diez Reyes de Israel que nunca existieron, el problema para Mateo es que el libro de Crónicas nos da los verdaderos nombres del linaje real y desde Abiud en adelante no concuerdan ni uno solo.”
San Mateo muy probablemente disponía de unas fuentes de registros de las genealogías que no nos han llegado. ¿Por qué tenemos que pensar que lo ha inventado? Sería totalmente absurdo. ¿No estaba san Mateo inspirado por el Espíritu Santo? Les falta la fe al autor o autores del citado artículo y perspectiva amplia de las profecíaas mesiánicas del AT.
Por otro lado, hemos de tener en cuenta que la Biblia se terminó de escribir unos cuatrocientos años antes de Cristo; y está es la razón de que, los “diez reyes de Israel” –a los que se refiere el autor del artículo–, que son citados por san Mateo, a partir de Abiud, no hayan sido registrados en los libros de Crónicas ni en el de los Reyes.
No obstante, ha de notarse que el autor del artículo habla incorrectamente de “diez reyes de Israel “, porque en realidad no son diez ni tampoco reyes, ni de Israel, pues esto fue después de la deportación, y ya no existía Israel, sino solo Judá, y aunque la dinastía davídica siguió, de Zorobabel en adelante no hubo más reyes: “ Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. (14) Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. (15) Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; (16) y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo” (Mateo 1:13-16). Solo si partimos desde Abiú hasta José, incluyendo a este último, se cuentan diez descendientes del rey David.
4. ¿Por qué la genealogía de Jesús registrada en el Evangelio de san Lucas es tan distinta de la del Evangelio de san Mateo?
La siguiente y última objeción es que la genealogía registrada por el Evangelio de san Lucas (3:23-38), no coincide en casi nada con la que proporciona el Evangelio de san Mateo (1:1-17).
Decir que “El libro de Lucas da una genealogía que, según él "Después de haber investigado con diligencia" (Lc. 1:2), está llena de errores”, es demostrar mucha ignorancia y algo de malicia, por pensar que san Lucas sea capaz de hacer esa absurda manipulación. Es sabido que el Evangelio de san Mateo se escribió pensando especialmente en los judíos, para demostrarles que Jesucristo cumplía con el requisito de pertenecer legalmente, aunque no carnalmente, al linaje de David. Y el Evangelio de san Lucas se escribió pensando mayormente en los gentiles, para demostrar que Jesús era hombre pleno y verdadero, y que llevaba en su carne la sangre del linaje de David que, como es obvio, solo podía venir de su madre María, puesto que su Padre fue Dios. La divergencia de la genealogía de san Lucas respecto a la de san Mateo está justificada, porque con toda probabilidad se refiere a la genealogía de Jesús, que le viene por parte de su madre. En este caso, Elí debió ser el padre de María, pero como las genealogías judías se realizan registrando solo los nombres de los varones que forman parte de las mismas, el evangelista Lucas tuvo que nombrar a José, en lugar de María, su esposa, de la siguiente manera: “Jesús […], hijo, según se creía, de José, hijo de Elí…” (Lc. 3:23). Y así se remontaría hasta un hijo de David, que se llama Natán; de donde le vendría el linaje davídico puramente carnal. Porque no es cierto que el Mesías debía venir solo de Salomón sino que la condición es que sería del linaje davídico, y Natán lo cumple, porque es hijo de David.
1 Crónicas 3:5: Estos cuatro le nacieron [a David] en Jerusalén: Simea, Sobab, Natán, y Salomón hijo de Bet-súa hija de Amiel.
Por lo tanto, ni san Mateo ni san Lucas han cometido errores y mucho menos han mentido o querido amañar los datos sobre la genealogía de Jesús, para intentar engañar a la comunidad judía cristiana primitiva, cosa, por otra parte, imposible de realizar. Con toda certeza, los Evangelios no contienen ni mentiras ni errores, porque de ser así las comunidades cristianas judías lo habrían detectado y el mensaje del Evangelio habría sido rechazado.
Y tiene fácil explicación que el apóstol y evangelista san Mateo diga que “Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo” (Mt. 1:16), en aparente contradicción con lo que registra san Lucas (3:23: “Jesús […], hijo, según se creía, de José, hijo de Elí…”); pero solo habría contradicción entre ambos textos citados, si, de este último texto, se dedujera necesariamente que Elí es el padre biológico de José; pero Elí no puede ser el padre de biológico de José –puesto que Mateo dice que es Jacob–, sino que Elí ha de ser lógica y necesariamente el padre o ascendiente de la virgen María; luego Elí es el padre político de José, es decir, su suegro. Y esto es de lógica deducción, pues se desprende del contexto de los tres primeros capítulos del Evangelio de san Lucas, donde él habla abundantemente de María, de manera que ella protagoniza y focaliza su atención. La labor de san Lucas no es echar por tierra la genealogía de san Mateo, sino complementarla –“después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen” (Lc. 1:2)–; pero no repitiendo la genealogía de Jesús desde la misma línea que san Mateo, que se refiere claramente a la de José, el esposo de María, y que no puede ser más que la vía legal y espiritual, pues José no es padre biológico de Jesús, sino solo padre adoptivo o putativo.
Mateo 1:18-21: El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. (19) José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. (20) Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. (21) Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
5. Conclusión
Debemos seguir el consejo del apóstol Pablo: “Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho” (Tito 3:9). Es decir, aunque los autores bíblicos fueron muy meticulosos en registrar las inmensas listas de genealogías, hay que tener en cuenta que no necesariamente éstas han de ser completas, y caben confusiones, por nuestra parte, por la posible existencia de nombres repetidos que corresponden a distintos personajes de la historia de Israel, e incluso, como hemos visto, podía haber más de una misma persona, que se conocía por dos nombres diferentes, o bien, que los nombres cambian su léxico, por las distintas traducciones, o por otros motivos. Y esto nos puede llevar a perder nuestro tiempo vanamente, si no nos quedamos con lo fundamental, que creo es lo siguiente:
Las genealogías registradas en los Evangelios de san Mateo y san Lucas son muy importantes, porque nos prueban que Jesús procede del linaje del rey David, de forma legal y carnal, uno de los requisitos –el primero– para que pudiera ser el Cristo, es decir, el Mesías que esperaba Israel, y que sería bendición para todas las naciones de la Tierra (Gn. 22:18; cf. Gá. 3:16); porque Él da sentido a la vida humana al ser el medio de perdón de los pecados, de reconciliación, de salvación, de acceso a Dios el Padre, de resurrección y de vida eterna en los Cielos Nuevos y Tierra nueva” (2 P. 3:13; cf. Ap. 21:1-8).
La genealogía de Jesús registrada en el Evangelio de san Mateo (1:1-17) nos da la ascendencia de Jesús, por la línea legal y espiritual, probando que es la Simiente de Abraham (Gn. 22:18; cf. Gá. 3:16), y también que desciende de David por vía de José, esposo de la virgen María; lo que representa, necesariamente, una línea legal, porque José es el padre adoptivo o putativo de Jesús, puesto que su Padre verdadero es Dios (Mt. 1:20-21; Lc. 1:31-35).
Mateo 1:20-21: Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. (21) Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Lucas 1:31-35: Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. (32) Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; (33) y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. (34) Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. (35) Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
En cambio, la genealogía de Jesús registrada en el Evangelio de san Lucas (3:23-38) es totalmente distinta, y es lógico que lo sea, porque está referida a la línea carnal de Jesús, como hijo biológico de la virgen María, engendrado del Espíritu Santo (Mt. 1:20; Lc. 1:31-35). Por tanto, no tienen por qué coincidir, porque no se trata de listas paralelas. San Mateo prueba el linaje davídico de Jesús, partiendo del padre adoptivo de Jesús, que es José, legitimo descendiente carnal del rey David. Y san Lucas, prueba lo mismo, pero desde la línea biológica, que corresponde a María, madre carnal de Jesús. Por eso asciende hasta llegar a Natán, un hijo de David (Lc. 3:31-32: ”… hijo de Natán, (32) hijo de David…”).
Lucas 3:23,31,32,38: Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí, […] (31) hijo de Melea, hijo de Mainán, hijo de Matata, hijo de Natán, (32) hijo de David, […] hijo de Adán, hijo de Dios.
El Evangelio de san Lucas se escribió pensando mayormente en los gentiles, para demostrar que Jesús era hombre pleno y verdadero, y que llevaba en su carne la sangre del linaje de David que, como es obvio, solo podía venir de su madre María, puesto que su Padre fue Dios. La divergencia de la genealogía de san Lucas con la de san Mateo está justificada, porque, aquella, con toda probabilidad, se refiere a la genealogía de Jesús que le viene por parte de su madre.
Por tanto, en la genealogía de san Lucas, Elí debió ser el padre de María, pero como las genealogías judías se realizaban registrando solo los nombres de los varones que forman parte de las mismas, el evangelista Lucas tuvo que nombrar a José, en lugar de María, su esposa, de la siguiente manera: “Jesús […], hijo, según se creía, de José, hijo de Elí…” (Lc. 3:23). En este caso, José no se puede ser interpretado como hijo biológico de Elí, –ya que el padre de José es Jacob (Mt.1:16)– sino solo como hijo político de Elí, que debe ser el padre de María. Y así se remontaría hasta un hijo de David, que se llama Natán; de donde le vendría el linaje davídico, puramente carnal, a Jesús, por línea materna. Porque no es cierto que el Mesías debía venir solo de Salomón sino que la condición es que sería del linaje davídico, y Natán lo cumple, porque es hijo de David, como se probó en lo que antecede.
Nuestra fe en que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, está basada en el testimonio del mismo Dios, el Padre, que habló desde el Cielo, y por el testimonio de Juan el Bautista, y porque, además, Jesús cumple todas las profecías del AT, que le señalan como Mesías, por los grandes milagros que hizo, por su resurrección, etc., etc. Para terminar, solo veamos unos pocos textos más, que solo representan una pequeña muestra de mucho que está escrito sobre Él en el Antiguo y Nuevo Testamento:
Mateo 3:11-12: Yo [Juan Bautista] a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí [Jesús], cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él Jesús] os bautizará en Espíritu Santo y fuego. (12) Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
El bautismo de Jesús (cf. Mr. 1.9-11; Lc. 3.21-22)
Mateo 3:13-17: Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. (14) Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? (15) Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. (16) Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. (17) Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
Nosotros hemos creído al Evangelio, porque Dios mismo, desde el Cielo, habló, y nos dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. (Mt. 3:17). Y si no bastaba con este testimonio, tenemos también otro, cuando Dios vuelve hablar a Jesús, estando presentes Pedro, Jacobo y Juan, en el monte de la Transfiguración: “he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” (Mt. 17:5). Leámoslo, en su contexto:
Mateo 17:1-5: Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; (2) y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. (3) Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. (4) Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. (5) Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.
Esta es nuestra fe y ninguna dudosa genealogía puede oscurecerla; sabemos bien en quien hemos creído:
Romanos 9:5-9: de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. (6) No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, (7) ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. (8) Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. (9) Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.
Tito 2:13-15: aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, (14) quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. (15) Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.
Afectuosamente en Cristo.
Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com
Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com
Referencias bibliográficas
* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.
Abreviaturas:
AT = Antiguo Testamento
NT = Nuevo Testamento
<Anterior><Arriba> <Siguiente>
Usted es el visitante: