Preguntas y Respuestas
Miscelánea
¿Por qué San Pablo no permite predicar a la mujer en la Iglesia?
Versión: 27-01-14
Carlos Aracil Orts
1. Introducción*
Estimada hermana en Cristo, me alegro que me haya contactado. Primero de todo, debo aclararle que no tengo el honroso oficio de pastor, ni he estudiado Teología, sino que simplemente soy un estudiante o estudioso de la Biblia, desde el año 1975. Lo que he comprendido de la Sagrada Escritura, según el Espíritu Santo me ha dado a entender, es lo que he escrito en mi Web.
"Estimado Sr. (pastor) Carlos, deseando en el nombre de nuestro Señor Jesucristo se encuentre bien, antes que nada quiero agradecerle de antemano por el tiempo que dedicará a leer mi email, y hacerle saber que he estado orando por la situación que abajo le describo. Acabo de leer su artículo en internet titulado "la mujer cristiana en la iglesia primitiva", me pareció muy interesante pero tengo aún muchas dudas…”
En su escrito usted me describe que se siente muy incómoda en su iglesia local, porque sus dirigentes han adoptado al pie de la letra las indicaciones que se registran en algunas de las epístolas de San Pablo, que se refieren a que la mujer en la Iglesia debe cubrirse con un velo, y que no le está permitido enseñar o predicar el Evangelio (1 Corintios 11:3-16; 14:34-35; Cf. 1 Timoteo 2:11-14; etc.).
1 Corintios 11:3-16: Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. (4) Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. (5) Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. (6) Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. (7) Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. (8) Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, (9) y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. (10) Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. (11) Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; (12) porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. (13) Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? (14) La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? (15) Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello. (16) Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.
1ª Corintios 14:34-35: vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. (35) Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.
1 Timoteo 2:11-15: La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. (12) Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. (13) Porque Adán fue formado primero, después Eva; (14) y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. (15) Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
A continuación usted me formula algunas preguntas más. En primer lugar “respecto a si la mujer debe callar en la congregación”; y, en segundo lugar, “¿qué exactamente significa “profecía”? ¿Se puede llamar profecía a cantar himnos o leer o explicar la palabra de Dios”? ¿En la santa Cena se puede usar el vino fermentado y el pan con levadura?
2. ¿Debe cubrirse la mujer cristiana con un velo en la Iglesia?
El artículo de mi web –La mujer en la Iglesia primitiva–, que usted ha leído, contiene toda la argumentación bíblica e histórica que soy capaz de darle en estos momentos. El principal argumento es el histórico, porque el apóstol Pablo cuando exige el velo, lo hace a la iglesia primitiva, hacia el año 50 d.C., bajo el Imperio Romano, y dado que las costumbres de las mujeres decentes de esa época se distinguían por llevar el velo, porque esa costumbre existía ya antes de Pablo; y él lo único que quiso es que las mujeres cristianas de entonces no escandalizaran vistiendo de distinta forma a la considerada como correcta, en aquellos tiempos.
No se trata, pues, de un principio universal o moral que se aplique siempre, como los principios morales de la ley natural, sino solo una costumbre basada en las normas sociales y culturales de aquel tiempo, y que entonces había que cumplir so pena de que le confundieran con otra clase de mujeres de no buena moralidad o reputación. Pero con el tiempo, ya no tiene ningún sentido, es totalmente absurdo querer aplicarlo en la actualidad, por los motivos antes citados, y que el artículo explica adecuadamente, y, por tanto, sería reiterativo volver a repetir.
Las evidencias históricas nos dicen que las mujeres en la iglesia cristiana primitiva usaban un velo para cubrirse (1). Esto podía deberse a que existía ya esta costumbre entre las mujeres del primer siglo de esa zona del mundo, que las diferenciaba de las prostitutas. Por otro lado, parece que usted cree, o, quizá, los líderes de su iglesia, que esa norma de cubrirse la cabeza las mujeres en la iglesia pertenece a alguna ley del Antiguo Testamento, pero eso no es cierto, y además, las leyes del Antiguo Testamento no tienen vigencia alguna para los cristianos.
Mi consejo es que usted exponga en privado a los “ancianos” o dirigentes de la iglesia, los motivos por los que no está de acuerdo. Usted debe obrar siempre de acuerdo con su conciencia de lo que es recto y justo ante Dios, pues de lo contrario usted se hace daño a sí misma, y también peca (Romanos 14:23).
Lo ideal es que, usted y los dirigentes, si llegan a un acuerdo, lo expongan a toda la iglesia, en una reunión y acuerden que en lo que respecta al uso o no del velo se haga a libre elección de cada miembro –según su conciencia–, pero que no se imponga ello como una norma de obligado cumplimiento. Pero usted no haga nada forzada por sus líderes, ni por la iglesia; por otro lado, si, usted, no está de acuerdo en algo, debe disentir discretamente. Y en el último caso, siempre le queda buscar otra congregación cristiana, que no sea extremista.
3. ¿A qué se refiere el apóstol Pablo con lo de “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice (1ª Corintios 14:34)?
1ª Corintios 14:34-35: vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. (35) Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.
Debemos reconocer que los textos 34-35 de 1ª Corintios 14 son difíciles de entender para la mentalidad de nuestros días. Nos basaremos, para tratar de explicarlos, en los comentarios de los mismos, que se encuentran al pie de página de algunas Biblias; por ejemplo, en primer lugar, la versión de la Biblia, “La Palabra” (Sociedad Bíblica de España, 2010), anota que “algunos manuscritos colocan los versículos 34-35, después de 14:40”; es decir al final de este capítulo. En segundo lugar, y por otro lado, la Biblia de Jerusalén (NBJ,1998) comenta lo siguiente:
“Los versículos 34-35, que algunos manuscritos ponen después del versículo 40, pueden ser interpolación pospaulina. Dos razones hacen plausible esta hipótesis, Por una parte el recurso a la obediencia a la Ley (probablemente Génesis 3:16), poco propio de Pablo; en segundo lugar, la orden del silencio impuesta a las mujeres parece contradecir a 1 Corintios 11:5. Estas órdenes reflejan la mentalidad de 1 Timoteo 2:11-14, y probablemente proceden de la misma situación eclesial” (Comentarios a 1ª Corintios 14:34 de NBJ, 1998).
Leamos y analicemos ahora los textos relacionados, y que se indican en el comentario de arriba, a fin de comprender mejor el contexto bíblico, y sus conexiones en el resto de la Biblia.
Génesis 3:16: A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.
1 Corintios 11:5: Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
Como muy bien dice el comentario anterior, posiblemente, Pablo se está refiriendo al mencionado texto del libro de Génesis, que es el primer libro de la Ley. Sin embargo, resulta muy extraño que el apóstol Pablo se fundamente en la Ley para dar soporte a su mandato de que “vuestras mujeres callen en las congregaciones”; pues él es el primero que afirma que “estamos libres de la ley” (Romanos 7:6; etc.).
Por otro lado, la Ley no manda callar a las mujeres sino que predice, que como consecuencia de la entrada del pecado en el mundo, el marido dominará a su mujer. Obsérvese, que Dios no ordena que el marido domine a su esposa, sino que eso se produciría a partir de ese momento, como una consecuencia de la rebelión de la Primera Pareja, y la entrada del pecado en el mundo. Lo que ha resultado un hecho y verdad histórica es la dominación del hombre sobre la mujer, que es lo que ha ocasionado su discriminación, y que no se le diera voz en las decisiones y asuntos que por costumbre ancestral ha liderado el hombre. Lo de que no se le permita hablar a las mujeres es una consecuencia de una conducta inadecuada de los hombres en su ejercicio de dominación y señorío sobre las mujeres.
Desgraciadamente al apóstol Pablo, no le quedó otra opción que ajustarse a la costumbre generalizada de la época a fin de no escandalizar a la sociedad en que vivían. Además la mayoría de las mujeres, no estaban preparadas para ejercer ninguna función de liderazgo o de enseñanza; por eso Pablo vuelve a insistir para que “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción” (1 Timoteo 2:11-15).
1 Timoteo 2:11-15: La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. (12) Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. (13) Porque Adán fue formado primero, después Eva; (14) y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. (15) Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
La mujer, dominada por el hombre durante miles de años no podía ni debía emerger, de pronto, como un igual al hombre, porque eso habría roto el equilibrio existente, consolidado por siglos, mediante la dominación de éste. Debía, pues, la mujer, primero aprender en silencio, mientras esa situación perdurara en el tiempo. Además existían leyes civiles que así lo exigían so pena de ser rebeldes a la autoridad y de escandalizar.
No obstante, de los textos de 1 Timoteo 2:11-14 –y otros como 1ª Corintios 11:3; Efesios 5:22-33; Col. 3:18-19; 1ª Pedro 3:1-7– parece deducirse que en el plan de Dios para la pareja humana está –a fin de su mayor felicidad– dado que siempre alguien tiene que tener la última palabra cuando no hay acuerdo implícito, ésta se le asigna al hombre como una autoridad que Dios le da, que le responsabiliza en mayor medida para tomar decisiones en las asuntos de Dios, y también de su familia, y en cómo instruirla.
Sin embargo, esta regla general, tiene muchas excepciones, y no es incompatible con que la mujer desarrolle los dones y talentos que Dios le ha dado, enseñando y predicando la Palabra, cuando es inspirada por el Espíritu Santo; porque si no fuese así, habría una contradicción con los siguientes textos de 1 Corintios 11 en que Pablo se refiere a la mujer como que también profetiza. Por tanto, puesto que a la mujer sí se le permite profetizar, no puede estar callada a la vez. Pero todo debe hacerse con orden, y cuando corresponda.
1 Corintios 11:4-5: Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. (5) Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
Con respecto a la referencia a la ley que aparece en 1ª Corintios 14:34, cabe perfectamente la interpretación de Margarita Muñiz, que en mi opinión, es muy acertada. El siguiente párrafo lo he extraído del artículo “La interpretación bíblica y el papel de la mujer”, de la citada autora (2):
“En realidad, parece que Pablo estaba haciendo referencia a la ley civil de la sociedad Greco-Romana, que ponía límites a los excesos de ciertas prácticas religiosas, especialmente llevadas a cabo por mujeres. Algún culto, como el de Isis, era considerado políticamente como peligroso, ya que proclamaba la igualdad entre hombres y mujeres, algo que socavaba los fundamentos de la sociedad de la época. El Senado Romano también tomó acciones en contra del culto a Dionisos, uno de los más populares entre las mujeres, que a veces usaban la religión como un medio de protesta y de hostilidad hacia los hombres. Se entiende, por tanto, el interés de Pablo porque las reuniones de los cristianos no pudieran confundirse con estos cultos, incumpliendo las leyes y provocando escándalo. Y en este contexto hay que entender este pasaje (Margarita Muñiz) (2). (El subrayado y las negrillas no están en el original.)
4. ¿Se debe permitir a la mujer predicar en la Iglesia?
Primero de todo, debemos de dejar claro que el hombre no es superior a la mujer ni ésta lo es a aquel. Dios creó al hombre y la mujer iguales, en cuanto su inteligencia y demás características intelectuales, pero claramente diferenciados en algunas funciones físicas, biológicas y psíquicas. Por eso la mujer complementa perfectamente al hombre, y éste a la mujer.
Sin embargo, Dios, en Su Plan de Salvación de la Humanidad, ha dispuesto “que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” (1 Corintios 11:3; Cf. Efesios 5:22-33).
Así como el varón se somete a Cristo, “el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:2), la Cabeza del Cuerpo que es la iglesia, por quien tenemos la salvación, la mujer también debe someterse al varón en la medida que éste se someta a Cristo. Del mismo modo que Cristo no esclaviza a los que creen en Él sino que les libera de la esclavitud del pecado (Juan 8:31-36), esto mismo debería suceder en la relación del varón con la mujer en la iglesia y en el matrimonio. La mujer deberá estar sujeta al varón en tanto que éste se sujete fielmente a Cristo y sus mandamientos. La relación de los discípulos con Cristo es de igualdad. Él los considera amigos (Juan 15:12-20). De la misma manera tendría que ser la relación entre los hombres y las mujeres en la iglesia.
Juan 15:12-20: Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. (13) Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. (14) Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. (15) Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. […] (20) Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Las relaciones entre los cristianos son totalmente distintas que las que existen entre los incrédulos: “…el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;”(Mateo 20:25). Los cristianos somos siervos de la justicia y de Dios (Romanos 6:18,22).
Mateo 20:25-28: Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. (26) Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, (27) y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; (28) como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Si de verdad el Espíritu de Cristo vive en nosotros, entonces nuestra actitud nunca será de superioridad, de dominio y de poder, sino que será de humildad y de servicio a los demás. En ese tipo de relación se enmarca el liderazgo del varón sobre la mujer, en la iglesia y en el matrimonio.
En los siguientes textos de 1ª Timoteo 2:11-15, parece, a simple vista, que el apóstol Pablo, prohibiera a la mujer que enseñara en la iglesia. Sin embargo, si interpretamos este pasaje como una prohibición universal de que la mujer enseñe en la iglesia, nos encontraríamos en contradicción con otros pasajes en que la mujer ejerce liderazgo como diaconisa, profetisa e incluso como anciana de la iglesia (Tito 2:3,4). Véanse los casos de Febe (Romanos 16:1,2), Junia o Junias (Romanos 16:7), Trifena, Trifosa y Pérsida, “las cuales trabajan en el Señor” (Romanos 16:12).
1ª Timoteo 2:11-15: La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. (12) Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. (13) Porque Adán fue formado primero, después Eva; (14) y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. (15) Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
Tengamos en cuenta, que la función de diaconado en la iglesia primitiva no se limitaba a tareas de administración social en la iglesia, sino que implicaba la predicación del Evangelio, como podemos comprobar en los casos muy conocidos de los diáconos Felipe y Esteban (Hechos 6:5,8;7; 8:5; 21:8).
Romanos 16:1-12: Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; (2) que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo. […] (7) Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo. […] (12) Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor.
Queda probado, pues, que a la mujer en el Nuevo Testamento se le permite ser diaconisa, y “anciana” de la iglesia, lo que incluye la enseñanza y la predicación no solo a otras mujeres sino también a hombres. Al respecto, en el capítulo 18 del libro de Hechos de los apóstoles se presenta el caso de Priscila que tuvo que enseñar a Apolos aspectos de la doctrina cristiana que este desconocía (Hechos 18:24-26).
Por tanto, en mi opinión, según interpreto los citados textos bíblicos la mujer en la iglesia se equipara al varón en todo, excepto que no deberá liderar la iglesia como ministro, obispo o Pastor, que corresponde en todos los casos al varón.
Atiendo a continuación a sus últimas cuestiones:
5. “¿Qué exactamente significa “profecía”? ¿Se puede llamar profecía a cantar himnos o leer o explicar la Palabra de Dios”?
Claramente cantar himnos no es profetizar, y esto último tiene dos acepciones, que pueden aplicarse intercambiablemente. En primer lugar, todos identificamos profecía con cualquier predicción del futuro. La Biblia tiene gran cantidad de profecías como todos sabemos. La mayoría de ellas se encuentran en el AT, y se cumplen en Cristo en el NT; pero también Cristo profetizó sobre el fin del mundo, y la destrucción de Jerusalén que se produjo en el año 70 d.C. El libro de Apocalipsis tiene también muchos ejemplos de profecías. Hasta ahí todos sabemos identificar perfectamente lo que son las profecías, como, por ejemplo, las del libro de Daniel, capítulos 2 y 7 al 12.
Sin embargo, profetizar –además del primer significado que he comentado de predecir el futuro– es también explicar la Palabra de Dios con profundidad, pero sin añadir nada nuevo a lo que está escrito o revelado en los libros canónicos de la Biblia. La Revelación de Dios para la Humanidad ya está cerrada y nadie puede añadir ni quitar nada a la Biblia (Apocalipsis 22:18-21).
Apocalipsis 22:18-21: Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. (19) Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. (20) El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. (21) La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
Aunque el apóstol Juan en el texto citado arriba se refiere al libro de Apocalipsis, dado que este libro cierra el canon, a ninguna nueva profecía que aparezca después, o sea más tarde, y que no esté incluida en este o anteriores libros de la Biblia, se le debe dar credibilidad. Lo que si pueden hacer los que tienen el don de Dios de profecía es explicar las profecías y doctrinas de la Biblia, por medio del don profecía dado por el Espíritu Santo (Romanos 12:6; 1 Cor. 12:10; 14: 1-40).
Romanos 12:6: De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
1 Corintios 12:10: A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
1 Corintios 14:1-40: Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. (2) Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. (3) Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. (4) El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. (5) Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación. […] (22) Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes. (23) Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? (24) Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; (25) lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros. (26) ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. (27) Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. (28) Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. (29) Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. (30) Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. (31) Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. (32) Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; (33) pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. […] (39) Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; (40) pero hágase todo decentemente y con orden.
Comprobemos que los discursos que hicieron los apóstoles Pedro y Pablo, y otros discípulos como Esteban, Felipe, etc., era profetizar porque explicaban la Palabra de Dios por medio del don del Espíritu Santo, que recibieron en el día de Pentecostés –del año de la muerte, resurrección, ascensión de Cristo al Cielo (año 30 d.C.)– con el poderoso derramamiento del Espíritu Santo sobre la naciente Iglesia (Hechos 2:17, Hebreos 1:2; 1ª Pedro 1:20).
Hechos 2:17-18 (Cf. Joel 2:28-29): Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; (18) Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
Hebreos 1:2: en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
Por tanto, concluimos que profetizar es, también, explicar o predicar la Palabra siendo inspirado por el Espíritu Santo, pero sin añadir ni quitar nada a la Revelación divina que es la Biblia entera.
6. ¿En la santa Cena se puede usar el vino fermentado y el pan con levadura?
En la santa Cena se debe usar el vino sin fermentar, es decir, el zumo de uva, y el pan sin levadura, porque lo contrario es símbolo de pecado y por tanto no apropiado para la celebración del memorial del Nuevo Pacto de salvación por medio de la sangre de Cristo (Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25; Lucas 22:17-20).
Mateo 26:26-29: Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. (27) Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; (28) porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. (29) Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
Marcos 14:22-25: Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. (23) Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. (24) Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. (25) De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.
Lucas 22:17-20: Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; (18) porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. (19) Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. (20) De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto(B) en mi sangre,(C) que por vosotros se derrama.
Compruebe usted misma que “el fruto de la vid” no es el vino fermentado sino el mosto, el zumo de uva. Por otro lado el pan que Cristo repartió no podía ser otro que sin levadura porque celebraban la fiesta de los panes sin levadura (Éx. 12:17; 23:15; 34:18; Dt. 16:4; 12:39; etc.).
Esto debe ser así porque la levadura simboliza el pecado (1 Co. 5:6-8; Gá. 5:9):
1 Corintios 5:6-8: No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? (7) Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. (8) Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
Gálatas 5:9: Un poco de levadura leuda toda la masa.
Comparto con usted, estimada hermana, que Cristo nos llamó a la libertad, nos hizo libres, porque Él nos hizo nuevas criaturas donde mora el Espíritu Santo.
2 Corintios 3:16-18: Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. (17) Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. (18) Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Quedo a su entera disposición en lo que pueda servirle.
Afectuosamente en Cristo.
Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com
Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com
Referencias bibliográficas
* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.
Abreviaturas frecuentemente empleadas:
AT = Antiguo Testamento
NT = Nuevo Testamento
(1) El velo de la mujer cristiana
(http://www.elcristianismoprimitivo.com/velodelacristiana.htm)
"La historia de la iglesia primitiva da testimonio que las mujeres cristianas de entonces llevaban el velo. Tertuliano, un líder de la iglesia que vivió en los años 160–222 d.c. escribe que no sólo las mujeres casadas, sino también las vírgenes usaban el velo en las iglesias que fueron establecidas en la época apostólica. Otro líder cristiano de la antigüedad, Crisóstomo, testifica que en su época también todas lo llevaban. En las catacumbas [Un conjunto de pasillos y cuartos subterráneos debajo de Roma donde se escondían los cristianos durante tiempos de persecución.] se pueden ver muchos dibujos en las paredes hechos por los cristianos de los primeros siglos. En esos dibujos las mujeres tienen la cabeza cubierta con un velo".
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