¿Quiénes son los “espíritus encarcelados”
¿Son ángeles caídos?
Versión 14-06-14
Carlos Aracil Orts
1. Introducción*
Estimado hermano Pablo, está usted en su derecho de discrepar en la interpretación del difícil texto de 1ª Pedro 3:19: “en el cual [el espíritu de Cristo] también fue y predicó a los espíritus encarcelados”. Veamos lo que usted me ha escrito al respecto:
“Don Carlos difiero ampliamente con Ud. en cuanto a la identificación de los espíritus a los cuales el Señor les "predicó" y el tiempo en el cual Ud. ubica la predicación.
"1ª Pedro 3:19 dice que ‘predicó a los espíritus encarcelados’, los cuales en los tiempos de Noé fueron desobedientes".
“De acuerdo a Judas 1:6-7 y 2ª Pedro 2:4 estos ángeles son los espíritus que están en prisión encarcelados a los cuales el señor proclamó su victoria en la cruz. 1 Pedro 3:19 en ninguna parte sitúa en el momento de la predicación en los tiempos de Noé”.
(Pablo)
No tengo ningún ánimo de polemizar con usted sobre este tema, ni sobre ninguno en particular. Mi interpretación sobre el texto en cuestión mencionado arriba la expresé ampliamente en el artículo:
Si usted, estimado hermano, no comparte lo que expuse extensamente en el citado estudio bíblico ¿cómo podré ahora, en pocas palabras, convencerle de que, en mi opinión, su interpretación está errada?
Usted, identifica a “los espíritus encarcelados” –a los que predicó Jesús, y a los que el apóstol Pedro alude, en el citado texto– con los ángeles caídos, los que fueron desobedientes y se rebelaron contra Dios desde el principio de la creación de este mundo (Juan 8:44).
Juan 8:44: Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Su interpretación es totalmente incongruente, porque ¿qué lógica o sentido tiene que el espíritu de Cristo predicara a los ángeles caídos? ¿Acaso la Santa Biblia insinúa o sugiere que los espíritus malignos tienen posibilidad de arrepentimiento o regeneración?
Por el contrario, el apóstol Pedro declara taxativamente que “Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;” (2 Pedro 2:4). Y, por si el testimonio de San Pedro no fuera suficiente, tenemos además el del apóstol Judas, que reitera y confirma lo anterior: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;” (Judas 1:6).
En principio y mientras no se demuestre lo contrario, no podemos considerar, de ninguna manera, que “los ángeles que pecaron”, –“que no guardaron su dignidad” (Judas 1:6)–, y que fueron arrojados al “infierno” (2 Pedro 2:4) –“abismos tenebrosos del Tártaro” según la versión Biblia Jerusalén (NBJ, 1998)–, son “los espíritus encarcelados” a que se refiere 1 Pedro 3:19.
En el cuerpo de este estudio presentaré los argumentos bíblicos y gramaticales que prueban que los “los espíritus encarcelados” no son los ángeles caídos, y, que el espíritu de Cristo predicó, no después de Su Encarnación y muerte sino en los tiempos de Noé, como se deduce de la gramática del contexto del citado pasaje de 1 Pedro 3:19.
2. Los “espíritus encarcelados” no son los ángeles caídos
Sin duda, se trata de dos distintos grupos de espíritus con aparente similitud de situaciones, puesto que ambos carecen de libertad; pero unos están “encarcelados” –todavía no sabemos qué tipo aprisionamiento sufren, si literal o figurado–, y otros, en cambio, la Palabra de Dios afirma claramente que “arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;” (2 Pedro 2:4). Y, como hemos visto arriba, estos últimos son los mismos a los que cita el apóstol Judas (1:6):“Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día”.
Por otro lado, usted también me manifiesta total discrepancia en cuanto a la época o momento histórico en el cual fue el Espíritu de Cristo a predicar a “los espíritus encarcelados”. Usted, aunque no lo afirma expresamente, sugiere que fue el mismo Cristo el que fue a predicar a los mencionados “espíritus encarcelados”, después de haber obtenido Su victoria sobre el pecado y la muerte, con su muerte en la cruz (Hebreos 2:14-17). Por tanto, esto tuvo que suceder, durante las poco más de veinticuatro horas que estuvo Jesús en la tumba –en el supuesto que esto fuera posible–, o bien, después de resucitar mediante un cuerpo glorificado.
El breve comentario que usted me ha dirigido no aclara estos puntos; pero, en cualquier de las dos posibilidades, ¿no le parece bastante truculento y de lo más folletinesco que Cristo ya sea, en espíritu o en cuerpo glorioso “bajase al infierno” a predicar a los supuestos espíritus malignos o ángeles caídos, a sabiendas, que están “reservados al juicio” (2 Pedro 2:4), y Dios “los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;” (Judas 1:6)?
Dígame, por favor, estimado hermano, ¿para qué necesitarían “los ángeles que pecaron”, a los que “Dios no perdonó” (2 Pedro 2:4) que el espíritu de Cristo fuera a predicarles, si ya estaban condenados, sin posibilidad de arrepentimiento, faltándoles solo la ejecución de esa condena, la cual está reservada “para el juicio del gran día” (Judas 1:6)?
¿No es mucho más consistente y acorde con el contexto de 1ª Pedro 3:19, aceptar lo que el mismo Apóstol afirma, que el Espíritu de Cristo –o bien, si se quiere, también puede ser el Hijo de Dios antes de Su Encarnación– “también fue y predicó a los espíritus encarcelados, (20) los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca…” (1ª Pedro 3:20)?
3. Los ángeles caídos, también conocidos por el nombre de demonios nunca estuvieron encarcelados sino confinados al planeta Tierra y limitados en su capacidad de hacer el mal.
Los ángeles caídos, también conocidos por el nombre de demonios nunca estuvieron encarcelados sino que Dios restringió y puso límite a su capacidad de hacer el mal. Además, en el libro de Job, cuyo protagonista se presume vivió en la época patriarcal, antes del 1500 a. C., se relata que “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. (7) Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella” (Job 1:6-7).
Lógicamente, estos “hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás” son el diablo y los ángeles que pecaron y no guardaron su dignidad (1ª Pedro 2:4; Judas 1:6,7).
¿Qué tipo de privación de libertad poseían estos espíritus malignos cuando les era permitido “rodear la tierra y…andar por ella”, y teniendo libreacceso al Cielo, para “presentarse delante de Jehová” (Job 1:6; cf. 2:1)?
No obstante, es cierto que la victoria que Cristo obtuvo sobre el pecado y la muerte, con su muerte en la cruz y posterior resurrección, puso fin a esa libertad que los ángeles caídos disfrutaban de acceso al Cielo, “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9). Pero ¿cuándo sucedió esto? Para responder es necesario leer el contexto de estos versículos del capítulo doce de Apocalipsis:
Apocalipsis 12:7-9: Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; (8) pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. (9) Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.
Este verso empieza con un “después”. Por tanto, lo primero es preguntarse después de cuándo: ¿después de que el “hijo fue arrebatado para Dios y para su trono” (Ap. 12:5)?
Para mí está muy claro, que el diablo y sus ángeles fueron arrojados a la Tierra inmediatamente que Cristo venció en la cruz a Satanás y fue entronizado en el Cielo. Desde ese momento el diablo no podía ya tener el menor acceso al Cielo y seguir siendo “el acusador de nuestros hermanos” (Ap. 12.10), sino que vencido fue arrojado a Tierra, de ahí el grito de angustia y advertencia que se produce en el verso 12: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12). Veamos algo del contexto:
Apocalipsis 12:10-12: Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. (11) Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. (12) Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.
Como hemos comprobado hasta aquí, “Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno –“abismos tenebrosos del Tártaro” según la versión Biblia Jerusalén (NBJ, 1998)– los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio” (2 Pedro 2:4), o bien, “los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (Judas 1:6). El diablo y sus ángeles está “aprisionados” en la oscuridad, es decir, presos del poder de las tinieblas, porque voluntariamente se separaron de la Luz verdadera que es Dios, y porque “todo designio de los pensamientos … de ellos era de continuo el mal” (Génesis 6:5). La prisión que sufren es semejante a la de los “espíritus encarcelados” de los tiempos de Noé, con la diferencia que estos murieron por sus pecados mediante el Diluvio, y, en cambio, el diablo y sus ángeles permanecen vivos, guardados “bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (Judas 1:6).
4. ¿Cuándo fue Cristo en espíritu, o el espíritu de Cristo, a predicar a los espíritus encarcelados?
Examinemos el contexto para averiguar si existe alguna palabra que nos traslade a alguna época o tiempo determinado de la historia bíblica. Evidentemente la acción de Cristo se sitúa en el pasado pues el tiempo verbal es “predicó”. En el versículo 20, Pedro dice, claramente, cuándo fue “Cristo en espíritu” a predicar a los “espíritus encarcelados”.
¿Cuándo sucedió esto?
“Cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca...” (1ª Pedro 3:20, parte central). Nadie puede negar que Pedro aquí deja bien ubicado la época en la que el espíritu de Cristo fue a predicar a los “espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron,” (1ª Pedro 1:19 pú y 20 pp).
¿De qué época está hablando el apóstol San Pedro?
Dejemos que la Biblia, una vez más y siempre, responda por sí misma: “en los días de Noé, mientras se preparaba el arca” (véase también Génesis 6:5-14). No hay otro tiempo en que se pueda ubicar la predicación del espíritu de Cristo, que se deduzca racional y gramaticalmente de los versos 18-20. Por tanto, Pedro, sin ninguna duda, cuando habla del espíritu de Cristo, o de Cristo en espíritu, se está refiriendo al Cristo preexistente, a antes de que Cristo se encarnase, tomando un cuerpo humano, al ser concebido por obra y gracia del Espíritu Santo de la virgen María. El Cristo preexistente es Dios desde la eternidad, segunda persona de la Divinidad (Juan 1:1-3), y Dios es espíritu (Juan 4:24).
Ahora, nos conviene identificar quiénes eran los “espíritus encarcelados” y el tiempo o época en que vivieron, para que fuera posible que el espíritu de Cristo les predicara. Ya hemos podido comprobar que el espíritu de Cristo, al que se refiere San Pedro, no podía ser, en ningún caso, el de un muerto, o sea, el que tenía Jesús cuando su cuerpo descansaba en la tumba, antes de resucitar. ¿Por qué? Porque, como ya hemos demostrado, la época en que predicó a los espíritus encarcelados fue miles de años atrás de la fecha de su muerte.
¿“Cristo en espíritu” predicó a los "espíritus encarcelados" cuando éstos aun estaban vivos o esperó a que murieran? ¿Fue a predicarles mientras vivieron y “Noé preparaba el arca” o después de que murieran a causa del diluvio?
El apóstol San Pedro no dice, en ningún lugar, que nada más morir y unas pocas horas antes de su resurrección fuera el espíritu de Cristo a predicar a los “espíritus encarcelados”, sino que deja bien claro que la predicación y amonestación de parte Dios fue “cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca” (1ª Pedro 1: 20, parte central).
¿Por medio de quién predicó el espíritu de Cristo?
El Espíritu de Cristo estaba en Noé, “pregonero de justicia” (2ª Pedro 2:5), para predicar a los “espíritus encarcelados”; lo cual es misión de los profetas antiguos, y de todo profeta de Dios, pues Él predica por medio de los profetas, es decir, personas humanas, como todos nosotros, elegidas para ese fin. (Véase 1ª Pedro 1:10,11).
Cuando Noé, “pregonero de justicia” (2ª Pedro 2:5) preparaba el arca, por mandato de Dios (Génesis 6:14) a fin de amonestar a los "espíritus encarcelados" del mundo antediluviano, ¿estaban éstos muertos o vivos?
¿Dónde dice Pedro que el espíritu de Cristo, cuando Él murió, y mientras su cuerpo reposaba en la tumba en un día sábado de, aproximadamente, el año 30 de nuestra era, fue al Hades a predicar a los espíritus desobedientes de la época de Noé?
Vamos a suponer, por un momento, que damos como correcta y verdadera la afirmación de que el espíritu de Cristo, mientras reposaba su cuerpo en la tumba y antes de la resurrección, fue a predicar a los espíritus encarcelados, que estaban siendo atormentados en el Hades.
En primer lugar, ¿qué hace el espíritu del Rey de la gloria en un lugar como el Hades, que se supone están siendo atormentados los malvados? ¿No fue el espíritu de Cristo al Paraíso (Lucas 23:43)?
En segundo lugar, ¿qué les predica? ¿Acaso dice la Biblia en algún sitio que hay una segunda oportunidad? ¿No dice todo lo contrario en Hebreos 9:27? Veamos que afirma este texto:
Hebreos 9:27: Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
Como vemos si partimos o nos basamos en presuposiciones falsas, podemos llegar a hacer decir a la Biblia lo que no afirma, y crear doctrinas espurias o erróneas fundadas inadecuadamente en nuestras ideas preconcebidas, deseos, prejuicios o tradiciones de los hombres. Consecuencia y ejemplo manifiesto de esta manera de interpretar la Biblia, es la doctrina de la existencia del Purgatorio, respaldada por la iglesia Católica, la cual enseña la creencia en un lugar intermedio entre el infierno y el paraíso, donde los espíritus o almas de los muertos esperan purificarse y todavía ser rescatadas para el cielo.
Creer que el espíritu del hombre tiene vida eterna consciente después de que la persona muere ha llevado a creer que existe un lugar llamado el Hades, donde existen dos cámaras separadas por una gran sima (Ver Lucas 16:19-31) cuyo fin es albergar en una, a los espíritus de los salvos, y la otra, proporcionar tormento a los espíritus de los malvados.
Queda demostrado que un error conduce a otro, y tendemos a interpretar la Biblia no objetivamente, sino como nos gustaría que fuese, en lugar de ceñirnos al texto bíblico, que indica claramente que Cristo predicó a los espíritus encarcelados cuando aún estaban vivos, y podían elegir salvarse junto con Noé y su familia.
5. ¿Quiénes son, pues, los espíritus encarcelados?
Los espíritus encarcelados no pueden ser otros que los que identifica Pedro cuando dice “los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras preparaba el arca...” (2ª Pedro 3;20, p.p.):
- Eran personas que vivían cuando Noé preparaba el arca.
- Desobedecieron a Dios como es bien patente en la Biblia (ver Génesis 6:1-8)
- El Espíritu de Cristo, mediante el pregonero de justicia, Noé, fue a predicarles, antes de que el Diluvio los destruyera a todos, excepto a “...pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua” (1ª Pedro 3:20, p.ú.).
- ¿Dónde estaban encarcelados? Para ellos el planeta Tierra fue una cárcel de alta seguridad de la que no podían escaparse ante el terrible diluvio que les sobrevino, la prueba es que sólo ocho escaparon porque Dios quiso.
- ¿Por qué estaban o fueron encarcelados? Porque habían llegado al máximo de pecado. Su depravación era total, y la paciencia de Dios había llegado a su término (Génesis 6:5: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.”
- El pecado es la prisión, somos cautivos del pecado. (véase Isaías 42:7; 61:1; Lucas 4:18)
6. Conclusión
- El Espíritu de Cristo o Cristo en Espíritu -preexistente antes de su encarnación, en su estado de Dios, segunda persona de la divinidad- predicó a los espíritus encarcelados, mientras Noé preparaba el arca. También puede referirse al Espíritu Santo, obrando en las conciencias de los seres humanos. Por tanto, los espíritus encarcelados eran todavía personas vivas. El predicó a través de sus profetas y especialmente de Noé, “pregonero de justicia". La ubicación de la acción en la época de los días de Noé descarta totalmente la interpretación de que el espíritu de Cristo al morir fuera a predicar a otros supuestos espíritus encarcelados en un lugar llamado el Hades.
- El texto de 1ª Pedro 3:19-20 identifica claramente que los espíritus encarcelados son “los que en otro tiempo desobedecieron, ...en los días de Noé”. Por tanto, estaban vivos cuando se les predicó la verdad de Dios. (véase Génesis 6)
- En la Biblia es frecuente usar “una parte” para designar “el todo”, “el espíritu” en lugar de “la persona entera”, de ahí que el apóstol Pedro se refiera a los antediluvianos desobedientes como espíritus, es decir, personas que, entonces, cuando se les predicó, vivían.
- Asimismo se ha demostrado que el término “encarcelados” no se refiere en ningún caso a residir en el Hades como prisión, puesto que todavía no habían muerto. Su encarcelamiento fue a causa de su pecado: se rebelaron contra Dios, desobedecieron conscientemente a su Creador, haciendo todo tipo de males, y el planeta que contaminaron con su pecado, fue su propia cárcel, pues el diluvio los destruyó, y sólo escaparon de esa “cárcel” ocho personas - Noé y su familia.
- En el artículo citado al principio se han visto los variados significados posibles del término “espíritu” según su contexto.
- El ser humano tiene tres dimensiones “Cuerpo, alma y espíritu” según 1ª Tesalonicenses 5:23. Por tanto, alma es distinto de espíritu.
- Según nos diseñó el Creador, somos almas vivientes, es decir, alma es también un sinónimo de ser, de vida, y de psique: Génesis 2:7: “Entonces Jehová Dios formó del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”
Dios da origen a la vida en un cuerpo inanimado insuflándole el aliento de vida, o sea el espíritu, y ¿qué ocurre entonces? Que el hombre recibe la vida se convierte en un “alma viviente” como dice San Pablo en 1ª Corintios 15:45 “Así también está escrito: fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante”. Por tanto, no tenemos un alma sino que somos almas. La persona entera es un alma viviente, y cuando muere deja de existir hasta la resurrección.
Cuando este término se refiere a personas no está indicando que se trate de una entidad que viva, en el ser humano, de forma independiente del cuerpo, que tenga vida en sí misma, y existencia consciente cuando uno muere.
Ejemplos de uso de “espíritu” con el significado de “aliento” o “hálito de vida”
Lucas 8:55: Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.
Este espíritu que volvió a dar vida al cuerpo inanimado o muerto de la muchacha en la anterior cita es el mismo que va a Dios cuando uno muere (Eclesiastés 12:7; véase también Eclesiastés 3:19,21). El mismo que se exhala cuando se muere ( Génesis 25:8: “y exhaló el espíritu y murió Abraham..”; 6:17; 7:15; 35:29, etc. etc. Véase además Apocalipsis 11:11).
Quedo a su disposición en todo lo que pueda servirle.
Afectuosamente en Cristo
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Comentarios de los lectores
Pablo
15-06-14
Estimado hermano Carlos: primeramente le saludo cordialmente. Mi idea tampoco es la de polemizar.
Los espíritus encarcelados que menciona el apóstol Pedro (3:19) se refiere a aquellos ángeles que menciona Génesis 6:2, aquellos que cohabitaron con mujeres humanos y producto del cual nacieron gigantes, una raza que iba contra la voluntad de Dios. Este fue el motivo por el cual Dios destruyó aquella generación en la cual solamente Noé y su casa se salvaron. Estos son los espíritus que están encarcelados en el Tártaro en espera del juicio de Dios.
(Pablo).
Mi Respuesta:
¿Pudieron ángeles unirse a mujeres y engendrar hijos?
Versión: 19-06-14
Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com
1. Introducción
Estimado hermano Pablo, al recibir su último mensaje (15-06-2014), he podido comprobar que coincidimos solo en una cosa: ninguno de nosotros tenemos intención de polemizar en absoluto. Usted, amablemente me expuso, en su comentario anterior, su creencia o interpretación referente a “los espíritus encarcelados” que cita el apóstol Pedro (1ª Pedro 3:19). A lo que este humilde servidor le respondió con el artículo titulado ¿Quiénes son los “espíritus encarcelados”?.
Ahí podría haber quedado todo: un simple intercambio de nuestras respectivas creencias u opiniones respecto a la interpretación de 1ª Pedro 3:19. Sin embargo, usted, con su comentario que acabo de añadir en mi web, al final del citado artículo, introduce un nuevo tema de disensión entre los dos, en este caso referido a la interpretación de un pasaje del libro del Génesis (6:2), que para mejor comprensión vamos a transcribir desde el versículo uno hasta el ocho del citado capítulo dos.
Génesis 6:1-8: Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, (2) que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. (3) Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. (4) Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. (5) Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. (6) Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. (7) Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. (8) Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.
Y nuestro educado y amable debate no tiene más remedio que terminar igual que empezó, es decir, en un total y absoluto desacuerdo, en cuanto a esa creencia que usted me ha compartido. Ciertamente, no es usted solo el que se atreve a defender la siguiente interpretación, que para calificarla suavemente y sin ningún ánimo de ofender, diré solo que es pintoresca, truculenta, absurda e imposible:
“Estimado hermano Carlos: primeramente le saludo cordialmente. Mi idea tampoco es la de polemizar. Los espíritus encarcelados que menciona el apóstol Pedro se refiere a aquellos ángeles que menciona Génesis 6:2, aquellos que cohabitaron con mujeres humanos y producto del cual nacieron gigantes, una raza que iba contra la voluntad de Dios. Este fue el motivo por el cual Dios destruyó aquella generación en la cual solamente Noé y su casa se salvaron. Estos son los espíritus que están encarcelados en el Tártaro en espera del juicio de Dios” (Pablo).
Expongo a continuación las razones de mi total desacuerdo con sus puntos de vista.
2. Sus cinco puntos de partida erróneos
Querido hermano, como le dije en mi artículo anterior, es usted muy libre de creer todo lo que sus entendederas-tragaderas, inteligencia y sentido común le permitan; pero, en cualquier caso nunca se debería ir más allá de lo que los textos de Génesis (9:1-2) están diciendo: “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, (2) que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas” (Génesis 6:1-8). Estos “hijos de Dios” son hombres, y de ninguna manera ángeles. De ahí proceden todas sus interpretaciones equivocadas: ¿por qué iban a tratarse de ángeles? ¿En qué se fundamenta usted para hacer tan irracional e infundada aseveración?
Usted hace cinco afirmaciones que no puede probar con la Sagrada Escritura en la mano:
Primera. En su opinión, “los espíritus encarcelados” que menciona el apóstol Pedro en su primera epístola (3:19) son ángeles caídos, o sea, los que se rebelaron contra Dios. A pesar que, en el artículo citado arriba, le aporté textos y argumentos bíblicos que demuestran que su interpretación está equivocada. Todo ello, al parecer, no sirvió para que usted abandonara su error, pues sigue aferrado al mismo, a pesar que usted no ha sabido aportarme textos que probaran sus premisas.
Segunda. Usted, identifica y relaciona –sin prueba alguna que lo justifique–a “los espíritus encarcelados” con “los hijos de Dios” que menciona el texto de Génesis 6:2. Es absurdo, que si son “hijos de Dios” estén “encarcelados en el Tártaro a la espera del juicio”.
Tercera. Por otro lado, da usted por probado que “los hijos de Dios” (Génesis 6:2) son necesariamente ángeles, es decir, seres espirituales, que como dijo Jesús no tienen “carne ni huesos” (Lucas 24:39). Aun cuando, en la Sagrada Escritura, los seres humanos son, generalmente y en prácticamente todas las ocasiones, llamados “hijos de Dios” (Éx. 4:22; Dt. 14:1; Is. 8:18; 43:6; Os. 1:10; Mt. 5:9,45; Jn. 1:12; Ro. 8:16,21; etc.).
Aunque hay dos textos en el libro de Job que se refieren a “los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás” (Job 1:6; Cf. Job 2:1). En estos pasajes, sin duda, se refiere a ángeles, pero no sabemos si estos “hijos de Dios” son los ángeles buenos o los malos antes de su caída; veamos los citados textos:
Job 1:6: Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.
Job 2:1: Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová.
Por el contexto, deducimos que, en este caso, “los hijos de Dios” se refiere a ángeles y no a seres humanos, pues se presentan “delante de Jehová”; pues, supuestamente, la entrevista con Dios es en el Cielo, pues Satanás viene de “rodear la Tierra, y de andar por ella” (Job 1:7; Cf 2:2). Y está clarísimo que los humanos no tenemos libre acceso a la presencia de Dios.
Tampoco, creo que a poca gente se le ocurriría pensar que Satanás se paseaba por la Tierra, semejantemente a como lo hacen los seres humanos, mediante dos piernas o “patas” con sus correspondientes pies o “pezuñas” –entiéndase la ironía–, a no ser que previamente se hubiera encarnado en el seno de una mujer, como lo hizo Cristo.
Aunque es cierto que los espíritus angélicos son capaces de adoptar y tomar cualquier forma material –incluso, como la de cualquier ser humano, ya sea hombre o mujer– nunca podrían transformarse en verdaderos o auténticos seres humanos. Se trataría siempre de una mera apariencia o perfecto disfraz. Por tanto, los ángeles jamás podrían tener relaciones sexuales con mujeres, y mucho menos fecundarlas para que concibieran hijos.
La Palabra de Dios, “de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego. … (14) ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:7,14). Por tanto, es claro que estos seres, al ser espíritus puros, no pueden mezclarse con los seres humanos, porque no tienen “carne ni huesos” (Lucas 24:39).
Cuarta. Usted se atreve afirmar que los “espíritus encarcelados” o ángeles” no solo “cohabitaron con mujeres”, sino que, además fueron capaces de fecundarlas, engendrando a seres humanos, que con el tiempo se convirtieron en una raza de gigantes. Ya he explicado en el punto tres de esta lista los argumentos que demuestran que dicha interpretación es totalmente fantasiosa, por lo que se podría formar la trama de una película de ciencia-ficción, como las que últimamente nos regala este bello arte que es el cinematógrafo.
Quinta. Finalmente, ubica usted a esos ángeles, “espíritus encarcelados”, en el Tártaro en espera del juicio de Dios” (2ª Pedro 2:4 versión NBJ, 1998). En el artículo mencionado antes –¿Quiénes son los “espíritus encarcelados”?– demostré que estos espíritus fueron seres humanos, –de ninguna manera ángeles–, que fueron juzgados por Dios y destruidos por medio del Diluvio. Una vez más se cumple que un inicial error de interpretación conduce a otras muchas deducciones falsas.
3. Conclusión
En resumen, “los hijos de Dios” que tomaron “a las hijas de los hombres” como esposas, eran tan humanos como las mujeres que escogieron. (Génesis 6:1-8). La única diferencia consiste en que los “hijos de Dios” eran seres humanos obedientes y amantes del Eterno, y “las hijas de los hombres” son las que nacieron de los hombres y mujeres que vivían en total rebeldía contra Dios. En todas las épocas de la historia de la humanidad ha habido seguidores y enemigos de Dios. Si la explicación es tan sencilla ¿por qué algunos dejan suelta su imaginación, elucubrando que los “hijos de Dios” son ángeles, o sea espíritus puros que se han unido con personas humanas del sexo femenino? ¿No es esto totalmente truculento, absurdo e imposible? Pero así es nuestra naturaleza humana, que muchas veces vamos más allá de lo que Santa la Biblia expresa, y, además, queremos hacer decir a la misma lo que nunca ha dicho.
Quedo a su entera disposición en lo que pueda servirle.
Afectuosamente en Cristo
Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com
Referencias bibliográficas
* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.
Abreviaturas empleadas para diversas traducciones de la Biblia:
Dios Habla Hoy-Latinoamericana, 1996 (DHH L 1996)
Nueva Versión Internacional 1999 (NVI 1999)
Reina-Valera, 1960 (RV 1960)
Biblia Latinoamericana, 1995 (BL95)
Biblia Latinoamericana, revisión 1995 (BLA95)
La Biblia de Nuestro Pueblo (BNP)
La Biblia de Serafín de Ausejo 1975 (BSA)
La Biblia de Luis Alonso-Schöckel y Juan Mateo (BSM)
Biblia en lenguaje sencillo (BLS)
Abreviaturas frecuentemente empleadas:
AT = Antiguo Testamento
NT = Nuevo Testamento
pp, pc, pú referidas a un versículo bíblico representan "parte primera, central o última del mismo ".
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