Preguntas y Respuestas
Miscelánea
¿Ser católico a la carta?
¿Se puede ser un auténtico fiel católico y no aceptar la totalidad de sus creencias y dogmas?
Versión: 10-02- 2012
Carlos Aracil Orts
1. Introducción*
Estimado Andrés, agradezco mucho tus disculpas, que te honran y demuestran que tienes un corazón noble y bondadoso. De cualquier forma, tú sabes que te aprecio y que en ningún caso iba a consentir que nuestra buena amistad, de casi diez años, se enfriara. Como te dije en mi anterior correo para mí lo más importante es la amistad. Podemos y debemos discrepar en lo que no estemos de acuerdo en el ámbito de las ideas, pero de ninguna manera eso debe disminuir nuestra amistad sino, por el contrario, aumentarla, al hacer que exista una mayor confianza entre nosotros que nos permite expresarnos libremente sin temor a que el otro se enfade sin motivo o de forma inmadura. La sinceridad es una condición esencial para tener una buena amistad. No se puede concebir amistad sin confianza en el otro.
No soy nadie para juzgar tus creencias católicas, pues eres muy libre para tomar todo lo que te parezca mejor y rechazar lo que creas que es menos bueno o adecuado, eligiendo, como si de un menú se tratase, las doctrinas que debes creer como dogmas y las que no consideras como tales aunque lo diga el Papa. Eso denota que tienes criterio propio y personalidad, lo cual es muy bueno.
Sin embargo, aunque compruebo que estás muy integrado en tu iglesia, preparando, además, un grupo de jóvenes para que reciba el sacramento de la Confirmación, no puedo entender y no me cuadra como consigues mantener la coherencia contigo mismo y con tu iglesia. Pues si ya es difícil ser un fiel católico de a pie cuando no se comparte todo el credo oficial de la Iglesia a la que se pertenece, muchísimo más comprometido es cuando se trata de enseñar el Catecismo de la Iglesia católica a otros sin antes haberlo aceptado plenamente. Porque ¿cómo puedes enseñar doctrinas que no profesas o bien omitirlas? Y si, a pesar de ello, las enseñas o las omites ¿dónde queda tu integridad o coherencia?
En cambio, me parecería muy valiente de tu parte, si omitieras la enseñanza de algunos dogmas porque pensaras que la Palabra de Dios, no la Tradición, ni el Magisterio, no concuerda con esas doctrinas. Sin embargo, me quedo perplejo al no saber con que criterios te fundamentas para decidir lo que es la doctrina correcta y la que no lo es. Puesto que la Tradición te impone unas doctrinas, no la pura Biblia, que tú rechazas.
2. Si la Tradición católica fue la que decidió en su día los libros que deberían considerarse canónicos, y por tanto, inspirados por Dios y guía infalible de la verdad ¿por qué aceptas unos y rechazas otros, como por ejemplo, todas las epístolas del apóstol Pablo?
Encuentro una contradicción en tu proceder que no logro disipar. Por un lado, no aceptas la Biblia como una guía infalible para toda materia de fe. Por otro lado, aceptas a pies juntillas la Tradición y el Magisterio católicos como canales del mismo rango que la Biblia. Y todo esto no da como resultado, como cabía esperar, unas creencias en total sintonía con la Iglesia católica de la que formas parte, y no como un miembro pasivo, sino como un guía o enseñante que, de alguna manera, tiene que sembrar la buena semilla para que crezca y sea confirmada la fe de muchos jóvenes.
No obstante, no dejo de admirar tu sinceridad, valor e independencia de criterio, cuando supiste no quedarte con lo que te enseñaron sino que investigaste por ti mismo estudiando la Biblia e interpretándola de forma diferente a “la de otros muchos católicos porque ellos se quedaron con lo mínimo” (Andrés), como tu mismo afirmas. Además, eres capaz de reconocer muchos de los errores que ha cometido la Iglesia católica, lo cual demuestra tu amplitud y apertura de miras.
Aunque me lo expliques no podré entender en qué te basas para rechazar como inspirados ciertas partes del Antiguo Testamento, y sobre todo las cartas del gran apóstol Pablo. Si la causa está en el Método histórico crítico o en otros que usas para apoyar tu interpretación, creo que esos métodos van más allá de ayudar a interpretar, y más bien contribuyen a crear escépticos.
3. Métodos para interpretar bien la Biblia
A continuación te refieres a métodos para interpretar la Biblia, entre los que destacas el “Método histórico-crítico”. El cual recomendó
“el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe bajo el papado de Juan Pablo II (“La interpretación de la Biblia en la Iglesia”, escrito por la Pontificia Comisión Bíblica (23/04/1993)), en el que se dice que los católicos no deben hacer una lectura literal de la Biblia, pues esto conduciría a errores de todo tipo; para entenderla, propone toda una serie de métodos entre los que destaca el histórico-crítico, pero siempre complementado con otros” (Andrés).
Por lo demás, los siguientes principios que expones, no tendría ningún problema en aceptarlos, siempre y cuando eso no fuera motivo de desvirtuar la fe o poner en duda los milagros y eventos sobrenaturales que aparecen en muchos relatos bíblicos, y que los críticos o bien los niegan directamente o tratan de explicarlos como acontecimientos de orden natural.
“El 18/11/1965, el Papa Pablo VI presenta la constitución DEI VERBUM que establece los principios para una lectura provechosa de la Biblia, y a la vez para solucionar los supuestos errores de la Biblia. Estos principios son los siguientes:
- Las verdades que la Biblia enseña son las referidas a nuestra salvación. (Dei Verbum 11b). Esto significa que los autores bíblicos son catequistas y teólogos y no astrónomos, ni matemáticos, ni geólogos, ni naturalistas, etc, y todo lo que se refiera a estas u otras disciplinas no afectan a la verdad de la Biblia.
- Para entender correctamente un texto bíblico hay que tener en cuenta la intención del autor. (Dei Verbum 12a). Esto significa que cuando una frase bíblica tiene varias interpretaciones, la correcta no es la más bonita, la que más me parece ni la más profunda sino la que quiso darle el autor.
- Para descubrir la intención del autor hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios. (Dei verbum 12b). Esto significa que la verdad de la Biblia se propone y expresa de modo diverso en obras de índole histórica, en libros proféticos o poéticos o en otros géneros literarios.
- Para descubrir el sentido exacto de los textos sagrados hay que tener en cuenta toda la Biblia. (Dei Verbum 12c). Esto significa que para saber lo que enseña la Biblia sobre un determinado tema, no basta con leer un versículo, o un párrafo, ni siquiera un libro, ya que un libro puede aclarar lo dicho en uno anterior, puede completarlo o puede corregirlo."
(Andrés)
Repito que no tengo, a priori, ningún inconveniente en aceptar esos principios de interpretación bíblica. Y estoy de acuerdo contigo en que la Biblia contiene varios géneros literarios que hay que saber distinguir para obtener la verdad que expresan de acuerdo con todo su contexto y con la intencionalidad de su autor, época y oyentes o lectores a los que fue dirigido. En mi opinión, la correcta utilización de este Método y estos principios nunca debería llevarnos a creer que ciertas partes de la Biblia, por el mero hecho que estén expresadas en determinados géneros literarios, ya deben considerarse mitológicas, y otras, no inspiradas por el Espíritu Santo para salvación y edificación de los creyentes. De lo contrario, convertiríamos una herramienta de ayuda en algo que destruye la fe en la Biblia como guía segura de salvación para todo aquel que cree y la obedece.
4. Conclusión
Sigues reafirmándote en tus mismos argumentos:
“Estos son mis argumentos, y los tengo precisamente porque para los católicos hay dos canales de Palabra de Dios: La Biblia, y la Tradición que es quien nos dijo que la Biblia es Palabra de Dios. Parece algo nimio pero no lo es. Y con mucho respeto, te digo que a Martín Lutero si le llegó la Biblia por la Tradición. Pero Él le cortó la Tradición a todos los evangelistas que, a partir de él, repiten que la Biblia es Palabra de Dios aunque no se preguntan ni se fundamentan el por qué. Y por eso la analizan como haces tú y sacan sus propias conclusiones, como haces tú. Así se explica por qué creyendo en el mismo Cristo, nuestras conclusiones son muy diferentes pues partimos de fundamentos muy distintos. Pero aun así, lo maravilloso es que yo soy feliz así, y tú también a tu manera.” (Andrés).
Y el que suscribe, sigue sin poder entender lo siguiente: Si tienes tanta fe en la Tradición, y si ésta fue la que corroboró o confirmó qué libros de la Biblia son canónicos y cuáles no, ¿Por qué resulta ahora que las epístolas del apóstol Pablo ya no las consideras canónicas ni dignas de la misma confianza que el resto del NT?
Si, como dices, tú no tomas al pie de la letra todo lo que dice el Papa, ¿por qué le haces caso cuando os dice que no hagáis “una lectura literal de la Biblia, pues esto conduciría a errores de todo tipo […]”?
Querido amigo, la Biblia no es un jeroglífico, ni un libro plagado de códigos descifrables solo para los eruditos, sino que está escrita en lenguaje sencillo inspirado por el Espíritu Santo, para que todo el mundo que busque la verdad con sinceridad y humildad la pueda encontrar y entender. La comprensión literal de la misma es la regla y no la excepción.
Las palabras que contiene poseen, por lo general, el mismo significado que tendrían si las hubiera escrito cualquier otro escritor no bíblico. Quieren decir y expresan el significado que tienen de acuerdo a las acepciones que el diccionario da a cada palabra, porque de lo contrario sería imposible entenderla sin lugar a dudas. Si no nos gusta lo que nos dice es cuando tratamos de encontrarle significados simbólicos que aunque no concuerden con el contexto, se adhieran mejor a nuestra ideología o idiosincrasia.
Vuelves a insistir en que la Biblia nos ha llegado a los evangélicos o protestantes gracias a la benefactora Tradición católica, como si aquélla fuera fruto de ésta. Sencillamente, eso no es verdad en absoluto, pues el NT quedó escrito antes de finalizar el siglo I, y entonces todavía no existía la Iglesia católica, que sí ha sido producto de las tradiciones humanas. Los Padres de la Iglesia cristiana de los primeros siglos no hicieron más que confirmar y reconocer los escritos que circulaban entre los discípulos de Jesús y cuyos autores fueron confirmados y validados mientras aún vivían ellos.
Tanto los evangélicos como los católicos aceptamos y tenemos los mismos veintisiete libros que conforman el NT. En ese sentido, los evangélicos no le debemos nada a Martín Lutero, ni a la Iglesia católica, pues a pesar de que su Tradición ha tratado de pervertir los puros principios del Evangelio de nuestro Señor no lo ha conseguido, porque como dijo Jesús: “el cielo y la Tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Lucas 21:33).
Sin embargo, le debemos a Lutero que haya separado y discernido las doctrinas verdaderas que están fundamentadas en la sola Palabra de Dios, escrita por los autores bíblicos del siglo I que estuvieron en contacto con Jesús, de las doctrinas espurias fruto de la Tradición de los siglos posteriores. Entre las primeras es digno de destacar la doctrina de la justificación por la sola Fe, sola Gracia y sola Biblia (Romanos 3:24; 5:1; Efesios 2:8,9). Este es el verdadero Evangelio, las Buenas Nuevas de Salvación a que se refirió Cristo y sus apóstoles.
Después de cientos de años que la Biblia fue declarada Palabra de Dios, siendo que ella ha subsistido hasta la fecha y ha llevado a tantas personas a la paz con Dios, ¿a qué viene seguir preguntándose si lo que ha aceptado todo el mundo cristiano sin excepción es o no Palabra de Dios?
La Biblia no se nos ha revelado para que unos pocos la interpreten y nos digan cómo debemos entenderla, sino para que todo el mundo la estudie y se haga “sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2ª Timoteo 3:15). Veamos todo el contexto para comprobar que hay que entenderlo de forma literal y no simbólica.
2ª Timoteo 3:14-17: Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; (15) y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. (1)6 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, (17) a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Romanos 1:16-17: Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. (17) Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Romanos 10:8-17: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón.) Esta es la palabra de fe que predicamos: (9) que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. (10) Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (11) Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. (12) Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; (13) porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. (14) ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? (15) ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! (16) Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? (17) Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
¿Cómo no vamos a estudiar la Palabra de Dios por nuestros propios medios, no con ideas preconcebidas inculcadas por la Tradición o el Magisterio católicos sino por nosotros mismos, por la cuenta que nos tiene, puesto que Cristo así lo mandó: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí (Juan 5:39)?
Un abrazo.
Bendiciones
Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com
Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com
Referencias bibliográficas
* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.
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