Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Preguntas y Respuestas

Miscelánea

¿Qué significa abstenerse de sangre y de ahogado?

 
Versión: 11-06-13

 

En este estudio abordamos también las siguientes cuestiones:

 

Carlos Aracil Orts

1. Introducción*

Estimada hermana, me alegra que me pregunte con toda libertad. Será un placer para mí tratar de responder a sus interesantes preguntas, que a contiuación me plantea, hasta donde llegue mi entendimiento y conocimiento de la Biblia.

¿Puede usted explicarme Hechos 15:28,29? ¿Qué quiere decir abstenerse de sangre y de la carne de animales estrangulados? ¿Hasta donde implica abstenerse de sangre?
¿Estamos obligados al diezmo?
¿Usted se reúne en alguna iglesia en particular?, yo necesito reunirme con hermanos en la fe, pues actualmente no lo hago por temor  equivocarme de iglesia.
¿Estaría bien celebrar la navidad aunque sus inicios son paganos?

Voy a continuación a seguir el mismo orden de su escrito.

2. Explicación de Hechos 15: 28,29

(RV-1960) Hechos 15:28-29: Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: (29)  que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

A veces es conveniente leer el mismo texto en distintas traducciones de la Biblia, a fin de ver si aportan alguna luz adicional. Y estas son las otras traducciones que he elegido para presentar aquí:

(DHH L 1996*) Hechos 15:29: que no coman carne de animales ofrecidos en sacrificio a los ídolos, que no coman sangre ni carne de animales estrangulados y que eviten los matrimonios prohibidos. Si se guardan de estas cosas, actuarán correctamente. Saludos."

(BLS) Hechos 15:29: No coman carne de animales que hayan sido sacrificados en honor a los ídolos; no coman sangre ni carne de animales que todavía tengan sangre adentro, y eviten las relaciones sexuales que la ley de Moisés prohíbe. Si cumplen con esto, harán muy bien. Reciban nuestro cariñoso saludo.»

(NVI 1999) Hechos 15:29: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. Bien harán ustedes si evitan estas cosas. Con nuestros mejores deseos.

(BL95) Hechos 15:29: que no coman carne sacrificada a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales sin desangrar y que se abstengan de relaciones sexuales prohibidas. Observen estas normas dejándose guiar por el Espíritu Santo. Adiós.

(BLA95) Hechos 15:29: que no coman carne sacrificada a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales sin desangrar, y que se abstengan de relaciones sexuales prohibidas. Observen estas normas dejándose guiar por el Espíritu Santo. Adiós."

(BNP) Hechos 15:29: absténganse de alimentos ofrecidos a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de relaciones sexuales prohibidas. Harán bien si se privan de estas cosas. Adiós.

(BSA) Hechos 15:29: que os abstengáis de las carnes consagradas a los ídolos, de la sangre, de lo estrangulado y de la fornicación. Preservándoos de estas cosas, obraréis rectamente. Conservaos bien.»

(BSM) Hechos 15:29: abstenerse de carne sacrificada a los ídolos, de sangre de animales estrangulados y de uniones ilegales. Harán bien en guardarse de todo eso. Salud".

Ahora, también es conveniente analizar el contexto de los pasajes citados a fin de averiguar a qué se debe esta decisión de los apóstoles de establecer estas cuatro normas, que consistían en abstenerse “de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación” (Hechos 15:29); cf. 15:20). Estas ordenanzas surgieron de la asamblea de Jerusalén, lo que se ha convenido en llamar el primer concilio de la Iglesia cristiana. Y en el mismo se reunieron “los apóstoles y los ancianos, para tratar esta cuestión” (Hechos 15:2, 6-20).

¿Qué cuestión era ésta? Pues que “algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos” (Hechos 15:1). ¿Quiénes eran los que reclamaban que los gentiles que se convertían al cristiano tenían que circuncidarse? “algunos de la secta de los fariseos, que habían creído” (Hechos 15:5).

Hechos 15:5: Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.

La conclusión de la asamblea o concilio de Jerusalén zanjó el conflicto desencadenado por los judaizantes, de una forma  clara, firme y definitiva: “Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos”. (Hechos 15:11); rechazando tajantemente su pretensión de que era necesario circuncidar a los conversos gentiles, y con ello obligarles a que observasen toda la ley de Moisés. La única resolución que surgió de la asamblea formada por los apóstoles y ancianos y dirigida por el Espíritu Santo, que ya vimos arriba, consistió en “no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: (29) que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación” (Hechos 15:29).

La primera prohibición se refiere a no comer ningún alimento que se hubiera ofrecido o sacrificado a los ídolos, pues en las religiones paganas de las antiguas Roma y Grecia era costumbre ofrecer ciertos alimentos a sus dioses a fin de obtener sus favores. Frecuentemente era ofrecida a los dioses, carne de animales, pero también el vino, etc. Obviamente ningún cristiano podía contaminarse –no ya físicamente sino espiritualmente– participando de forma consciente de estos alimentos, pues ello hubiera sido idolatría y superstición al reconocer dioses falsos. Al respecto, el apóstol Pablo advierte: “Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios” (1 Corintios 10:20).

Obsérvese que el comer de lo sacrificado a los ídolos no contamina físicamente a las personas que así lo hacen sino espiritualmente. Sin embargo, hemos de tener en cuenta, que la contaminación espiritual, de las citadas personas, solo se produce en el caso de que ellas consideren que los citados alimentos han adquirido propiedades benefactoras, a causa del hecho de haber sido sacrificadas a los dioses, lo cual implicaría una fe idolátrica en ellos no compatible con la fe al verdadero Dios.

A propósito de todo esto, el apóstol Pablo nos da unos preciosos consejos, – generalizables a muchas otras situaciones distintas a las que estamos tratando– para que nunca caigamos en determinadas conductas que puedan escandalizar al débil en la fe, es decir, aquellas conductas que puedan llevar a éste, a confusión o a creer que no estamos haciendo lo correcto a los ojos de Dios. San Pablo nos advierte “si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia” (1 Corintios 10:28); pero Pablo aclara que no se está refiriendo a la conciencia del que come lo sacrificado a los ídolos sino a la del otro, que le avisa que los alimentos que va a comer han sido sacrificados a los ídolos: “La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro”  (1 Corintios 10:29).

1 Corintios 10:25-32: De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia;  (26)  porque del Señor es la tierra y su plenitud.  (27)  Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia.  (28)  Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud.  (29)  La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro?  (30)  Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias?  (31)  Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.  (32)  No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;

Finalmente, San Pablo nos exhorta a que nuestra libertad de conciencia nunca “venga a ser tropezadero para los débiles” (1 Corintios 8:9). Transcribo todo el capítulo ocho, por considerarlo muy aclaratorio:

1 Corintios 8:1-13: En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica.  (2)  Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo.  (3)  Pero si alguno ama a Dios, es conocido por él.  (4)  Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.  (5)  Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),  (6)  para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.  (7)  Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina.  (8)  Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos.  (9)  Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.  (10)  Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos?  (11)  Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió.  (12)  De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.  (13)  Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.

Aunque usted, estimada hermana, no me preguntó sobre esta primera prohibición de abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, he creído conveniente incluirla también. Ahora, pues, voy a tratar de responder a su pregunta específica:

2.1. ¿Qué quiere decir abstenerse de sangre y de la carne de animales estrangulados? ¿Hasta dónde implica abstenerse de sangre?

Hechos 15:29 (RV-1960): que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

Hechos 15:29 (BL95): que no coman carne sacrificada a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales sin desangrar y que se abstengan de relaciones sexuales prohibidas. Observen estas normas dejándose guiar por el Espíritu Santo. Adiós.

Aunque son dos prohibiciones distintas, en realidad encierran una única prohibición, que es la de comer la carne de los animales con su sangre, o la de comer la sangre de los animales separada de su carne o mezclada con otras cosas (Génesis 9:4; Levítico 3:17; 7:26; 17:10; 19:26; etc.). Por tanto, todo animal, ahogado o estrangulado o muerto de cualquier otra manera, si no se hubiese podido desangrar previamente, entonces esa es carne que ningún judeo-cristiano comería, ni tampoco un cristiano gentil debería comer, aunque solo fuera por respeto a aquellos, porque Jehová Dios mandó: “Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis” (Génesis 9:4). Notemos, que la prohibición se refiere a no comer ninguna sangre de animales; por supuesto, tampoco la de seres humanos, pues que eso sería una práctica de caníbales, agoreros, hechiceros o adivinos.

Génesis 9:2-4: El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.  (3)  Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo.  (4)  Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.

Levítico 19:26: No comeréis cosa alguna con sangre. No seréis agoreros, ni adivinos.

Sin embargo, otra cosa muy distinta, que no tiene nada que ver con comer –pues lo que uno come pasa por el aparato digestivo, y lo que no se absorbe se elimina en forma de heces– es transfundir sangre, previamente extraída a un ser humano, e infundirla a otro por vía endovenosa. Puesto que la sangre es vida, cuando se inyecta sangre humana a un ser humano se le está donando vida (Génesis 9:4; Levítico 17:11).

Por tanto, su pregunta –“¿hasta dónde implica abstenerse de sangre?”– creo que ha sido contestada bíblicamente, pues intuyo que usted se refiere a si sería lícito recibir transfusiones de sangre.

A este respecto, la interpretación que los Testigos de Jehová hacen –de los textos citados arriba y de otros muchos del AT que prohíben comer sangre y que transcribimos más abajo– no puede ser más aberrante, pues consideran que la transfusión de sangre humana es lo mismo que comer la sangre o tomar un trago de sangre, al estilo “vampiro”, agorero o adivino, etc. Lo cual no se ajusta al sentido bíblico y es totalmente absurdo e ilógico. Comprobemos que todos los textos se refieren a no comer la sangre de los animales. La sangre humana nunca ha sido un alimento para seres humanos excepto cuando la naturaleza humana ha alcanzado cierto grado de perversión o degradación provocada por diversas influencias demoniacas, como ha sucedido desde los más remotos tiempos de la antigüedad y hasta nuestros días:

Levítico 3:17: Estatuto perpetuo será por vuestras edades, dondequiera que habitéis, que ninguna grosura ni ninguna sangre comeréis.

En este texto, además, se prohíbe la grasa de la carne, lo que es una profilaxis magnifica para evitar el exceso de colesterol en sangre.

Levítico 7:26-27: Además, ninguna sangre comeréis en ningún lugar en donde habitéis, ni de aves ni de bestias.  (27)  Cualquiera persona que comiere de alguna sangre, la tal persona será cortada de entre su pueblo.

Levítico 17:10-11: Si cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo. (11)  Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.

Notemos que aquí además del motivo de respeto por estar “la vida de la carne en la sangre” se añade otra importante razón de naturaleza ritual, porque la sangre se usaba para hacer “expiación de la persona” (Levítico 17:10-16).

Levítico 17:10-16: (12)  Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre. (13) Y cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, que cazare animal o ave que sea de comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra.  (14)  Porque la vida de toda carne es su sangre; por tanto, he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la comiere será cortado.  (15) Y cualquier persona, así de los naturales como de los extranjeros, que comiere animal mortecino o despedazado por fiera, lavará sus vestidos y a sí misma se lavará con agua, y será inmunda hasta la noche; entonces será limpia.  (16)  Y si no los lavare, ni lavare su cuerpo, llevará su iniquidad.

En los textos anteriores se vuelve a insistir en la misma prohibición de comer la sangre indicando la misma razón que en otros pasajes citados más arriba. Pero además se dan indicaciones para los animales o aves cazadas, e instrucciones para corregir la impureza ritual, cuando se comiere “animal mortecino o despedazado por fiera”.

Deuteronomio 12:15-27: Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición que Jehová tu Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la de gacela o de ciervo.  (16)  Solamente que sangre no comeréis; sobre la tierra la derramaréis como agua.  […](21)  Si estuviere lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios escogiere para poner allí su nombre, podrás matar de tus vacas y de tus ovejas que Jehová te hubiere dado, como te he mandado yo, y comerás en tus puertas según todo lo que deseares. […] (23) Solamente que te mantengas firme en no comer sangre; porque la sangre es la vida, y no comerás la vida juntamente con su carne.  (24)  No la comerás; en tierra la derramarás como agua.  (25)  No comerás de ella, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, cuando hicieres lo recto ante los ojos de Jehová.  (26)  Pero las cosas que hubieres consagrado, y tus votos, las tomarás, y vendrás con ellas al lugar que Jehová hubiere escogido; (27)  y ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar de Jehová tu Dios; y la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar de Jehová tu Dios, y podrás comer la carne.

No obstante, en mi opinión, la prohibición de comer la carne de los animales con su sangre se produce como una concesión a los judeo-cristianos, a fin de eliminar la barrera, que a ojos de éstos, estaría formada por la impureza legal o ritual a la que incurrirían los cristianos gentiles, si tuvieran entre sus costumbres algunas de estas prácticas, que ahora se prohíben, a fin de eliminar los prejuicios de aquellos. Los motivos de estas prohibiciones también podían ser por connotaciones de tipo higiénico a fin de evitar enfermedades que se podrían contagiar al comer o beber la sangre cocinada o cruda de estos animales.

Sin embargo, si somos cristianos maduros tomaremos en cuenta los siguientes sabios consejos que San Pablo nos da:

Romanos 14:14-23: Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es.  (15)  Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió.  (16)  No sea, pues, vituperado vuestro bien;  (17)  porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.  (18)  Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. (19) Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.  (20)  No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come.  (21)  Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.  (22)  ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.  (23)  Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.

3. ¿Estamos obligados al diezmo?

La ley del diezmo, es decir, la obligación de diezmar o dar la décima parte de las cosechas o de la producción ganadera fue dada por Dios en el Antiguo Testamento (AT) solamente a Israel (Dt. 14:22; 26:12; 1 Samuel 8:15; etc.), a fin de sostener la tribu de Leví (Núm. 18:21; Nehemías 10:37; Hebreos 7:5,9; etc.), cuya misión era participar en el sacerdocio, y mantener todos los servicios del Tabernáculo primeramente, y posteriormente del Templo.

En ningún pasaje del Nuevo Testamento (NT) se recoge esta ley como obligatoria para los cristianos, por lo que se entiende que finalizó con la muerte y resurrección de Cristo, de igual manera que ocurrió con el resto de leyes civiles, ceremoniales, etc., que tuvieron vigencia exclusivamente en el Antiguo Pacto (Hebreos 7:12, 18; 8:13; etc.).

En la Iglesia cristiana primitiva se recogían ofrendas voluntarias para los pobres o para los hermanos más desfavorecidos (Romanos 15:26; 1 Corintios 16:1-2). No hay ningún caso que se hable de diezmo. No obstante, tanto Jesús (Mateo 10:10; Lucas 10:7) como San Pablo (1ª Corintios 9) apoyan que “los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1ª Corintios 9:14). Pero en ningún caso del Nuevo Testamento se establece obligación de que los cristianos diezmen sus ingresos para sostener la obra de predicación encomendada a la Iglesia de Cristo.

Cada cual, pues, dará ofrendas ya sea para los pobres, las necesidades de la Iglesia o la predicación del Evangelio, según Dios ha dispuesto en su corazón, o según sus posibilidades:   “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 8:1-24). Recomiendo leer, los capítulos ocho y nueve de la segunda epístola a los Corintios para un mejor entendimiento y ampliación de este tema.

La ofrenda para los santos

2 Corintios 8:1-24: Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia;  (2)  que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad.  (3)  Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas,  (4)  pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos.  (5)  Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios;  (6)  de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia.  (7)  Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia.  (8)  No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro.  (9)  Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.  (10)  Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado.  (11)  Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tengáis.  (12)  Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.  (13)  Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez,  (14)  sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad,  (15)  como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos. (16)  Pero gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros.  (17)  Pues a la verdad recibió la exhortación; pero estando también muy solícito, por su propia voluntad partió para ir a vosotros.  (18)  Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias;  (19)  y no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra buena voluntad;  (20)  evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos,  (21)  procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres.  (22)  Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros.  (23)  En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias, y gloria de Cristo.  (24)  Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de nuestro gloriarnos respecto de vosotros.

2 Corintios 9:1-15: Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba;  (2)  pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría.  (3)  Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de vosotros no sea vano en esta parte; para que como lo he dicho, estéis preparados;  (4)  no sea que si vinieren conmigo algunos macedonios, y os hallaren desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra confianza.  (5)  Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra.  (6)  Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.  (7)  Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.  (8)  Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;  (9)  como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. (10)  Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,  (11)  para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.  (12)  Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios;  (13)  pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;  (14)  asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.  (15)  ¡Gracias a Dios por su don inefable!

4. ¿Debo reunirme en alguna iglesia en particular para estar en paz con Dios?

¿Usted se reúne en alguna iglesia en particular?, yo necesito reunirme con hermanos en la fe, pues actualmente no lo hago por temor  equivocarme de iglesia.

Siento decir que no asisto de forma habitual a ninguna iglesia. La razón de que no pertenezca a ninguna denominación cristiana –y de que no me congregue– es porque no he encontrado todavía, en la ciudad donde resido –Alicante– una iglesia con la que pueda compartir las mismas doctrinas que yo creo que son la Verdad bíblica. Una iglesia que nunca dé por sentadas y verdaderas algunas doctrinas por mucho que estén respaldadas por la Tradición y sean creencia mayoritaria en el cristianismo, hasta que se verifiquen a la saciedad que están ajustadas a la Biblia.

Sin embargo, no desespero en formar un grupito del hogar que tenga por objeto estudiar la Biblia, profundizar en la sola Palabra, dejando aparte todas las tradiciones e ideas preconcebidas.

Ciertamente, congregarse es bueno y aconsejable por muchos motivos, porque necesitamos “estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:24,25). Pero, no necesitamos pertenecer a ninguna denominación religiosa para que nuestra “sed” de Dios sea calmada. Veamos cómo Jesús prometió a la samaritana de que si ella bebía del agua que Él le daría no tendría sed jamás.

Juan 4:13-24: Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;  (14)  mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. […]  (20)  Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.  (21)  Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.  (22)  Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.  (23) Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.  (24)  Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad

En mi opinión, la forma de adoración más agradable a Dios es mediante el estudio y la predicación de Su Palabra, lo que lleva al conocimiento de Dios, a la santidad y, por tanto, al amor a Él y a nuestros semejantes, y a toda obediencia a lo que Dios nos manda en el Nuevo Pacto en Cristo. Y ¿cómo conoceremos a Dios y Su voluntad para con nosotros si no es mediante el estudio de Su Revelación especial que es Su Palabra?

Juan 17:3: Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

El agua simboliza el Espíritu Santo que solo se puede obtener mediante la Palabra, y es el mismo Jesús, mediante el cual, cuando nos alimentamos de Él, cuando comemos “la Palabra”, el Pan de vida (Juan 6:35,51,63) se nos da el Espíritu Santo, y nuestra sed será saciada, porque desde ese momento Cristo vivirá en nosotros mediante su Espíritu (Gálatas 2:20).

Juan 6:35: Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. […] 51  Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.

Juan 6:63: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

Juan 7:37-39: En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.  (38)  El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.  (39)  Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

Querida hermana, necesitamos tener delante de nosotros el objetivo, la meta de nuestra carrera cristiana, como hacía el apóstol san Pablo (Filipenses 3:12-21), pues si no sabemos adónde vamos ¿cómo llegaremos a la meta? ¿Cuál es la meta del cristiano? ¿Cuál es el propósito de la vida?

Romanos 6:22: Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.

Tenemos que ser santos en toda nuestra manera de vivir (1ª Pedro 1:13-16); porque sin la santidad nadie verá al Señor (Hebreos 12:14).

1 Pedro 1:13-16: Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;  (14)  como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;  (15)  sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;  (16)  porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

¿Qué significa ser santo? Significa pertenecer a Cristo, que Él viva en nosotros mediante Su Espíritu. Que nuestro “viejo yo” haya sido sustituido por el Espíritu de Cristo. Que vivamos con amor a Dios y a nuestros semejantes (1ª Juan 4:20-21). ¿Cómo aprenderemos a amar si no sabemos vivir en comunión con nuestros hermanos o si no nos relacionamos con nadie?

Hebreos 10:23-25: Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.  (24)  Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;  (25)  no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

El congregarse no es un fin en sí mismo sino para estimularnos en el amor y las buenas obras (Hebreos 10:23-25). ¿De qué sirven las reuniones de la Iglesia si no es para estimularnos en amor y para crecer en santidad?

Reunámonos para ese fin, y para estudiar la Palabra de Dios, la que transformará nuestras vidas a la semejanza de Cristo. Me incluyo porque también yo noto que necesito reunirme con otras personas pero para estudiar la Palabra no simplemente para pasar el rato.

Hermana, le dejo el siguiente texto para que medite en él:

Colosenses 3:9-17: No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,  (10)  y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,  (11)  donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.  (12)  Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;  (13)  soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. (14)  Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.  (15)  Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.  (16)  La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.  (17)  Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

5. ¿Estaría bien celebrar la Navidad aunque sus inicios son paganos?

Celebrar la Navidad no es un mandamiento del Señor, como tampoco lo es celebrar cada domingo o cualquiera otra fiesta. Las fiestas, por lo general, fueron instituidas por la Iglesia católica, y su existencia obedece a las Tradiciones católicas o de cada país. La Biblia no nos manda “santificar las fiestas” sino que seamos santos todos los días de nuestra vida.

El día de Navidad puede ser un buen día para hablar de Dios y de Jesús y de cuán grandes cosas ha hecho Él al enviar a Su Hijo a este mundo, y que tomara cuerpo de una mujer (Mateo 1:20-25; Lucas 1:31-38; Gálatas 4:4). La Navidad es una conmemoración cristiana del nacimiento del Redentor y Salvador del mundo, que solo los cristianos pueden celebrar de forma fehaciente, pues solo ellos creen en esto. Pero, parece claro que Jesús no nació el 25 de diciembre, pues posiblemente nacería en primavera u otoño.

Independientemente de su origen inicial es una fiesta cristiana. Otra cosa distinta es que esta fecha haya perdido mucho de su carácter religioso y que se haya “paganizado”, o simplemente que sea usada como un día de diversión en que se come y bebe más de la cuenta. Pero es muy positivo que las familias se reúnan en esta fecha. En mi opinión, tiene menos importancia que la Iglesia católica eligiera el día 25 de diciembre en el que al parecer, los paganos celebraban el solsticio de invierno y adoraban, entre otros al dios Mitra.

Por tanto, los cristianos podemos optar por celebrarla o no. Cualquier opción es correcta, puesto que nada establece la Biblia. Pero, tanto si la celebramos o no nuestra conducta siempre debiera ser ejemplar, como luz del mundo que Cristo nos mandó que fuésemos (Mateo 5:14-16).

Mateo 5:14-16: Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. (15) Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.  (16)  Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

 

Afectuosamente en Cristo.

 

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com

 

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com

 


Referencias bibliográficas

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

Abreviaturas empleadas para diversas traducciones de la Biblia:

Dios Habla Hoy-Latinoamericana, 1996 (DHH L 1996)
Nueva Versión Internacional 1999 (NVI 1999)
Reina-Valera, 1960 (RV 1960)
Biblia Latinoamericana, 1995 (BL95)
Biblia Latinoamericana, revisión 1995 (BLA95)
La Biblia de Nuestro Pueblo (BNP)
La Biblia  de Serafín de Ausejo 1975 (BSA)
La Biblia de Luis Alonso-Schöckel y Juan Mateo (BSM)
Biblia en lenguaje sencillo (BLS)

Abreviaturas frecuentemente empleadas:

AT = Antiguo Testamento

NT = Nuevo Testamento

 

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