Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Preguntas y Respuestas

El problema del mal y del sufrimiento (Teodicea)

 

¿Está Dios en silencio? ¿Se ha desentendido Dios del mundo?

 
¿Ha abandonado Dios al mundo a su suerte?

 

Carlos Aracil Orts

Introducción

 Me ha gustado mucho tu correo, porque has puesto sobre la mesa, has planteado temas vitales y fundamentales de los que depende nuestra fe y nuestra creencia correcta y por tanto, nuestra salvación. No hay nada más importante en esta vida. Porque, de qué nos sirve conseguir éxito y riquezas, pues, al fin y al cabo, esta vida son “cuatro días”, y lo que nos espera en la otra vida y aún en ésta, si somos fieles a Dios, es inefable: “cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.” (1 Corintios 2:9) (ver también Apoc. 21).

El silencio de Dios ante el problema del mal y del sufrimiento

Te planteas con mucho sentido, como muchísima gente también lo hace, el silencio de Dios ante el sufrimiento humano, las terribles catástrofes y guerras y maldad etc.

Sólo tengo una explicación. El mundo es enemigo de Dios, no quiere saber ni oír nada de Él. Este planeta está en rebelión contra Dios y su voluntad. Los habitantes del planeta Tierra estamos sufriendo las consecuencias de la entrada del pecado en el mundo, y de nuestros pecados (pues nadie es inocente, como dice San Pablo en Romanos 3:10-12: “...No hay justo, ni aun uno; (11) No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. (12) No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno...”).

El hombre es el causante del mal y del pecado

Quiénes son los causantes de las guerras, y de las catástrofes naturales, sino el hombre que con su maldad pervierte y contamina todo, y estropea el hermoso mundo que Dios creó. Dios ha establecido un tiempo para que cada persona que vive en este planeta decida a quien seguir si a Cristo para salvación o a Satanás para perdición, y después el juicio, que será con la segunda venida del Señor con poder y gloria, y salvará, resucitará a los de la fe, y destruirá a los demás (ver 1 Tesalonicenses 4:13-18).

Cómo nos habla Dios

Dios siempre nos ha hablado a través de su Palabra. Él, en los tiempos antiguos llamó a un pueblo, Israel, e hizo grandes cosas y milagros por él, y ahora en el tiempo del fin, nos ha hablado a través de su Hijo Jesucristo, haciendo asimismo, prodigiosas señales y milagros, así que nadie tiene excusa, nadie puede decir que Dios permanece lejano, y no se ha implicado para salvar a este mundo, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (17) Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:16,17)

No es cierto por tanto que Dios permanezca mudo, aunque lo parece, sobretodo para los que no tienen fe, no quieren creer, en el gran Salvador Jesús. Dios nos habla a nuestra conciencia, diciéndonos lo que hacemos bien y mal. Él ha enviado su Santo Espíritu al mundo para convencernos de la verdad, de la justicia y de pecado, pero la mayoría lo rechaza, despreciando así el ofrecimiento de la gracia de Dios. Además, en todas las épocas, ha habido testigos suyos, testigos de Cristo, que han predicado las buenas nuevas de salvación. Dios, por medio, de sus escogidos no ha cesado de llamarnos. Observa como el siguiente texto de La Epístola a lo Hebreos confirma que Dios no ha dejado de hablar desde que el mundo existe, pero los humanos nos hemos hecho sordos y ciegos para no oír ni ver.

Conclusión

Dios ha hablado por su Hijo en los postreros tiempos.

Hebreos 1: 1-4

“1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.”

Ten fe en el Señor, y ora, y proyéctate hacia el futuro. Haz como San Pablo: “...pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13).

Trata de controlar tus pensamientos, dirígelos, como san Pablo, a “...todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8)

Seguiré orando por ti para que el Señor te bendiga abundantemente y te dé la paz y la felicidad.

 

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