Preguntas y Respuestas
Soteriología
¿Qué sucederá con las personas de buen corazón que no creen en Jesucristo como su salvador?
Versión: 25-01-14
Carlos Aracil Orts
1. Introducción*
Estimado Diego, primero de todo, me gustaría si no tienes inconveniente que nos tuteáramos. En segundo lugar, te agradezco la siguiente importante pregunta que me planteas:
“¿Qué sucederá con las personas de buen corazón que no creen en Jesucristo como su salvador?” (Diego)
Doy por supuesto que te refieres a si esas personas – “de buen corazón” pero que no creen en Jesucristo– podrán serán convertidas y salvadas, para ser dignas de ser resucitadas en la Segunda Venida de Jesús (1ª Tes. 4:13-18), para recibir la vida eterna en el Paraíso que Dios ha prometido a “todo aquel que en Él [Jesucristo] cree” (Juan 3:16-17). Comprobemos que las palabras de Jesús – pues es Él mismo el que habla–, registradas en esos textos citados del Evangelio de San Juan, son muy claras y contundentes:
Juan 3:16-17: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (17) Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Volviendo a tu pregunta: “¿qué sucederá con las personas de buen corazón que no creen en Jesucristo como su salvador?”
Solo hay dos posibilidades: primera, que se arrepientan de sus pecados (Mt. 3.2; Mr. 1:15; 6:12; Hec. 2:38; 17:30) y, entonces, son convertidas y perdonadas por Dios, y por tanto, salvadas para vida eterna; y segunda, si al final de sus vidas todavía permanecen en sus pecados, o se enorgullecen de sus buenas obras, y siguen creyendo solo en “su bondad”, lo único que les queda es recibir lo contrario a la vida eterna que es la muerte eterna.
Hechos 17:30: Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
Mateo 7:21-23: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. (22) Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? (23) Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Mateo 10:32-33: A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. (33) Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
Juan 6:28-29: Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? (29) Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
A continuación daré algunas razones por las que debemos creer en Jesús, si es que sabemos de Su existencia, y de que solo Él puede salvarnos. La primera y principal es que Él es Dios, el Hijo, “Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32-33).
Filipenses 2:5-11: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, (6) el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, (7) sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; (8) y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (9) Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, (10) para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; (11) y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
¿Qué persona sería capaz de presentarse ante Dios Padre, con solo sus propios méritos, diciéndole: “no me ha hecho falta Tu Hijo, porque ya ves que tengo buen corazón”?
Efesios 2:8-9: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; (9) no por obras, para que nadie se gloríe.
2 Timoteo 1:8-10: Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, (9) quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, (10) pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio,
Tito 3:4-8: Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, (5) nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, (6) el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, (7) para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. (8) Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.
2. Solo en nombre de Jesús, el Hijo de Dios, consustancial con el Padre, hay salvación.
Jesús, siendo Dios se hace hombre (Fil. 2:6-11) para poder entregar Su vida por todos aquellos que serán salvos. Este inconmensurable sacrificio divino, en pro de la humanidad perdida, es la única solución al pecado y a la muerte eterna.
Hechos 4:11-12: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. (12) Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
1 Timoteo 2:5-6: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, (6) el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
Sin embargo, para ser digno de la vida eterna se requiere una sola condición: creer en Jesús; lo que significa, aceptarle como salvador, como “el Sustituto” que recibe el castigo que merecen nuestros pecados (Isaías 53:3-12; Marcos 10:45; 2 Timoteo 1:9; Tito 3:4-7; etc.), y ello implica, el arrepentimiento, reconocer que todos somos pecadores (Romanos 3:23), y que “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Si no recibimos a Jesucristo, no podemos “nacer de nuevo” (Juan 3:3), y “…el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).
Juan 3:3-5: Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. (4) Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? (5) Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Para que no queden dudas, Jesús sigue insistiendo: “El que en él [Cristo] cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18).
¿Por qué es tan drástico y tajante Jesús? ¿Acaso no pueden salvarse las personas de buen corazón por ellas mismas?
Porque no creer en Jesús significa menospreciar el sacrificio del Hijo de Dios, que el Padre diseñó desde la eternidad como única solución al problema del pecado y la muerte. Y, también implica creer que uno puede salvarse siendo “bueno”, es decir, por sus propias obras, y eso es imposible, porque “No hay justo, ni aun uno;…No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:10-12).
Juan 3:19: Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. (20) Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. (21) Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
Notemos que rechazar a Jesús, o no creer en Él, significa “amar más las tinieblas que la luz”, y a lo malo, a lo que es mentira antes que a la Verdad. Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6); aceptar y creer en Jesús es vivir en la Verdad que nos hace libres (Juan 8:31-34), pues nos libera de la esclavitud del pecado. Meditemos, por favor, en los siguiente textos del apóstol Pablo, que nos enseñan, que solo por medio de creer y obedecer al Evangelio somos liberados del pecado y hechos siervos de Dios: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (Romanos 6:22). Veamos todo el contexto:
Romanos 6:16-23: ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? (17) Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; (18) y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. (19) Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. (20) Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. (21) ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. (22) Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. (23) Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
“Pero gracias a Dios, que aunque [éramos] esclavos del pecado, [hemos] obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual [fuimos] entregados” (Romanos 6:17).
¡“Aquella forma de doctrina” no es otra que las Buenas Nuevas de Salvación en Cristo! Creer en el Evangelio es creer en Jesús, y viceversa, porque la salvación –vida eterna– viene por Él.
3. ¿Qué sucederá con las personas de buen corazón que no creen en Jesucristo como su salvador?
Retomo tu pregunta, pero cambiándola un poco “¿Pueden salvarse las personas de buen corazón que no creen en Jesucristo como su salvador?” Difícilmente, por no decir, imposible.
Pero tu pregunta es algo distinta “¿Qué sucederá con las personas de buen corazón que no creen en Jesucristo como su salvador?”
Si esas personas se mueren sin creer en Jesucristo, y han sido fieles a su conciencia, y, al final de su vida, o en algún momento de ella, han reconocido que son pecadores, se han arrepentido, pedido perdón a Dios, y reparado, en lo posible, los males cometidos, probablemente Dios las salve y les dé la vida eterna. Pero eso habrá sido posible solo gracias al sacrificio redentor de Jesús, y aunque ellos no lo hayan aceptado; solo el hecho de que Jesús pagó con su muerte la penalidad que les correspondía es lo que las habrá hecho que reciban la salvación. Pero a nosotros no nos concierne decidir o saber quién se salvará o se perderá. Dios es el que conoce lo profundo del corazón humano y discierne todas sus intenciones; solo Él sabe cuál es la bondad de los corazones, y si existe verdadera conversión, transformación de vida, porque “sin la santidad nadie verá la Señor” (Hebreos 12:14).
Nada inmundo o pecaminoso entrará en el reino de los cielos, de ello podemos estar seguros. “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Apocalipsis 21:8).
Y Jesús también dijo: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; (29) y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan 5:28-29).
Querido Diego, te dejo estos textos para que, por favor, medites en ellos:
Gálatas 6:7-9: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. (8) Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. (9) No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
Juan 5:25-29: De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. (26) Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; (27) y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. (28) No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; (29) y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
Apocalipsis 21:5-8: Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. (6) Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. (7) El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. (8) Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Si quieres ampliar sobre este tema te recomiendo estos dos artículos de mi web:
¿Quiénes serán salvos?
Debate Teológico: ¿Es fácil Salvarse?
Quedo a tu entera disposición para lo que pueda servirte.
Afectuosamente en Cristo.
Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com
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Referencias bibliográficas
* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.
Abreviaturas frecuentemente empleadas:
AT = Antiguo Testamento
NT = Nuevo Testamento
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