Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Preguntas y Respuestas

Comentario al Apocalipsis

14. El Cordero, los 144.000 y el mensaje de los tres ángeles

 
Versión: 04-04- 2022

 

Carlos Aracil Orts

Introducción

Este capítulo tiene tres partes o secciones bien diferenciadas. La mayoría de las versiones de la Biblia que he consultado asignan el título “El Cordero y los 144.000” a este capítulo, pero en realidad es solo el tema de la primera parte. La segunda parte se denomina propiamente “Los mensajes de los tres ángeles o “Los ángeles anuncian la hora del juicio”, y la tercera y última sección recibe el título muy adecuado de “La Tierra es segada” o bien “La cosecha de la tierra” o “La siega y la vendimia de las naciones”.

Contenido capítulo 14: El Cordero, los 144.000 y el mensaje de los tres ángeles.

“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. (2) Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. (3) Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. (4) Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; (5) y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios. (6) Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, (7) diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. (8) Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. (9) Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, (10) él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; (11) y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. (12) Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (13) Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen. (14) Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. (15) Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. (16) Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. (17) Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. (18) Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. (19) Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. (20) Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.” (Apocalipsis 14:1-20)

Comentario capítulo 14: El Cordero y los 144.000 y el mensaje de los tres ángeles

Primera parte:El Cordero y los 144.000”

“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. (2) Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. (3) Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. (4) Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; (5) y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.

En esta nueva visión, al Cordero, que “estaba en pie sobre el monte de Sion”, le acompañan “ciento cuarenta y cuatro mil”. El monte de Sión no está en la Tierra sino en el Cielo, en “la Jerusalén de arriba” (Gá. 4:26; cf. Heb. 12:22).

Hebreos 12:22: sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles.

Los 144.000 son los que recibieron el sello de Dios, descritos en el capítulo 7, a los que a continuación se añadió una gran multitud que nadie podía contar” (7:9); “Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (7:14); es decir, son todos los redimidos de todas las épocas: “fueron redimidos de entre los de la tierra” (14:3úp). Aunque Juan –cuando escribió el Apocalipsis– los ve como si estuvieran ya en el Cielo, realmente esa visión pertenece al futuro, y se cumplirá en la segunda venida de Cristo, cuando se produzca la primera resurrección y el arrebatamiento al Cielo a Su encuentro. La situación es similar a la de la visión citada del capítulo 7. No creo que los 144.000 constituyan un grupo especial, separado del resto de los santos, por el hecho de que ya no se nombra más a “la gran multitud”; por lo que me inclino a pensar que dicho número simboliza a todos los que serán salvados de todas las épocas de la historia humana. Esta es también la interpretación de Robert H. Mounce:

“[…] Es más lógico entender que se trata de la totalidad de los redimidos. En el capítulo 7 se selló a 144.000 en vista de la tribulación (7:4-8). Ahora es un grupo del mismo número el que aparece indemne más allá de esta final y terrible experiencia de sufrimiento. La repetición del número no pretende asegurar la exacta identificación entre ambos grupos, sino señalar que ninguno de sus integrantes se ha perdido. Los símbolos de Juan son un tanto inciertos y, de hecho, el número 144.000 del capítulo 14 se corresponde con la gran multitud que encontramos en la segunda visión del capítulo 7. Ambos representan el número completo de todos los redimidos a lo largo de la Historia. En la frente llevan escrito el nombre del Cordero y el de su Padre. En este contexto la marca es principalmente un símbolo de lealtad; sus portadores se han comprometido con el Cordero y con su camino de abnegado amor: son los vencedores, sobre quienes el Cristo resucitado ha escrito su nombre nuevo (3:12).” (Mounce, p.366-367) (120)

“Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; (5) y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios” (14:4-5).

Interpretar que las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer suponen literalmente “contaminarse con mujeres” sería un grave error, pues el matrimonio fue instituido por Dios desde el Edén (Gn. 1:27,28; 5:2; 2:24; cf. Mt. 19:4-6)

Mateo 19:4-6: El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, (5) y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? (6) Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.

Por tanto, “ser virgen” debe entenderse  en un sentido espiritual de mantenerse fiel a Cristo, y sin caer en ningún tipo de idolatría ni superstición; porque la Iglesia es la esposa de Cristo (Ef.:22-32; cf. Ap. 19:7-8; 21:9); y la idolatría es infidelidad y fornicación espiritual. A este respecto, es muy aclaratorio el siguiente párrafo de R. H. Mounce:

“Existe cierto simbolismo en la descripción de la Iglesia como vírgenes que no debe pasarse por alto. En muchas ocasiones y a lo largo de todo el Antiguo Testamento, se habla de Israel como de una virgen. Es la «virgen hija de Sión» (2 Rey 19:21; Lam 2:13), «la virgen de Israel» (Jer 18:13; Am 5:2). Cuando cayó en la idolatría, se alude a la nación como una prostituta (Jer 3:6; Os 2:5). La figura se utiliza también en el Nuevo Testamento cuando Pablo escribe a la corintios: «os desposé a un esposo para presentaros como una virgen pura a Cristo» (2 Cor 11:2). En este pasaje se presenta a los ciento cuarenta y cuatro mil como la prometida esposa de Cristo (cf. 21:9) que, mientras espera el día del matrimonio, se ha mantenido pura de cualquier relación impropia con el sistema pagano. Ha resistido todas las seducciones de Roma, la gran ramera con quien los reyes de la Tierra han cometido fornicación (17:2). (Mounce, p.369) (121)

Segunda parte: Los mensajes de los tres ángeles

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, (7) diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. (8) Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. (9) Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, (10) él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; (11) y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. (12) Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (13) Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.” (14:6-13)

El primer mensaje de este ángel consiste en llevar “el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (14:6). Pero eso no es misión de los ángeles sino de la Iglesia de Cristo. Por tanto, en este caso, los ángeles simbolizan a cada cristiano que obedece a Cristo llevando las Buenas Nuevas de Salvación a todos los que tienen sed de Dios (Sal. 42:2; Mt. 5:6; Jn. 4:12; 7:37; Ap. 21:6; 22:17)

Mateo 28:18-20: Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. (19) Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; (20) enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Marcos 16:15-16: Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. (16) El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.

El Evangelio es eterno porque es uno y para siempre, pero se aplica muy bien a los tiempos en que vivimos, porque mucha gente, a causa de la creencia en la teoría de la Evolución, ya no cree en un Dios Creador de todo lo que existe; además, se debe advertir de la inminencia de Su juicio: “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (14:6)

El segundo mensaje de otro ángel, sigue inmediatamente al anterior, pero en esta ocasión para advertirnos de lo siguiente: “Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación” (14:8); es decir, debemos salir de Babilonia, que representa a toda religión falsa, a fin de que no participemos de su idolatría y de sus falsas creencias, que es lo que simboliza “el vino del furor de su fornicación” (14:8úp).

El tercer mensaje del tercer ángel, “los siguió”, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, (10) él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; (11) y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. (12) Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (13) Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (14:9-13)

La advertencia ahora es mucho más concreta, porque “Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, (10) él también beberá del vino de la ira de Dios”; es decir, si se cae en la idolatría siguiendo a falsos dioses, y religiones espurias, y no se hace caso de estos tres mensajes, nadie podrá alegar ignorancia, y recibirá el castigo de perder la vida eterna.

Tercera parte: La Tierra es segada

“Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. (15) Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. (16) Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. (17) Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. (18) Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. (19) Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. (20) Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios”. (14:14-20)

“Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda” (14:14).

Ahora comparemos este versículo con el siguiente del Evangelio de san Mateo:

“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria (Mt. 24:30).

Este es el momento de la segunda venida de Cristo para llevarse, primero, consigo a los santos, esta operación se simboliza por “la siega de la mies” (14:15-16), y, en segundo lugar, ejecutar juicio sobre el resto, y entonces,  todas las tribus de la tierra lamentarán por haber rechazado los mensajes angélicos, lo que se representa por la vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras” (14:17-20).

Ha llegado el momento en que se cumplen las palabras de Jesucristo: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mt. 24:14). Las personas que hayan rechazado los tres mensajes de los tres ángeles, el Evangelio eterno y no hayan hecho caso de sus distintas advertencias, de la proximidad de los juicios de Dios, y de la inminente venida en gloria de nuestro Señor se enfrentan precisamente al juicio final; es entonces cuando ha llegado el momento de “La cosecha de la tierra” o “La siega y la vendimia de las naciones”. La mies equivale al trigo –los santos– de la parábola del trigo y de la cizaña, y ésta última es sinónimo de los racimos de uvas –los injustos.

 “Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. (16) Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. (17) Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. (18) Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. (19) Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de. (14:15-19).

Como decía antes, esta simbología nos recuerda y es similar a la parábola del trigo y la cizaña:

Mateo 13:24-30: Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; (25) pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. (26) Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. (27) Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? (28) El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? (29) El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. (30) Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.

Jesús explica la parábola de la cizaña

Mateo 13:36-43: Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. (37) Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. (38) El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. (39) El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. (40) De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. (41) Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, (42) y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. (43) Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

“Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios”. (14:20)

Se trata de una hipérbole, que pretende mostramos la gravedad de los juicios de Dios. Para terminar este capítulo 14 viene muy a propósito el comentario siguiente  de R. H. Mounce:

“La distancia de 1.600 estadios (unos 320 kilómetros), se ha interpretado de distintas maneras. En un sentido geográfico, esta distancia es aproximadamente la longitud de Palestina. Simbólicamente, representa el cuadrado del número cuatro (el número de la Tierra: «las cuatro esquinas de la tierra», 20:8; «los cuatro vientos de la tierra», 7:1) multiplicado por el cuadrado de diez (el número de lo completo; cf. 5:11; 20:6). El juicio de Dios, que se describe de un modo ideal como un acontecimiento que se desarrolla fuera de la ciudad santa, se extiende a todas las gentes de todas partes que se encuentran fuera de la protección de Dios.

El juicio es seguro. Mediante las visiones del capítulo 14 los seguidores del Cordero descubren que, al final, no solo disfrutarán de la inmediata presencia de Dios y del Cordero, sino que su fe será vindicada por el juicio que caerá sobre sus opresores. Las bestias del capítulo 13 utilizan todos los métodos a su disposición para conseguir la lealtad del mundo; no obstante, aquellos que no son de este mundo, sino ciudadanos del reino celestial que todavía no se ha manifestado plenamente, resisten triunfantes tanto los engañosos ardides de las bestias satánicas como sus intentos de exigir su adhesión por medio de la fuerza.” (Mounce, p. 387-388) (122)

 

Si Dios lo permite y me sigue dando fuerzas, mi próximo estudio bíblico consistirá en comentar el  capítulo 15 siguiente del libro del Apocalipsis de San Juan: 15. Siete ángeles con siete plagas

 

Quedo a disposición del lector para lo que pueda servirle.

 

Afectuosamente en Cristo

 

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com

 

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com

 

 

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Referencias bibliográficas

*Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

Abreviaturas frecuentemente empleadas:

AT = Antiguo Testamento

NT = Nuevo Testamento

AP = Antiguo Pacto

NP = Nuevo Pacto

Las abreviaturas de los libros de la Biblia corresponden con las empleadas en la versión de la Biblia de Reina-Valera, 1960 (RV, 1960)

pp, pc, úp referidas a un versículo bíblico representan "parte primera, central o última del mismo ".

Abreviaturas empleadas para diversas traducciones de la Biblia:

NBJ: Nueva Biblia de Jerusalén, 1998.

BTX: Biblia Textual

DHHe (D): versión Dios habla hoy con Deuterocanónicos

Jünemann: Sagrada Biblia-Versión de la LXX al español por Guillermo Jüneman

N-C: Sagrada Biblia- Nacar  Colunga-1994

JER 2001: *Biblia de Jerusalén, 3ª Edición 2001

BLA95, BL95: Biblia Latinoamericana, 1995

LBLA: La Biblia de las Américas

BNP: La Biblia de Nuestro Pueblo

NVI 1999: Nueva Versión Internacional 1999

LPD: El Libro del Pueblo de Dios, Levoratti y Trusso

SB-MN: . La Santa Biblia-Martín Nieto

SRV2004: Spanish Reina Valera 2004

 

Bibliografía citada

 

(1) Strong, Diccionario griego español

(2) versión parafraseada del Apocalipsis extraída del Curso anónimo sobre Apocalipsis

(3) Ibíd.

(4) Relación de algunos de los diversos Comentarios bíblicos del Apocalipsis leídos

Shappley de Álamo, Homero,  APOCALIPSIS Análisis de las profecías y visiones, 2007

Taylor,  R. A. Apocalipsis: Un Comentario de Referencia, 20/06/1998

MacArthur, John, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento: Apocalipsis, Editorial Portavoz, 2010.

Mounce, Robert H. Comentario al libro del Apocalipsis, Editorial Clie, 2007

Maxwell, C. Mervyn, Dios revela el futuro, el mensaje de Apocalipsis, t.2, Publicaciones Interamericanas, 1989

(5) Barclay, William, p. 5, 0283 Comentarios completos N.T. Apocalipsis C.T.C. 01-02-0283-14. Editorial CLIE, 1991

(6) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 41,  Editorial Clie, 2007

(7) Apocalipsis - Wikipedia, la enciclopedia libre,

(8) Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

(9) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 42,  Editorial Clie, 2007, 

(10) https://es.wikipedia.org/wiki/Apocalipsis

(11) Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

(12) Ibíd.

(13) Ibíd.

(14) Ibíd.

(15) Ibíd.

(16) Ibíd.

(17) Ibíd.

(18) Ibíd.

(19) Ibíd.

(20) Ibíd.

(21) Ibíd.

(22) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 61-62,  Editorial Clie, 2007 

(23) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 42,  Editorial Clie, 2007

(24) Persecución a cristianos en el Imperio romano - Wikipedia, la enciclopedia libre

(25) Ibíd.

(26) Ibíd.

(27) Goena, Fernando y Lasheras, Juan, Historia de la Iglesia - Edad Antigua (gecoas.com)

(28) Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

(29) Ibíd.

(30) Goena, Fernando y Lasheras, Juan, Historia de la Iglesia - Edad Antigua (gecoas.com)

(31) Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

(32) Ibíd.

(33) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 53,  Editorial Clie, 2007

(34) Ibíd. 54-55

(35) Ibíd., p. 57-58

(36) Ibíd., p. 66

(37) Ibíd., p. 67

(38) Ibíd., p. 67

(39) Truman, Cliff, Comentario a Apocalipsis, p.25

(40) Ibíd., p. 25

(41) Ibíd., p. 25-26

(42) Apocalipsis - Wikipedia, la enciclopedia libre

(43) Mounce, H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 69,  Editorial Clie, 2007

(44) Ibíd., p. 69

(45) Truman, Cliff, Comentario a Apocalipsis, p.24

(46) Mounce, H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 83,  Editorial Clie, 2007

(47) Ibíd., p. 84

(48) Apuntes anónimos Curso sobre el libro de Apocalipsis.

(49) Ibíd.

(50) Truman, Cliff, Comentario a Apocalipsis, p.3

(51) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 85,  Editorial Clie, 2007
(52) Emperadores romanos que buscaron destruir el cristianismo y fracasaron (aciprensa.com)Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.
(53) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 84,  Editorial Clie, 2007

(54) Ibíd., p. 87-88

(55) Ibíd., p. 88

(56) Ibíd., p. 89-90

(57) Ibíd., p. 92-93

(58) Ibíd., p. 93

(59) Ibíd., p. 93-94

(60) Ibíd., p. 94-95

(61) Ibíd., p. 95

(62) Ibíd., p. 96

(63) Ibíd., p. 96-98

(64) Ibíd., p. 99-100

(65) Ibíd., p. 100-101

(66) Ibíd., p. 101

(67) Ibíd., p. 102

(68) Ibíd., p. 102

(69) Ibíd., p. 102

(70) Apuntes anónimos Curso sobre el libro de Apocalipsis

(71) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 103,  Editorial Clie, 2007

(72) Ibíd., p. 103

(73) Apuntes Curso sobre el libro de Apocalipsis

(74) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 102,  Editorial Clie, 2007

(75) Ibíd., p. 103

(76) Ibíd., p. 104

(77) Ibíd., p. 105

(78) Ibíd., p. 106

(79) Ibíd., p. 106

(80) Ibíd., p. 106

(81) Ibíd., p. 107

(82) Ibíd., p. 107

(83) Ibíd., p. 108

(84) Ibíd., p. 108-109

(85) Ibíd., p. 109-110

(86) Ibíd., p. 111

(87) Ibíd., p. 112

(88) Apuntes anónimos Curso sobre el libro de Apocalipsis

(89) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 103,  Editorial Clie, 2007

(90) Ibíd., p. 103

(91) Apuntes anónimos Curso sobre el libro de Apocalipsis

(92) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 103,  Editorial Clie, 2007

(93) Ibíd., p. 103

(94) Apuntes anónimos Curso sobre el libro de Apocalipsis

(95) Ibíd.

(96) Diccionario de la iglesia primitiva (p.124).  www. ElCristianismoPrimitivo.com. Compilado por Brian Gray y editado por Anthony Hurtado Este diccionario es obsequiado al dominio público. No tiene derechos reservados www. ElCristianismoPrimitivo.com

(97) García de Cortazar, José ángel y Ruiz de Aguirre, Universidad de Santander, Valdeon Baruque Julio, Universidad de Valladolid; Gran Historia Universal, tomo XI, p. 83, Ediciones Najera (S.A. de Promociones y Ediciones Club Internacional del Libro, Madrid)

(98) Diccionario bíblico (módulo e-Sword)

(99) Ibíd.

(100) Aracil, Orts, Carlos, <https://amistadencristo.com>.  ¿Reinarán Cristo y sus santos un Milenio en la Tierra restaurada?, … p.23-25

(101) Mounce, H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 543,  Editorial Clie, 2007

(102) Apuntes anónimos Curso sobre el libro de Apocalipsis

(103) Ibíd.

(104) Ibíd.

(105) Ibíd.

(106) Ibíd.

(107) Ibíd.

(108) Ibíd.

(109) Ibíd.

(110) Ibíd.

(111) Ibíd.

(112) Aracil, Orts, Carlos, <https://amistadencristo.com>.  El dragón, la bestia, los reinos mundiales y el Reino de Dios,  ¿Es el Arcángel Miguel el que detiene al Anticristo?

(113) Aracil, Orts, Carlos, <https://amistadencristo.com>.  El dragón, la bestia y el falso profeta

(114) Auge y disolución de la Unión Soviética (lavanguardia.com)

(115) http://es.wikipedia.org/wiki/Imperio_romano

(116) Aracil, Orts, Carlos, <https://amistadencristo.com>.  El dragón, la bestia, los reinos mundiales y el Reino de Dios,  

(117)  Bentué, Antonio,  Profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Introducción a la Historia de las religiones (pág. 191).

(118) Ibíd., ps. 191-192.  (Extraído de  Aracil, Orts, Carlos,  ¿Es el Arcángel Miguel el que detiene al Anticristo?)

(119) Aracil, Orts, Carlos, <https://amistadencristo.com>.  El dragón, la bestia, y el falso profeta,

(120) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 366-367,  Editorial Clie, 2007

(121) Ibíd., p. 369

(122) Ibíd., p. 387-388

(123) Ibíd., p. 410-411

(124) Ibíd., p. 413-414

(125) Ibíd., p. 411-412

(126) Ibíd., p. 411

(127) Ibíd., p. 415

(128) Ibíd., p. 416

(129) Bentué, Antonio,  Profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Introducción a la Historia de las religiones (pág. 191-192).

(130) http://es.wikipedia.org/wiki/Sacro_Imperio_Romano_Germ%C3%A1nico

(131) Bentué, Antonio,  Profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Introducción a la Historia de las religiones (pág. 191-192).

(132)  https://es.wikipedia.org/wiki/Napole%C3%B3n_Bonaparte

(133) https://es.wikipedia.org/wiki/Estados_Pontificios

(134) http://es.wikipedia.org/wiki/Sacro_Imperio_Romano_Germ%C3%A1nico

(135)https://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_Sovi%C3%A9tica

(136) Ibíd.

(137) Dominación del mundo - Wikipedia, la enciclopedia libre

(138) https://nanopdf.com/download/los-estados-pontificios_pdf

(139) Biblioteca Nacional de España (bne.es)

(140) https://es.wikipedia.org/wiki/Estados_Pontificios

(141) https://es.wikipedia.org/wiki/Napole%C3%B3n_Bonaparte

(142) https://es.wikipedia.org/wiki/Estados_Pontificios

(143) Ibíd.

(144) Ibíd.

(145) Catecismo de la Iglesia Católica, 2121

(146) Aracil, Orts, Carlos,https://amistadencristo.com. El dragón, la bestia, y el falso profeta

(147) Mounce H. Robert, en su libro Comentario al libro de Apocalipsis, p. 534,  Editorial Clie, 2007

(148) Ibíd., p. 532

(149) Ibíd., p. 534

(150) Ibíd., p. 535

(151) Ibíd., p. 538

(152) Ibíd., p. 540-541

(153) Ibíd., p. 541

(154) Ibíd., p. 541-542

(155) Ibíd., p. 543

(156) Ibíd., p. 544

(157) Ibíd., p. 544

(158) Ibíd., p. 548

 

 

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